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Catorce años por Littl3f0x

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen.

Notas del capitulo:

¡Volví y en forma de otro fanfic! Para los que estaban siguiendo Inoportuna, espero que me disculpen :c cambié de cuenta y perdí el capítulo, entre lo personal y la clara depresión por perder un capítulo de 10000 palabras y como 14 hojas, no logré volver a escribirlo de inmediato. Sin embargo, ya casi lo estoy terminando, supondré que para fin de mes lo subiré.


Espero que les sea de su agrado esta nueva historia que les traigo n.n

Catorce años 




Capítulo uno: "El comienzo del fin" 




Negro y azul. Azul y negro. Sus miradas chocaban, se recorrían, brincaban sobre el otro. Uno mordió su labio inferior desafiándolo, el otro relamió sus labios, iba a volverse loco. Sus cuerpos contrastaban, uno llegaba al metro setenta y su contextura era delgada, sus músculos medianamente marcadas pero sin exagerar, de piel pálida. El otro llegaba al metro ochenta y quizás más, de espalda y hombros anchos, abdominales perfectamente marcados, brazos enormes y la piel canela, bronceada. Eran polos opuestos, sus vidas eran desiguales, pero los unía la necesidad, la lujuria, el querer poseer el cuerpo contrario. 




Pero ninguno se animaba a dar el primer paso, no porque fueran cobardes, no porque sean tímidos. Ya habían blanqueado su interés, sus miradas hablaron solas desde el primer momento y sus cuerpos terminaban de confirmar sus sospechas: la atracción era gigantesca. Pero lo que estaban por hacer era un tabú y hasta ilegal.  




¿Cuál era el problema? Dicen que si hay amor, lo puede contra todo. Claro que ellos no sentían amor, solo se atraían sexualmente pero supusieron que con eso alcanzaba. Tenían su consentimiento, tenían sus oportunidades, ¿por qué no? ¿por qué no probar un poco de ese cuerpo, de esos ojos entrecerrados, de sus labios pidiendo por más? Naruto se había encaprichado con Sasuke, Sasuke desde el primer momento que vio a Naruto supo que ese hombre debía ser de él por una noche, debía saborearlo.  




Esa noche, los amigos de Itachi decidieron ir a un famoso bar tailandés que les habían recomendado en una fiesta y Sasuke no iba a quedarse fuera de eso. Se prepararon alrededor de las once de la noche luego de cenar y partieron hacia las calles de Bangkok, la cuidad que los tenía encantados. Su gente, la infraestructura, las largas noches que aunque eran parecidas a las de Konoha, su cuidad natal, éstas tenían un toque de especial. En definitiva, eran las mejores vacaciones de los hermanos Uchiha, Naruto, Kisame, Suigetsu, Deidara, Hidan y Pain.  




El bar era todo lo que esperaron, un ambiente que los acogió desde el primer momento, las mesas de pool, la música que por momentos era relajante y por otros daban ganas de subirse a la tarima y bailar. Los tragos eran excelentes y ni hablar de las fabulosas meseras luciendo ese particular uniforme de minifalda. Naruto en cualquier otra situación se hubiera tirado sobre alguna de ellas, especialmente de la rubia de coletas y encantadora amabilidad, pero esta noche deseaba a otra persona. Al joven de piel blanquecina, hermano de Itachi pero que no tenía nada de parecido a su amigo, al famoso Sasuke de carácter peculiar. 




Cuando lo vio por primera vez hacia unas semanas, quedó enloquecido y todo lo que vuelve loco al Uzumaki debía ser de él. Vistiendo sus ropas casuales, con el cabello peinado hacia atrás ligeramente humedecido por el baño que acababa de darse, Naruto no pudo resistirse y no le quitó la vista de encima durante toda la reunión en la casa de los Uchiha. Sasuke había notado aquella insistente mirada azulada sobre él perforándole la nuca, si el rubio no fuera atractivo probablemente se sentiría incómodo pero al contrario, era endemoniadamente caliente. Naruto al notar que el azabache le correspondía cada mirada, sonrió satisfecho, era arriesgado pero supuso que quizás una sola vez no estaría mal. 




Pero se confundió horrores, eso no era arriesgado. Arriesgado fue haberle dicho lo loco que se estaba poniendo por él en Año Nuevo, haberle robado un beso e invitarlo a alejarse un poco de la reunión familiar para divertirse un rato. Sasuke se negó esa noche, porque ésta le estaba dejando la puerta abierta a una nueva invitación. 




Durante los tres días que estuvieron juntos de vacaciones, era imposible no sentirse casi intimidado por la presencia del otro. No hizo falta que Naruto le dijera sus intenciones para que Sasuke supiera, sentía que el rubio se lo comía con la mirada en cada oportunidad que se presentaba. Y el azabache hacía lo mismo con el fornido rubio.  




Al llegar al bar, el grupo de hombros tomaron asiento en una mesa al aire libre, en la terraza del lugar. La vista era espectacular y a Sasuke se le hizo inevitable no acercarse a la baranda y descansar sus brazos allí, pero antes le recorrió con sus ojos a todas las personas presentes allí. Había visto a un chico a lo lejos que lo observaba, le dedicó una leve sonrisa seductora solo como a él le salían y volvió su vista a la ciudad. El azabache pensó, que ese castaño de ojos oscuros tardó muy poco en colocarse a su lado y sacarle charla, comenzando con un comentario. 




- Excelente vista, ¿no crees? - comenzó a hablarle, sosteniendo un vaso de un llamativo color azul. 




- Si, no hay de estas vistas en Konoha - le contestó dirigiéndole la mirada oscura, pudo observarlo más de cerca y notó lo atractivo que era. 




- Ah, no eres de por aquí - admitió, para luego tenderle la mano - Takashi, un gusto - se presentó sonriéndole, mostrando los blancos dientes y revelando unos hoyuelos en sus mejillas. Era encantador, pensó, pero algo lento a su parecer. 




- ¿Aquí no se saluda con un beso? - se atrevió a coquetear, pero tomando su mano en un apretón - Sasuke, el gusto es mío.  




El chico solo agrandó su sonrisa y continuaron charlando de cosas triviales. Era lindo pero no parecía ser del tipo que prefería el Uchiha. Al cabo de unos minutos Takashi se despidió del moreno alegando que debía volver con sus amigos que comenzaban a mirarlo mal por dejarlos, pero antes le dio un fugaz beso en su mejilla. De verdad que no tenía suerte en Tailandia, ¿de qué le servía que le llamen la atención si ellos no respondían como él quería? 




Nuevamente se encontró solo, contemplando la vista y dándole un último trago a su vaso, creo que esa noche se iba a basar en embriagarse. Pero al instante que se terminó el contenido alcohólico, áquel hombre rubio y bronceado que le alborotaba las hormonas se posó a su lado, tendiéndole su propio trago. Éste aceptó sin reproches, Naruto merecía una recompensa. 




- ¿Qué onda con ese? - preguntó sin rodeos, mirando al castaño por última vez.  




- Un lento bastante lindo - contestó con simpleza - ¿Y tú, qué onda con ese tono? - contraatacó, adoraba comenzar ese tipo de juegos.  




El rubio corrió su rostro hacia el muchacho y Sasuke le imitó, aquella musculosa color crema le permitía ver los brazos que tenía: enormes y musculosos. Naruto tenía un cuerpo que parecía hecho para él. 




El Uzumaki alzó la fina ceja al tiempo que esbozaba una sonrisa. 




- ¿Me estás diciendo que no tengo derecho a reaccionar así? - dijo siguiéndole el divertido juego que estaban comenzando. 




-No, solo pregunté por él - replicó altanero, digno de un Uchiha. Naruto rió. 




Ese chico lo volvió loco desde que lo vio, no podía quitarle la vista de encima y honestamente, comenzaba a impacientarse por poseerlo. Debía ser suyo. 




- Es hoy o nunca, Sasuke - reconoció - ¿O hoy también me rechazarás?  




Esta vez, el azabache rió pero leve a comparación de la estruendosa risa del Uzumaki. 




-No te rechacé, sino te hubiera golpeado en cuanto terminabas de robarme ese beso - confesó, Naruto sintió la necesidad de limpiarse las manos como si tuviera polvo al tiempo que decía "listo, trabajo hecho" - Pain nos estaba mirando, él no es tonto. Iba a sospechar. 




El Uchiha dio un sorbo a la bebida y luego se la devolvió al rubio, quien lo igualó, terminando de ese sex on the beach.  




- Como quieras - terminó por decirle, dándole la espalda a la ciudad - voy al auto a buscar algo, pero solo tú sabrás que en realidad voy al baño, por si lo deseas... - le comentó haciendo comillas con sus dedos y dedicándole una mirada cómplice al azabache.  




- No tienes remedio - suspiró sintiendo ese cosquilleo en su estómago que le decía que algo bueno estaba por venir - yo si voy al baño, adiós - se marchó, entendiendo a la perfección las intenciones de Naruto. 




El azabache le comentó a su hermano que iría al baño a lo que Itachi asintió, Suigetsu quiso acompañarlo pero él se negó. Naruto le gritó al grupo de amigos que iba a ir al auto a buscar su celular.  




Lo que no sabían era que Sasuke estaba esperando al rubio en la puerta y una vez que Naruto llegó con una conquistadora sonrisa, los dos entraron a un cubículo del oscuro baño. ¿Qué importaban las miradas de los demás hombres cuando los vieron entrar juntos a un cubículo? El rubio ni siquiera las notó y Sasuke menos, nunca nadie había logrado encenderlo tanto, nunca nadie logró excitarlo con una mirada, con una sonrisa, con un tono de voz. Esos tres días fueron un verdadero calvario, deseaba tanto besar esos labios con ferocidad, recorrer ese cuello, apretar esos brazos, clavar sus uñas en la ancha espalda, deseaba tanto tenerlo entre sus piernas y escucharlo gemir, que apretara sus muslos al acabar, que desquitara con él sus más carnales instintos.  




Sasuke empujó al rubio para que se sentara en el inodoro y no esperó más para tirársele encima, colocando una pierna a cada lado del Uzumaki. Y allí se encontraban como en el principio, sin hacer más nada que mirarse hasta que Naruto atacó su trasero y saltó a los carnosos labios del azabache. Las manos del Uchiha tomaron el rostro del rubio con rudeza, adoraba que pudiera tratar a Naruto de esa forma tan agresiva, y comenzaron a besarse de manera salvaje. 




Los besos de Naruto eran húmedos pero no lo suficiente como para asquearlo, su lengua le recorrió su cavidad y en cuanto mordió el labio inferior del Uzumaki, sintió como algo se clavó en su trasero.  




- Me estás poniendo loco - le susurró el rubio cortando el beso para atacar el pálido cuello. Por lo general, Sasuke no permitía que se acerquen a su cuello, era una parte muy sensible de él y hasta lo fastidiaba que se acerquen pero Naruto era encantador en lo que hacia que no pudo resistirse. Él también estaba comenzando a excitarse y cuando el rubio lo notó, no dudó ni un segundo en bajarle en cierre a su pantalón para liberar su miembro y comenzar a masturbarlo, deseaba escucharlo gemir. 




-Y tú no tienes idea de como me tienes a mí - dijo entre jadeos, entre los húmedos besos en su cuello y la masturbación, iba a fallecer en ese mismo momento, Naruto lo acariciaba en un vaivén encantador. Lo calentaba aún más sentir como el pene de Naruto se clavaba en su trasero, lo quería adentro ya mismo. Se movió sobre él, fascinado por los gemidos ahogados del rubio. 




Las manos blancas recorrían los brazos del rubio, a veces lo apretaba en los espasmos que le producía tener a Naruto masturbándolo y besándolo con tanta ferocidad. Sentía que iba a acabar rápido si continuaba así, pero si iba a hacerlo que sea con Naruto dentro. Se alejó como pudo del rubio y se agachó, arrodillándose y encogiéndose tanto como podía para que sus pies no se vieran por debajo de la puerta. El Uchiha adoraba hacerse desear y lo dejó en claro con la lentitud que bajó el cierre del pantalón contrario, como recorrió con sus manos el miembro de Naruto con esa molesta tela encima, como delineó con sus dedos el glande y sus testículos. Ese rubio estaba perdiendo la cabeza. 




Finalmente liberó su pene y comenzó a acariciarlo mientras daba unas lamidas lentas, desde abajo hacia arriba, desde arriba hacia abajo, y por último lo engulló en su totalidad, sintiendo un poco de bello haciéndole cosquillas en sus labios. El pene del rubio se vio rodeado por la humedad y la calidez, produciéndole escalofríos en una sensación embriagadora. Comenzó a moverse, dando largas lamidas y otras pequeñas debajo del glande, cautivado por los pequeños gemidos de Naruto, por sus mejillas enrojecidas y los ojos azules brillando como un fuego celeste. Ese rastro era una obra de arte.  




En el momento que los gemidos del Uzumaki se hicieron más sonoros a la vez que el pene en su boca se endurecía más que antes, no logró aguantar más y llegó al clímax ahogando los gemidos en su garganta, manchando el piso de ese baño con su semen. Las manos del rubio se clavaron en su cuero cabelludo, motivándolo a moverse más rápido. 




- No hace falta que tragues - logró decir con la voz ronca, mirando a Sasuke en un éxtasis completo. 




- Me gusta hacerlo - le admitió con una pequeña sonrisa deteniéndose, pero no dejó de masturbarlo. Instantáneamente, Naruto sonrió tirándose el cabello rubio hacia atrás. 




- Mierda, ¿dónde firmo nuestro casamiento? - bromeó, ganándose que el azabache lo masturbe y con su lengua le acaricie el glande en pequeños movimientos. Tiró su cabeza hacía atrás mientras daba un último gemido, viniéndose en la cálida boca del Uchiha. 




No era mentira, Sasuke verdaderamente tragaba y lo confirmo cuando no vio ni una gota de semen en su ahora, flácido pene. Se mantuvo con la cabeza hacia atrás, sonriendo como un niño pequeño cuando le dan caramelos. 




- Me has hecho manchar el suelo - le regañó el Uchiha, acariciando un poco sus testículos por última vez antes de subirle el bóxer y el cierre del jean.  




Naruto lo tomó de los hombros para alzarlo nuevamente hacia él, quedando frente a frente. 




- De qué te preocupas si luego te haré manchar más cosas - le advirtió para volver a besar a un complacido Sasuke. Volvieron a recorrerse la cavidad contraria, abrazándose, acariciando al cuerpo que los volvía dementes. El Uchiha estaba feliz, había tenido una conquista ¡Y qué conquista, Naruto era un manjar!  




Finalmente, los dos salieron del cubículo sin antes confirmar que luego habría más, eso era solo el comienzo. El rubio realmente fue a buscar su celular al auto, y Sasuke se dirigió a la mesa en la que se encontraba su hermano y sus amigos. Suigetsu al verlo llegar le dedicó una sonrisa, invitándolo a sentarse a su lado. 




- Creo que debo contarte algo luego - le susurró al oído el Uchiha, a lo que el chico de cabellos blancos asintió haciéndose una idea de lo que podría ser, él había estado presente cuando el atrevido rubio le confesó aquello a su mejor amigo. 




- Qué zorra eres, Uchiha - se limitó a decir y los dos se miraron cómplices. 




El resto de la noche estuvo entretenida, esos tres días había tenido la oportunidad de conocer más a fondo a los mejores amigos de su hermano. Ellos casi vivían en su casa, juntándose a la noche, los domingos a la mañana para lavar sus autos todos juntos, saliendo a divertirse cuando la oportunidad se daba. El que mejor le caía era Deidara, el hermano mayor de Naruto por un año. El rubio de cabellos largos era un hombre simpático y alegre, al igual que su hermano, pero su carácter era más maduro que el de Naruto en lo que se refería malas situaciones. Kisame más bien era bromista y eso a veces era algo tedioso, pero de igual manera le agradaba. Hidan era lo que se definía como un perfecto idiota, su contextura física era igual a la del rubio que acababa de darle sexo oral en un bar tailandés, se sintió atraído por él en cuanto lo vio pero la personalidad de éste borró todo rastro de atracción, era un imbécil. Y por último Pain... Su "amor" imposible. Cabellos naranjas, tatuado y perforado, era el más joven del grupo junto a Hidan. Cualquiera que lo viera y lo juzgara pensaría que se trata de un delincuente pero si hay algo que cautivó a Sasuke desde el primer momento fue su amable y compasivo carácter. No diría que estaba enamorado pero si que le gustaba. 




Sin embargo, el premio acababa de llevárselo Naruto. Ese rubio era estruendoso, su risa retumbaba por cualquier lugar al que iban, siempre de buen humor y según dicen, mejor ni acercarse cuando no lo está. Tenía una fantástica fama de mujeriego (aunque él era un hombre) y comprendía porqué. ¡Un par de días y lo alborotó hasta la médula! No sabría si definir como sensualidad lo que desplegaba por sus poros, pero tenía algo que lo enloquecía. 




Las horas pasaban y todos bebían más, un par de veces había visto a Itachi ebrio pero nunca su hermano mayor lo vio ebrio a él. Alrededor de las cuatro de la mañana decidieron irse un rato a la playa porque Deidara pensó en lo lindo que sería "ver el amanecer junto a sus mejores amigos totalmente ebrios", por lo que se fueron del bar. Aunque no eran un grupo enorme, tenían dos autos: uno era de la familia de Sasuke y el otro alquilado para que se movieran sin la necesidad de pedir el auto. Itachi manejó el de la familia, en el cual iban Deidara, Kisame y Pain, y Naruto manejó en el otro acompañado de Hidan, Sasuke y Suigetsu.  




Con la música a todo volumen, pararon a comprar cerveza en una tienda de 24 horas y partieron a la playa siguiendo a Itachi, ya que él era el que sabía donde podían ir. Una vez que llegaron, se tiraron en la arena como si fueran adolescentes de nuevo, compartiendo anécdotas y riendo entre ellos. Sasuke y Suigetsu prefirieron alejarse un poco para hablar, tenían cosas pendientes. 




- ¿Y? ¿Vas a decirme? - preguntó impaciente el peliblanco con las mejillas algo sonrojadas por los efectos de alcohol. Habían encontrado una banca a lo lejos, justo debajo de un poste de luz, perfecto para los dos. Llevaron consigo unas botellas, de la cual bebieron. 




- Estuve con él en el baño - contestó riendo, mirando a Naruto a lo lejos. Su mejor amigo rio tirándose contra el respaldo. 




- ¡Oh, por dios! ¡Amo esa faceta tuya, Sasuke! - admitió entre risas que se transformaban en lagrimones - Nunca dejas de sorprenderme, malnacido. 




- No debe saberlo nadie, me matarían - dijo recomponiendo la compostura, bebiendo del pico de la botella - nos matarían, a él y a mí - agregó. 




- Imagina la cara de tu hermano cuando se entere - manifestó tratando de imaginarlo por la expresión que puso - Considerando lo sobreprotector que es Itachi-san contigo, lo colgaría de las pelotas, su pobre hermano menor fue ultrajado por un amigo suyo - exclamó pinchando el cachete de Sasuke con su dedo, aproximándose una risa más. El azabache se lo quitó de un manotazo y se cruzó de brazos. 




-No llegamos a hacerlo... - le susurró el Uchiha, en sus labios se vio la intención de formarse un puchero - No sé como quiere hacerlo conmigo, sería muy raro que me quede en su habitación a la noche, no sé que planea. 




Suigetsu se tomó la barbillas y miró hacia el cielo, pensativo. Una vez que se le ocurrió una idea se paró de la banca en un salto. 




- ¡Ya sé! - exclamó alegre - Le diremos que queremos algo más que cerveza y que él nos lleve a comprar, yo me voy a darle una vuelta a la ciudad y tú, pequeña zorra, te quedas con él en el auto, ¿qué tal? - preguntó luego de recrear en un tipo de coreografía todo su plan. Sasuke se quedó observándolo intrépido. 




- Eres un imbécil - escupió con simpleza y luego esbozó una sonrisa, parándose del lugar - Pero eres el imbécil más brillante que conozco - confesó palmeándole el hombro con ánimo. Sin embargo, el chico le saltó encima en un abrazo. 




- ¡Es la primera vez que me halagas así! - gritó en medio del abrazo, aferrándose al firme pecho de Sasuke a quien se le formó un tic en la ceja, realmente estaba ebrio. 




- Bueno, ya quítate - advirtió y el par de amigos caminó hasta donde se encontraban los demás para proponer aquello - Ve tú a decirle a Naruto, sería menos extraño que no notaran esa confianza entre los dos. 




- ¡Claro! - volvió a gritar el chico, el Uchiha iba a golpearlo si gritaba cada vez que le tocaba hablar. Suigetsu se acercó al rubio y se agachó hasta quedar a la altura para llamarlo tocando su espalda. En cuanto Naruto sintió unos toques, se volteó encontrándose con el muchacho de cabellos blancos que hace unos segundos se colgaba de Sasuke - ¿Nos llevas a comprar otra cosa, Naruto-kun? - preguntó en una sonrisa, tratando de convencerlo.  




El Uzumaki le dirigió una mirada al azabache, quien lo observaba a unos metros. Sasuke no solía sonreír, en realidad las únicas veces que lo vio sonreír eran cuando estaba con él y ahora mismo lo estaba haciendo, una sonrisa sensual e imperceptible a cualquier otro ojo, pero no al suyo. Entendió todo y se lo dio a confirmar al Uchiha en una ladeando sus labios, volvió a mirar al amigo de Sasuke y asintió. 




- Claro - aceptó parándose del lugar, dejando las huellas en la arena - Ya venimos, vamos a comprar otra cosa - le informó especialmente a Itachi. 




- ¿No quieres que vaya yo? - se ofreció el Uchiha mayor, pero rápidamente Naruto se negó. 




- No es necesario, quédate - contestó con unas de sus encantadoras sonrisas que se ganaban a todo el mundo - Ya volvemos - se despidió acompañado de los dos adolescentes. 




Itachi les envió una mirada, no sabía porque pero se sentía impaciente, extraño. ¿Pero de qué tenía que preocuparse? Era solo su hermano menor con su mejor amigo y Naruto, un amigo de él. ¿Qué cosa podría pasar? Se regañó a sí mismo por dudar un segundo del rubio, una persona que el consideraba como las mejores que pudo haber conocido a tal punto que un año después de conocerse ya estaban de vacaciones juntos. Volvió a introducirse en la anécdota de Kisame, dejando de lado aquellos pensamientos. 




Suigetsu fue dando pequeños saltos en el trayecto hacia el auto sin borrar una boba sonrisa de su rostro. 




- ¿Qué le ocurre a tu amigo? - preguntó Naruto riendo, a lo que Sasuke se encogió de hombros. 




- Ni idea, honestamente - respondió sin interés - Creo que bebió demasiado. 




- ¿Y quieren seguir tomando que me mandan a hacer los mandados? - interrogó el rubio divertido con la situación. 




- ¿No quedó clara cual es la intención de esto? - inquirió en un tono lascivo. Naruto lo miró sobre su hombro con los ojos azules encendidos. 




- Bastante, en realidad - admitió complacido con la actitud de ese mocoso - ¿Qué planearon, pequeño par de mentirosos? 




Escuchó a Sasuke reír con suavidad, creo que esa era la segunda vez que se dejaba ver riendo con él. 




- Él se irá a dar una vuelta y nos quedaremos nosotros dos en el auto, ¿qué te parece? - indagó, otra vez Naruto se sentía devorado por esos ojos negros tan oscuros como la misma noche. Otra vez estaban cayendo en ese ambiente totalmente sexual y primitivo, donde cada uno sabía que permanecía. Los dos eran de la misma clase y supusieron, que esos los volvió locos en cuanto se vieron. 




- Perfecto - casi festejó el rubio.  




El trío subió al coche estacionado al lado del otro, Suigetsu fue atrás charlando sin parar sobre lo primero que se le venía a la mente, mientras que Sasuke estaba en el asiento de acompañante tratando de mantener la calma y responderle con paciencia, le debía mucho a su mejor amigo. Naruto, por otro lado, parecía divertido con el comportamiento del peliblanco y le sacaba conversación. 




- Qué amargado eres, Sasuke - comentó el rubio al ver el poco interés que le ponía a su mejor amigo. ¿Cómo hacia ese chico para no reírse con las idioteces del otro? 




- ¿Tú no serás muy idiota? - le respondió sin mirarlo, Naruto solo se dedicó a sonreír. 




- El idiota en menos de cinco minutos estará sobre ti - contraatacó. Sasuke se sonrojó y supo que salió victorioso. 




- ¡Ey! ¡No sean cochinos que yo sigo aquí! - chilló el peliblanco desde atrás. 




- Lo siento, Suigetsu - se disculpó no tan arrepentido el rubio. 




- Te perdono si me dejas en una cafetería con el dinero suficiente para tomar un moccaccino, unos tostados y quizás se me antoje algo salado como papas fritas - chantajeó el muchacho colgándose del asiento de Naruto - De igual manera no te queda otra, no tendrás a Sasuke - agregó sacándole la lengua.  




- Me chantajea un niño... - susurró vencido una vez que estacionó en plena avenida, justo en frente de una cafetería abierta a esa hora. De su bolsillo sacó su billetera y le tendió a Suigetsu el dinero suficiente para sus demandas, quien sonrió complacido - Como mínimo, quiero 45 minutos con él - le advirtió, notando la mirada asesina de Sasuke sobre él. ¡Lo estaban prostituyendo! 




- A sus órdenes - confirmó el adolescente antes de descender del auto para dirigirse al lugar. El rubio lo observó irse preguntándose si estaba bien dejarlo solo en su estado. Tampoco se preocupó mucho, tenía más ganas de cogerse a Sasuke que cualquier otra cosa en el mundo. 




Rápidamente volvió a poner el auto en marcha, buscando algún callejón o una calle no tan transitada. La mirada azul recorrió detenidamente el lugar y cuando por fin encontró algo a unas cuatro cuadras de donde se encontraba el amigo de Sasuke, estacionó. Realmente agradeció los vidrios polarizados o eso hubiera sido más dificultoso. 




Una vez que detuvo el coche, el Uchiha volvió a mirarlo, esperando algo del rubio quien parecía tener la vista perdida. 




- No me digas que ahora te arrepientes - le retó Sasuke, a lo que Naruto se recostó sobre el volante. 




- ¿Sabes que esto es una locura, no? - preguntó para estar totalmente seguro de que el azabache sabía el riesgo que corrían. Lo que estaban por hacer jamás podría ser considerado bien para la gente decente. 




Sasuke asintió con lentitud, recorriendo con su dedo el torpedo del auto. 




- Siempre conozco la magnitud de mis actos - corroboró con la voz firme y seria - No haría algo sin conocer las consecuencias - terminó de decir, mirando a Naruto quien mantuvo la expresión neutra por unos segundos y luego, sonrió satisfecho. 




- Eso es todo lo que necesitaba - admitió tomando a Sasuke como si de un peluche se tratara, obligándolo a recostarse en el asiento trasero del vehículo. La oscuridad los envolvía, más en esa calle poca iluminada, pero los ojos de ambos brillaban, sus olores los guiaban. En cuanto el azabache estuvo recostado en el asiento, Naruto pasó sus piernas y logró llegar hasta la parte trasera, directamente sobre el cuerpo de Sasuke, con cada pierna a su costado apresándolo. No quería imaginarse como reaccionaría Itachi si supiera como tenía ahora mismo a su pequeño hermano menor. Era inevitable no sentir la culpa, lo tomaba como una traición hacia su amigo, pero todos sabían que cuando Naruto Uzumaki quería algo, lo conseguía. 




Y allí estaba nuevamente, besando a Sasuke como si no hubiera un mañana, devorando esos labios que lo sacaban de su sentido común. Abrió la camisa de Sasuke de un manotazo y realmente esperó no haber roto algún botón, pero no iba a detenerse a investigar. Observó el cuerpo de Sasuke, alterándose aún más y recorrió con sus manos los costados, apretando la cintura, lamiendo y mordiendo los pezones rosados del azabache quien comenzaba a jadear gustoso por la atención.  




Volvió a su cuello, el cual Sasuke movió hacia un costado para permitirle más acceso, donde chupó hasta llegar a la oreja y luego volvió a los labios. Las manos del Uchiha llegaron a su cabello rubio donde peinó hacia atrás para luego dirigirse a su espalda y a la musculosa clara que llevaba el Uzumaki. Tironeó de ella hasta que Naruto finalizó por sacársela, dejando a la vista su bien formado y marcado abdomen, y un tatuaje muy singular en su ombligo. ¿Es que acaso a Naruto no le alcanzaba con verse bien vestido? 




Mientras el rubio continuaba besando sus clavículas, las manos del moreno fueron hacia sus pantalones, dejando salir su pene. Acarició sus testículos y sintió el aliento de Naruto chocar contra su piel, y luego comenzó a masturbarlo. Ante cada caricia que le proporcionaba, éste se endurecía y crecía aún más. 




El rubio había comenzado a gemir y cuando no soportó más no tener a Sasuke, descendió hasta los jeans del chico. Se miraron, el azabache lo estaba invitando a quitarle la prenda y el Uzumaki desistió ante la seducción del adolescente. Comenzó quitándole el calzado, donde arrojó en el piso del auto y luego elevó las piernas hasta dejarlas en su hombro, para quitar de un tirón su pantalón y luego su bóxer.  




Estaba fascinado con lo que le permitían ver sus ojos: Sasuke lo miraba desafiante, sus ojos entrecerrados resplandecían, su contextura era delgada pero no escuálida, tenía sus músculos ligeramente marcados y las piernas endemoniadamente largas, invitándolo a adentrarse en él. El Uchiha era sexy, sabía como hacer que se enredaran en él y llamaba la atención sin ser vulgar. Sabía que hacer, como hacerlo y como actuar para que reaccionen de acuerdo a lo que él quería. Sabía que no era el primero en saborearlo, ¿pero cuantos más tuvo? ¿era gay, bisexual o solo estaba probando? No era como si le importase mucho, solo deseaba sexo con él pero tenía algunas dudas.  




Abrió más las piernas blancas y alzó un poco su trasero, rodeando los muslos con sus brazos. Quería probar esa entrada. Tomó el miembro del azabache con su mano derecha y comenzó a masturbarlo mientras lamía su entrada. 




Sasuke comenzó a gemir, unos gemidos suaves y un poco agudos considerando la voz seria que poseía. Tener al chico de esa manera para él, siempre mostrándose tan reservado y frío, y ahora viéndose totalmente a su merced, gimiendo y abriendo más sus piernas para darle más acceso a la lengua del Uzumaki. ¿Qué otras cosas escondía el azabache? 




El Uchiha se sentía en el cielo, extasiado por la atención de Naruto, dejándose sin cuidado a la ferocidad que presentaba el rubio con él. Lo necesitaba adentro, ya. 




- En mi bolsillo... - apenas dijo el azabache entre jadeos, cerrando sus ojos por las sensaciones que estaba causando el rubio en su cuerpo. Naruto se detuvo y miró interrogante el pantalón del adolescente, husmeando en su bolsillo. Fue una encantadora sorpresa encontrarse con un gel lubricante, eso iba a facilitar las cosas. Le dirigió una sonrisa y se acercó a besar la frente del Uchiha, para luego continuar con su trabajo.  




Con ayuda de su saliva, introdujo el primer dedo en Sasuke con su mano libre mientras la otra continuaba masturbándolo. Se animó a agregar un segundo dedo, comenzando a sentir la presión que ejercía. Al añadir el tercero, se acercó a lamer su miembro, sabía que ese quizás iba a molestarle más. En cuanto se sintió seguro, comenzó a moverlos en su interior, presenciado a un Uchiha alterado por la excitación. Leyó en los ojos oscuros que éste lo podía ya.  




Se masturbó un poco antes para endurecerse y abrió el pequeño envoltorio con sus uñas. Escurrió el líquido por toda la magnitud de su miembro y luego volvió a introducir sus dedos en la entrada de éste con el lubricante, sintiendo la facilidad con la que se movían. Sasuke ya parecía impaciente y él no iba a hacerlo esperar más. 




Colocó la cabeza de su miembro contra la lubricada entrada de éste y ejerció presión, sintiendo como las paredes cálidas y húmedas lo apresaban. El Uchiha sintió el punzante dolor, más cuando el maldito rubio no pudo esperar más, lo tomó de sus caderas y se adentró totalmente en él de una estocada. 




- ¡Mierda, Naruto! - chilló aferrándose a los brazos de éste, clavando sus uñas en él. 




El rubio se acercó a depositar besos por su cuello, comenzando a masturbarlo para aliviarlo y cuando sintió que Sasuke se relajaba acostumbrándose a la introducción en él, empezó a moverse arremetiendo con rudeza. El Uchiha gemía en cada estocada que le proporcionaba el rubio, rodeó la cintura con las piernas y lo apretó contra él, mientras Naruto dejaba sus manos aferradas a sus caderas. Continuó arremetiendo contra él, disfrutando de lo apresado que lo hacía sentir. 




Se separó un poco de él elevando una pierna hasta su hombro para obtener más profundidad, y en cuanto empezó nuevamente el descontrolado vaivén, sentía el orgasmo más cerca. Sasuke sentía como Naruto embestía una y otra vez en ese punto que lo volvía loco, era imposible tragarse sus gemidos considerando el lugar en el que se encontraban. Se excitó aún más cuando el rubio comenzó a jadear sonoramente, provocando que sus dedos se aprisionaran contra aquellos brazos.  




Los ojos azules de vez en cuando se detenían para mirarlo, encandilándose con la vista sensual que le proporcionaba el Uchiha: la mirada cristalina, las mejillas sonrojadas, los labios enrojecidos a causa de sus besos y la fina capa de sudor que lo cubría. Ese chico realmente lo calentaba.  




Se tiró sobre Sasuke, directamente contra sus labios para volverlos a comer. Sus brazos rodearon la cintura de éste y comenzó a embestirlo con ferocidad. Sus gemidos se ahogaban en el húmedo beso, el único sonido que retumbaba en el pequeño espacio era su ingle y los muslos de Sasuke chocando contra sí, aparte de los sonidos húmedos producidos por los fluidos del acto.  




El miembro de Naruto chocaba una y otra vez contra ese punto que lo volvía loco, el éxtasis estaba cerca y el rubio lo supo cuando las paredes del azabache se contrajeron y su pene, pegado a sus abdómenes, se endureció. De igual manera se endureció el suyo, iba a llenar al adolescente de toda su esencia. 




Sasuke se separó de sus labios cuando sintió el clímax, dejando salir un gemido acompañado de suspiros y manchando el pecho de ambos. A los segundos, Naruto acabó en él, apretando aún más al azabache contra él. Sintió el pene de Naruto vibrar, adorando aquella sensación. 




Unos últimos suspiros se escucharon en el automóvil antes de caer en un tranquilo y relajante silencio, los dos se mantuvieron en aquellas posiciones, complacidos y conformes con el calor del otro, abrazándose aún más. El rubio rodeó a Sasuke por su cuello y cintura y lo apretujó contra él, enterrando su rostro en la curvatura de su cuello, mientras que el Uchiha lo abrazaba con ambas piernas y sus blancos brazos se colgaban de la amplia espalda. Con sus dedos delineó cada músculo de ella, sintiendo la suavidad de la piel de Naruto. 




- Dije que no quería hacer locuras contigo y mira como estamos... - susurró divertido el rubio, incapaz de soltar al cuerpo del adolescente. 




- Cuanto autocontrol tienes, Naruto - comentó sarcástico, a lo que el rubio se levantó para besarlo. 




- ¿Es mi culpa que tu me pongas loco? - quiso excusarse haciendo un infantil puchero, a lo que el azabache le tiró de una de sus mejillas con aquellas extrañar marcas. 




- Vas a ir preso, maldito pedófilo - se burló Sasuke sonriendo con sorna, recibiendo una de las sonrisas angelicales de Naruto. El rubio se alejó un poco de él para salirse de su interior y se recostó sobre el pecho del adolescente, reflexionando. 




- Quizás... - aceptó sin un tono en específico - pero valió la pena. 




¿Qué importaba si nadie quería entenderlo? ¿Tan malo era acostarse con Sasuke? El azabache era muy maduro para su edad, sabía lo que quería y no andaba con rodeos, desde el primer momento sabía en lo que se estaba metiendo, Naruto en ningún momento lo obligó a hacer algo. Estaba mal lo que habían hecho, pero la atracción los consumió, su adicción al sexo fue insoportable para ambos y honestamente, le agradaba que ese mocoso lo comprendiera. ¿Pero como iba a estar mal algo que nunca nadie se enteraría? Él no tenía porqué hablar de aquello y el Uchiha era inteligente, tampoco lo haría porque sabía lo que se le vendría encima. Nadie debía saberlo hasta que Sasuke fuera mayor de edad o mejor, que directamente nunca nadie se entere que él tuvo algo que ver con ese encantador azabache. Sintió culpa por unos instantes, ¡Era el hermano menor de Itachi! Pero no importaba que tantas veces se abofeteara mentalmente, cada vez que veía a ese joven se alborotaba, se embriagaba con su olor, con la suavidad de su piel, aquellos ojos oscuros que brillaban de lujuria cada vez que los veía.  




Que más daba que Sasuke tuviera diecisiete años y Naruto, treinta y un años. Que más daba que la diferencia entre ellos sea de catorce años. 


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