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AMENO por alliaries

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Notas del fanfic:

Saint Seiya no me pertenece es propiedad de masami kurumada.

Notas del capitulo:

Hola espero que se encuentren bien y que disfruten de la historia 

El frio de Asgard  no ayudaba a calmar la conversación que llevaban a cabo Leo y Cáncer. El león le reprochaba el no querer ayudar en esa tierra y más aún el no querer regresar al santuario. Deathmask no lo toleraba, en especial la inoportuna presencia de esa joven de cabellos azulados, una mirada directa a los ojos esmeraldas del felino, una invitación silenciosa a continuar esa charla en un ambiente más privado…más nocturno.

Aioria se acercó con cuidado a Lifya quien parecía observar el árbol maldito, parecía perdida en sus pensamientos, descifrando el significado de ese misterio.

-Iré a dar una vuelta, Quizás consiga algo de información-Después de una breve charla, Aioria le informó a Lifya lo que planeaba hacer.

Con agilidad se dirigió a la posada  en la que Deathmask le informó podían continuar su disputa, se acercó a  la puerta, ingreso y le dio algunos datos a quien daba las habitaciones, este que ya estaba enterado de la visita, le indico la habitación en la que se encontraba su compañero. Entro y lo que vio lo dejo algo sorprendido, la habitación no era muy grande, debido a eso noto que había un elemento que no pertenecía al lugar y que quizás Dethmask, había conseguido eso podía saberse con facilidad en especial por lo que se encontraba sobre esa mesa.

Algunas velas, dos copas, una botella de vino… ¿Qué planea ese cangrejo?, Giro su mirar hacia la cama, para encontrarse con un italiano en un aparente estado de sueño, su posición era relajada dándole la espalda a la mesa, lo recorrió con sus ojos desde lo pies cubiertos por sus zapatos, no le sorprendió ese detalle, Deathmask tenía la costumbre de no retirarse el calzado cuando se recostaba, eso significaba que se había quedado dormido esperándolo, sonrió.

Se acercó a la cama y se recostó pegándose a Deathmask, acaricio su cabello y le dio pequeños besos en el cuello, haciendo pausas para despertarlo.

-Mask…masky-Aioria sintió como su compañero se removía, aunque este no giro a verlo, Aioria sabía que ya estaba despierto.-Ya llegue.

-Lo note-Cáncer estaba evidentemente enojado.

-Vamos, no me retrase tanto-Aioria deslizo su nariz por la parte trasera del cuello de cáncer.

-Está bien-Deathmask  se levantó, tomo la mano de Aioria y lo llevo a la mesa-Ahora, dime Aioria ¿Qué deseas en realidad?, yo sé que no te enojaste por que no quise ayudarte.

-Estas en lo cierto, me conto un pajarito que estuviste coqueteando con una mujer.

-Eso es lo que tú haces con Lifya.

-No te equivoques, yo solo deseo ayudarla-refuto Aioria, mientras serbia el vino.

-¿Por qué?

-Me recuerda a mí, nadie le cree todos la tachan de traidora… ¿Cuál es tu excusa?

-No tengo una excusa, solo quiero cambiar hacer las cosas diferente.

-Puedes comenzar ayudándome-Aioria tomo un poco de vino.

-Lo pensare-Deathmask sonrió.

Después de una charla amena se recostaron en la cama, el mayor se encontraba recibiendo los besos y las caricias de leo.

-La próxima vez que quieras hablar conmigo, no acudas a una batalla de mil días.

Deathmask se sonrojo al recordar su actitud algo infantil, al reencontrarse con Aioria, cuando lo vio deseo arrojarse a él y besarlo, pero la extraña compañía de esa joven lo obligo a deshacerse de esa idea.

Actuaron  con algo de agresividad y desprecio mutuo, solo para guardar las apariencias, no era algo necesario, pero ya era una costumbre que traían del santuario. Cuando estaban en público fingían no tolerarse, pero a solas disfrutaban de la compañía del otro, dormir abrazados, compartir momentos de sinceridad, les incomodaba un poco actuar así, pero no tenía otra alternativa, las relaciones sentimentales estaban prohibidas y si ponían problemas por una pareja heterosexual, sería aún más difícil para ellos y a eso debería sumársele su rango.

-Te amo Aioria-Cáncer abrazo al león-Él sabía que muy pronto ellos dejarían de existir y él no podría volver a estar con su amado león.

-Yo también te amo-Aioria acaricio con suavidad el rostro del italiano-tengo miedo…temo tanto que esto no sea real.

-Es real, pero no eterno-afirmo con tristeza el guardián del cuarto templo-Desapareceremos y yo volveré a perderé-un sollozo comenzó a apoderarse de la habitación-Nunca estaremos tan unidos, ya na existirán momentos para compartir nuestro tiempo, no volveré a escuchar tu voz, olvidare el color de tus ojos, y el calor de tus manos sobre mis caderas…aunque estemos juntos después de morir, no podré tocarte porque lo más probable es morir  junto a nuestros compañeros, y su presencia no separara.

-Aunque muera, aunque dejemos de existir, deseo estar a tu lado, sin importar nada más, espérame, si no estoy a tu lado al morir, si no me sientes en la otra vida…espérame-le susurró.

-Siempre Aioria-una sonrisa entremezclada con tristeza, con toques de esperanza-Esperare esta vida, y todas las que tenga por ti-Hizo que Aioria se acercara más a su cuerpo, abrió sus piernos para cederle un espacio a Aioria.

-Y yo te buscare, no descansare hasta encontrarte-Con suavidad poso su frente contra la de Cáncer.

-¿Y si te olvidas de mí?-Cáncer entrelazo sus dedos con los del griego.

-Nunca podría olvidar, lo azulado de tus ojos, ni el aroma de tu cabello.

Un silencio que reflejaba la tranquilidad en sus miradas, la calma en sus almas.

-Aioria, eres ten hermoso, adoro tu aroma, y la forma en la que despides calor, tu sonrisa y tu voz, nunca creí que alguien llegara a ser tan importante en mi vida.

-No sé qué decirte, tu compañía es tan gratificante, y tu mirada libre de mentira, tu voz en sincera, y tu tacto tan sutil como el roció.

-Me agrada-un color rojizo se apodero de su rostro, algo común estando en compañía del griego-me gusta mucho como tomas todo de mí, me gusta sentirte dentro, acariciando cada rincón, eres el primero y el único que ha estado hay.

-Lo sé, me halago mucho saberlo ya sabes…la primera vez que estuvimos juntos, pensé que estaba siendo muy rudo contigo, no sabía que nunca habías compartido eso con nadie.

-Me avergonzaba un poco, no quería decirte que nunca había estado con alguien.

-Lo hubieras  echo, me alegra mucho saberlo, me hace sentir especial.

-Lo eres, mi amado león.

Aioria sonrió beso al hombre bajo el y se acomodaron para quedar frente a frente con sus frentes juntas y sus manos unidas. Después de unos minutos Cáncer ya se encontraba dormido, Aioria se levantó con cuidado, procurando no despertar al italiano, se acercó a la puerta ,y antes de salir dio un último vistazo al hombre sobre la cama.

En voz baja dijo-Adiós, mi amado Angioletto. 

Notas finales:

Angioletto: angelito

Bueno eso es todo,gracias por leer 


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