INTRODUCCIÓN
RITSU POV.
Mi vida, ha sido como cualquier joven de clase media. Soy una persona conformista. Nunca me gustaron los grandes lujos.
He finalizado mis estudios en una escuela púbica y aspiro a entrar en una universidad. Me gustaría ayudar de cierta manera en mi hogar.
Desde que era pequeño he entablado una relación de amistad con mi vecino Takahashi Misaki. Tenemos varias cosas en comun. Somos inseparables hasta tal punto de parecer hermanos.
Era una fría mañana de noviembre, cuando el mayordomo de la familia "real" fue a recogernos. La verdad estaba algo confundido. Acaso ¿Qué era lo que querían esas personas conmigo?.
La gente adinerada me da repulsión. Son personas egoístas e individualistas. No se preocupan por los demás. Su mundo se centra en sí mismos.
Sin pensarlo dos veces, me negué a aceptar dicha oferta. ¿Qué demonios pensaban? ¿Tener siervos en pleno siglo XXI? ESTÁN LOCOS
- Me niego a ir- dije con tono desafiante
- Onodera-san, uno de los herederos me mandó a llamarlo a usted, acaso ¿Sabe las consecuencias de contradecir una orden de tan alto poder?- preguntó el mayordomo serio
- ¿PERO QUÉ CARAJOS QUIEREN DE MÍ?- pregunté exaltado
El mayordomo permaneció callado, haciendo que mi madre tomara la palabra
- Ritsu, por favor, sólo acepta- pidió con temor
No me lo podía creer. En pleno siglo XXI y siguen con el tema de tener siervos. Así me doliese negarme. No podía contradecir una orden de tan alto poder. De seguro las represalias serían drásticas.
- Está bien..... Acepto- susurré con un tono poco entendible.
Mi vecino y amigo Misaki se había negado al igual que yo. Pero al final pude convencerlo de seguir con las egoístas ordenes de la familia "real"
- Por favor, Tomad vuestros equipajes y disponeros para viajar- afirmó el mayor con su típico tono serio
Fui a mi habitación y me quedé un buen rato acostado en mi cama. Al fin y al cabo, era la última vez que me acostaría en ella. No sabía con exactitud cuándo regresaría.
El sonido de la bocina me sacó del trance en el que permanecía. Al darme cuenta que había pasado media hora, tomé lo que me encontré y bajé con rapidez hacia el portón.
Misaki, estaba esperándome desde hace ya varios minutos.
- APURAOS- Gritó el mayor
Depositamos nuestras maletas en el baúl y nos metimos súbitamente en el coche. El auto tenía un agradable olor. Un olor a menta y eucalipto.
- No temáis, la familia real es muy amable- afirmó el mayor mientras iba conduciendo. A lo cual, nosotros soltamos una pequeña risa
- No nos hagas creer esas cosas- dije aún riéndome. El mayor parecía confundido
- No sé qué os parece tan cómico- agregó con una voz fría.
-Sabemos perfectamente la clase de personas que son ellos- afirmó mi amigo
-¿Qué clase de personas creen que son nuestros amos?- preguntó el mayor con un tono desafiante
- Egoístas, individualistas, apáticos, entre muchas cosas que nos tardaríamos un año en decirlas- contesté
El mayor no pudo evitar reirse con mi comentario. ¿Qué demonios le causaba gracia?
- Vosotros tenéis una perspectiva errónea de las cosas- bufó
- ¿Disculpe?-preguntamos al unisono
- Ya veréis a lo que me refiero- respondió
El trayecto hacia la mansión era de 2 horas aproximadamente. El ambiente era tenso. Me sentía nervioso. ¿Qué clase de personas eran la familia "real"?
Al llegar vimos una mansión colosal. Su arquitectura era perfecta. No tenía nada de qué envidiarle a los castillos de antaño.
-Pasad- ordenó el mayor.
Misaki y yo tomamos nuestros equipajes del baúl y entramos a la mansión. Quedamos anonadados con las pinturas que había por doquier. De igual forma vimos que los jóvenes herederos nos miraban desde el último piso de la casa.
Muchos de los criados nos recibieron con amabilidad. Al pasarlos, vimos a una mujer joven de pelo rubio
- Me alegro que aceptéis esta oferta- afirmó felizmente mientras nos abrazaba
¿Quién era esa mujer? Por su vestimenta, deduzco que es la esposa del dueño de dicha mansión
- Etto... Tenemos que agradecerle a usted por permitirnos vivir en su morada- afirmé con nerviosismo.
-No me tratéis con tanta formalidad, ahora vosotros hacéis parte de nuestra familia- aclaró con su sonrisa característica.
Estaba muy confundido. ¿Por qué nos trataba tan gentilmente, si éramos unos simples siervos?.
- Por favor, seguid a vuestras habitaciones. Yokozawa os mostrará vuestras habitaciones- agregó la rubia
- Seguidme, por favor- afirmó el mayor.
Misaki y yo estábamos deslumbrados por la belleza del recinto. Ni en las películas habíamos visto algo tan magistral
Pasamos por varios pasillos hasta llegar hasta unos cuartos amplios. No podía creer que hubieses habitaciones tan grandes para los siervos. No me imaginaba el tamaño de una habitación de la familia "real"
Al final, Misaki y yo nos acomodamos en nuestras respectivas habitaciones. Organicé mi ropa en el armario y me acosté en mi nueva cama. Miré por la ventana y vi que tenía una hermosa vista del jardín. Pude sentir como alguien tocaba mi puerta
- Un momento- dije mientras iba hacia la puerta. Al abrir la puerta, me percaté que era mi amigo
- ¿Pasó algo Misaki?- pregunté algo preocupado
- No, sólo quería preguntarte si te animas a ir al jardín. Es hermoso- respondió.
- Está bien, vayamos al jardín- agregué mientras platicábamos sobre temas triviales.
Al llegar. Nos recostamos en el pasto. Sentíamos ese fresco aire en nuestros cuerpos. A pesar, que ya estábamos en vísperas de invierno. Se sentía demasiado cómodo permanecer en el piso
- Al final, creo que me gusta la idea de vivir aquí- afirmó el menor mirando hacia el cielo
- A mi igual, pero....-agregué
- ¿Extrañas a Haitani, verdad?- me preguntó algo triste.
- La verdad es que sí, sabes perfectamente que él ha sido mi primera pareja y no me gusta alejarme de su lado- contesté
- A mí tampoco me gustó la idea de alejarme de Ijuuin, pero no podía hacer nada más- agregó trsite
El ambiente armonioso, poco a poco se fue transformando en uno muy deprimente. No dudé y abracé a Misaki. Necesitaba sentir el calor de otro cuerpo. Unas palabras que me alentasen a seguir con toda esta locura. Nuestro momento fue interrumpido por un sonido que provenía detrás de un árbol
-¿QUIÉN ESTÁ AHÍ?- dije con un tono temeroso. La verdad, no era muy valiente que digamos
En ese instante vimos como los dos jóvenes salían de su escondite. ¿Qué demonios estaban haciendo allí?. En ese momento se fueron acercando a nosotros. El azabache tomó mi mano y depositó un tierno beso. Ese gesto hizo que me ruborizara.
-Me alegra que hayas aceptado Ritsu- dijo con un tono seductor.
- No hay de qué..... Espera ¿Por qué conoces mi nombre?- pregunté algo confundido
A lo lejos veía como el peliplata mantenía una conversación con Misaki. La verdad, era extraño todo lo que pasaba
- ¿No te acuerdas de mí?-preguntó desanimado el azabache
- Emmmm, no- dije fríamente
- ¿No recuerdas ese beso que nos dimos hace 4 años?- preguntó
Espera ¿QUÉ? ¿YO ME BESÉ CON ESE JOVEN?
Continuará....