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LAS CONSECUENCIAS DE UN SI por AliceDConcordia

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Mil disculpas por la tardanza, tuve algunos problemas con el computador y bueno apenas logre subir el capítulo, en fin aquí esta la continuación, espero  que les guste.

Leonora había regresado a su departamento tarde en la noche, había varios mensajes en su contestadora y en su celular, comenzó a reproducirlos mientras se preparaba para dormir, la mayoría eran de sus amigos, se preguntaban si estaba bien, después del altercado con Cárter y su salida tan repentina del bar, había dos de Valery, donde le comunicaba que el tirano de su hermano sabía ya de su compromiso y había algunos problemas en su casa; Leonora sonrió con ironía.

-Si supieras que ya fue a buscarme bronca- dijo mientras tomaba un jugó del refrigerador.

El último mensaje fue el que más le perturbó, sus padres habían llamado, al parecer en unas semanas una de sus sobrinas llevaría a su novio por la casa y deseaban que ella estuviese presente en la ocasión, puso cara de fastido, en cada situación así su familia se encargaba de cuestionarle sobre su vida amorosa, incluso su madre insistía en presentarle a alguien en cada evento familiar, después su expresión cambio, ¿cómo sería si ella llevase a Valery a conocer a su familia? Justo como lo hicieron sus hermanas, su hermano y ahora su sobrina; ellos no se tenían que declarar heterosexuales frente a sus padres, no, ellos sólo llevaban su pareja a casa y listo ¿por qué ella no podía hacer lo mismo?

Por un momento su desmedida actitud contempló esa opción, simplemente llegar a casa y decir "Familia ella es mi novia Valery, y vamos a casarnos", pero después de la emoción inicial pensó mejor las cosas, no quería que Valery sufriera algún desplante o grosería por parte de su familia, aunque ella también tenía esa duda ¿serian capaces de despreciarle? ¿Insultarlas? Su familia, que tanto decía amarla ¿sería capaz de hacer eso?

Cansada y con la cabeza a punto de estallarle por tantos problemas decidió recostarse, eran demasiadas cosas, sus compañeros lo hacían ver fácil, "habla con tus padres" lo podía decir cualquiera pero ella no lo veía tan simple, su familia era especia, tradicional, toda su vida creció escuchando a todos decir cosas despreciables sobre los homosexuales "aberración, es un error, son unos pervertidos" y ella desde muy pequeña se había dado cuenta que era diferente, se empeñó en ser como sus hermanos, "normal, hacer cosas de niña, gustarle los niños," pero simplemente no podía, no se sentía cómoda, no era feliz, comenzó a crecer y de a poco mostraba sus diferencias, las cuales hasta cierto punto su familia conseguía aceptar, lo cual le mostraba una luz de esperanza, la posibilidad de algún día aceptar su preferencia por las mujeres, pero seguía escuchando lo mismo "son unas pecadoras, necesitan un verdadero hombre, me alegra que mis hijas no sean así" eso la orillaba más a permanecer en silencio, y así fue, su familia jamás se enteró de sus preferencias sexuales; lo que complicaba todo, ahora que estaba por casarse con el amor de su vida.

 

*Cuatro años atrás.*

El pequeño despacho que había abierto con todos sus compañeros habia prosperado y le iba bastante bien, había emprendido unos cuantos negocios, con su amigo de la secundaria graduado en administración habían montado su propio bar, su sueño de adolescentes, no podía irle mejor en la vida.

El teléfono en su pequeña oficina sonó, se prometió contratar una secretaria, ya no estaba para tender teléfonos. Una llamada que no sabía que años después se iba a arrepentir de haber atendido, era de la oficina del rector de la universidad donde había estudiado, le estaban ofreciendo trabajar como docente, permaneció en silencio unos momentos, ¿de verdad quería regresar a su universidad?

Claro ahora sería como profesora no como alumna, cuando era estudiante solía decir que si alguna vez tenía que dar clases sería más comprensiva con sus alumnos, claro sólo si tenía que dar clases, de otra forma no deseaba tener que poner un pie ahí de nuevo, aún así la idea no le parecía tan mala, así que terminó por aceptar.

Llegó puntual a la cita, las clases comenzarían la siguiente semana y la universidad estaba reorganizando todo para la llegada de los alumnos y de los recién ingresados, aún no podía darse el lunjo de comprar un automóvil, pero viajar en el tren le recordó sus tiempo de estudiante, había algunos que por particulares situaciones acudieron también a la escuela confundiéndola con una estudiante, después de todo era muy joven en comparación con otros maestros, apenas era un año que había terminado la carrera.

Después de la corta entrevista se dedicó a dar una vuelta por la que fue su universidad, la cafetería, las canchas donde se dedicó a jugar, y la biblioteca, testigo de su estrés y desesperación entre exámenes o tareas, aunque también buenos momentos donde sólo le gustaba asistir a echar un vistazo a los estantes, coger algún libro y hundirse en historias maravillosas, había poca gente, la mayoría de ellos eran trabajadores, usaban una bata azul con el símbolo de la universidad y se dedicaban a acomodar el montón de libros que poseía la biblioteca, caminando entre los pasillos escuchó el caer de unos libros, se asomó para encontrarse con una joven Valery, se había ofrecido como voluntaria y apoyaba en la labor de la biblioteca, ubicaba los libros pesados en el estante, había ido por algunos al área de descargo, pero estaban pesados y eran muy grandes, no había podido cargar con todos y la pila que había armado se le había ido abajo.

-Dejame ayudar- escuchó la voz de una mujer, vestida elegantemente, su cabello negro cogido en una coleta- no deberías de cargar todos a la vez- dijo mientras le aligeraba la carga de los tomos, al leer la clasificación sonrió, eran los mismos que ella llegó a consultar alghuna vez mientras fue estudiante, le facilitó la tarea a la chica dejándolos en un hueco de los estantes donde correspondian, y con una sonrisa se fue.

Valery quedó fascinada, era una chica atractiva no iba a negarlo, mayor que ella, posiblemente de semestres más avanzados, Leonora también se quedó pensando en la jovencita de la biblioteca, en lugar de estudiar estaba trabajando, que equivocadas estaban ambas.

El tan esperado comienzo de clases dio inicio, muy puntual Leonora llegó al salón que aún se encontraba vacío, recordó su primer día que tardó veinte minutos en encontrar su salón de clases.

Así que esperó afuera fumando un cigarrillo, los alumnos no le prestaban mucha atención, poco a poco llegaban y entraban al aula para esperar al profesor, los que reparaban en ella se limitaban a sonreír a manera de saludo, Valery llegó corriendo, ya era tarde y no daba con su salón de clase, pero antes de entrar reparó en la chica que la había ayudado en la biblioteca, entonces si estudiaba ahí, sólo le dirigió una mirada y entró al salón vacío, como era su costumbre se colocó hasta el frente, Leonora divertida decidió entrar, el mundo era muy pequeño, terminó su cigarrillo y botándolo al suelo lo apagó, entró lento al salón, nadie le prestaba más atención que la de a una persona que acaba de llegar, pero todo cambio cuando la vieron dirigirse al escritorio y ocupar la silla reservada para los maestros, se hizo silencio y todos ocuparon sus lugares, ella los miraba sonriendo vaya que les había dado la sorpresa de sus vidas, en especial a Valery.

Las semanas comenzaron a pasar, podía decirse amiga de aquella profesora, era muy joven y divertida, hacia la clase más amena y sencilla, muchos le tenían aprecio, pero en especial Valery, había algo en ella que llamaba su atención, que le provocaba un cosquilleo en todo el cuerpo, terminaba la clase y ella se quedaba unos minutos más, caminaban juntas hasta el punto donde tenían que separarse rumbo a su siguiente clase.

Pero eso cambio una tarde lluviosa, a decir verdad desde la mañana estaba lloviendo, Valery había olvidado su sombrilla, esperaba a que parará un poco para salir corriendo a la parada de autobús, cuando un aroma a cigarrillo se coló por su lado, acompañado de un perfume no tan dulce pero delicioso.

-te vas a empapar- le decía la mujer junto a ella- ¿para dónde vas?- le preguntó Leonora.

-Al sur- le respondió, vio meditar unos segundos a su profesora para después abrir una sombrilla bastante grande.

-vamos- le dijo simplemente, Valery lo pensó, no sería muy correcto, muchos podrían mal interpretar las cosas, no deseaba generar problemas. Pero nadie les pretaba atención, no sabían que aquella era una profesora, su apariencia joven la hacia pasar por una alumna más, eso terminó por animar a Valery a acceder.

Caminaron bajo la lluvia hasta el estacionamiento donde estaba el automóvil de Leonora, lo había adquirido hace poco después de llevar un caso que le dejó jugosas ganancias, subieron rápidamente, Leo pudo notar el temblor del cuerpo de su alumna ¿hacia mucho frío o estaba nerviosa?

-¿quieres oír música?- preguntó, fue lo único que se le ocurrió decir para relajar a la chica, no deseaba hacerle daño, simplemente le simpatizaba y quería hacerle un favor, la castaña asintió y la música inundó el automóvil rompiendo el sepulcral silencio, durante un rato no dijeron una palabra, la conductora iba tarareando la canción de la radio mientras su copiloto miraba la lluvia por la ventana.

-¿siempre eres así de callada?- le preguntó.

-¿yo?...n-no..es solo- le respondía Valery más nerviosa que nunca, desde que la conoció había algo que le llamaba la atención en aquella académica, al principio y por mucho tiempo pensó que era simple admiración, y ahora a pocos centímetros de ella se sonrrojaba y tartamudeaba, era más que obvio que no era admiración.

-Tranquila- le aconsejó su maestra- no te voy a hacer nada- le regalo una sonrisa que término por derretir el corazón de la joven estudiante, poco a poco comenzaron a sacar conversación, para cuando Valery llegó a su destino ambas reían y bromeaban amenamente, no como profesor y alumna, como amigas.

-Gracias por traerme profesora- decía la chica mientras bajaba del auto.

-No es nada- Se despidieron y aquel fue el primer día de la vida que compartirían juntas.

Recordó aquellos primeros momentos de su relación con Valery, comenzaba a creer que valía la pena enfrentar todo lo que venía si al final terminaría con ella, y con ese pensamiento se entregó a los brazos de morfeo.

El timbre de su apartamento sobana insistentemente, ella deseaba seguir durmiendo pero al parecer no iban a permitírselo, más dormida que despierta caminó hasta la puerta, dejando entrar a su sonriente amante.

-Buenos días dormilona- dijo abrazándola y besando su mejilla

- ¿todavia no estas lista?

-¿para qué?- Decía tallando sus ojos queriendo borrar rastros de su sueño.

-Dijiste que iríamos a almorzar-

-¿yo?- preguntando asombrada.

-el viernes- Respondia molesta su castaña.

-Dije muchas cosas- comenzó a caminar rumbo a la cocina.

-¿olvidaste también que me pediste matrimonio?- eso la hizo frenar en seco, después de una buena noche de sueño ahora le venían a recordar sus problemas, no no era un problema unir su vida con la mujer dueña de su corazón, simplemente era una situación complicada.

-¿qué?- le regresó la mirada a una Valery molesta- ¡estoy jugando!- gritó riendo- claro que me acuerdo- regreso sobre sus pasos hasta ella tomándola de la cintura- tu hermano se encargó ayer de recordármelo-

-ni que lo digas- decía ya más tranquila- en casa armó un escándalo. 

-Deja que me cambie y nos vamos, ahi me contarás todo- le regaló un fugaz beso en los labios mientras corría al cuarto a vestirse. Salieron de la casa, sonriendo y tomadas de la mano, llegando a una cafetería bastante sencilla pero los platillos eran deliciosos.

-Hola chicas- les saludo un mesero, Daniel, un chico de 19 años que trabajaba en el lugar y debido a sus frecuentes visitas ya las conocía y entablaba plática con ellas.

-Hola Dani- Respondia Valery ocupando su lugar en la mesa, mientras Leonora le ayudaba moviendo la silla y se limitó a sonreirle al chico.

-¿Qué les traigo?- La orden se hizo y a los pocos minutos se encontraban almorzando, un ritual como cualquier otro, risas, juegos, nada de lo normal, lo que Leo agradecía de verdad, no quería tocar aún el tema de la boda. Valery observaba con detenimiento el rostro de su prometida, aparentemente buscaba algo.

-¿qué pasa?- preguntó extrañada al notar la mirada de inspección de su pequeña.

-¿no te peleaste ayer con Cárter?-

-¿a golpes?- la chica le respondió moviendo su cabeza en sentido afirmativo- Ganas no me faltaron pero no, sólo intercambiamos un par de ideas, nada más-

-Ayer dijo que lo echaste del bar a patadas- Leonora dejó de comer para prestar a atención a lo que venía- incluso traía algunos golpes-

-Pues yo no lo hice, podía pero antes que un idiota intolerante al que quisiera moler a golpes, es tu hermano, no haría nada para hacerte daño a ti, aquella vez- refiriéndose al día que en verdad terminaron golpeándose- no pude contenerme, me había colmado el plato, pero ayer lo evité-

-Lo se, mis padres tampoco le creyeron, ellos te conocen y lo conocen a él, saben que nunca ha estado de acuerdo, y ahora sería capaz de hacer todo para evitar nuestra boda- Alargó su mano hasta tomar la de Leonora mientras sonreía, la morena también trató de sonreír, había llegado el punto donde tenían que hablar de ello- mis padres están felices, quieren organizar una cena para anunciarlo a toda la familia, ¿qué te parece?- Ella estaba por responder pero la salvó el timbre de su celular, sonriendo aliviada se apresuró a contestar.

-¡Mamá!- se maldijo mentalmente, hubiera ignorado la llamada.- si ayer estaba ocupada y no podía responder pero si escuché tu mensaje- Valery se emocionó, esperaba que en cualquier momento Leonora les hablara de la maravillosa noticia, incluso le hacia señas para que se los dijera de una vez, pero notó como su morena trataba de evitar eso.

-¡la boda!- decía Valery, no gritando pero si en un tono que le pudieran escuchar.

- ¿qué cosa? Ahh no, es en otra mesa, estoy en una cafeteria- su madre habia escuchado a Valery, cuestionándole lo que acababa de escuchar, su prometida dejó de moverse al darse cuenta de que Leonora trataba a toda costa de evitar el tema con su familia- ahh si claro que iré para allá, nos vemos entonces- terminó rápidamente la llamada observando a su prometida con una expresión entre molesta y confundida.

-¿por qué no les has dicho nada?-

Guardó el aparato lentamente bajo la mirada fulminante de la castaña, acababa de meterse en otro lío, después de todos los que la abrumaban tenía también que lidiar con esto vaya que no daba una.

Notas finales:

Chan chan chan

Ahora si se le armó a Leonora.

El próximo capítulo estrara listo el viernes, no se lo pierdan.

Gracias por leer.

¡Saludos!


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