Pensaba y repasaba en las palabras que le diría a John, preguntándose ¿Por qué no lo hiso antes, en vez de simplemente guardarlo? Pero bueno, no es fácil declarársele a un amigo, el peligro de perder la buena amistad siempre está presente, y eso era lo único que detenía a Karkat.
“No vaya ser que alguna nena te lo gane”, esas eran las palabras que motivaron a Karkat a actuar, pero también le causaban pavor. Intento recordar si alguna vez vio a su amigo mostrar alguna actitud cariñosa con alguna de sus amigas, pero nada llegaba a su mente. Parecía que Egbert estaba disponible, punto más para Karkat. Durante el camino imagino como seria todo si John aceptara sus sentimientos, se abrazarían, se tomarían de las manos, se besarían, volverían a pasar los días juntos, pelearían pero tendrían una reconciliación amorosa. Sí, todo seria estúpidamente cursi y perfecto. Todo estaba en orden, seria rápido y directo. Y en caso que no fuera correspondido... bueno, eso le dolería bastante.
Se encontraba frente a la casa de su amigo (y amor secreto), y gran parte de la seguridad que tenia durante el camino se fue al caño. Sentía que sus piernas temblaban, sus manos sudaban, y en su mente todo se nublaba. Incluso había olvidado las palabras exactas que iba a decir. Tomo una gran bocanada de aire para calmarse y soltó un largo suspiro, pensando positivo, aunque no fuera su estilo. Se acercó a la puerta con paso lento mientras aumentaban sus ganas de salir corriendo, pero entonces toco el timbre de la puerta y supo que había vuelta atrás. Esperaba ser recibido por John pero en lugar de eso fue el padre de este quien abrió la puerta.
- Oh, hola Karkat. Que gusto verte ¿Cómo has estado?
- H-Hola señor Egbert, ¿Esta John? N-Necesito hablar con el... – Dijo Karkat, en un tono nervioso.
- Claro, el está arriba en su cuarto. Adelante.
En cuanto lo dejo pasar, Karkat solo agradeció de manera rápida y subió casi corriendo las escaleras. Ya había estado incontables veces en esa casa por lo que sabía perfectamente donde estaba la habitación de John. Mientras más se acercaba un leve color rojizo calentaba sus mejillas y su respiración se volvía más rápida, trataba de repasar la oración que se supone que iba a usar para confesarse pero empezó a regañarse mentalmente porque esta simplemente se esfumo de su cabeza. “No digas nada estúpido, Karkat, no la cagues ahora” se decía a si mismo mientras abría la perilla.
- Hey, John. ¿Sabes? Quería contarte... – Karkat interrumpió su oración – Algo.
La razón por esta detención fue que el de ojos azules no estaba solo. John estaba sentado en su cama y a su lado estaba una chica con un grueso libro en manos. Sabía quien era, Rose Lalonde.
- ¡Karkat, que sorpresa! ¿Por qué no me avisaste que vendrías? – Preguntó el de lentes sonriéndole a su amigo – ¿Conoces a Rose?
“Claro que la conozco, idiota. Siempre queriendo darse los aires de chica siniestra, y su lindo cabello rubio bien peinadito, sus lecturas raras que nadie más conoce, y sus finos labios pintados de negro” Contestó mentalmente Karkat a la pregunta que le habían hecho. Espera, ¿El había criticado a Lalonde? Pero si él no era de ese tipo de personas, poco le importan los demás como para empezar a juzgar, ¿Acaso esta bajo los efectos de los celos?
- ¿Tengo cara de que me importa conocerla? – Preguntó Karkat groseramente.
El chico irritante desvió su vista molesta hacia Rose, tratando de amenazarla. La cual Rose solo correspondió alzando una ceja con duda.
- Bueno, creo que sería bueno que se conocieran...
- No gracias, la verdad solo venía a decirte algo.
- Y ¿Qué es? – Preguntó John curioso, con una sonrisilla en el rostro.
- Es privado – Contestó Karkat cruzándose de brazos.
- Oh vamos, Karkat. Sabes que no debo ocultarse cosas a Rose. Así no se trata a una novia – Dijo John divertido, tomando la mano de Rose.
¿Acaso escucho bien? ¿John se refirió a ella como su novia?
- ¿Qué? – Karkat trataba de pensar que solo escucho mal.
- Cielos, olvide decírtelo. Rose y yo empezamos a salir hace poco, tenemos más cosas en común de lo que crees.
- Pero John... yo – Murmuró Karkat en un tono apenas audible, sentía que pronto iba a hiperventilarse, llorar, desmayarse o tal vez las tres cosas – Yo... debo irme.
- Espera Karkat, ¿Qué era eso que querías decirme?
- ¡Ya no vale la pena! ¡Ya nada importa! ¿¡Ok!? – Alzó la voz sintiendo como el nudo en su garganta le lastimaba.
Karkat salió corriendo de ahí dejando a John confundido por esa reacción. Al salir de la casa se alejo unas cuadras y paro en una esquina. Se llevo ambas manos a la cabeza, sentía un horrible golpe en el pecho, apenas si podía respirar pues el aire se negaba a pasar por su garganta, en sus ojos empezaron a acumularse lagrimas que no tardaron en salir. Trató de calmarse inhalando y exhalando con desesperación y camino a casa. Cuando llego a su casa cerró la puerta de golpe, subió hasta su cuarto y nuevamente azotó su puerta causando un fuerte estruendo. Una vez dentro, se aventó a su colchón y comenzó su amargo llanto, sollozando con fuerza. Las lágrimas mojaban toda su almohada y ahogaban el sonido de sus quejidos. Todo parecía que iba a pasar, hasta que su mente se centró en recordar el rostro de Rose. Empezó a sentir como la ira invadía su ser, la desesperación y la ansiedad. Sus manos temblorosas se dirigieron lentamente hasta su cabello y comenzó a tirar mechones de él, y poco a poco iba aumentando la fuerza.
- ¿¡En qué diablos pensabas, maldito infeliz!? – Se gritó Karkat, cerrando sus ojos húmedos con fuerza - ¿¡Realmente creías que todo iba a salir bien para ti!?
Por un momento dejo su cabello, y sus ansiosas manos empezaron a rascar con fuerza su cuello y parte de su pecho.
- ¡¡Maldita sea, joder!! ¿¡Por qué con ella!? ¿¡Ella te dio lo que yo te di!? – Gritaba Karkat con toda la fuerza que su garganta le permitía - ¡¡Yo siempre estuve para ti!! ¡¡Hice todo para hacerte feliz!! ¿¡Por qué me haces esto!?
Se removía con fuerza entre las sabanas mientras seguía gritando tantas maldiciones e insultos para su persona.
Habían pasado unas horas, Karkat aun seguía tumbado en su cama, tapado de pies a cabeza por una gruesa cobija. Sus ojos ardían demasiado, y unos rasguños rojos estaban por casi todo su cuello y parte de sus brazos.
- Que se jodan todos – Susurraba Karkat, aun sintiendo el dolor en su pecho – Que se vayan todos a la puta mierda...
La pantalla de su celular se prendió. Estiró su mano y tomó el aparato, al momento de prenderlo la luz lastimo un poco sus ojos irritados pero vio que una llamada de Sollux estaba entrando.
- ¿Qué es lo que quieres ahora? – Contestó Karkat, su voz sonaba ronca debido a los gritos llenos de ira de hace unas horas.
- ¿Cómo te fue con Egbert?
- Me quiero ir directo a la mierda.
- Oww déjame adivinar! ¿Te rechazo cierto? – Preguntó Sollux con burla – Oh dios, me imagino su cara de: ¡Que carajos!
- ¿Quieres callarte de una maldita vez? Me duele la cabeza.
- Suenas tan patético, sin ofender.
Karkat solo colgó su celular dejándolo caer al suelo, sin temor a lesionarlo, no tenía ganas de soportar las idioteces de su amigo. Cerró sus ojos tratando de dormir, pensando en cómo fingirá que nada ha pasado para no perder el afecto de John.