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Passenger Soul: El cristal de la sirena por Uruhasa_13

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Notas del capitulo:

Buenos días, les dejo el capitulo del día de hoy

 

 

Black Heart – BrunuhVille 

7.  Black Heart

 

 

Black Heart – BrunuhVille 

 

 

 

- Deja que fluya – decía Naruto acariciando la espalda de la primer oficial con una mano y sosteniendo su cabello con la otra

El sonido de las arcadas resonaba en esa parte del bosque, Okami había despertado con una resaca monumental. Poco podía recordar de la noche anterior pero la imagen de Kiba con la sirena la tenía bastante recalcada en el subconsciente, no había querido preguntarle a Naruto si le había dicho algo mientras estaba ebria. Se sentía avergonzada y no estaba segura de querer hablar sobre el tema.

-Juro que no vuelvo a tomar así – dijo Okami cuando por fin pudo alzar la cabeza

-Esa clase de promesas normalmente terminan rotas antes de siquiera pensarlo

- Naruto – dijo ella más seria – anoche… ¿Dije algo que no debía?

Antes de que Naruto pudiera responder a nada, una cabellera morocha se asomó por el agua y pronto el torso  de Tenten se vislumbro en el agua, se acercó a la orilla chapoteando con su cola de delfín. Se le veía muy contenta a pesar de la reciente perdida, de un salto estuvo fuera del agua sentada en la hierba para que su cola se disolviera dándole un par de piernas.

- ¿Te encuentras bien? – se apresuró Tenten al ver el deplorable aspecto de la primer oficial

-Si… si… tal vez sea mejor que regrese con los demás – se puso de pie estoicamente – buscaré a Neji

El Uzumaki estuvo tentado a detenerla pero tenía un asunto bastante más importante que tratar además de la resaca de la primer oficial. La noche anterior, ella había mencionado algo sobre los detalles de su “nombramiento” algo que le había provocado cierta sensación de desasosiego, la reina Tsunade, quien les había recibido con los brazos abiertos estaba muerta y él muy confundido. 

- Tenemos que hablar, Naruto

- Lo sé pero… aún no entiendo bien lo que tengo que hacer

- ¿No lo sientes? – Le sonrió – el collar que cuelga en tu cuello perteneció a una gran reina, tú llevas su sangre, quiere decir que eres el siguiente en la línea

- Pero no soy una sirena… no puedo hacer eso que hacen ustedes – señaló las piernas de Tenten – no sé si sea correcto tomar el trono de un reino que no me pertenece

-Eres lo más cercano a la legítima reina que tenemos – habló con tomo más serio – si no supiéramos que puedes hacerlo, entonces la reina Tsunade no se hubiera ido tan tranquila

Instintivamente, Naruto llevó su mano al cristal aprisionándolo en su mano buscando una especie de consuelo. Nunca había pensado realmente en su mamá, sabía que ella había muerto cuando él era un bebé y aunque Minato se encargaba de mantenerla siempre latente, pronto Naruto estuvo más interesado en la vida del padre que le quedaba. Después de la muerte de Minato, Kushina quedó encasilladla en algún lugar de su memoria ocupando la mayor parte de sus energías en ser una copia exacta de su padre.

- Soy un humano

- Mitad humano – le sonrió – nuestro pueblo estará contento de saber que la sangre de la reina Kushina regrese al trono

- Pero… ¿Qué pasará después? Yo no puedo tener descendencia y aunque pudiera, serían humanos

- Estas pensando muy apresuradamente – le sonrió – sabemos que no puedes dejar herederos, pero ya arreglaremos las cosas a su debido tiempo

-Y entonces… suponiendo que digo que “si” a tu propuesta ¿Qué se debe de hacer?

- Tienes que beber del espejo, eso es todo y entonces serás libre de darle un poco al pirata

- Sasuke… -apretó el cristal más fuerte, se había olvidado de él con tanto jaleo – es verdad, si yo me convierto en el rey entonces Sasuke será libre de tomar parte del espejo

- ¿Puedes imaginarte los privilegios mucho mayores si él contrae nupcias contigo?

- Entonces sí, quiero que veamos los detalles de la ceremonia

 

 

-_

 

 

El olor a humedad y mugre hicieron que su cabeza diera vueltas por millonésima vez, se había vuelto a quedar dormido después de horas y horas de extenuante trabajo. Había cerrado los ojos unos momentos, todavía tenía el cepillo en las manos y no había terminado de fregar el piso aunque no veía motivos de “fregar” un piso donde la suciedad ya era parte de la madera, además el agua con la estaba obligado a trabajar era lodosa y de dudosa procedencia.

Intentó moverse, pero el grillete en su tobillo sonó produciendo un ruido metálico, no entendía la razón de que lo mantuvieran encadenado a una pared si de todas maneras estaban a la mitad del mar, no había manera de poder escapar ni aunque lo intentara. No quería decir que no lo hubiera pensado, despertaba cada día con la esperanza de encontrar una manera de salir de ese lugar pero no sabía si era falta de energía o simplemente era imposible.

Estiró la mano y pudo interceptar un vago rayo de sol que se había colado entre la madera, sonrió con nostalgia añorando poder volver a mirar el sol con sus propios ojos. Habían pasado años, hacía mucho que había perdido la cuenta pero eso no le hacía perder la esperanza porque su corazón seguía latiendo y mientras eso sucediera, entonces lucharía. Su cuerpo estaba ya muy débil, grandes bolsas obscuras ostentaban bajo sus ojos y su piel estaba casi pegada a los huesos, tenía los pómulos hundidos y el cabello muy delgado.

Itachi Uchiha abría los ojos ante la que era su tormentosa realidad desde hacía mucho, una mazmorra en el barco de Ojo Tuerto en donde el pirata lanzaba a sus prisioneros, personas que alguna vez lo traicionaron, enemigos o cualquier persona que lo mirara feo. La mayoría de los que acompañaban a Itachi en la mazmorra eran cadáveres en descomposición y huesos aun encadenados a las paredes de madera del barco.

-¿Itachi? – se escuchó una voz sutil susurrando

Inmediatamente Itachi alzó la cabeza con una sonrisa débil pero era la más radiante que podía ofrecerle. Un muchacho menudo de cabellos dorados como el trigal, ojos azules y una piel pálida como arena de playa. Su nombre era Deidara, ese muchacho era la razón por la que seguía vivo, al ser parte importante de la tripulación, tenía derecho a varios privilegios como comida extra y agua, cosas que tomaba y llevaba directo a la mazmorra.

Deidara era el primer oficial de la tripulación, un pilar importante para Ojo Tuerto. No sabían en qué momento había sucedido pero una especie de relación romántica había nacido, estaban enamorados uno del otro. Eran conscientes de que las condiciones  no eran las mejores pero aún así sucumbieron ante las paciones que se despertaban al estar sus cuerpos en el mismo roce. El rubio estaba consciente de la situación de ambos, Itachi estaba ahí para pagar una especie de adeudo con unos niños y él era el joven primer oficial de la tripulación de Ojo Tuerto, una pareja prácticamente imposible, pues si el capitán llegaba a enterarse de lo que sucedía, mataría a Deidara (Ojo Tuerto había hecho una promesa con respecto a Itachi así que su vida estaba comprometida junto con su palabra, además de sacarle mucho más provecho si esta se cumplía).

- Te traje algo de comer – le dijo Deidara poniendo un pañuelo sobre una caja de madera

- Estaba limpiando un poco, que vergüenza que veas este desorden – le contestó risueño a lo que Deidara sonrió compasivo

- Me sorprende que aún puedas bromear en estas condiciones

- ¿Qué más puedo hacer? – Le dedicó una mirada de calma – estoy aquí desde hace mucho – le tomó la mano a Deidara mientras él terminaba de desenvolver la comida – pero no lo estaré por mucho, por eso te pido que me esperes un poco más, cuando mis hermanos vengan por mi entonces te llevaré conmigo

Una risa irónica salió de los finos labios del rubio que miró de nuevo a Itachi esperando que dejara de sonreír pero se llevó una sorpresa al ver que el gesto persistía y con más energía. Deidara estaba al tanto de la situación en la que lo habían aprisionado y creía que Ojo Tuerto los había timado en grande, había enviado a un montón de niños a una misión inútil.

- Esa leyenda… Itachi…

- Tengo fe – le interrumpió – mis hermanos son capaces de todo

- Pero esa isla no existe, es solo un cuento

- Ya lo verás – volvió a sonreír – cuando vengan por mí, te llevaré conmigo, viviremos juntos y felices

- Come, anda – insistió Deidara para cambiar el tema

 

 

-_

 

 

- Entonces… ¿Es como una coronación? – preguntó Sasuke risueño

- Eso parece – contestó Naruto

El capitán y su amante se bañaban en un lugar algo escondido de la playa, las sirenas les habían advertido encarecidamente que no tuvieran sexo antes de la ceremonia pues el cuerpo de Naruto necesitaba someterse a una purificación antes de beber el agua del espejo y el tener sexo antes solo retrasaría las cosas pero no habían dicho nada acerca de compartir momentos íntimos.

- Me parece bien y todo, pero es muy difícil tenerte aquí desnudo y no poder tocarte

- Ya sabes lo que dijeron las sirenas, nada de sexo hasta después de la ceremonia

- Dios – suspiró – tendré que tener todo el autocontrol del mundo

Una sonrisa radiante se dibujó en los labios de Naruto, se acercó al cuerpo desnudo del capitán y se abrazó por la espalda pegando su mejilla a la piel blanca del azabache. Se quedaron así un momento, Sasuke puso sus manos sobre las de Naruto disfrutando de ese rato tan pacifico, ya había pasado mucho tiempo desde que sus sentimientos estaban tan apaciguados.  Ahora el reloj de arena corría con más tranquilidad, o al menos eso le parecía y no quería desmentirlo pues se sentía bastante cómodo al respecto.

Sasuke giró sobre sí mismo para poder quedar frente a frente con Naruto, mirar dentro de esos ojos vítreo le daba una sensación de júbilo y añoranza. No podía esperar por ir por Itachi para traerlo a aquella isla de fantasía, estaba seguro de que a él también le encantaría vivir en la isla Morrigan. Además, le había prometido a Naruto que regresaría y estaba gustoso de hacerlo, nunca se había puesto a pensar en lo que pasaría después de encontrar el tan afamado “Espejo de la sirena”  pues ya había pasado tanto tiempo junto a su tripulación que no se hallaba haciendo algo que no fuera eso, ser un pirata.

No era que se enorgulleciera, la vida de un criminal no era precisamente algo que le encantara pero no tenía otra alternativa. Su tripulación, conformada por huérfanos y ladrones fugitivos se había logrado unir al grado de verse los unos a los otros como una familia y su capitán les agradecía el confiar en él y en su descabellado sueño de encontrar una isla de cuentos de hadas. El muchacho que tenía frente suyo había logrado matar dos pájaros de un tiro, le dio la manera de llegar hasta el cristal y también una oportunidad de volver a empezar desde cero.

- La ceremonia se hará al anochecer, a la luna llena – anunció Naruto  sin dejar de ver a los orbes negros de Sasuke

- Luna llena ¿eh?

Era verdad, todas las noches en la isla Morrigan eran engalanadas con la preciosa luna llena que resplandecía con su brillo nacarino bañando esplendorosamente sus dominios. Podía imaginarse aquella cueva detrás de la cascada resplandecer inexplicablemente mientras Naruto era coronado y él se convertiría en una especie de rey o al menos, eso sería si el Uzumaki se lo permitía.

- Tenten me dijo que si contraemos nupcias – dijo esto último un poco atropellado – tendrás permiso a todos mis privilegios también

Un leve sonrojo se apoderó de la cara de Sasuke, parecía como si Naruto le hubiese leído los pensamientos. No estaba seguro de si los matrimonios entre dos hombres podían ser válidos, pues, al menos fuera de la isla, esas cosas no estaban ni bien vistas ni permitidas en la sociedad, una razón más para mantenerse marginados.

- No suena mal – susurró guturalmente – pero los privilegios no me importan, no volveré por eso

- Entonces ¿sientes algo por mí?

- ¿Sentir “algo”? – Rio con sorna – lo siento todo por ti

Su rostro canelado se tornó de un tono más obscuro al enrojecer sus mejillas, Sasuke le decía cosas que nunca nadie le dijo y se sentía muy bien. Lo conocía relativamente poco, pero aún así él también era capaz de “sentirlo todo” por su compañero.

- Después de la coronación…

- No es una coronación – puntualizó Naruto

- ¿Nombramiento? Naruto, realmente no importa como lo llames

- Suena vergonzoso si lo llamas “coronación”

- Como sea – retomó – después de tu… nombramiento – partiremos con el agua del espejo ¿Está bien?

-Si…

- Trataré de localizar a Ojo Tuerto y hacer el cambio para regresar lo antes posible

A Naruto no le gustaba en lo absoluto la idea de dejar que Sasuke saliera de la isla, quería tenerlo para él solo por siempre pero también quería que fuera feliz y eso solo lo lograría teniendo a su hermano mayor. Ese calor sofocante que venía de su pecho solo le recalcaba lo evidente, pero por el momento, necesitaría relajarse hasta el momento de la purificación y esa comodidad solo la tendría en los labios de Sasuke que no le negó el beso.

 

 

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Después de su acalorada discusión con Okami, Kiba había estado tratando de encontrar una manera de acercarse a pedir disculpas. Estaba bastante consciente de la gravedad de sus palabras y que probablemente todo ese tiempo que había invertido en su relación con la primer oficial se estaba yendo por el desagüe. Tampoco podía dejar de pensar en que si Sasuke llegaba a enterarse de su relación ilícita pero además de eso, de la pelea, sabía que incluso el infierno sería un lugar más acogedor que esa isla.

No podía negarlo, Ino era demasiado atractiva y exhalaba un aura sexual impresionante pero tampoco podía ignorar a la muchacha de la que se había enamorado tiempo atrás. Había ido a algún lugar de la isla donde no hubiera nadie, ni siquiera su perro mascota rondaba por ahí.

Estaba tratando de pensar una manera de poder hablar con la primer oficial sin que ella intentara matarlo aunque no podía culparla. Sabía que de ahora en adelante, Ino sería su talón de Aquiles y que Okami no estaría nada contenta con ella cerca, el hecho de haber llegado a esa isla le daba una nueva oportunidad de estar con la chica que amaba, comenzar una familia (aunque fueran solo él y Okami) realmente no le importaba demasiado el hecho de no poder tener hijos.

Por primera vez vislumbraba la situación de lo que pasaría después de encontrar el dichoso espejo por el que su capitán estaba tan loco, realmente jamás llegó a creer del todo en esa leyenda aunque ya estando en la isla, no podía negar nada. Sabía que una vez cumplido el propósito de Sasuke, él sería libre de poder tener esa vida tan añorada con Okami.

-¡Te encontré! – chilló una voz tras el árbol en donde estaba descansando

La piel de todo el cuerpo se le erizó incómodamente, la voz de Ino volvía a hacer que su cuerpo reaccionara por sí solo. No había tocado a su novia desde que habían llegado a esa isla, su cuerpo estaba llegando a sus límites y no sabía si podría aguantar un poco más. Sonaba egoísta y tal vez era algo en la voz de Ino pero no podía evitar sentirse tan despierto con ella cerca.

- Estuve buscándote por toda la isla – seguía hablando mientras contoneaba su perfecto cuerpo desnudo y se sentaba al lado de Kiba – tuve que zafarme de los arreglos de esta noche, Naruto ya empezó con la purificación en la cascada y cuando la luna esté en su punto, se hará la ceremonia

- Es genial – contestó distraído

- estaba pensando que tal vez tú y yo podamos, no lo sé – se acurrucó en el pecho del castaño – ya sabes, divertirnos un poco

- No lo sé…

- ¿Es por esa chica? – Rio con sorna – creí que habías dejado en claro que ella no era de tu interés

- No digas esas cosas, ella es mi pareja

- ¿Qué hay de los bebés que querías?

- ¿En verdad estás dispuesta a tener hijos conmigo, un extraño? – le miró inquisitivamente

Ino abrió la boca pero no dijo nada, realmente no había pensado en eso aunque no le prestaba mucha atención pues, si ese hombre quería hijos, no le costaría darle uno. A ella le encantaba el sexo y aunque no le interesaba ser madre, podría dejar que Kiba se encargara de el niño una vez que ella se aburriera.

- No tardará mucho en anochecer – repuso Kiba poniéndose de pie y haciendo que Ino se resbalara

Era verdad, Ino también se puso de pie para encaminarse a la cascada en donde se llevaría a cabo la ceremonia de Naruto y sabía que Sakura no le perdonaría el llegar tarde así que se encargaría del asunto de Kiba justo después. Ella misma podía sentir que el corazón de Kiba le pertenecía a la chica de cabellos obsidiana pero estaba hasta cierto punto encaprichada y si podía, entonces se desharía de ella para quedarse con su premio.

Al llegar a la cascada, se encontró a varios de los suyos en el lago, mirando directo a la entrada en la cueva en donde Naruto estaba sentado con los ojos cerrados. La imagen del blondo difuminada por el agua cayendo frente a él le proporcionaba una calma incapaz de ser explicada, aún sabiendo que ese muchacho le quitaría la oportunidad de ser la soberana de su pueblo. Un destello azabache vino desde uno de los árboles y por un momento creyó que su rival se encontraba ahí pero en su lugar, Sasuke estaba sentado al pie de uno de los árboles.

Sasuke estaba atento a la cascada, la noche estaba llegando para mostrar su esplendorosa hermosura. La obscuridad que se avecinaba, en lugar de parecer atemorizante, era realmente brillante y hermosa, la luna parecía correr para ocupar su lugar en el firmamento. Cada que miraba al cielo, intentaba descifrar el funcionamiento del cielo en aquella misteriosa isla pues había luna llena cada noche pero las mareas eran calmas, los días eran todos soleados y los astros se movían caprichosamente, incluso se preguntaron si es que seguían en su planeta natal.

- Es hora – anunció Sakura saliendo del agua deshaciendo su cola de pez león – Sasuke – se dirigió al azabache

- ¿Si?

- Tú eres el acompañante de nuestro futuro rey – explicó – se te permite estar con nosotros dentro de la cueva para la celebración

-¿De verdad?

Ella asintió rápidamente y Sasuke se puso de pie casi de un salto para seguirla por el caminillo que habían recorrido antes. La cueva era tal y como la recordaba, él iba casi al final de la caravana y solo veía las espaldas escamosas de las sirenas que acompañaban a Naruto, trataba de guardar silencio aunque cualquier ruido que hiciera quedaba opacado con las melodiosas voces de las sirenas.

Canticos celestiales provenidos desde el más sagrado rincón del cielo, o al menos eso le parecía a Sasuke. Conocía muy bien las leyendas que hablaban de los cantos de sirenas, melodías mortales que acorralaban a los marinos a una brutal muerte, pero en lugar de eso, aquella melodía retumbando en las brillantes paredes de la cueva, parecían más notas de felicidad y regocijo que de peligro. Al llegar a las escaleras que conducían al lago, tuvo que quedarse a la mitad de estas para poder observar bien, pues la sala estaba llena del pueblo subacuático y si bajaba, no le dejarían ver.

Naruto estaba al frente, proclamaba una calma sepulcral impresionante, como si hubiera hecho eso miles de veces aunque a Sasuke no se le escapó un destello de incertidumbre en su rostro. El azabache sonrió de medio lado, orgulloso del ojizarco, no podía describir bien ese sentimiento pero estaba muy contento.

Las sirenas habían vestido a Naruto con ropas ceremoniales que aunque sabía que estaban hechas para gente del agua, le sentaban bastante bien. Era una especie de taparrabos confeccionado con telas de algún material que no conocía, su rostro estaba adornado con pintura ceremonial, en su pecho reposaba el cristal que los había llevado hasta esa isla pero además, a manera de gargantilla, traía puesta la joya que la antigua reina ostentaba en la cola, supuso que como el blondo obviamente carecía de esta apéndice, habían adaptado ese signo de estatus.

- El reino submarino de Morrigan – comenzó Sakura – le ha dado la bienvenida de regreso a la sangre de nuestra reina Kushina quien un día prometió regresar y ahora, que ha vuelto en forma de su hijo, reclamará el trono

Ante los ojos de Naruto, parecía como si estuviera ausente, casi como si viera todo desde una perspectiva distinta. Entonces, algo increíble sucedió y su cristal empezó a brillar como lo había hecho antes, fue cuando sintió que su cuerpo se movía solo hincándose en la orilla del lago que contenía el cristal.

El agua dentro de los bordes perfilados con cristales verde brillante empezó a moverse como si hubieran lanzado una piedra justo en el medio provocando ondas simétricas y perfectas. Naruto no quitaba los ojos de ese sitio y menos cuando una masa de agua empezó a elevase formando una nueva figura como cuando predijo la muerte de su antecesora. Pero en esta ocasión, los ojos color cielo de Naruto fueron testigos de una figura extrañamente familiar.

- Mamá… – susurró apenas separando los labios

Jamás en su vida había visto a su madre, pero algo en su interior le dijo que esa era ella, pero no estuvo sola por mucho sino que tras ella, el agua volvía a subir formando más siluetas. Una a una, se dejaron ver un grupo de mujeres  que tenían una cola de pez debajo de la cintura, incluso la reina Tsunade estaba justo detrás de su mamá, la reina Kushina.

Sus pies descalzos resonaron en el pulcro suelo de la cueva hicieron un sonido sordo cuando el ojizarco se acercó a las figuras acuosas pero deteniéndose antes de pisar ningún cristal de jade verde en la orilla. Contemplo con ojos bien abiertos como era que la Kushina hecha con agua, hacía las manos en cazo y se las acercaba a Naruto y cuando las manos acuosas tocaron sus labios, pudo sentir que el agua corría sola por su boca.

Cerró los ojos como intentando maximizar esa sensación de frescura y  enternecimiento. No podría describirla con palabras pues, no tenía un sabor definido pero sabía muy bien, algo inconsistente pero jamás podría olvidar ese sabor en la vida. La última gota bajó por su garganta con ceremoniosa lentitud, su cuerpo volvió a llenarse de ese calor familiar tan agradable y su collar volvió a su estado normal sobre su pecho. Las figuras acuosas entonces se desvanecieron en un “plop” salpicando el estanque, entonces toda la comunidad de sirenas estalló en un gran vitoreo pues al fin tenían un nuevo rey.

Sasuke quiso acercarse pero las demás sirenas estaban felicitando a su nuevo rey, presentando sus respetos a su nuevo rey. Así que salió de la cueva antes de que los demás quisieran pasar atropellándolo encontrando a la luna en su mayor punto brillando exactamente sobre el lago. El sonido de la cascada fue lo único que se escuchó hasta el momento en que las sirenas empezaron a salir, todas gritaban y cantaban con júbilo en dirección a la playa en donde, como siempre, la tripulación de “The Passenger” estaba lista para una fiesta.   

Lanzó un suspiro al aire y se hizo a un lado para que las sirenas pasaran, cuando Sakura pasó frente a él le dedicó una amigable sonrisa además de hacerle una seña para que supiera que Naruto se había quedado un poco más en el espejo. Su pecho palpitó violentamente nervioso, su mente permanecía en el espejo, en esas figuras acuosas acercándose a su chico para darle de beber esa agua tan extraordinaria.

Ya no faltaba mucho, necesitaba un poco de esa agua para recuperar a su hermano Itachi, después de eso sería libre de regresar a la isla para estar con Naruto durante lo que le quedara de vida. Se sentía bastante feliz y esa isla era mágica, no podía pensar en un mejor lugar para vivir, además, su tripulación también estaba contenta de acabar sus días como piratas para vivir ahí, en Morrigan.

- Lamento la tardanza – la voz de Naruto le sobresaltó e hizo que saliera de sus pensamientos, volteó para verlo sonreír aún con la cara pintada

- Fue… extraño – le contestó algo eufórico

-¡sí que lo fue!

- Tengo que decir que me impresioné bastante, nunca en mi vida había visto nada parecido

- Pues yo tampoco – admitió algo más despacio – pero sentí como si no fuera nada extraño ¿me explico? Como si hubiera estado ahí toda la vida

- Si… no quiero parecer insistente pero…

- Mañana podré darte el agua que quieres – se acercó y puso sus manos sobre el pecho del azabache – pero hoy, te quiero solo para mi

- Creo que podemos arreglar eso – le abrazó por la cintura atrayéndolo a él

- Hablaré con mi pueblo – hizo una pequeña pausa para saborear la frase – sé que podemos construir algo aquí en la superficie para que todos puedan quedarse, además, dado el hecho de que no puedo respirar bajo el agua, sería una idea bastante buena

-¿Cómo un palacio? – dijo con gracia

- ¡Pues claro! Que no se te olvide que ahora yo soy el rey – no pudo contener una risa

- Verdad, verdad – le tomó de la mano – mañana, después de la celebración, veremos los detalles del viaje

 

 

 

 

 

Notas finales:

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