17 de Junio, 1950.
Con el triunfo de la revolución comunista en China el 1 de octubre del año pasado, el equilibrio geoestratégico de Asia estaba totalmente alterado, y con los sucesos recientes, la gente prefería huir lejos a otros países, cuando se pronunciaba la palabra guerra tan cerca de sus hogares.
Pero en la hacienda de los Kim, donde el sol golpeaba los cimientos de la casa, apenas renovados la primavera pasada, no se preocupaban por esto, acolchados y protegidos entre su dinero, nada podía preocuparles.
A esas horas, el menor de los hijos despertaba con los primeros rayos de sol que cosquilleaban en su nariz.
Bostezó sin preocupación alguna, y así pues, con un despertar casi tan radiante como el sol, se desenrredó de entre sus sábanas de seda.
一Buenos días señorito Kim.一
一Buenos días, Amelie.一 Saludó el joven a su dama de compañía con una sonrisa angelical, mientras está tomaba las ropas del señorito y se preparaba para vestirlo.
一Sus padres y hermano ya están en la mesa con el desayuno, será mejor que baje ya.一 Le comunicó Amelie mientras Junmyeon se retocaba frente al espejo.
一Está bien Ame, vamos.一 Dijo el muchacho mientras salía por las puertas de su habitación y se encaminaba escaleras abajo para tomar el desayuno junto a su familia.
一Buenos días hijo.一
一Buenos días, padre, madre, Minseok.一 Saludó mientras tomaba su asiento. El desayuno había sido callado, Junmyeon pensaba que demasiado para ser cotidiano, y cuando levantó la cabeza de su taza de té con miel, vio las miradas sobre él, entonces supo que algo había pasado.
一Padre, ¿Está todo en orden?一 Preguntó finalmente, haciendo que la tensión aumentará, y que su padre después de titubear comenzase a hablar bajo el tono del nerviosismo.
一Pues verás hijo. Como ya sabes tu hermano se irá a Londres en unos días, para comenzar sus estudios.一 Explicó.
一Lo sé, y estoy muy orgulloso de Min, pero ¿Qué tiene eso que ver con mi persona?一 Insistió ante esas miradas inquietas.
一La situación es, que esta mañana a llegado una carta. . . Del ejército. Con todos los conflictos norcoreanos que se están desatando hacia nuestro país, están enlistando jóvenes, necesitamos estar preparados.一
La cucharilla que tenía en la mano cayó al piso, mientras el silencio caía en la mesa. Junmyeon estaba paralizado de su impacto, no quería ir a la guerra, pensaba que ellos no tenían que preocuparse por aquel tipo de cosas, además él era sólo un muchacho, ¡Su padre había perdido la razón! Enviar a su hijo menor con dieciocho años cumplidos apenas, ¡Era una locura!
一Junmyeon, hijo. . . Sé que es difícil de digerir, pero esto es. . .一
Pero Junmyeon no podía oír nada, debía hacer algo, debía impedirlo.
El menor de todos aclaró su garganta en busca de su voz. Cuando la encontró y también las palabras más adecuadas, tomó aire y habló desbordando su desesperación, tratando de defenderse.
一Me niego. Me niego abruptamente, apenas tengo dieciocho, padre. ¡No tienes derecho de enviarme a una matanza!一 Se levantó alzando la voz más de lo debido, y su padre encolerizado se levantó igual, golpeando la mesa e imponiendo el respeto que su hijo le debía.
一¡Basta de habladurías! ¡Es una orden!一 Gritó el hombre haciendo que los de la mesa, se recogieran en sus hombros.
一¡Pero padre!一
一¡Pero nada!一 Cortó con su grave y amenzante voz. Tomó aire y volvió a su asiento, y habló después de retomar su calma. 一Escucha, hijo. Esto no es algo que podamos reconsiderar, no tenemos más opción, debes hacerlo. Por nosotros, por la familia, por el honor de los Kim.一 Finalizó el hombre, haciendo que Junmyeon sintiera la gran carga sobre sus hombros.
Respiró con dificultad, como si el aire se hubiese convertido en plomo, pero aún así asintió viendo la petulante sonrisa en el rostro sel señor de la casa. El menor tomó asiento, y con las miradas aún en él escuchó a su padre decir casi con satisfacción:
一Haznos sentir orgullosos, hijo.一
一E-En tu honor, padre.一
◈
La tarde estaba en su punto cálido, la gente miraba la larga cola de jóvenes que emocionados esperaban frente a la oficina militar su turno para poner con orgullo su nombre en la lista de ingresados.
Junmyeon aterrorizado, se balanceaba con el peso de su cuerpo sobre sus pies, sintiendo cada vez más calor, como si el sol riera en su nuca.
一Eh disculpa, ¿Puedo ponerme aquí?一 Un muchacho con estatura baja, de ojos grandes y cabello azabache le había preguntado con un tono de voz casi inaudible.
一Claro.一 Afirmó Junmyeon, sin importarle que el chico se colará en la fila tras él.
一Muchas gracias.一 Agradeció el joven con una sonrisa que a Junmyeon, se le hacía parecer a un corazón.
一No hay de que.一 Le sonrió devuelta, y al ver que el más bajo no decía nada más, agregó: 一Por cierto, mi nombre es Junmyeon, Kim Junmyeon.一
一Es un placer el conocerte, Junmyeon. Mi nombre es Kyungsoo, Do Kyungsoo.一 El chico le estrechó la mano, y el otro hizo igual, se sonrieron un rato hasta que el nombre del más alto se escuchó desde la oficina.
一¿Listo?一 Le animó Kyungsoo, a lo que el otro negó aterrorizado. No quería entrar, no quería partir lejos de casa, a un lugar que no estaba seguro de si volvería. Pero al segundo llamado más autoritario que el anterior supo que no tenía opción alguna.
一Estoy aterrado. . .一 Susurró.
一Vamos, yo iré después.一 Kyungsoo le dio una cálida sonrisa y Junmyeon ses sintió un cobarde.
Soltó el aire, tratando se destensarse y mantenerse firme al caminar. Se despidió de Kyungsoo con la mano, y se adentró, diciendo:
一Deseame suerte, Kyungsoo.一
一Suerte, Junmyeon. Nos vemos dentro.一