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Passenger Soul: El cristal de la sirena por Uruhasa_13

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Notas del capitulo:

La canción del capítulo del día de hoy

Sweet Lullaby – Deep Forest

6. Sweet Lullaby

 

 

 

Sweet Lullaby – Deep Forest

 

 

 

Las tres mujeres iban al frente de la tripulación que las seguía de cerca, parecía que solo estaban rodeando aquel majestuoso lago. No podían negar la belleza de esas tres sirenas que paseaban su  escamosa desnudez por el bosque, era tremendamente aplastante y más para un grupo de hombres que dedicaba su vida a estar en alta mar (con unas cuantas excepciones, claro). Aunque ellas tres parecían bastante cómodas con eso, sus cuerpos parecían entonar a la perfección con el ambiente.

Llegaron casi al otro lado del lago, pudieron ver más de cerca la cascada y Sasuke notó que había algo tras ella, una cueva tal vez. Sakura les hizo las señas de que la siguieran, había un pequeño camino de rocas salidas que fungían como escaleras, las sirenas fueron por este camino hasta detrás de la cascada donde desaparecieron.

- Ustedes quédense aquí – les ordenó el capitán – Naruto y yo iremos

- Pero… – se apresuró la primer oficial

- Seremos muchos para esto, además no podemos tomar nada hasta que su reina fallezca

Sonaba muy frio pero debían respetar las reglas de esas mujeres si querían obtener algo, además no eran hostiles, al contrario, estaban dispuestas a brindarles el conocimiento que estaban buscando. Una vez dado las ordenes, Sasuke siguió a las sirenas y tras él, fue Naruto intentando no resbalar. Su corazón  latía muy fuerte sintiendo una especie de calor indescriptible dentro suyo.

Naruto tuvo que sostenerse muy bien, las piedras resbalaban por culpa del agua y en el momento en que llegaron a la cascada, tuvo que tomar la mano de Sasuke para no caer. Ambos miraron dentro de la cueva, no sabían que un lugar así podía existir pero comenzaron a caminar para alcanzar a las sirenas que ya les tenían ventaja.

Parecía un sitio imposible, la cueva era larga y sorprendentemente estaba iluminada por cristales verdes incrustados en las paredes. Había humedad en todas partes y un eco bastante interesante, los dos trataban de seguirles el paso a las tres sirenas pero solo lograban ver la espalda de Tenten que iba hasta lo último. Pronto, vieron como ellas bajaban y al acercarse notaron unas peculiares escaleras hechas con  la misma roca de la cueva pero no parecían forjadas sino que daban un aire de haber estado ahí siempre.

- ¿Qué esperan? – se escuchó desde abajo

Naruto y Sasuke se miraron, el azabache le hizo la seña a su compañero para que fuera primero y entonces fue tras él. Se seguía preguntando cómo era que esos cristales incrustados en las paredes de la cueva podían irradiar luz, pero su mente quedó despejada en el momento que llegó al final de las escaleras.

Un escenario aún más imposible apareció frente a sus ojos. Era un pequeño sitio brillante por culpa de los cristales y en el piso un lago, pequeño y cristalino, con la orilla perfectamente delineada en un circulo por esos jades de intenso brillo verduzco. No parecía ser profundo o tener conexión con el mar, ni siquiera parecía que albergara algún tipo de vida en su interior, ni peces ni plantas. Las tres sirenas estaban hincadas en la orilla, sin intenciones de saltar al agua como pensaban que iban a hacer, no necesitaron mucho para entender que tenían que ir junto a ellas.

- Este es el espejo – musitó Sakura con gesto cansino

Entonces, ambos volvieron sus ojos al lago para ver mejor, se inclinaron un poco pero solo vieron el agua clara, el fondo estaba perfectamente pulido y sus rostros se reflejaban sin una sola impureza. Aquella agua tan calma era hermosa, Sasuke no podía decir si era agua dulce o salada, simplemente se veía pura.

- Este lago tiene el poder de la profecía – explicó Tenten – es agua sagrada que solo la reina puede tocar – miró a Naruto – por eso no podemos darte un poco para él – se refirió a Sasuke – nuestra reina está muriendo y no puede venir hasta aquí con nosotras

- Entonces – dijo Naruto – si yo me convierto en el siguiente “rey” le podré dar un poco de esta agua a Sasuke

-así es – continuó Ino – Naruto ¿estás consciente de que debes quedarte en esta isla?

Las dos sirenas miraron a Ino ceñudas, sabían que había hecho ese comentario con cierta maña, no era ningún secreto que la rubia codiciaba la corona. Riquezas y fiestas sonaba bastante para una sirena promiscua amante del sexo sin compromisos, aunque no podía negarse que así como le encantaba salir y embriagarse, Ino también era muy hábil y sabia.

- No lo había pensado – miró a Sasuke – desde que llegamos a este lugar, Sasuke, siento como si perteneciera aquí… no sé por qué pero quiero…

- Yo también he llegado al final de mi viaje, Naruto, cuando recupere a mi hermano podré estar en paz y estoy seguro que los demás piensan igual

- Sasuke yo… yo quiero que te quedes aquí conmigo

Una sonrisa de medio lado se dibujó en los labios del azabache, su corazón también le decía que debía quedarse. Se acercó a Naruto y pego su frente a la del muchacho, le hacía mucha gracia estar ahí, después de tantos años al lado de la persona que quería y por fin con el espejo al alcance de sus manos.

- Nos quedaremos – le susurró – ¿No te molesta que nos quedemos todos?

- Claro que no

- Pero no estamos completos, Naruto

- Lo sé – contestó lacónicamente – sé que tienes que salir por él

- Pero, si me lo permites, volveré

Un silencio incómodo se formuló entre los presentes, o al menos las sirenas que no sabían muy bien qué hacer, decir o hacia dónde mirar para no sentirse incomodadas. Pero antes de que nadie dijera nada para romper el silencio, el lago frente a ellos empezó a moverse haciendo remolinos haciendo un sonido sordo, acuoso.

- ¿Qué sucede? – se precipitó Naruto acercándose al lago igual que ellas

- Está por dar una profecía – le explicó Sakura – miren, serán capaces de verlo

Ambos se inclinaron, el remolino del agua hizo que esta se levantara y poco a poco formó la silueta acuosa de una mujer, estaba acostada entre ramas y estiraba la mano en dirección a los presentes. Entonces, la figura bajó la mano quedando inmóvil, Sasuke no había reparado en el hecho de que en lugar de piernas, había una cola de pez formada con aquella agua.

- La reina morirá por la mañana – se apresuró Naruto sin pensar siquiera en lo que había dicho, en cuanto estuvo consciente de sus palabras, tapó su boca con una de sus manos y miró a las tres sirenas

- Acertaste – le dijo Sakura sonriendo de una manera agridulce – pudiste interpretarla

Las tres se pusieron de pie seguidas de Naruto y Sasuke para que enseguida, la figura del agua cayera de nueva cuenta en aquel estanque sin salpicar ni una sola gota y regresar a su puritana forma. El azabache lanzó un suspiro pesado pensando que solo debía esperar hasta la mañana siguiente.

- Hagamos fiesta – dijo Ino queriendo sonar alegre pero era inevitable notar ese resquicio de tristeza en su tono

- ¿Fiesta? – musitó Naruto

- Ella es así ¿no chicas? La reina no se irá así como así, no la dejaremos irse sin antes haberla hecho beber una botella de su licor favorito

- ¡Sí! – Secundó Tenten con los ojos llenos de lágrimas – una fiesta, hagamos una fiesta

 

 

-_

 

 

 

Su propio cuerpo daba indicios de lo que venía, Tsunade sabía perfectamente que su existencia en esa isla estaba llegando a su final. Podía verlo todo con una enorme sonrisa, recordaba como hacía aproximadamente unos veintiuno o veintidós años su querida reina se había ido deliberadamente con un hombre del que se había enamorado, ella ya era vieja para el trabajo pero en vista de que nadie más sería capaz de hacerlo, tomó su lugar en la corona esperando el regreso de su legítimo heredero.

Y ahora estaba ahí, sentada en la playa con un enorme tarro de ron traído desde el exterior de la isla, un sabor único y estaba contenta de poder disfrutar de él durante su última fiesta. Sus estudiantes no lo habían mencionado, pero ella misma lo sentía así que no le quedó más que sonreír  y beber con la tripulación de The Passenger, pero pronto se unirían más invitados.

Jiraiya apareció atraído por el olor a licor junto con algunos compañeros llenos de escamas verdes brillantes. Los Merrow no eran reconocidos precisamente por su atractivo físico, al menos los machos, pues en cuanto las hembras se hicieron ver, hasta los  tripulantes que no estaban interesados en las mujeres se tomaron un momento para mirarlas.

El jefe de esta tribu, Jiraiya había ocupado un lugar junto a su fuel amiga Tsunade y al igual que esta, disfrutaba de un alcohol distinto al que estaba acostumbrado.  Aunque estaba muy contento podía notar cierta aura proveniente de su compañera así que aprovechó que estaban siendo ignorados para hablar. El sonido del violín acompañado por el acordeón que eran el fondo de una animada tonada que cantaban los tripulantes para impresionar a las merrow servían para opacar su futura conversación.

- Ha llegado la hora ¿no es verdad? – preguntó Jiraiya bajando la voz

- Así es, viejo amigo

- Creo que nos encontraremos en un par de años más

- Si – sonrió tristemente – tengo un favor para pedirte

- Dispara

- Cuando ya no esté… ¿Te harías cargo de él? – Señaló a Naruto con la barbilla – eres un maestro brillante y mis estudiantes no serán suficientes – le miró muy seria – guíalo

- La noche aún es joven – le sonrió – te haré la promesa más tarde

Naruto estaba charlando muy animadamente con uno de los merrow, le recordaba en cierta medida a él mismo. A diferencia de sus compañeros escamosos, él era especialmente bello con el porte de una doncella y un aire de superioridad y arrogancia sutiles pero a pesar de todo era bastante fácil hablar con él. Sus escamas eran  más claras y cristalinas, tenía una complexión delgada y rasgos finos, una cabellera roja y un delineado aparentemente natural en las escamas alrededor de sus acuosos ojos color verde mar.

- Preciso advertirte que tengas cuidado con esas zorras de una sola aleta – le decía el merrow a Naruto

- ¿Por qué lo dices, Gaara? Ellas fueron muy amables… además mi madre…

- Yo sé quien fue tu madre, tontito – le sonrió – pero no todas son así – miró alrededor  y sonrió, estaba a punto de probar su punto – ¿ves a ese adefesio de ahí?

Gaara señaló discretamente a uno de sus compañeros, un merrow macho que hacía honor a su raza. Parecía ser uno de los más jóvenes al igual que Gaara, cabello negro peinado de una manera anticuada, grandes ojos negros y cejas terriblemente pobladas. A Naruto le tomó un segundo darse cuenta de que su amigo no había dicho la palabra “adefesio” de manera despectiva sino que podía notar cierto tonito de afecto.

- Sí, lo veo

- Es mi prometido – sonrió – Esa asquerosa sirena quiso ir sobre él cuando supo que sería el próximo líder de nuestra tribu… a ella le gustan los machos comprometidos

-Ah… no sé qué decirte  

- Hablando de esa cerda… ¿En dónde se habrá metido?

 

 

-_

 

 

Cuando sintió los dedos entumecidos, Okami decidió que ya no podría tocar ni una nota más. Ya había obscurecido bastante y supuso que la fiesta se prolongaría hasta el amanecer así que tenía algo de tiempo libre. Sirvió dos tarros con ron, sabía que Kiba podría estar en lo profundo del bosque pues no era la clase de chico al que le gustaran las multitudes, incluso vio a Akamaru, el perro del susodicho, tratando de dormir a pesar del ruido.

A lo lejos pudo ver la luz de luna iluminando el lago en donde habían conocido a las sirenas, estaba algo cansada de caminar así que podría esperar ahí a Kiba. Después de tanto tiempo sintiendo que no había nadie compatible con ella, el haber encontrado a ese chico fue para ella muy especial, no cualquiera estaría dispuesto a ignorar lo que había tenido que hacer para sostenerse ella y a Sasuke después de que Itachi fuera capturado por Ojo Tuerto. Además de todo, el hecho de que su vientre fuera incapaz de dar hijos no representaba gran inconveniente.

El sosiego del lugar y más a esa hora era muy excitante, el frío de la noche y la brisa marina la incitaban, además que después de un par de tragos de licor podía hacer lo que le diera la gana con el que consideraba su pareja.

Su sonrisa se desvaneció casi por completo cuando escucho una risa conocida. Era una voz femenina y delicada, aquella sirena rubia debía de estar cerca y jugando con algún hombre pues su voz era sugerente y muy alegre. La azabache se quedó parada un momento, no le agradaba en lo absoluto esa exuberante belleza marina, porque no podía describirlo de otro modo, aquella sirena poseía un encanto único que hasta ella podía envidiar. Era femenina y juguetona, cosas que Okami solo podría aspirar a ser pero no dejaría que eso la detuviera, se vengaría por haber coqueteado con Kiba y arruinaría su momento con quien quiera que fuese el desafortunado entre sus escamosas manos.

Pero fue lo peor que pudo haber hecho. El sonido sordo de los dos tarros de latón estrellándose contra el suelo  hizo que los dos individuos a la orilla del lago saltaran y la miraran con ojos bien abiertos. Ino sonreía sínicamente, seguía sobre Kiba que estaba desnudo de la cintura hacia arriba y parecían haberse estado divirtiendo desde hacía un buen rato.

Cualquier mujer hubiera reaccionado llorando, pero Okami no era cualquier mujer así que una cólera asesina se apoderó de su cuerpo, no les dio tiempo de nada cuando ya tenía a Ino agarrada de la cola de caballo, tiró de esta con tal fuerza que la regresó al lago con un gran salpicón y un grito que quedó amortiguado por el agua.

-¡¿Qué demonios te sucede?! – bramó la muchacha

- ¿Qué demonios te sucede a ti? – contestó Kiba por inercia mientras alcanzaba a ponerse de pie

- Te dejo solo cinco minutos y tú te metes con esa maldita ramera – señaló al lago en donde Ino se asomaba con el ceño profundamente fruncido

- Eres la menos indicada para llamarla “ramera”

Había sido un golpe bajo.

- ¡Eres un maldito!  Te he dedicado todo…

- ¿Todo? – Espeto de forma despectiva – ¿De qué sirve una mujer que no puede darme hijos?

Los labios de Okami se apretaron uno contra el otro tan fuerte que se tornaron blancos, jamás desde que conocía a Kiba él había hablado de esa forma. Miró de reojo al lago donde Ino volvió a salir desvaneciendo su cola y acercándose a Kiba sin borrar esa sonrisa sínica de su rostro.

-¿Hijos? – Dijo ella con tono puritano – mi vientre es tan fértil como todo en esta isla, claro que yo puedo darte hijos

Solo entonces, habiendo escuchado a Ino, Kiba estuvo completamente consciente de lo que le había dicho a Okami. Él más que nadie sabía la debilidad de la primer oficial con ese tema tan delicado, incluso había prometido estar con ella sin importar que ambos compartían ese sueño de algún día poder tener una familia propia.

-Okami… yo… – intentó Kiba dando un paso adelante aún teniendo a Ino abrazada a él, pero la azabache retrocedió – no quise…

En cuanto quiso dar un paso más, la sirena lo retuvo con fuerza y él solo se limitó a volverse para mirar a Ino con ira y hacer que le soltara, pero cuando regresó el rostro, Okami ya se había ido  y perdido en la espesura del bosque que a esas horas de la madrugada estaba en penumbras.

- ¿Qué demonios acabo de hacer? – susurró Kiba sin quitar la vista de los dos tarros de metal en el suelo con el licor derramado

- ¡Que chica tan poco femenina! – Se burló Ino – era obvio que ningún hombre la iba a querer y además ¡no puede tener hijos!

-¡Cállate de una vez!... soy un imbécil…  si el capitán se entera seguro que me cuelga del escroto… – dijo lo último en voz tan baja que solo él pudo escucharlo

 

 

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Cuando el sol se asomó bañando la isla con sus primeros rayos de luz, Naruto fue el primero en despertar, estaba acurrucado en los brazos de Sasuke que dormía con su sombrero sobre el rostro. Se levantó un tanto desconcertado, ese sentimiento de familiaridad le envolvía de nueva cuenta, solo que sentía una tristeza acalorando su cuerpo.

- La reina… – musitó

Se despabiló enseguida y buscó alrededor pero solo  vio a parte de la tripulación durmiendo alrededor de los restos de la fogata. Las sirenas no estaban, ni tampoco los merrow así que se decidió a salir a investigar un poco, no se molestó en levantar a Sasuke porque no creía que fuese lo correcto. Recorrió solo el camino que llevaba al lago en donde habían conocido a las sirenas, el sol alumbraba con radiante esplendor aquel claro de agua y mientras más se acercaba, podía admirar ese brillo irisado que golpeaba con belleza.

Pero cuando llegó, se encontró con una multitud de gente, o más bien, sirenas y tritones alrededor del lago con la cabeza agachada. Sintió una punzada de dolor y casi como inercia se hincó junto con ellos. A la mitad del lago, el cuerpo de la reina Tsunade flotaba con la majestuosidad de una diosa, su expresión impertérrita acentuaba ese porte tan perfecto que ostentaba. Su piel nacarada brillaba exquisitamente y sus parpados cerrados delataban un estado de paz infinito.

No supo cuanto tiempo pasó, pero de uno en uno, el pueblo que antes había sido gobernado por Tsunade, se levantó y presenció como uno de ellos se acercó al cuerpo nadando siendo seguido por los demás. Naruto miró con gran asombro esa transición  de dos piernas a una sola cola de pez. Ellos llevaron el cuerpo con delicadeza hacia el fondo y de pronto, ya no hubo nadie más que ellos dos.

- Tenemos un cementerio especial – la voz de Tenten lo sobresaltó

- ¿Debajo del agua?

- Si – le sonrió – Es de mal augurio que el sucesor mire el entierro del antiguo gobernante, así que no te llevaré conmigo

-¿Pero cómo podría yo ir allí?

- Ya lo descubrirás luego – se puso de pie – veremos los arreglos para tu nombramiento después

Antes de que Naruto pudiera decirle nada, ella saltó al agua perdiendo la forma de sus dos piernas para convertirlas en una cola de delfín. Ahora la reina estaba muerta y él era el siguiente en la línea al trono, las cosas habían sido verdaderamente apresuradas y apenas podía entender lo que sucedía. Se encaminó de regreso pero pensó que sería mejor dejar a sus amigos descansar un poco más, así tendría un chance para explorar la isla.

Los árboles eran muy distintos, no podía decir de que especie eran así que se dijo a sí mismo que debían ser algo nunca antes visto. Estaba caminando muy tranquilamente cuando escuchó un quejido débil, reconoció ese tono tan característico de una persona ebria solo que no podía ignorarlo, estaba casi seguro de quién era.

No tuvo que caminar mucho para encontrarse a la primer oficial junto a uno de los barriles de ron (que había desaparecido en algún punto de la noche pero nadie se molestó en buscarlo) y un tarro. Jamás pensó ver a esa mujer tan elegante  e imponente hecha un desastre sentada entre los arbustos abrazada a un barril de ron. Parecía que no había dormido y que al contrario, había aprovechado las horas de desvelo para dedicárselas a ese barril.  Sus mejillas rojas y labios inflados delataban su alto estado de ebriedad.

-¡Primer oficial! – se precipitó Naruto hincándose a su lado

-¡Naruto! – chilló ella aferrándose al cuello del susodicho que ante este gesto pudo incluso saborear el aliento de Okami – que bueno que te veo… ¡Hic! – le sonrió estúpidamente

-¿Qué sucedió? –Preguntó Naruto logrando sentarla decentemente – ¿Por qué estás tan ebria?

- Porque bebí mucho… hic… tontito – y entonces lanzó una risotada

- Okami – le reprochó reprimiendo una sonrisa, esa escena era verdaderamente graciosa - No es propio de una primer oficial embriagarse así ¿Qué diría tu hermano si te viera así?

Okami volvió a reír de una manera histérica y sin sentido, a este punto Naruto ya no podía reprimir su diversión. Entonces la azabache se fue sobre él sentándose en su regazo, le puso el dedo índice sobre los labios y susurró un “Shht” entre cortado por el hipo que le provocaba el alcohol, claro que Naruto no hizo más que callarse  con esa sonrisa santurrona sobre sus labios. Pero la risa terminó súbitamente cuando Okami se acomodó en el pecho de Naruto  e inmediatamente las lágrimas empezaron a resbalarle  por las mejillas.

- ¿Qué sucede?

-Anoche quería tener sexo ¿sabes?

-¿sí? – respondió Naruto un poco avergonzado

- sssí – dijo alargando las eses – fui… fui a buscar a ¡Hic! A Kiba pero él essstaba con essa zorra ¡Hic!

- Ino – dedujo enseguida

- Naruto… ¿Tú sabes lo que es una “ramera”? ¡Hic! Él dijo que yo lo era…

-Estoy seguro de que él…

- Pero tiene mucha ¡Hic! Mucha razón – sorbió por la nariz – Cuando éramos más ¡Hic! Más pequeños… Sa…Sasu… Sasuke no podía sosstenernoss – hablaba con algo de dificultad y no paraba de arrastrar las eses – yo lo conseguía ¡Hic! El dinero… solo tenía que acosstarme con hombress, luego tenía que ¡Hic! Tomar esas hierbas para no… no queda…quedar embarazada

- Okami…

- Mi cuerpo… mi cuerpo ya no es fértil ¡Hic! ¿Sabes? He intentado, ya sabess, tener hijoss con Kiba ¡Hic! – El tono de Okami era errado y sus sollozos se mezclaban con el hipo  y las eses arrastradas – mi cuerpo lo rechasso – alzó tres dedos muy cerca de la cara de Naruto – tress vecess… ¡Hic! He perdido a tress bebéss – volvió a sorber por la nariz – siempre ess lo missmo, pasan unos messess y luego mi cuerpo los expulsa ¡Hic! – hizo un además con la mano – hay siempre sangre

- ¿Has abortado tres veces?

-Shhhhtt – dijo atropelladamente mientras volvía a presionar su dedo índice contra los labios de Naruto – él me dijo “¿De qué sirve una mujer que no me puede dar hijos?” – Había pronunciado perfectamente eso último – y luego se quedo… ¡Hic! Sse quedó con la ss…ssi…sir

-Sirena – completó Naruto – él se quedó con la sirena…

- La sirena le dará hijoss – se volvió a acurrucar – Yo no pue… ¡Hic! No puedo y creo… creo que tiene razón…

- ¿Qué?

- Soy una mujer… una mujer que no puede dar hijoss – se limpió la nariz con su manga – no sirvo para nada…

- Eso no es verdad…

- Él tendrá a sus hijoss con la si… ssir…

-Sirena – volvió a completar – basta, no te voy a dejar aquí

Con mucha dificultad se puso de pie con la primer oficial en brazos y ni bien dio un par de pasos, ella ya se hallaba dormida y roncando en sus brazos. Su rostro enrojecido  y sus ojos hinchados adornados con unas profundas y obscuras ojeras solo lo hicieron enojar aún más. << ¿Quién dice semejante tontería a una mujer?>> pensó para sí mismo, no le parecía justo que Kiba hubiera usado algo tan delicado como la capacidad de Okami para tener hijos.

Sabía que en ese estado, Okami podría hablar demás frente a su hermano mayor y aunque estaba muy enojado con Kiba, prefirió dejarlo vivir y llevar a la primer oficial  cerca de la cascada, la frescura que se disfrutaba en el lago sería lo mejor para reponerla, además necesitaría agua para limpiar su rostro cuando su estomago devolviera el exceso de alcohol en su sistema.

Dejó a la muchacha acostada bajo uno de esos tremendos árboles y se acercó al agua, del bolsillo de su pantalón extrajo un retacito de tela y lo humedeció para regresar donde ella y limpiar su rostro, conseguiría algo de agua potable más tarde pero por ahora, no quería dejar a Okami sola, en parte porque sabía que si se topaba con Kiba iba a decirle un par de cosas de las que después no se podría retractar.

 

 

 

 

 

Notas finales:

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