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Humanos y Demonios por Kathrina

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Notas del capitulo: Aqui el segundo capitulo.

Shukaku, conocido como Ichibi no Yoko, el menor de los hermanos del rey, conocido por su facilidad de manipular el chakra y darle forma a la arena con el mismo, siempre divertido a la hora de disfrutar de la vida, pero serio cuando la situación lo ameritaba.


Y ahora era uno de esos casos, si bien no dudaba de su hermano, un mal presentimiento se instaló en su pecho, y con premura se acercó a sus hermanos mayores, los cuales estaban reunidos a la espera de Kurama, su rey, y por ende el más fuerte de todos.


Corrió rápidamente la puerta corrediza, deteniendo el bullicio del interior, un suspiro cansino abandono sus labios al darse cuenta de que sus hermanos nunca cambiarían, a veces se preguntaba quién era el niño allí, si bien él tenía 3000 años, ellos le superaban por mucho y se comportaban como niños mimados...


Tenemos que hablar. – dijo inmediatamente al terminar de entrar en la sala de juntas, como le llamaban, allí siempre decidían junto a su hermano mayor, las mejores decisiones para el reino y la prosperidad del mismo, camino hacia el asiento del rey, sentándose a su derecha en el suelo.


La estancia se sumió en el silencio y cada hermano se sentó en su respectivo asiento, en un círculo, a la espera de la noticia.


Al lado de Shukaku, se sentó una mujer joven de belleza envidiable y cuerpo bien proporcionado, resaltando su figura con un hermoso kimono azul rey con flores doradas y obi de un verde esmeralda, haciendo resaltar su largo cabello negro con las puntas azules, sus hermosos ojos, aunque de diferente color, el derecho de un dorado fuerte y el izquierdo de un verde reluciente de vida, sus facciones femeninas encantaban a cualquier hombre. – Espero que Kurama no haya metido la pata. – dijo Matatabi, también conocida como Nibi no Yoko.


Estoy de acuerdo. – hablo ahora un varón con apariencia de niño, de complexión delgada con musculatura pero sin exagerar, de cabello color gris platino y ojos de un rojo claro, se veían vacíos, lo cual lo envuelve en un misterio, es retraído y cortante con todos menos sus hermanos y los cercanos a ellos, vistiendo un yukata azul grisáceo. Este joven es conocido como Sanbi no Yoko, su nombre es Isobu, sentado al lado de Matatabi.


No creo que a Kurama le guste que hablen a sus espaldas. – seguro de sus palabras se sentó al lado del peli gris platino, Yonbi no Yoko, su nombre es Son Goku, es un varón de tez morena, de cabello rojo oscuro y ojos de una naranja apagado, conocido por su seriedad y su habitual mutismo, vestido con un yukata morado.


Humju. – afirmo varias veces un pequeño doncel sentado al lado de Yonbi, de cabellos blancos y ojos azul hielo rodeados de una sombra roja, maquillaje, preocupado siempre por su apariencia, le encanta pasar las tardes con sus hermanos y salir al pueblo de compras, encantando a los hombres, vistiendo siempre elegante, esta vez con un yukata rojo de flores doradas y obi negro, que realzaba sus curvas. Conocido como Gobi no Yoko, de nombre Kokuo.


¿Si nos escuchara como reaccionaria? – se preguntó otro doncel, sentado al lado de Kokuo, de apariencia más delicada que el Gobi, de cabellos celestes cortos hasta los hombros y ojos de un azul oscuro, vistiendo un kimono azul cielo, siendo este su color favorito, con un obi naranja, conocido como Rokubi no Yoko, de nombre Saiken, siempre juguetón, le encantan las burbujas y se pasa la mayoría del día haciéndolas para que sobrevuelen por el reino, velando por su bienestar.


Se enojaría... - comento despreocupada una chica de complexión baja, de cabellos de un verde pálido, y ojos naranja atardecer, mientras colocaba sus manos detrás de su nuca en un gesto de desinterés, vistiendo un kimono, obligada por sus hermanas y sus hermanos donceles testiguando que debe ser más femenina, de color blanco con obi negro. Conocida como Nanabi no Yoko, su nombre es Chomei.


Yo creo que debería de relajarse... - dijo convencido un varón de complexión musculosa, de piel morena, cabello de un color blanco un poco rubio, de ojos negros como la noche, pero siendo muy expresivo, es serio pero le encanta cantar, aunque lo hace terrible, vistiendo un yukata blanco, con las mangas rasgadas, a su propio estilo, hasta la rodilla, su libertad le importa mucho y no soporta estar sofocado. Conocido como Hachibi no Yoko, su nombre se Gyuki.


Estos son los ocho de los nueve demonios originales, quienes han visto con el pasar del tiempo, la tierra desarrollarse y nunca se cansan de notar los pequeños cambios que hay en la misma, como la aparición de nuevas estrellas, nuevas vidas... así como la extinción de ciertos animales debido a la caza, y la desaparición de ciertas plantas medicinales.


Para ellos cada día es una aventura, detectando los cambios donde nadie los veía y deleitándose con los mismos.


Y bien, ¿qué tienes que decirnos Shukaku? – pregunto Nibi.


Ha. – suspiro desganado y algo preocupado. – Kurama atacara el castillo del rey humano esta noche.


5... nadie se movía.


4... Shukaku estaba seguro de que el llamado les llego.


3... el silencio le respondió.


2... el tiempo se detuvo.


1... todos reaccionaron. Al fin.


¿Qué? – fue la exclamación de todos, mientras los varones se levantaban rápido, las mujeres fruncían el ceño y los donceles se miraban angustiados.


Así es. – confirmo el peli arena con pesar.


No puede hacer eso, Onisama está loco. – exclamo preocupado Saiken.


Ha perdido la cabeza. – continuo Kokuo.


Está siendo impaciente. – se dijo a si misma Matatabi.


¿Qué estará pensando? – ahora fue Chomei mientras colocaba su mano en su barbilla pensativa.


No es mala idea. – exclamo en un susurro inaudible, aunque todos lo escucharon e ignoraron, Isobu.


No digas eso. – lo codeo Son Goku, igual que los demás, pensando razones.


¿Qué te ha dicho con exactitud? – pregunto Gyuki serio, mirándolo fijamente, con su tono de voz, callo a los demás, que dirigieron su mirada al menor de los hermanos, Ichibi, a la espera de la respuesta.


Una advertencia. – fue lo que respondió.


Con eso muchos se relajaron, sabían que su hermano mayor no era imprudente y pensaba las cosas con la mente fría, pero eso no quitaba el hecho de que se preocuparan por él, de los humanos no podían confiarse, fueron corrompidos por la avaricia y el odio, podían hacer cualquier cosa con tal de obtener lo que desean.


Yo iré. – dijeron a la vez Gyuki, Son Goku e Isobu, se levantaron de su asiento, viéndose a los ojos, comunicándose sin palabras, asintieron a la vez y se encaminaron a la puerta corrediza.


Dijo que nadie puede acompañarlo. – aclaro Shukaku mientras caminaba hacia ellos. – Y por la forma en que lo dijo va en serio. – frunció el ceño mientras se mordía el dedo gordo con frustración la sensación de peligro no se iba de su pecho.


Sabemos que Kurama es fuerte y puede cuidarse solo, no por nada es nuestro rey. – dijo más tranquila Matatabi, viendo en especial a los varones y teniendo el apoyo silencioso de su hermana y hermanos donceles.


Yo confió en él. – aclaro de inmediato Isobu. No quería problemas con sus hermanos, cuando los donceles y las chicas se enojaban eran de temer, luego para contentarlos había que regalarles la mitad del mundo.


Nosotros también. – dijo Gyuki, que junto Son Goku asintieron, claro que confiaban en su hermano.


Pero eso no quitaba el hecho de preocuparse por él.


Lo vigilare. – dijo finalmente Shukaku.


¿eh? – ahora los varones se perdieron completamente, en que momento había llego Ichibi hasta ellos, si antes andaba caminando en círculos pensando seriamente, y ellos sabían que era mejor no meterse donde no les llaman.


Estamos de acuerdo. – confirmo Chomei por parte de Matatabi, Kokuo y Saiken.


Esperen, entonces nosotros tambi-


No. – dijeron las mujeres mientras se acercaban a sus hermanos y les tomaban de las manos, para sentarlos nuevamente. – Tenemos trabajo que hacer, no se van a escapar. – sisearon amenazantes, y los donceles solo se acercaron a ellos colocando papeles en el suelo, muchos cabe decir.


Los varones solo bajaron la cabeza, era inevitable, no podían con ellos, donde quedo el respeto por los mayores, aunque tampoco tanto.


Y yo ¿porque? – exclamo el Hachibi.


Porque yo lo digo. – contesto Kokuo mientras se sentaba en el regazo de su hermano. – No me dejarías solito no? Y si me pasa algo. – dijo dramáticamente.


Y funciono el instinto protector del peli blanco rubio se activó y rodeo con sus brazos a su hermanito, protegiéndolo del peligro inexistente, Kokuo volteo hacia Matatabi y le mostro el pulgar en alto. Éxito.


Lo mismo pasó con Isobu y Son Goku que fueron inmovilizados por Saiken y Chomei, respectivamente. Cayeron, pensaron los causantes de la reciente inmovilidad de sus víctimas.


Suerte Shu-chan. – dijeron melosas las chicas y los donceles, despidiéndose del peli arena que se encontraba en la puerta listo para partir.


Gracias. – sus bromas quedaron suspendidas, ahora su misión auto impuesta era primero.


Anden ustedes también despídanse. – dijo irritada Chomei por el mutismo de Sanbi, Hachibi y Yonbi, que solo miraban.


Pero... - intentaron replicar una vez más.


Sus suplicas fueron acalladas en el momento de sentir tres golpes en la cabeza, su familia era dulce pero siempre tuvieron la costumbre de conseguir lo que querían a golpes.


El Ichibi solo los vio con una gota bajando por su sien, porque no me sorprende, se preguntó mentalmente.


Déjales y vete ya, antes de que piernas su rastro. – dijo Kokuo mirándolo con una sonrisa.


El peli arena solo asintió y salió de la sala. Caminando hacia la salida más cercana en este caso una ventana, salto por la misma y aterrizo en la hierba, el viento le rozo y tomo la oportunidad haciendo que su cuerpo se convirtiera en la fina arena, invisible para la vista, y se dejó guiar por ella.


Con sigilo se acercó a Kurama que se prepara para partir de una sola vez, no noto su presencia, eso pensaba la silenciosa arena. Pero contrario a eso el pelirrojo solo volteo los ojos, por favor si yo les enseñe todo lo que saben, porque piensan que no me daré cuenta, bueno al menos no vinieron todos, se dijo tratando de contener el impulso de encararlo y reclamarle, después de todo solo debía despistarlo...


Esperen, eso es, despistarlo. Que gran idea, se afirmó al suelo y contuvo la respiración, sus músculos se tensaron, preparándose para el recorrido.


Soltó el aire contenido y emprendió la carrera a través del bosque a toda velocidad, saltando por los arboles los más rápido que podía, el recorrido era largo pero para él no era problema, además de sentir la brisa más fuerte que nunca por la carrera le recordó como ama correr, olvidándose de la arena que apresuro el paso para no perderlo de vista.


Los árboles se fueron acabando y continuo su carrera por tierra, viendo el atardecer cayendo lentamente dejando paso el cielo oscuro iluminado por las estrellas, fijo su vista en ellas, sus sentidos en la carrera y su mente en sus pensamientos, tenía un sensación amarga en el pecho y no lo podía evitar, no sabía porque estaba a punto de perder algo valioso y no le gustaba, apuro el paso, pues junto a ese sentimiento agrio uno nuevo se instaló, ansia, pero de qué.


Estaba tan perdido en sus pensamientos, que no noto que su hermano estaba justo a su lado viéndolo fijamente preguntándose él porque del aturdimiento.


Pero todo eso quedo atrás cuando el olor a humano llego a los desarrollados sentidos del zorro que volvió de la luna y su ceño se frunció, era hora.


Escondió su presencia y salto por los nuevos árboles que se abrían paso ante su vista, saltando entre ellos en las sombras, paso por encima de las casas, de las murallas que rodeaban el antiguo castillo, pasando de los guardias rápidamente.


Shukaku entonces fue consciente de que su hermano estaba alerta y se alejó, subiendo la torre del ala norte del castillo, y en la cima recobro la figura de su cuerpo, viendo detenidamente las acciones del pelirrojo, observando el ataque del rey humano al zorro astuto.


El ataque que recibió. – Eres demasiado amable. – dijo con pesar la sombra arenosa.


Se concentró en divagar por sus pensamientos, su rey era demasiado amable aunque se comportaba como un patán, recuerdos de su familia, su hermano enseñándoles desde pequeños, de caminar a correr, hablar y sentir. Sus memorias lo consumieron y perdió de vista al pelirrojo rey.


Demonios. – se reprochó. - ¿Dónde estás? – se preguntó mientras saltaba de la torre y caía con elegancia al final de ella, esparció la arena de su mano, la cual recorrió todo el castillo en su busca del Kyubi.


No lo encontró en ninguna parte. – Maldición. – se quejó. Estaba a punto de destruir el palacio de ser necesario solo para encontrarlo, hasta que recibió la señal de su arena justo detrás suyo. – ¿En serio? – se preguntó viendo con una gota en la cabeza de que estaba justo a su lado y él ni cuenta. – Chomei me está pegando la estupidez. – declaro con tristeza en una vana excusa de no creerse idiota.


Salto la valla y...


Por un momento pensó que estaba soñando, frente a sus ojos estaba su hermano siendo acariciado con un cariño que pudo notar a penas los vio, tan grande que por un momento sintió envidia, por un pequeño chico que lo miraba dormir en su regazo, de manera profunda lo observaba como asegurándose de que estuviera allí, y su hermano se veía en paz, tranquilo y a gusto, una pequeña sonrisa se notaba en su rostro.


El rubio que tenía a su hermano contra su cuerpo alzo la vista y clavo sus zafiros en los ojos de dorados de Shukaku. – Esta herido. – hablo pausadamente, en ese momento noto como las emociones en esas ventanas del alma se revoloteaban sin parar, desde la confusión, angustia, ternura, preocupación y un pequeño shock.


El peli arena solo reacciono a esas palabras y desapareció de la vista del rubio, solo para aparecer a su espalda, no sentía ningún aura amenazante, pero no se confiara, y así con un golpe seco en la nuca dejo inconsciente al rubio que no puso ninguna resistencia, aunque tampoco hubiera podido.


El cuerpo del oji azul se inclinó hacia adelante, pero el Ichibi lo agarró del cuello del yukata negro impidiendo que cayera sobre su hermano. Perfecto ahora estaba en problemas, si bien llevar a su hermano no era problema, ese humano lo había visto fácilmente podría identificarlo y eso no era bueno, además de que si estaba en ese lugar tan apartado de todos, debía ser de la realeza.


Entonces la idea cruzo su mente, podría ser el amante del rey o su familiar, y estaba en sus manos podrían chantajearlo y evitar la guerra que le causa dolor al pelirrojo.


Separo con rudeza al humano de su hermano que cayó al suelo separándose del joven inconsciente, al cual puso como costal de papas en su hombro, zarandeándolo al momento de colocarlo, y con su arena creo delicadamente una cama alzando a su hermano con ella. Acomodo mejor el costal humano y camino en silencio hacia la entrada del castillo, ahora que el rey humano fue atacado todos los guardias debían estar alertas, por lo que noqueo a todos los que se cruzaron en su camino. Hasta finalmente llegar al bosque, donde empezó la carrera de vuelta a casa a toda velocidad sin detenerse siendo seguido por varios guardias que despisto fácilmente creando un clon de sí mismo con la arena que fue en lado contrario a su destino.


Corrió con todo lo que podía sentía el aroma que desprendía la sangre de su hermano, y sabía exactamente que su sueño era a causa de la herida que ahora se curaba, estando en ese estado era muy vulnerable, más le valía regresar a casa, cuando el demonio dormido despertara el hambre que sufriría seria insaciable por lo que debían evitar que la población del reino lo viera así.


Con la vista fija en el frente, pero mirando de reojo al pelirrojo, se dio cuenta que su hogar estaba a solo unos metros, ya era muy entrada la noche, sus hermanos debían estar descansando, mejor para él.


Entro con cuidado por el jardín externo, cerca del pequeño lago, cruzando el puente que permitía pasar por encima del agua, recorrió los canales de piedra hasta llegar a la entrada de la habitación de su hermano, donde solo estaba una gran cama mullida de sábanas blancas, con un dosel colgado del techo que evitaban que los rayos del sol despertaran al durmiente, al cerrarlas. De un color rojo oscuro, evitando así la posible la posible filtración de luz.


Camino hasta el lecho del zorro y lo recostó en el mullido colchón, para seguidamente dejar al rubio recostado contra la pared aun inconsciente, y después despojar del yukata sucio a su hermano, dejándolo desnudo solo cubriéndolo una ligera sabana, cerro las cortinas del dosel, abriendo una ligera apertura entre ellas y lo observo dormir un momento.


Se veía apacible y cansado, pero esas facciones se borraron, sin que el Ichibi se diera cuenta, cuando tomo de nueva cuenta al humano y se lo llevo, ahora el rostro de Kurama mostraba un ceño fruncido y varios gruñidos escapando de su pecho.


El peli arena se encamino hacia el sótano de la gran casa, donde se colocaban de vez en cuando los presos antes de su juicio, sería el lugar ideal para la rata humana que cargaba. Bajo las escalera y empujo con fuerza la puerta del calabozo, entrando y recorriendo las celdas vacías, que no albergaban a nadie, el reino estaba de luto por la pérdida de la familia de algunos, siendo ahora el estado inactivo de los bandidos. Se acercó a la última celda donde la abrió y depósito sin delicadeza el cuerpo en la cama que allí se encontraba, solo con una sábana sucia y rota. Tomo de la pared los grilletes, unidos a la misma, y los coloco en las muñecas canelas, encadenándolo quitándole su libertad y trayendo un viejo trauma del pasado, sin saberlo. El despertar del rubio sería muy problemático.


 


Dejo al joven allí y se retiró a su recamara, cuando despertara Kurama debían de hablar.


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En el reino humano.


Los cuatro generales vieron partir al demonio, Jiraiya y Kakashi pasaron los brazos de Sasuke por los hombros de cada uno y salieron en dirección a la habitación real, dejando a Shikamaru y a Neji en la escena de la pelea. Shikamaru se quedó pensativo en la advertencia y salió corriendo en busca de los guardias, mientras Neji solo observaba los cuerpos mutilados de los guardias, sin vida.


Con quien se estaban metiendo. Se preguntó preocupado, si pudo con el rey, aunque este no uso toda su fuerza, como seria en serio cuando inicia el combate, por el momento camino rumbo a la alcoba de la princesa, debía avisarle del ataque y protegerla.


El estratega llego con la guardia rápidamente.


Registren el castillo, no dejen que nada salga ni entre, su alteza Sasuke fue atacado y deben atrapar al culpable. – ordeno firme a los guardias frente a él.


Señor, sí señor. – dijeron al unísono toda la guardia, separándose y corriendo por los pasillos en busca del intruso.


Dejando solo a Shikamaru que emprendió su caminata hacia la alcoba del rey, sus pensamientos solo giraban en torno al demonio que logro entrar con facilidad y ataco al rey, dejándolo en un estado de peligro entre la vida y la muerte.


Esto será problemático.


Si caminar se vio interrumpido cuando tres guardias aparecieron en frente suyo, un hombre de larga cabellera castaña de complexión grande, rellenito y ojos café, Choji, un guardia de excelencia, junto a él un hombre de piel morena de ojos naranjas y cabello igual, alto y firme, de nombre Juugo, por ultimo otro guardia este más pequeño que los otros de cabellos blancos con las puntas celestes y ojos lila, de nombre Suigetsu. Los mejores guardias, comandantes de las brigadas bajos sus órdenes.


Señor. – Comenzó el pelo castaño. – En el ala norte se encontraron varios guardias fuera de combate, y no hay rastro por ningún otro lado.


No hay nada en el ala oeste. – dijo Juugo.


Todo despejado en el ala este y sur, parece ser que solo atacaron el ala norte donde su majestad se encontraba. – finalizo Suigetsu serio.


Tsk. – chasqueo la lengua el estratega. – Sigan buscando. – les dijo y continuo su camino, dejando a los guardias con sus órdenes retirándose a cumplirlas. – Esto será difícil, y si ese era el rey demonio... – su ceño se frunció aún más. – Si es así estamos en problemas Sasuke, y muy serios. – arrugo el entrecejo preocupado. Solo con mirar a ese hombre pudo sentir la desesperación que les haría sufrir si se metían en su camino.


 


Atacaron al rey y los guardias que estaban con el fueron eliminados, el único que podría aclarar sus dudas se debatía entre la vida y la muerte, será mejor retrasar el ataque, pensó y se dispuso a ir al encuentro con Jiraiya, Kakashi y Sasuke.


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La mañana llego y con ella el mediodía, los demonios originales, artos de la espera caminaron con paso decidido a la habitación de su hermano aunque Ichibi trata de detenerlos, fue imposible, no pudieron soportar más la incertidumbre, más aun cuando el peli arena les dijo que llego herido, pero que la herida era pequeña, si bien esa parte no la escucharon por pensar en todas las posibilidades ocurrentes, no se pararon a pensar en que, y esperaron a que su hermano se estableciera, para de ser posible levantarlo y exigir explicaciones.


La puerta corrediza fue abierta ruidosamente y entraron los hermanos, quedando Shukaku en la puerta, cerrándola para así tener un poco de privacidad.


Matatabi se acercó y abrió rápidamente el dosel junto con Chomei atando las cortinas para que no taparan la vista, Kokuo junto a Saiken se sentaron en el lado derecho del durmiente mientras Nibi y Nanabi en el lado izquierdo, dejando a los cuatro varones de pie frente a la cama.


Todos observaron a su hermano mayor, su cabello rojizo esparcido por las almohadas, su cuerpo cubierto por la sábana blanca, desde la mitad del pecho hasta los pies, sus facciones tranquilas, pero un movimiento en las cejas rojizas y los parpados bronceados les indico que despertaría pronto.


Las mujeres y los donceles bajaron entonces la mirada por el cuello de su hermano mayor, sorprendiéndose al instante, exclamaron un pequeño grito de sorpresa que obligo a los varones prestar atención a ese detalle... en la piel morena de Kurama se encontraba el collar que indicaba solo una cosa, la pareja definitiva del rey demonio estaba cerca.


Ese collar de oro negro, delicado pero fuerte, con un par de anillos de oro blanco colgando. Anillos de compromiso, el más grande sin joya, demostrando que era la del varón y el otro más fino y pequeño con un hermoso zafiro reluciente, cristalino para la mujer o doncel; cada demonio original tenia uno, pero hasta ahora ninguno ha encontrado a su persona destinada.


¿En qué momento sucedió? ¿Cuándo la encontró? Eran algunas de las preguntas que se hacían. Las mujeres entonces cayeron en la cuenta de algo...


Los sobrevivientes. – exclamo Chomei, que reviso el ingreso de ellos a altas horas de la noche.


¿Qué quieren decir?- pregunto Isobu, mirándolas detenidamente.


A altas horas de la noche se confirmó el ingreso de los sobrevivientes de las aldeas atacadas por ese humano... - respondió a la pregunta la pelinegra de puntas azules.


Estas diciendo... - inicio Gyuki.


Que entre ellos, esta.... – continuo Son Goku.


¡LA PAREJA DE KURAMA! – concluyeron la frase en un grito ensordecedor los donceles, emocionados por el descubrimiento.


Tal grito fue el causante del despertar del rey, que se sentó molesto, fulminando a todos con la mirada, quienes tragaron en seco, el de ojos dorados tenía un muy mal despertar.


¿Acaso... - comenzó con tono amenazante, llevando una mano a su cabeza, tapando sus ojos, protegiéndolos de la luz a la que lo obligaron a abrir. Apretó sus sienes, en un intento de calmarse. – quieren dejarme sordo?


Pero las mujeres y los donceles hicieron caso omiso al regaño y se sentaron una vez donde estaban, dejando el tema importante en el fango, y lo llenaron de preguntas.


¿Cuándo paso? – comenzó el interrogatorio Matatabi.


¿Quién es? – continuo Chomei emocionada dando saltitos en su asiento.


¿Dónde está? – pregunto Kokuo igual que su hermana peli verde.


Nos gustaría conocerlo cuanto antes. – dijo bajito pero audible Saiken mirando con ojos suplicantes a Kurama.


El cual miro a los varones buscando una explicación del porque era atacado con preguntas que no tenían ni inicio ni fin, siendo traicionado por estos al momento de alzar los hombros en un gesto de "Estas solo"


Harto ya del ruido, cerró los ojos, dios le estaban causando un dolor de cabeza y no se detenían.


¿Qué demonios les pasa? – con voz ultratumba, cayo las interminables preguntas.


Fue entonces que los hermanos se dieron cuenta de algo, Kurama no tenía ni la menor idea de lo que estaban hablando, no se había dado cuenta. Pero su salvador llego con su original risa.


Jajaja, ya sabía yo que disfrutabas de la vida. – comento Shukaku cuando vio que su hermano lo vio interrogante, decidió hacer una broma para después abarcar el tema. - ¿Qué paso en el castillo de los humanos? – pregunto serio.


Y los demás que lo miraban como bicho raro, se dieron cuenta del rumbo de la conversación y miraron al demonio zorro interrogantes.


Le advertí al mocoso ese y le hice un escarmiento, eso es todo. – respondió arrogante por el cambio de tema.


¿Y porque llegaste con una herida? – acuso Gyuki, acercándose más al lecho.


No me descuide si es lo que piensan... - comenzó. Mientras bosteza, abriendo la boca lo más que pudo y los demás se dieron cuenta de algo los colmillos de zorro estaban fuera, solo significaban una cosa, su hermano necesitaba sangre para reponerse, debían buscar entonces a alguien. – solo quería ver de que era capaz la humanidad, saben que ya no hay buenos retos. – dijo doblando su pierna derecha acercándola a su cuerpo y descansando su barbilla en ella.


Y... ¿Qué paso? – insto Isobu.


El muchacho tiene potencial, con la lección que le di será un buen oponente cuando se reponga, además si quieren detalles pueden preguntarle a Shukaku, después de todo fue conmigo. O ¿me equivoco? – dijo mirando al Ichibi retadoramente, este tragaba pesado, debió haber sabido que su hermano se daría cuenta.


El menor solo miro al piso mientras jugaba con sus dedos nervioso, sabía que desobedecer a su hermano implicaba un castigo y no sabía que sería esta vez, el ultimo lo dejo sin caminar por meses, ahora que haría, trago fuerte, y se abofeteo mentalmente por su cobardía. Alzo la mirada y la fijo en los rasgados de su majestad.


Si no lo hubiera hecho, aun estarías inconsciente en los dominios del humano, y quien sabe que te hubiera pasado... - reclamo.


Tal vez tengas razón... - dijo mirándolo más suavemente, y todos en la sala, menos los implicados en esa conversación, suspiraron aliviados, los choques entre el Ichibi y el Kyubi era terribles. - ¿Qué paso después de que cruce la valla? Por alguna razón no lo recuerdo. – se mostró enojado al no poder recordar, y los demás solo prestaban atención, sin interrumpir, la mejor manera de enterarse de las cosas era callando, que ellas salían solas.


No lo sé. – respondió sincero, porque era verdad. – Solo te halle en el jardín de rosales, solo. – mintió, y de eso se dieron cuenta todos pero lo dejaron pasar, y Shukaku se moría por dentro de nervios, no debía decirle a nadie del humano, no hasta que le sacara la información, lo dejaría libre y le borraría la memoria, como si nada hubiera pasado, ese era el plan. – Te traje cuanto antes, no después de noquear a algunos guardias. – dijo con una sonrisa satisfecha. – Fue divertido, y despistar a otros. – termino su relato.


Entiendo, que bueno que te divertiste. – dijo mirándolo con un sonrisa, pero en sus ojos se veía que averiguaría que ocultaba.


Bueno...- rompió el silencio de los hermanos, la Nibi. – Como todo ya está dicho, Kokuo, Saiken... - los llamo, mirándolos les pidió. – Quédense con Kurama, que no haga esfuerzos. – los donceles asintieron decididos a llevar la orden a cabo. – Los demás debemos irnos, tenemos trabajo que hacer.


 


Los varones y Chomei intentaron replica, pero solo una mirada matadora de Matatabi, lo callo y salieron con la mirada gacha, no podían con ella, incluso Shukaku, al cerrar la puerta cada uno tomo su camino, Shukaku miro a ambos lados y salió corriendo camino al calabozo, sin que nadie lo viera, sin embargo Matatabi se dio cuenta de la acción, pero no lo siguió el peli arena se los diría cuando sintiera que era tiempo, por el momento ella iría a ver a los sobrevivientes, para traer a las mujeres y donceles ante Kurama, si la pareja del rey demonio estaba cerca debían encontrarla cuanto antes.


En la habitación quedaron los donceles y varón, quienes se miraron sin saber qué hacer, o bueno eso fue hasta que Saiken se levantó con cuidado de la cama y camino hasta el ropero de su hermano sacado un yukata azul oscuro con un obi marrón, y lo coloco doblado sobre la cama.


Estas desnudo. – le dijo al ver la cara confundida de Kurama.


De acuerdo. – dijo para quitar la sabana que tapaba su desnudez y levantarse, bajo la atenta mirada de los donceles los cuales solo lo miraban divertido.


Eres un sin vergüenza. – escucho en una risa de parte de Kokuo quien se recostó boca abajo en la cama y sostenía su cabeza con las manos.


No deberías decir eso. – le reprocho el peli celeste, mientras se sentaba en la espalda de su hermano menor.


Pesas. – se quejó este, haciendo un gesto adolorido, que tenia de todo menos de real.


Eso es mentira. – dijo enojado por el comentario.


Ajeno a su pequeña pelea Kurama se colocaba el yukata de espaldas a ellos, y justo en el momento de sacar su larga cabellera del interior de este, se dio cuenta de un pequeño e insignificante detalle. En su cuello había un collar, con dos anillos. Abrió los ojos lo más que pudo...


No puede ser...


¿Era en serio?


¡Joder! Su pareja estaba cerca.


¿Ya te diste cuenta? – preguntaron al unísono los donceles, ahora sentados en el orillo de la cama, después de arreglar las sabanas desechas.


Kurama abrió la boca para responder, pero nada salía de ella, se quedó mudo, en que momento, se preguntó agarrando la cadena entre sus manos viendo detenidamente los anillos, cuando paso.


Cuando llegamos a verte ya estaba en tu cuello, por lo que suponemos que... - dijo Kokuo, llamando la atención del pelirrojo que volteo a verlo exigiendo respuestas claras.


Puede ser alguno los sobrevivientes del pueblo que fue destruido hace poco. – termino Saiken con una sonrisa, jamás había visto a su hermano quedarse mudo.


Yo... - comenzó sin saber que decir.


¿Cómo te sientes con respecto a esto? – pregunto Kokuo emocionado como un niño curioso de saber de algo nuevo, hace milenios que nacieron y su hermano no conseguía pareja y ahora de la nada aparece.


Como si mi corazón estuviera conmigo y a la vez no. – respondió aun en shock. – Siento que si no la encuentro pronto podría arrepentirme y que si para la luna llena no la tomo, enloqueceré. – finalizo agarrando con fuerza los anillos entre su bronceada mano.


Los donceles se vieron entre ellos, sabían bien que cuando su hermano hablaba así de profundo es porque en definitiva sucedería, así que Saiken creo una pequeña burbuja y la mando con Matatabi, debían apurar la búsqueda, para luna llena solo faltaban dos días.


Kokuo se acercó a Kurama y le toco el brazo haciendo que este lo mirara. – Entonces ¿es un ella? – pregunto coqueto, rompiendo el anterior ambiente de golpe.


¿Es cierto? – ahora fue Saiken, el mensaje a su hermana fue entregado, ahora ella se encargaría de traerlos a todos para la noche.


No estoy seguro, pero espero que sea un ella. – les dijo mientras se sentaba en el pequeño porche con vista al jardín, y los dos le seguían igual.


¿Y porque? ¿Qué pasaría si fuera doncel? – pregunto con enfado Kokuo.


¿No te gustaría que lo fuera? – Saiken se oía triste, acaso su hermano odiaba los donceles. - ¿Odias a los donceles? – le pregunto mientras lagrimas caían por sus sonrosadas mejillas. - ¿Nos odias a nosotros?


Por supuesto que no. – respondió de inmediato Kurama, tomando entre sus manos la cara de su hermanito, limpiando con sus pulgares las blancas mejillas, borrando las lágrimas, y besando con cariño la frente. Después paso su brazo derecho por sobre los hombros de Saiken y el izquierdo por los de Kokuo atrayéndolos a sus costados, estrechándolos. – Saben que los amo, solo estoy algo confundido, ese mocoso... - refiriéndose a Sasuke. – Uchiha Sasuke me tiene arto, y no controlo lo que digo, no me importa si es mujer o doncel, si a ustedes les agrada, ¿porque a mí no?


Kokuo y Saiken lo miraron y sonrieron, su hermano siempre necesitaba su autorización al momento de estar con alguien, bueno ellos eran los que traían a los donceles más hermosos para su hermano mayor, con la esperanza de que fuera el indicado al igual que Matatabi y Chomei traían a las mujeres, pero sin éxito, solo una noche y a la mañana siguiente estos amanecían exhaustos casi al borde de la muerte, no soportaban estar con el pelirrojo debido a su poder y fuerza.


Está bien, lo encontraremos pronto.- dijo Kokuo para levantarse y desaparecer por la puerta bajo la atenta mirada de los dos.


Quienes al ver que ya se había ido voltearon a mirar el jardín en silencio, el cual fue roto por la curiosidad de Saiken.


Una vez papa nos dijo... - miro a su hermano a los ojos y este le mantuvo la mirada. – que cuando encontráramos a esa persona o estuviera cerca de nosotros, soñaríamos como él o ella.


¿Adónde vas con eso? – le pregunto con una socarrona sonrisa, Rokubi siempre seria curioso.


El doncel bajo la mirada avergonzado, era tan legible, bueno en este caso quería que se diera cuenta. Por lo que lanzo las preguntas que tenía a diestra y siniestra.


¿Lo soñaste? ¿Cómo es? ¿Crees que te corresponda? ¿En serio no sabes si es doncel o no? ¿Está cerca? ¿Puedo conocerlo? ¿Crees que este entre los sobrevivientes? ¿O tal vez este en las tierras humanos? ¿Qué sentiste cuando lo viste?– Saiken empezó a respirar agitado, soltó las preguntas de un solo golpe sin respirar.


Bueno... - comenzó Kurama, con una gota bajando por la sien, está bien que le preguntara pero eso era demasiado, arrugo algo el ceño, al no saber cuál responder primero. – Si, lo soñé, pero no pude verlo más que borroso... Solo sé que tiene el cabello largo y es de un color rubio... Estoy seguro de que me corresponderá, sino lo hace lo enamorare así de sencillo... No sabría decirte si es doncel o no, como te dije su imagen era borrosa... Siento que está muy cerca, pero no sé dónde exactamente... Claro que puedes conocerlo... Tal vez este con los sobrevivientes... pero... Espero que no esté en los dominios del mocoso... Y cuando lo vi, aunque no claramente, me sentí completo, en ese momento me valió mierda la declaración de guerra, sentí que si me perdía en sus ojos para siempre no me importaría, solo estoy esperando el momento de ver como es.


Saiken estaba seguro que si no tenía la mandíbula pegada a la cara, está ya hubiera caído al suelo de la impresión, su hermano siempre había sido borde con respecto a sus sentimientos y los dejaba salir solo cuando estaba aturdido y ahora parecía hablarle y a la vez decírselo a alguien que no está.


Te gusta. – salto el pequeño doncel, soltándose del abrazo para correr por el jardín y voltear a mirarlo. – No puedo esperar para conocerlo. – dijo con una sonrisa mientras se le acercaba y lo tomaba de la mano. – Vamos a comer.


 


Hm. – le respondió dejándose guiar por la gran casa hacia el comedor.


*********************


 


Shukaku salió corriendo con un solo destino fijo, el calabozo.


Corriendo por los pasillos, abrió la puerta del lugar y bajo con rapidez las escaleras, los pasos resonaron por las paredes, rebotando y llevando el sonido por toda la extensión de la estancia, detuvo su correr solo para escuchar golpes contra la pared, el sonido de las cadenas moverse y un gran olor a sangre.


Todo ese sonido solo le indicaba una cosa, el humano había despertado y por lo que se oía no estaba contento.


Camino presuroso a la última celda y abrió la puerta, ya que siendo la última era la más grande y amplia, por lo que tenía espacio, la luz que ingresaba era la de una ventanilla con barrotes, el resto de las paredes eran de piedra caliza, para evitar el escape.


Con las llaves en las manos, agarro las más grande de metal grueso y la introdujo en la cerradura y quito el seguro, tomo el pomo y abrió la puerta de golpe, encontrándose con semejante escena.


El rubio había despertado y golpeaba con fuerzas, sus manos hechas puños, contra la pared, la cual se encontraba chorreante de sangre del rubio, que seguía golpeando el inicio de los grilletes en un intento de romperlas y ser libre, cayendo de rodillas cuando se cansó y respirando de manera agitada, choco su frente contra la fría piedra de su cárcel, y regulo su respiración para seguidamente jalar con todas sus fuerzas sus brazos lejos de la pared en otro intento de zafarlo.


Shukaku se había quedado estático, el rubio de cabello largo estaba de espaldas a él y no se había percatado de su presencia, además de que no parecía importarle el hecho de que estaba sangrando mucho, podía ver lo irritada, lastimada y sangrantes que estaban las muñecas del menor, pero ni aun con el dolor, que estaba seguro sentía, se detenía y seguía intentando, también podía escuchar los sollozos de ese joven que ahora estaba intentando escapar.


Le dolió el corazón, en un inicio solo lo trajo como rehén, convirtiéndolo en un prisionero, el cual ahora lloraba intentando soltarse, quien sabe desde cuándo, tal vez grito y no lo escucho.


¡Es mi culpa que este así! Pensó con gran pesar, al ver otra vez al humano golpear al pared con la palma abierta, solo que esta vez el inicio de los grilletes se le incrusto en la palma abierta, mas no grito por lo que se extrañó.


No lo soporto más y se acercó al rubio tomándolo por el hombro y volteando, se le encogió el corazón por la culpa, los ojos azules, que la noche anterior vio llenos de brillo, estaban tan rojos e hinchados por llorar y aun las lágrimas bajaban por esas mejillas recorriendo las tres mejillas en cada una, el brillo de los ojos no estaba solo la desesperación y el miedo, el labio inferior del rubio era fuertemente apresado por sus dientes, tanta es la fuerza aplicada en el mismo que ya lo había roto y la sangre escurría por ambos bordes de sus labio bajando por su mentón, el cuello hasta perderse dentro del andrajoso yukata negro, alguna que otra gota se unía al charco que estaba en el piso.


En cuanto Naruto lo enfoco lo empujo con todo lo que pudo alejándolo y cayendo sentado en el suelo, se apegó todo lo que pudo contra la pared buscando tener la mayor distancia posible con el Ichibi.


La respiración errática era lo único que se escuchaba en la estancia, el peli arena veía como Naruto empezaba a hiperventilar, el estrés era demasiado. Primero despierta en un lugar desconocido, con grilletes completamente solo, sin tener la menor idea de cuando llego, intento gritar y su garganta estaba seca de hacerlo, trato de llegar a la puerta, las cadenas no le dejaban, trato de jalarlas, se lastimaba mucho las muñecas los grilletes estaban oxidados y maltrataban su piel, golpeo la pared en un intento de soltarse, solo conseguía que sus nudillos dolieran y sangraran, porque estaba allí, donde estaba, que fue lo que hizo para merecer eso, que le harían. Eran las preguntas que rondaban su mente, miro por todas partes sus ojos estaban desenfocados debido a las lágrimas que le impedían ver, pero sí pudo distinguir que la puerta fue abierta y alguien, no sabe bien, entro de cabello como la arena y ojos dorados.


Aun contra la pared estiro su mano derecha, que tenía la piel un poco despegada y sangrante, totalmente manchada, en dirección al recién llegado.


A-yu-da-me. – dijo y todo para Naruto se volvió negro, cayendo de lado hasta golpear su cabeza contra el suelo manchando su rubio cabello de color rojo.


Shukaku no sabía qué hacer, el chico estaba mal, que fue lo que hizo, se hubiera quedado, sabía bien que al ser la última celda y la más grande esta era a prueba de ruido, jamás pensó que el humano reaccionara así, y ahora este estaba inconsciente de nuevo pero por su propia mano.


Se sentía culpable.


Él le ínsito a eso, es su culpa que ahora el humano este tan herido. Se acercó rápidamente al doncel y lo recogió del frio suelo, notando lo liviano que era, lo recostó en la cama y quito los grilletes de las muñecas, por un momento quiso llorar, estaba casi destrozadas, y seguía sangrando,


No lo soporto más y tomo la sabana rota con la cual cubrió las manos del doncel, limpiándolas con cuidado observando como los gestos del chico cambiaban de tristeza a una mueca de dolor. Al limpiarlas, tiro la sabana a un rincón de la celda tomo entre sus manos las de Naruto y concentro su chakra, nunca había curado a alguien y en este momento lo intentaría y lo lograría porque sí.


Una luz de color verde pasto rodeo sus manos y con asombro contemplo como los tejidos dañados terminaban de caer y piel nueva salía cerrando la herida de manera rápida, entonces entendió, no le estaba curando aceleraba el proceso de cicatrización, su chakra era consumido de manera rápida per ahora poco podía importarle.


Cuando finalmente termino observo como las muñecas estaban como antes, la piel suave estaba como nueva, no tenía fuerza alguna se sentía muy cansado, pero aun así con sus manos limpio la sangre que aún quedaba en la barbilla del doncel rubio, evitando así que se secara, ahora que se daba cuenta las facciones del chico estaban más calmadas.


Se levantó de la cama, cerró la puerta y se sentó en el suelo con la espalda pegada a la pared de la celda con la vista fija en el pronto despertar del prisionero. Pero su nuevo plan se vio frustrado cuando sus ojos traicioneros se cerraron y el cansancio le venció totalmente.


.


.


Sintió el toque de alguien sobre su cabello, suave pero a la vez insistente, haciéndolo despertar, abrió poco a poco los ojos notando un borrón amarillo frente a sus ojos, junto a dos puntos azules. Llevo su mano derecha hasta sus ojos y con el dorso se desperezo, y finalmente pudo observar con claridad que frente suyo estaba el rubio de cuclillas observándolo con unos grandes ojos azules como el cielo, expectantes, curiosos y sobretodo agradecidos.


Despertaste. – dijo con una dulce sonrisa. – Que bueno. – se levantó con cuidado tambaleándose en el proceso, con eso el peli arena confirmo que el rubio estaba débil.


Se levantó teniendo sus fuerzas renovadas y observando al chico que solo se sentó en la cama, que por cierto es muy alta para él, por lo que sus piernas quedaron colgando, aunque no se notaban por el yukata negro, apenas y se veían sus dedos.


¿También te encerraron? – pregunto con una sonrisa amable, donde había quedado el joven de hace unas horas, porque este no se le parecía para nada.


No. – respondió secamente.


¿entonces? – pareció confundido porque borro su sonrisa y sus ojos azules solo mostraban el no comprender.


Yo te traje hasta aquí. – dijo sin tapujos.


En ese instante toda emoción en Naruto se esfumo, sus ojos se volvieron vacíos, el balanceo de sus piernas se detuvieron y su cuerpo se puso a la defensiva, alerta.


Ya veo. – dijo mirándolo fríamente, al Ichibi le costó sostener esa mirada e hizo lo imposible por no apartarla. - ¿Qué vas a hacer conmigo? – directo al grano.


Solamente quiero-


¿vas a venderme?


¿Qué? No, eso no-


¿vas a violarme? – esa pregunta si que des loco al otro, el rubio lo dijo sin sentirlo ni lamentarlo, solo lo dijo sin emoción con vacío en la voz.


Tampoco. – empezaba a enojarse no lo escuchaba.


¿golpearme? ¿matarme? ¿sacrificarme?


No, no y no. – respiro profundo, tratando de aguantar las ganas de gritarle, para que lo oyera. – Yo solo quie-


¿Qué vas a hacer conmigo? - repitió la pregunta.


Adiós paciencia. En toda la estancia se escuchó la paciencia del Ichibi hacer ¡Crack!


¡NADA! ¡NO VOY A HACERTE NADA! – exploto gritando cansado ya.


Entonces ¿Por qué estoy aquí? – ok, ese niño ni siquiera se asustó, pareciera acostumbrado a esto.


Información. – dijo la palabra por fin, por dentro lloraba a cascaditas, lo dije, sí. Eran sus pensamientos.


El rubio alzo una ceja en son de incredulidad y desconfianza.


¿Tú me curaste?


Si lo hice. – espero que volviera a hablar, ahora este rubio no se parecía al mismo que encontró cuando despertó.


Yo no te no lo pedí. – le dijo mirando sus muñecas y tocando su piel, no sentía ningún tipo de dolor, como si no hubiera pasado nunca, sin embargo la sangre en la pared y el charco en el suelo confirmaban que ciertamente si se había herido.


El rubio siempre había sido tratado así desde que tenía memoria, encerrado en celdas, tratando de venderlo, pero por suerte siempre ha escapado, cuando creció y aprendió a defenderse, más o menos, los secuestros fueron menores, pero aun recordaba como lo golpeaban en las celdas, los cortes, las marcas y el gran dolor además de la soledad que sentía todo el tiempo hicieron que odiara los lugares cerrados con poca luz, y este siendo uno, la reacción al despertar fue la más simple que encontró, nunca le habían puesto grilletes y entro en pánico, como saldría, de ahí. No podía así que intento con todas sus fuerzas liberarse hasta que pudiera salir. Lastimándose en el proceso.


¿Qué quieres saber? – si iba a estar allí, colaboraría rápido, ahora sin grilletes podía intentar escapar.


El peli arena solo suspiro, al parecer ya se calmó.


¿Qué eres del Rey Uchiha Sasuke? – empezó el interrogatorio.


¿es en serio? – se burló el rubio sin expresión en su rostro, pero se notaba la burla por el tono de voz.


Muy en serio. – frunció el ceño, porque se burlaba.


Vaya, no sé si eres tonto o que pero por si no te has dado cuenta, solo soy un sirviente más, que puede ser remplazado con el chasquear de los dedos. – le contesto chasqueando sus dedos. – Te equivocaste de persona, no soy su amante ni nada parecido. – su tono de voz se escuchó furioso por la sola idea, mas su rostro seguía apacible. – Aunque debo agradecerte...


Shukaku se quedó mudo en el momento en que le oyó decir que solo era un sirviente, eso era simplemente imposible, debía ser algo del r yapar tener semejante belleza y solo servirle.


Un sirviente.


Esa palabra resonaba en su mente, metió la pata, hasta el fondo, capturo a una simple persona que no tenía nada que ver, hizo que casi se matara por intentar escapar, solo para que le dijera que era un mísero sirviente.


Estaba perdido, si sus hermanos se enteraran lo despellejan vivo, por meter a inocente en este lio, ahora que hacía, sin escuchar al rubio que lo observaba y detuvo su hablar, empezó a caminar en círculos por la celda mordiéndose el dedo gordo.


¡Oye!


Escucho que le llamaban, mas no presto atención, que hacer, era su pregunta. Muerto, estaba muerto, estaba tan concentrado tratando de pensar una solución cuando sintió un golpe en su cabeza, que solo le hizo cosquillas.


Volteo hacia el origen del lanzamiento de su golpe, encontrándose al rubio parado sobre la cama, sereno, mirándole lanzando hacia arriba una piedra y atrapándola antes de que este fuera de su alcance.


Es de mala educación no escuchar cuando te hablan. – regaño.


No... lo que es de mala educación es lanzarle a alguien una roca cuando esta desprevenido. – le dijo erizando cada vello de su cuerpo como un gato enfurruñado.


El menor solo se alzó de hombros, sin importarle.


Te estaba agradeciendo idiota. – la última palabra la alargo.


¿Por qué? Yo te secuestre, no tienes nada que agradecerme. – estaba confundido y como no estarlo.


Si no me hubieras traído hasta aquí, el rey... - lo nombro con asco. – hubiera hecho lo que quisiera con mi cuerpo. – dijo abrazándose a sí mismo.


¿Qué quieres decir? – algo no le gustaba, sobre todo por la forma en que nombro al rey humano.


¿Debo ser más explícito? – pregunto frunciendo el ceño. – Por ciertas razones, que no te incumben, debía entregar mi cuerpo al rey la noche pasada. – dijo tranquilo mientras dejaba de abrazarse a sí mismo y colocaba cada mano al lado de su cadera en la cama.


Shukaku abrió los ojos lo más que pudo, como un rey se le ocurre obligar a sus sirvientes a acostarse con él en contra de su voluntad, eso es una blasfemia, es tratar a la gente como un esclavo sexual...


Entonces cayo en la cuenta de algo, "¿Vas a violarme?" la pregunta de Naruto floto en su mente, por eso esa razón, eso quería decir...


Miro al rubio preocupado, se acercó a zancadas al mismo y lo tomo por los hombros. - ¿Estas bien? ¿Te hizo algo? – ahí salió a flote su instinto protector, ese niño se parecía a sus hermanos donceles, aunque no sabía sería uno, solo que más frágiles, en cambio los suyos matan primero y preguntan después a cualquier desgraciado que ose tocarlos con esas intenciones.


Naruto se estremeció cuando lo toco Ichibi, puso sus manos en el pecho contrario y lo empujo mientras le gritaba. - ¡No me toques! No me gusta. – aclaro al ver la cara del de orbes doradas. – Por eso te agradezco de no ser por ti, hubiera dejado de ser virgen. – dijo, para luego darse cuenta de que hablo de mas, su rostro se tornó rojo como un tomate y escondió su cara entre sus manos.


En cambio el varón suspiro tranquilo, el chico seguía siendo virgen, y de cuando aquí eso le importaba, pero al ver la cara avergonzada del rubio, no aguanto y rompió a carcajadas.


¡No te rías! – le grito mientras se levantaba y le daba golpes en el hombro, que no tenían fuerza alguna. Se cansó de intentar lastimar a su captor y atrapo entre sus manos el kimono de color arena, apretando la prenda llamando la atención del varón, que bajo la mirada para verlo. – ¿Podrías decirme que día es? – dijo mirando hacia arriba con un lindo puchero, un leve sonrojo y los ojos brillosos en la espera de la aceptación. El demonio se sonrojo, era adorable. Sospechas confirmadas es doncel. – También ¿podrías traerme algo de ropa y comida? Tengo hambre. – ladeo la cabeza hacia la izquierda en un gesto tierno.


Cla-claro. – tartamudeo y se abofeteo mentalmente por eso. – Estamos a 8 de octubre, no ha pasado sino un día desde que estas aquí y ya te traigo ropa además de agua para que te asees, luego te traeré algo de comer, ¿te parece? – le pregunto colocando su manos sobre la cabellera rubia y revolviéndola suavemente.


Vale. – con una gran sonrisa se separó de él y se sentó en la cama. – Por cierto... - le llamo. - ¿Cómo te llamas y dónde estoy?


Mi nombre es Shukaku y me encanta disfrutar la vida, bienvenido a Makai, el reino demonio. – le contesto para salir rápidamente en busca de ropa y agua.


"Reino demonio" pensó Naruto, son más amables de lo que lo que creí, se dijo y se dispuso a recostarse en la desecha cama, esperando.


Si ese demonio le curo no puede ser malo, confiaría en él, ojala y lo dejara libre, pero algo le preocupaba, 8 de octubre... faltaban dos días para cumplir los 16 años, eso implicaba que debía cuidarse más sino quería quedar embarazado, aunque la idea no le desagradara era muy joven y no podía cuidarlo.


**********


Shukaku salió velozmente en busca de la única persona que no le pediría explicación alguna, por el momento, su hermano doncel Saiken, esperaba que este estuviera en su habitación, el agua la dejo calentando en el calabozo, que tenía baños, pero de agua fría y lo menos que quería era que el rubio enfermara, no deseaba causarle más dolor del que le provoco.


Los empleados que mantenían en orden la casa, se quedaron mirando como el Ichibi recorría a toda prisa los pasillos, hasta que se detuvo y se acercó a cierto doncel castaño de ojos negros y dos triángulos invertidos en las mejillas de color rojo. – Kiba. – le llamo.


¿Señor? – respondió el doncel dejando la limpieza de lado para acatar la orden.


¿podrías por favor prepararme un almuerzo y tenerlo listo cuanto antes? – le hablo claro, no le fijo que fuera al calabozo pues allí estaba el rubio, y nadie debía de verlo.


Por supuesto, enseguida voy. – dijo alegre de poder ayuda.


Bien, cuando lo tengas listo búscame, estaré en la alcoba de Saiken. – le informo.


De acuerdo. – salió corriendo hacia la cocina.


El varón continuo su camino rápidamente hasta llegar a la habitación de peli celeste, toco la puerta con insistencia, hasta que esta fue abierta por el propietario, que al verlo solo se hizo a un lado para dejarlo pasa.


Una vez dentro, Shukaku solo soltó la sopa. – Necesito un kimono viejo, pequeño que ya no uses. – sabía que su petición era rara, lo sabía, pero a quien más le pedía, Saiken era el único que guardaría discreción en los asuntos.


Los ojos azules oscuros lo vieron solo para voltear hacia su ropero y buscar entre su ropa un viejo kimono, encontrándolo. Lo doblo en su brazo son el obi y un viejo prendedor en forma de flor, hecho de zafiros, le tendió la ropa a su hermano menor.


No preguntare. – comenzó y Shukaku se permitió respirar tranquilo. – Pero después espero que me lo explique, cuando estés listo. – sí, su hermanito era un ángel entre demonios.


Gracias, así será.


Salió con rapidez al despedirse de su familiar, y camino de vuelta a las celdas, de camino se encontró con Kiba, quien lo buscaba con una bandeja de comida.


¡Ah! Shukaku-sama allí esta. – dijo al verlo, se acercó caminando despacio. – Aquí tiene. – le tendió la bandeja que fue bien recibida.


Gracias. – siguió su camino dejando al castaño solo, quien se alzó de hombros y siguió su camino de vuelta a la limpieza.


El varón se dirigió con más calma al calabozo, bajando una vez más las escaleras, pasando por las celdas vacías hasta la última, donde toco antes de entrar. Escuchando un suave "Pase", con la autorización entro, observando al rubio que lo miraba expectante.


Toma. – le mostro la bandeja, viendo como el menor se levantaba y se le acercaba para tomarla entre sus manos y volver a la cama, poniendo la bandeja en su regazo observando el pescado frito, junto al arroz y la sopa de miso. Dio las gracias y se dispuso a comer primero.


El peli arena espero hasta que termino de comer y le pidió que saliera para guiarlo a un anexo a parte del calabozo donde ahora se encontraba una tina caliente esperando por el oji azul, que chillo por las atenciones y abrazo fuerte al varón por el pecho, que es por donde le llegaba, este solo se quedó quieto ni correspondió ni rechazo, cuando termino el contacto le tendió la ropa dada por su hermano y salió del baño.


Dentro de este Naruto se despojó de sus ropas, dejando que estas se deslicen por su cuerpo hasta caer al suelo, avanzo ahora en la soledad y entro con cuidado en la tina de agua caliente dando un suspiro satisfecho al sentir los músculos de su cuerpo relajarse, en definitiva ese demonio no podía ser malo, pero tanto silencio le resultaba incómodo.


Shukaku-san, ¿está ahí? – pregunto con la ligera esperanza de que así fuera, mientras desataba su cabello y lo lavaba dejándolo libre de toda suciedad y mugre.


¿Qué sucede,...? – escucho distorsionado por la puerta que servía de barrera entre ellos.


Naruto. – dijo al ver que no sabía cómo llamarle. – Ese es mi nombre. – con una sonrisa, parece que todo lo que decían de los demonios era mentiras.


Bien Naruto, dentro de dos días... - es luna llena, pensó, todos estarán fuera de la casa y mi hermano se pondrá en una barrera para no atacar a nadie. – dejare la celda abierta y podrás irte, solo debes salir al bosque y seguir derecho, de esa manera llegaras a los dominios humanos.


¿de verdad? – pregunto ilusionado.


¿Por qué te mentiría? – devolvió la pregunta. – No tengo motivos para hacerlo.


Muchas gracias. – dijo de corazón, tenía razón si podía confiar, además si le dio hasta comida, ropa y la oportunidad de bañarse no podía cambiar de opinión, y algo le decía que en su naturaleza no estaba hacerlo, le hizo caso a su instinto.


Y durante un rato quedaron en un cómodo silencio, donde Naruto solo se relajó dentro del agua que empezaba a entibiarse, pero poco no podía importarle, le estaba entrando sueño, pero de repente a su mente llego un flash, un pequeño recuerdo un varón de yukata blanco con rojo, cabello rojo fuego y ojos dorados.


Su corazón latió con fuerza y sus mejillas se encendieron, no entendía porque pero quería volver a verlo, esa noche en el castillo fue la primera vez que lo vio, eso significaba que el demonio que lo secuestro sabría algo.


Etto, Shukaku-san... - estaba jugando con sus dedos dentro del agua que olía a rosas, ya había terminado de lavarse, las heridas de su torso desparecieron al igual que las de sus muñecas, debió ser gracias a Shukaku-san, pensó el oji cielo, aunque el varón no podía verle sabía que se escuchaba nervioso. - ¿Puede preguntarle algo?


El Ichibi se puso en guardia, que sería lo que quería preguntar. – Adelante.


Cuando usted me secuestro... - Shukaku no pudo evitar una vez más sentirse culpable. – no se sienta culpable, por favor. – le pidió adivinando sus pensamientos, sobresaltando al otro que fijo la vista en la puerta del baño. – Ya le dije que se lo agradezco, me salvo, pero me preguntaba si cuando me dejo inconsciente... ¿Había alguien conmigo? – la pegunta salió lo más rápido que pudo de los labios carnosos pero finos de color cereza.


¿Por qué la pregunta? – se empezó a poner nervioso, no pensó que el rubio le preguntara eso, si Kurama no lo recordaba entonces el oji azul tampoco, pero parece que no fue así el caso.


Es que siento que había alguien más allí en el jardín de rosales, un varón de yukata blanco, cabellos rojos y ojos dorados... ¿No le suena?


Para nada. – contesto de inmediato, esa era justo la descripción de su hermano esa noche, no podía decirle que los encontró en semejante situación, ambos abrazados. Eso se lo llevaría a la tumba, ahora más que el rey humano declaro la guerra debía mantenerse al margen de ello, si le decía que si, el chico le pediría verlo.


Oh. – sonó desilusionado.


¿acaso te hizo algo? – tuvo que preguntar, salieron solas las palabras y la pregunta se formuló, esa pregunta que se gestionó en su mente desde que menciono al demonio zorro.


No. No es eso... - sonó nostálgico ahora. – es solo que siento que debo verlo, me gustaría volver a verlo. – dijo mirando el techo del baño.


¿Por qué?


Bueno... a comparación con el tacto de muchas personas... como se habrá dado cuenta no me gusta que me toquen, sobre todo los varones... - trato de explicarse. – su tacto me hizo sentir seguro y anhelante de volver a sentirlo, ese cabello rojo me recuerda a alguien querido para mí, pero a la vez es muy diferente la sensación que siento en mi pecho cuando lo vi, y esos ojos dorados parecían oro líquido que ocultan cosas... en verdad deseo volver verlo de corazón. –termino en un susurro.


Shukaku solo se quedó callado, ni sus hermanas y hermanos donceles eran tan profundos a la hora de hablar de sentimientos y este humano se abrió con el demasiado rápido. Entra en confianza demasiado rápido, fue su conclusión.


Olvide lo que dije por favor. – recapacito mientras se india en el agua hasta por encima de la nariz en un intento de bajar su vergüenza al ser tan directo con alguien que apenas conocía, pero que a la vez tenía una esencia conocía a la del pelirrojo que sintió, vio.


Mejor apresúrate, debes descansar. – cambio de tema, no le gustaba el rumbo que llevaba, no negaba que le gusto que le tuviera la suficiente confianza para decirle aquello, pero se estaba metiendo en una sala minada.


Está bien.


Naruto salió del agua y se secó lo mejor que pudo, colocándose la ropa interior que traía de palacio, fue buena idea llevar doble esa noche, le servía ser precavido, así que se la coloco y tomo entre sus manos el kimono blanco, pero al momento de hacerlo cayó al suelo una pequeña prensador en forma de flor, hecha de zafiros, la tomo entre sus manos y la deja parte, seguro fue una equivocación.


Deslizo sus brazos por el atuendo blanco, cerrándolo con el obi de un pronto negro con diversas rosas rojas en toda la tela, además de un pequeño pañuelo de adorno, pensó cuidadosamente donde colocarlo y finalmente se decidió por el tobillo derecho, donde tenía una ligera cicatriz, que mejor que eso para taparla, ajusto el pañuelo con una cinta roja, que venía adjunta. Sacudió el kimono, sacando el posible polvo que se le incrusto al haberse agachado, dándose cuenta que su ropa era ajustada a su cuerpo y realza de sobremanera sus pronunciadas curvas y que llegaba por encima de la rodilla, dejando a la vistas sus delgadas, pero torneadas, firmes y acaneladas piernas.


Un sentimiento de vergüenza lo invadió, era poca ropa. Con su mano derecha tomo el dobladillo del kimono y trato de bajarlo más, sin ningún éxito, no bajaba era hasta allí.


Con un suspiro de derrota salió del baño con la vista en el prendedor, solo para no mirara al varón que seguro lo esperaba fuera para llevarlo de nuevo a su celda, donde viviría al menos dos días más.


Shukaku al escuchar la puerta abrirse, miro al doncel que salía a su encuentro con la mirada gacha, se sorprendió la belleza de este era aún más grande que antes, no entendía porque se ocultaba con ropas tan grandes.


(Imagen al inicio, solo quítenle la corona, el corazón y las mariposas)


Vio como Naruto jugaba con el prendedor y con cautela se le acerco tomándolo de sus manos, alzo su mentón viendo como este se sonrojaba por usar esa ropa, que estaba seguro nunca pensó en utilizar, y acomodo el cabello rubio que caía como una cascada por su espalda, pasándolo detrás de la oreja izquierda y colocando la flor azul en ese lugar.


Se te ve lindo. – alago.


Con halagos no se gana nada. – respondió con una tímida sonrisa. – Tengo sueño. – le dijo mientras se sobaba un ojito con la mano.


Pareces un niño. – se burló mientras empezaba a caminar.


No es cierto. – contraataco. – En dos días cumplo 16 años.


Oh felicidades.


Las cejas rubias se fruncieron, y el doncel entro a la celda cerrándole la puerta al varón en las narices, dándole un golpe en esta, el varón retrocedió a causa del dolor y se quejó con Naruto que solo le dijo "Te lo mereces".


Y esa frase le trajo a lamente la primera vez que le pregunto a Matatabi por los donceles, y esta solo le aconsejo... "Cuida tus palabras con ellos, su belleza es mucha pero sus sentimientos son frágiles, en pocas palabras, son muy sensibles, buenas palabras mal expresadas o dichas en el momentos inadecuados, causan malentendidos, cuando esto pasa es mejor dejar que se calme y hablar más tarde para disculparse", quien diría que ese consejo le serviría mucho.


Vendré mañana por la tarde con comida. – le dijo y se fue, el doncel aguantaría algo de hambre pero era lo mejor para no ser obvio.


Salió del sótano, y dejo al rubio doncel pensando una vez más, ya que estaba solo, en ese misterioso varón.


En verdad deseo volver a verlo. – dijo al aire, quedándose finalmente dormido en posición fetal.


*************


Kurama se encontraba viendo la luna en el jardín de su alcoba, en dos días la luna llena llegaría con toda su fuerza, debía preparar los sellos, por si acaso su pareja no la encontraba mañana, ahora era imposible aunque Matatabi, intento traerlos, aun debían establecerse los sobrevivientes y era su deber respetarlos, además de que la búsqueda se vio reducida a solo rubios. Seria sencillo o eso pensó.


Como deseo encontrarte. – le dijo a su pareja, que no le escuchaba, pero deseaba que así fuera.


Tan lejos y tan cerca están, pero cuenta no se dan, un tercero en esto está, sin malas intenciones cabe recalcar, la luna llena traerá más que bendiciones y algo más... la distancia acortada será y el deseo del alma se cumplirá.


 
Notas finales:

Amo escribir... 

Espero les halla gustado, dejen reviews me gustaria saber si les gusto.

Gracias por leer.


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