El fuerte sonido de su alarma retumbo por toda la habitación. Karkat empezaba a abrir los ojos con una enorme pesadez y un fastidio indescriptible. Sus ojos ardían por todo el llanto de anoche. Estiró su brazo hasta el buró de al lado y apago la alarma de su celular. Se posiciono boca arriba y miró el techo por un rato. Las ganas de quedarse en cama todo el día le sobraban, tal vez podría llorar un rato más. Pero si faltaba sabia que John sospecharía de algo y entonces se encontraría entre la espalda y la pared. Ya la cagó escapando de su casa de ese modo. Solo debía asistir normalmente a clases como si nada hubiera pasado, como si en realidad no sintiera nada de nada por John, como lo había estado haciendo los últimos 5 años.
- Otro jodido día en mi vida de mierda – Murmuró en bajo, sintiendo un poco de dolor en su garganta.
Como pudo se levantó bostezando más de una vez. Bajó a la cocina y se sirvió un tazón de cereal. Mientras desayunaba miraba como su padre discutía fuertemente por teléfono, posiblemente con algún compañero del trabajo, o en el peor de los casos, con su jefe. Parecía que el mayor ni se percataba de la presencia de su hijo, esto sin dudas no sorprendía a Karkat. Fue al cuarto de baño, se lavó los dientes y se puso su uniforme escolar. Lo odiaba, en especial esa estúpida corbata roja.
Salió de casa y camino por la calle arrastrando su mochila, las ramas de los arboles se movían por la suave brisa mañanera, la ciudad era escasamente iluminada por la luz opaca del cielo y unas cuantas farolas que aun permanecían encendidas. Con forme más se acercaba al colegio más transitada se hacían las calles, rodeada de otras personas que sin dudas se veían más tranquilas y dichosas que el. Era como si su alrededor estuviera lleno de tonalidades y brillo, y solo él era el único en blanco y negro. “Pero esto no es el maldito tumblr” pensó Karkat desechando ese marco de su mente. Llegó a las instalaciones del colegio y con un paso más lento y tortuoso se dirigió a su salón, pero antes de que pudiera llegar una compañera suya de un grado menor que él interrumpió su camino. Su nombre era Nepeta Leijon, de estatura un poco más pequeña que el. Tenía el cabello corto y un poco rizado, de color anaranjado, y sus grandes ojos verdes y las pecas que adornaban su rostro le daba una imagen de inocencia y ternura pura. Y ni hablar de su radiante sonrisa.
- Buenos días, Karkitty – Saludó la chica sonriéndole alegremente.
Karkat pudo soportar muchas veces que Nepeta lo llamara así, pero esa mañana definitivamente no estaba de humor, así que volteo a ver con una mirada fulminante.
- ¡Te he dicho miles de jodidas veces que no me llames así! – Gritó Karkat furioso, haciendo sobresaltar a la menor – Solo... Solo no me llames así, ¿está bien? – dijo esto último en un tono más calmado
La pelirroja asintió, aunque Karkat sabía que lo volvería a hacer.
- Te notó algo cansado, ¿te encuentras bien? – Preguntó Nepeta.
- No, no me encuentro bien – Respondió Karkat – Y no tengo ganas de hablar sobre eso – Añadió leyendo la expresión de la joven, sabía que intentaría preguntarle.
- Bueno... Si te sientes muy triste y no tienes con quien hablar, puedes venir conmigo y conversar sobre eso que te desanima tanto – Dijo Nepeta sonriéndole de nuevo.
Karkat desvió su mirada hacia las escaleras, no creía poder soportar ver otra vez esa dulce sonrisa que él no se merecía. No entendía porque la pequeña siempre fue tan comprensiva con él, inclusivo cuando apenas de conocieron y el la trataba como una idiota más del montón del colegio, ella siempre le seguía y sacaba comentarios divertidos. Pero ya tendría tiempo de pensar en eso después.
- Tal vez otro día – Aceptó Karkat, rindiéndose ante la tentadora propuesta de ser realmente escuchado.
Continúo subiendo hasta su salón, entre los pasillos estaban los típicos grupos de amigos que más de una vez reían a carcajadas molestamente fuertes que no hacían más que aumentar la ira del arisco. Entró al aula observando que la mayoría de sus compañeros ya estaban dentro. Si tuviera una moneda por cada vez que imagino como matar a cada uno de esos idiotas tendría unas 720 monedas aproximadamente. Y como todos los días, nadie notaba su presencia. Se sentó en la banca de su pupitre teniendo a un lado a Sollux, que solo le dedicó una mirada de reojo para continuar jugando en su PSP.
- Te lo dije – Dijo de repente Sollux con su vista clavada en la PSP.
Karkat solo lo miró para que prosiguiera.
- Una nena ya te lo ganó. Directo en la friendzone, Vantas – Comentó el de hebras cafés.
- ¿Pero como carajos sabes-
- Las noticias corren rápido aquí – Interrumpió el de gafas bicolor – John y Rose, una pareja un tanto extraña.
“John y Rose... Rose...” Ese nombre aun no lograba salir de su cabeza, cada que lo recordaba sentía una desesperación viniendo desde adentro. Es que se seguía preguntando ¿Por qué a ella? Karkat estuvo primero dándole la mano. Pero eso no parecía importarle a John.
- Dios, te ves horrible. Como una anciana después de ver el final de su telenovela. Pero el lado positivo es que tu corbata combina con tus ojos hinchados.
- Solo vuelve a tu estúpido juego.
- ¿Te doy un consejo? – Preguntó Sollux viendo como Karkat negaba con la cabeza – Te lo daré de todos modos, solo ve y háblales a ambos como amigo, arruina sus citas yendo tu con ellos, haz que discutan por cualquier tontería, haz que John se sienta más triste y en una noche en la que tú la haces de psicólogo un rato aprovecharas esta situación para acostarte con él.
Karkat solo frunció el ceño y entrecerró los ojos, ¿Cómo era posible que Sollux esperara que hiciera algo así? Tal vez para muchos resulta el plan perfecto, pero no estaba tan necesitado.
Durante el transcurso de las clases, el antisocial solo pensaba en John, tratando de encontrar alguna razón por la cual no lo escogió a él. Pero la respuesta se presentó bastante obvia: John no era homosexual. Joder, hasta le resultaba gracioso pensarlo (y yo se que para el lector también). Hace unos días hubiese podido jurar que Egbert era gay pero veía que nada es lo que parece. Pero ese vacío seguía ahí, atormentándolo, formándole nudos enormes que le lastimaban las paredes de su garganta y amenazaban con salir en cualquier momento. Sin dudas, Karkat mataría por estar en el lugar de Rose. Las horas pasaban y el Vantas prestaba cada vez menos atención, sus cuadernos permanecían en blanco, su vista en cualquier lado menos el pizarrón lleno de anotaciones. En la hora de descanso, Karkat apoyo su frente en sus manos, sentía que esa sensación frustrante lo estaba matando, no tenía idea de que una decepción amorosa pudiera doler tanto. Pero tenía algo que solucionar. Se levantó de su banca dispuesto a salir del salón.
- ¿A dónde vas? – Preguntó Sollux al verlo ponerse de pie.
- Hablare con John – Contestó tranquilo Karkat – Y... tal vez... si conozco más a Rose podría entender la razón por la cual John la escogió a ella.
- Así que al final de cuentas si seguirás mi consejo – Dijo el otro divertido – Vamos lobo, quítale la presa a esa zorra – Añadió con un tono más de burla que de ánimos.
Karkat solo rió con falsedad y le levanto el dedo medio. Era una seña que estaba tan acostumbrado a usar que parecía que poco a poco perdía su misión.
Salió del salón y camino con calma hacia el otro extremo del pasillo, conforme más se acercaba más empezaba a temblar. Tenía miedo de lo que vería ahí, tal vez a John besándola o cosas así, y si llegase a ver eso sin dudas no soportaría de nuevo las ganas de llorar y todo se arruinaría. Cuando estaba enfrente de la puerta del aula se asomo un poco para ver. Como esperaba, ellos dos estaban juntos, tomados de la mano, hablando divertidos. No, no lo soportaría. Estaba a punto de regresar, pero en cuanto se dio la cuenta se topó de frente a Sollux, mirándolo con una ceja arqueada. Eso sin dudas había asustado al de menor estatura.
- Enserio eres estúpido – Bufó Sollux – Te daré un empujoncito, ¿Si?
Karkat no pudo terminar de entender del todo eso último pues todo paso tan rápido. De un momento a otro Sollux había abierto la puerta del aula ajena casi de golpe, empujando a Karkat en su interior.
- John, Karkat quiere decirte algo – Dijo Sollux en voz alta.
El usuario de las gafas bicolor solo se dispuso a ver como fluía la situación. Poco le importó la mirada de suplica de Karkat. En su interior sentía que fue demasiado, pero joder que quería ver esa escena.
Karkat, al notar que el maldito de su amigo no iba a ayudarlo, volteo a ver a John, que lo miraba confundido. Sintió su rostro sonrojarse y que poco a poco empezaba a hiperventilarse, a temblar y a sudar frio al sentir la mirada de los otros compañeros de Egbert. Quería que la tierra se lo tragara ahí mismo, que de un día para otro nadie recordara quien fue Karkat Vantas.
- J-J-John... yo... quería d-disculparme... por... por... – Apenas lograba balbucear, se sentía como un niño asustado otra vez.
Los demás empezaron a murmurar cosas, era obvio. Karkat era el tipo de estudiantes solitario y amargado al que nunca veías expresar otra emoción aparte del odio, y que de repente se mirara tan aterrorizado, era motivo para que los demás empezaran a hablar. Por primera vez en muchos años, volvió a sentirse inseguro. No lo aguantaba, temblada, sus manos se movían nerviosamente entre sus mangas, una expresión de pánico estaba sellada en su rostro. Antes de que las lágrimas empezaran a salir, el chico salió corriendo de ahí, empujando a Sollux de la puerta.
John solo estaba doblemente confundido, le preocupaba su amigo. No sabía que pasaba con él, pero se veía malo. Involuntariamente su vista chocó con la de Sollux, este lo miraba indiferente, mientras que los ojos azules lo miraban molesto, pues notó que fue el Captor quien había metido a Karkat a la fuerza.
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El chico insociable se encontraba sentado en una acera de una parte solitaria de la escuela, a lo lejos de los salones, escondido de todos. Observaba sus zapatos, sin ganas de pensar en nada, absolutamente nada. Ahora no tendría cara para volver a ver a John. No, no lo vería nunca, se iría de ahí y nunca sabrá nada. O eso planeaba, pero escuchó que unos pasos se acercaban a él. Si era Sollux sin duda su ánimo decaería aun más.
- Hey, Karkat... ¿Estás bien? – La voz de John sonó en aquel espacio tranquilo, se sentó al lado de su amigo – Me tienes preocupado...
La vista del Vantas se nubló por unos segundos, y esa sensación de ansiedad y nervios volvía a aparecer. Giró un poco su cara hacia el otro lado, no podía verlo a los ojos, no con el sonrojo que sentía en sus mejillas.
- Estoy bien... – Contestó Karkat en un susurró que a duras penas John alcanzó a escuchar.
- No puedes mentirme, Karkat. Te conozco muy bien para saber que algo está afectando bastante a esta cabecilla enojona – Dijo John, dándole unos ligeros golpecitos a la frente del menor.
Karkat retrocedió un poco, sonriendo levemente. Enserio que no soportaría otra palabra que saliera de esos labios. John comenzó a sacar cualquier tema de conversación, y el no iba a negarse a hablarle. Aunque su plática solo duro 7 minutos o menos, solo eso bastó para que Karkat sintiera por un instante que nada había pasado, que no había pasado el tiempo, que John no se había distanciado de él. Pero como dije, solo fue por un instante, pues en cuanto escucho el timbre a lo lejos supo que ese momento se había roto y debía volver a la gris realidad.
- Por cierto – Empezó John caminando junto a Karkat – Rose, Jade y yo tenemos planeado salir mañana, me preguntaba si te gustaría acompañarnos, ya sabes, para que te relajes un poco.
En su mente Karkat repetía una vez y otra vez: No, no, no, no, no, no y no.
- Si, suena bien.
“Malditas sean estas ganas de estar al lado de John” Pensó Karkat al darse cuenta de lo que había respondido, a pesar de no tener nada que ver con lo que pensó.
Pero bien, podía sobrevivir a eso, o eso esperaba. Tal vez ninguna de esas dos le agradaban, y tenía un especial odio hacia Rose, pero lo bueno era que John también estaría. Solo podía esperar a ver qué pasaba y comenzar a rezar para no mandar a la mierda lo que había “logrado”.