~*Midorima yuki*~
—Ya se está notando — decía mirándose al espejo. Se ganaba de perfil, luego de frente y nuevamente de perfil. Aquel bultito ya se notaba. Aun podía pasar desapercibido pero a torso denudo se notaba. —¡en unos meses me harás parecer un balón! —Le decía a su barriga acariciándola.
—Pero un balón muy bonito ¿no crees tú?
—No, no lo creo, estoy intentando no tener esas inseguridades comunes que dijo la doctora, pero realmente creo que redondo no me veré bonito.
El Peliverde sonrió con ternura acercándose a su pareja abrasándolo por la espalda y deslizando sus vendadas manos por su barriguita
—Quítalas —le pidió Midorima refiriéndose a la vendas. Kagami tomo sus manos con delicadeza retirando con sumo cuidado las vendas. Enseguida sintiendo esa manos en su estómago —ya se nota —decía con alegría
—Lo se, más te vale no mirar para el lado cuando parezca una sandía.
—Claro que no, las sandia son ricas, y si tengo una con pies aún mejor, me la comeré todos los días y nunca se me acabara — lo llevo a la cama y lo acostó dejándolo boca arriba. Acostandose a su lado pero bajo un poco para quedar a la altura de aquella adorable pancita.
Kagami sonrió y cerró sus ojos para comenzar a escuchar aquella melodiosa voz. Algo que todas las noches Midorima hacia después de aquella primera ecografía a la que habían ido juntos.
—Yuki-chan, no hagas que Oto-chan se sienta inseguro ¿ya? — le hablaba a la panza mientras le daba leves caricias. Kagami sonreía y trataba de aguantar las cosquillas que estas le provocaban —cuídate mucho ahí dentro ¿eh? tienes que llegar con nosotros. Papá te esta esperando desde el momento en que supo de ti ¿me escuchas? Mi pequeña… te cuidare mucho no dejare que nunca nadie te lastime, viviré por ustedes y moriré también si es necesario, son mi vida — dijo dando un beso sintiendo como el estómago de kagami se endurecía. Y sonrió.
Levanto el rostro y se topó con la mirada ceñuda de kagami.
—¿Qué?
—No digas eso, no me gusta —Midorima solo sonrió y subió para besarle.
—Te amo ¿lo sabias?
—No
—¿Como que no? —dijo ganándose a su espalda y abrasándolo
—¿Me amas? —le preguntó dándose vuelta y pasando su mano por la cintura del peliverde.
—Claro que si — rio besando su frente —tanto como tú a mí.
Kagami le sonrió y se acurruco en su pecho.
—Midorima… mañana sabremos si será niña o niño. Si no es niña… —no quería que se decepcionara
—Tranquilo no cambia nada, pero sé que será niña. Una hermosa niña tan bonita como tú
—Pues yo digo que será como tú.
Midorima sonrió al escucharlo lo conocía bien y estaba seguro de que solo lo dijo para llevarle la contraria.
Sin embargo estaba muy lejos. Kagami le daba igual si era niña o niño pero si tenía un deseo era que aquel pequeño que esperaba sacara los rasgos de la persona que amaba. Seria inmensamente feliz. Aquella sería una demostración más para hacerle saber cuándo grande es su amor por él.
Estaba seguro de que su niña yuki sería la viva imagen de su “primer amor”. Con ese pensamiento y una sonrisa en el rostro concilio el sueño al lado del peliverde.
Fin