Takao estaba nervioso, hace dos semanas que no veía a su novio. kagami había tenido que viajar a EE.UU por algo de suma importancia que ya no se podía seguir aplazando.
Él había querido colarse, lo había intentado, el mismo Kagami tenía planeado un secuestro consentido. Pero fue detenido antes de poder subirse al avión con su halcón.
Los padres de su amor lo habían supuesto y habían puesto una restricción, en caso de cualquier intento alocado que el par de menores intentara cometer.
“Vamos Kasu-chan, solo serán unas semanas, kagami va a volver, te ha dado su palabra — decía su madre haciéndole entender al pelinegro que no era una separación trágica como la estaba haciendo ver el berrinchudo chico al ver si intento de escape hecho un fracaso — y como no vuelva yo misma lo voy a buscar de los pelos — decía en tono amenazante.
—Deja de alegar Takao — el padre ahora serio, se hacía presente — Tienes clases que no vas a descuidar, tú a diferencia de kagami no puedes darte ese lujo — dijo dejando claro que las notas de Takao estaban por debajo de lo esperado.
El pelinegro suspiro frustrado y miro con extrema tristeza al pelirrojo, le estaba implorando que lo llevara, y vaya que lo hubiera hecho si sus suegros no se hubieran adelantando. Se acercó a él, beso su frente, acaricio su mejilla y sonrió mirando esos ojos soñadores que amaba.
—Descuida me demorare lo menos posible, estaremos hablando, cuídate mucho y a mi bebe — dijo bajando la mira y acariciando la abultada barriga.
—El estará bien, pero yo no — hiso un puchero de los más tierno, kagami tuvo ganas de abrazarlo fuerte mientras le besaba por todas partes, pero se contuvo.
—Takao, no seas infantil, perderá el avión y recuerda que es también por ti que está haciendo este viaje — presiono su padre.
—Está bien lo siento — miro el suelo apenado, kagami miro a sus suegros, y estos entendieron que necesitaban su espacio así que con un asentimiento se alejaron.
—También voy a echarte de menos te amo, a ti a nuestro bebe.
—Lo sé — dijo con una radiante sonrisa, saltando encima de kagami para estrecharlo en sus brazos y besar sus labios como si no hubiera mañana”
Luego de eso habían pasado dos largas y tediosas semanas, Takao había estado con un humor único, su alegría se mesclaba con la tristeza de no ver a kagami, su hiperactividad, con las ganas de jugar el deporte que amaba y lo combinaba con la frustración de no poder hacerlo, luego de eso se le sumo el nerviosismo con la noticia de kagami venia pero con su padre incluido con el único motivo de conocer al hombrecito que había cautivado a su hijo.
Aquellas palabras kagami las dijo riendo, pero al pelinegro le había caído la gota, sabía que el sr kagami no era cualquier persona, lo más seguro era que no lo aprobara y que pensara que había atrapado a su joven hijo prometedor, lloro en más de una ocasión por ese motivo, lo único que le daba fuerzas era que sabía que cualquier opinión negativa que tuviera aquel señor, su kagami no la compartiría porque lo amaba, de eso estaba seguro.
Ahora esperaba paciente en el aeropuerto que llegara esa mata de cabellos únicos, junto al ogro que querría matarlo con solo mirarlo.
—Puedes quedarte quieto — su padre ya estaba con in tic en el ojo ante la incesante pierna de Takao que no dejaba de moverse.
—Quédate tranquilo cariño, si el viejo se pone pesado, lo siento mucho por kagami, pero no permitiré que nadie trate mal a mi niño — la mujer le sonrió a su adorado hijo dándole infinita tranquilidad. Cuan feliz estaba que sus padres lo hayan apoyado desde un principio. A pesar de la metida de pata que habían cometido él y kagami siendo tan jóvenes.
Levanto la vista y el miedo se hizo aun mayor al divisar a kagami, con una versión más grande y madura a su lado, el señor era mayor en todos los sentidos pero aun así atractivo. No pasó desapercibido ese detalle.
Mas pasos y Takao se sentía como una hormiga rodeada de personas, la mirada del señor kagami se posó en su persona y luego en su barriga instintivamente se llevó las manos ahí apretándola con fuerza.
—Hola Takao — dijo Kagami con entusiasmo y alegría, abrasándolo con delicadeza — te extrañe tanto — al escuchar por fin su vos se sintió infinitamente tranquilo, dios… esa sensación había sido intensa.
El saludo protocolar le siguió con naturalidad, la voz del señor era fuerte pero tenía algo grato en ella, quizá era similar a la de kagami. No lo sabía pero llego a la conclusión cuando lo vio sonreír, el papá de kagami no era tan aterrador como lo había imaginado.
Ahora compartían amenamente en la casa de Takao, los mayores se habían llevado sorpresivamente bien, ahora los cinco se encontraban hablando de cosas triviales hasta que el pelirrojo mayor carraspeo y miro a kagami serio.
Aquello había sido una orden en toda la ley, Takao y sus padres se quedaron en silencio, ante su presencia, era como si de la nada hubiera cambiado a otra persona.
Kagami fue por algo a su mochila luego miro a todos los presente se acercó a Takao y se inclinó para luego mirarlo con ensoñación.
—Takao Kasunari… ¿aceptarías casarte conmigo?
Silencio… los padres habían quedado perplejos, Takao estaba sorprendido pero feliz, miro a su familia con la felicidad impregnada… pero luego esta se le cayó al piso al ver al mayor mirándolo fijamente.
—¿Qué pasa? — Takao tembló al escucharlo, como se le ocurría a kagami hacer una proposición así en frente del señor con el cual ni siquiera compartía más que un simple “hola, encantado de conocerte” que no había creído para nada. —kagami, no me digas que ya te no te quieren — molesto a su hijo al ver que el joven no respondía
—No es eso viejo, es tu culpa lo estas asustando — el señor miro a kagami y luego a Takao, suspiro, llevándose una mano al entrecejo
—Lo lamento no soy tan gruñón como aparento, el culpa de mi trabajo y la costumbre supongo.
—No, no se disculpe — Takao se sonrojó — me tomaste por sorpresa taiga —le regaño
—Quizá fue muy abrupto, creí que era un buen momento, kagami me comento que pensaba pedírtelo y estoy de acuerdo, mi nieta no nacerá fuera del matrimonio menos si en ustedes hay tanto amor como el que profeso mi hijo por ti mientras defendía su amor debido a mi enojo producto de su irresponsabilidad.
—¡Papá! — grito rojo kagami mientras su padre reía causando un que el corazón de Takao por fin palpitara en paz.
—¿Dijo nieta? — pregunto de pronto la mamá de Takao.
—Podría ser nieto — secundo el padre.
—Bueno espero que sea una linda kagami-chan — Takao pudo ver un brillo en esos ojos maduros, algo le dijo que sería una abuelo chocho.
—Yo espero que sea un lindo varoncito o doncel como mi Takao-kun — decía con cierta molestia hacia el pleirrojo.
—Pues concuerdo en que puede ser una linda kagami-chan como su hijo, no negare que es hermoso y mi hijo tiene buen gusto.
Takao se sonrojo ante tal comentario, hasta se olvidó lo que estaba a punto de decir.
—Quiere apostar — dijo el pelinegro mayor con una sonrisa torcida.
—Acepto— kagami y la señora presente movieron la cabeza de un lado hacia otro.
—Ya basta, no sean infantiles — suspiro agarrándose la barriga, luego le tendio la mano a kagami para que se situara a su lado, le sonrió — acepto casarme contigo — le dio un casto beso y le sonrió tomo su mano y la llevo a su estomago — lo lamento no pude aguantarme y quería darte una sorpresa.
—¿Ya sabes qué es? — se adelantó, como lo conocía, sabía que no sería capaz de aguantar, Takao asintió, miro a los señores que esperaban demostrando paciencia sin embargo se notaba que estaba ansiosos por saber la noticia.
—Los dos ganan
—¿Que… que quieres decir? — kagami no salía de su asombro al imaginarse la respuesta.
—Son mellizos, una niña y un varón, si es doncel o no eso se verá cuando nazca — dijo mirando a su padre. Se quedó mirándolos a todos y ninguno decía nada.
—Cariño — su madre no sabía que decir así que opto por abrazarlo, mientras le besaba la mejilla
—No me lo esperaba — fue a corta respuesta del pelirrojo mayor, sin embargo en su vos se notaba que estaba feliz.
—Abuelo y por partida doble — acoto el otro, igual de feliz, los mayores se miraron y se dieron cuenta de que había que darle su espacio a sí que con cautela se retiraron.
Kagami le miraba en silencio, con amor, ternura, alegría.
—¿Dos? — sus manos las puso en su perdida cintura y su frente en la contraria.
—Yo… sé que ninguno se esperaba esto pero… estoy feliz Taiga— aquello lo dijo con tristeza podía sonar egoísta de su parte, pero no lo podía negar, tendría dos maravillosos hijos con el hombre que amaba, ¿qué podía tener eso de malo?.
—También estoy feliz, solo es una adelanto a todos los planes que teníamos por delante, tenemos el apoyo de nuestros padres de nuestros amigos y los más importante nos tenemos el uno al otro, no hay nada de malo en ellos.
Takao sonrió complacido, kagami le había respondido a una pregunta que no había hecho.
—Te amo — dijo antes de besarlo.
Kagami no pudo contestar, pero se lo demostró con su beso, su abraso, su piel. Su amor.
Fin