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Wo Ai Ni, My biggest secret por Kuromitsu

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Notas del capitulo:

¡Hola! Primero que nada muchísimas gracias por sus reviews y sus visitas, no saben cuánto me ayudan a seguir la historia <3 

Segundo, espero que disfruten el capítulo jiji <3 

La persona que miraba atentamente la escena no se había despegado ni un segundo de su tarea de espiar al par que ahora dormía profundamente. Conocía a la perfección a Tao y sus actitud infantil por lo que podía entender que estuviesen en la misma cama, abrazados como si de un niño pequeño se tratara. Sin embargo Sehun (por muy menor que fuese) no era una persona que haría algo así solo por jugar ni mucho menos; si Sehun había consolado a Tao de aquella forma era porque algo malo le había sucedido.

Y por eso se había quedado espiando, tratando de no hacer ruido para que no se despertasen.

—¿Minseok hyung?

Por poco no pegó un grito. Se dio la vuelta, con el corazón latiendo a mil por hora.

—Chen, casi me matas del susto —suspiró, llevando su mano al pecho—. ¿Qué haces?

—Eso mismo te iba a preguntar a ti —respondió, mirando la puerta entreabierta—. No me digas que estás…

—¡Buscando algo, sí! —a toda prisa se agachó y sigilosamente dejó caer una llave en el piso, tomándola unos segundos después— Mi llave… ah, realmente pensé que la había perdido…

Se mordió el labio sin atreverse a levantar la cabeza. ¿Le creería al mentir tan descaradamente?

—Ya veo…

Solo en ese momento Xiumin tuvo la valentía de mirarle a los ojos, y sonrió ampliamente al notar que Chen al parecer no sospechaba nada. Aceptó la mano que el menor le tenía para levantarse del suelo, mientras una sonrisa se le formaba en el rostro en respuesta a la que Minseok desplegaba.

Intentó retirar su mano con cuidado pero Chen no se lo permitió. Al contrario, sintió cómo el menor entrelazaba sus dedos con los suyos propios, intensificando el agarre. Su boca se abrió en señal de profunda sorpresa.

—¿Jongdae…? —murmuró, confundido.

Los ojos de largas pestañas del aludido miraron al piso, mientras que sus labios de comisuras distintivas se curvaron en una sonrisa.

—Xiumin, hay algo que he querido decirte desde…

—¿Minseok?

Una tercera voz cortó el momento como si de un cuchillo se tratase. Ambos sobresaltados miraron a la delgada figura de Luhan que les miraba a su vez enfocándolos alternadamente. Primero se fijó en Xiumin, luego en Chen y luego…

…Se fijó en las manos entrelazadas de los dos.

—Luhan…

—Minseok, tienes que ir a dormir, es tarde —arrugando el entrecejo cambió su enfoque hacia el rostro de Chen—. Tú también deberías ir.

En ese momento Luhan casi llegó a odiarle, debido a que mientras él intentaba por todos los medios acercarse un poco más a Xiumin, Jongdae terminaba por acercarse el doble que él sin siquiera esforzarse. No hacía falta ser un genio para darse cuenta que Chen buscaba algo más con Minseok, y eso, él… no lo iba a permitir.

No, a menos que Xiumin realmente quisiera aquello. En ese caso no tendría más remedio que alejarse y dejarles tranquilos. Pero como aquella no era la situación…

—Es verdad, es tarde —soltó finalmente la cálida mano de Xiumin, a lo cual Luhan respondió con un pequeño suspiro de alivio. Sin embargo su calma se detuvo en el mismo instante en el que vio a Chen preguntándole al mayor—. ¿Vamos a nuestro cuarto?

Le hirvió la sangre. Por un segundo había olvidado por completo que Kris, Chen y Xiumin compartían cuarto debido a la forma en la que sus managers habían estructurado sus dormitorios. Por un momento había borrado de su memorial el hecho de que Jongdae era la afortunada persona que podía verle todas las noches mientras dormía.

¿Lo envidiaba? No, qué va.

—Ahí te puedo decir lo que quería contarte —añadió Chen, con una sonrisa, golpeando de manera juguetona el hombro del mayor.

Sí, lo envidiaba.

—Iré después —respondió sonriéndole de vuelta—. Necesito ir al baño primero.

Mirándoles individualmente, hizo un pequeño asentimiento a modo de despedida y entró en el baño antes que ninguno de los dos pudiese detenerlo. Luhan resopló sonoramente mientras que Chen se dio media vuelta, dirigiéndose hacia su cuarto.

—No creas que no me di cuenta de lo que intentas hacer —susurró el más alto, mirándole incriminatoriamente.

El aludido se detuvo y se mantuvo en su lugar un par de segundos, antes de girar en sus talones para poder ver a Luhan a la cara.

—No sé de qué hablas.

La cálida sonrisa que apareció en el rostro de Chen le llegó como un balde de agua fría porque al parecer no mentía. Tal vez esa teoría de que el menor quería algo más allá con Xiumin era simplemente un desvarío de su mente. Le devolvió la sonrisa, incómodo.

—No, nada, olvídalo —avergonzado se retiró hacia el cuarto que compartía con Lay.

El calor en sus mejillas no se quitó en varios minutos debido a la abrumante vergüenza que le invadía. Al parecer simplemente había imaginado cosas donde no existían, y por lo menos Jongdae no era un obstáculo que temer ni mucho menos.

Y mientras el delgado joven de nacionalidad china se revolvía en sus mantas para volver a dormir, el joven de largas pestañas dejó salir una pequeña risa en la quietud del pasillo.

—Iluso —susurró antes de devolverse a su habitación.

 

 

 

 

 

Xiumin suspiró frente al espejo. Sus manos tocaron las pequeñas bolsas debajo de sus ojos, producto del cansancio y la falta de comida. Tal vez realmente debía quitar la dieta y seguir el consejo de Tao, sin embargo al deslizar sus dedos por sus prominentes mejillas, desechó totalmente la idea. Faltaba mucho para llegar al punto que quería.

Al punto que desesperadamente necesitaba.

—Ugh…

Cerró los ojos y los apretó con fuerza, tensando la mandíbula y sus puños durante unos segundos antes de dejar escapar un gran suspiro. No tenía sentido pensar en ello a altas horas de la noche pero no podía evitarlo. Salió del baño rápidamente, porque el haberse encerrado allí había sido una mera excusa.

Se sentó en el sillón de la sala de estar y terminó por hundirse en él. Se había encerrado en el baño porque necesitaba pensar tranquilamente, sin nadie pululando a su alrededor. Aparte del problema imborrable de su peso, estaba el problema relacionado con Tao que simplemente le tenía hecho un manojo de nervios, sin saber qué hacer.

Sin embargo, sus pensamientos se desdibujaron debido al sueño que le invadió profundamente y sin poder hacer nada para evitarlo se quedó dormido en el sofá. Así, pasaron varios minutos en los que el sueño profundo le atacó de tal manera que le impidió darse cuenta de la persona que tenía al frente, observándole dormir en silencio.

—Minseok…

Con la luz de la luna colándose a través de la única ventana podía ver su rostro dormido, con la boca entreabierta y el flequillo cubriendo ligeramente sus ojos. La mano de Luhan atravesó la distancia entre los dos y con cuidado, tocó las tan características mejillas del mayor sin hacer siquiera presión sobre ellas, solo admirándolas.

No había podido dormir por lo que se había levantado para comer un bocadillo nocturno, sin embargo al ver al mayor durmiendo en la sala de estar el corazón le había dado un vuelco.

Una sincera sonrisa apareció en su rostro, pero al darse cuenta de lo que estaba haciendo la hizo desaparecer rápidamente. No era el momento para sonreír como idiota ni mucho menos; si Minseok se quedaba dormido en el sillón sin nada más puesto probablemente terminaría con un resfriado a la mañana siguiente, además de dolores musculares debido a la posición incómoda de su cuerpo.

—Minseokkie, despierta —susurró con cuidado. No hubo la más mínima respuesta, por lo que con sus manos lo remeció suavemente—. Ve a tu cama.

Nada. Xiumin no reaccionó ante los infructuosos intentos de Luhan, y como este pudo comprobar inmediatamente, los suaves remezones no fueron más que un incentivo para dormir más profundamente. Su respiración se hizo más profunda y acompasada, signo inequívoco que a menos que utilizara una técnica más fuerte no despertaría.

Sin embargo, viéndole tan tranquilo allí… todas las fuerzas para intentar llevarle de vuelta a su cama se desvanecieron. ¿Para qué interrumpir su sueño?

—No tengo remedio… —suspiró, con una pequeña sonrisa.

Desapareció hacia el cuarto que compartía con Lay antes de volver sigilosamente con una de sus mantas, la cual la utilizó para cubrir el menudo cuerpo de Xiumin. Pero mientras le acomodaba de la forma más minuciosa posible, escuchó la voz dormida de Minseok cortando el silencio.

—Lu… Lu-ge…

Un escalofrío recorrió su espalda. ¿Acaso lo había despertado?

Su miedo se acentuó al sentir la cálida mano del mayor enroscándose alrededor de su muñeca y tirándole hacia él con tanta fuerza que terminó por sentarle al lado suyo. Sin embargo cuando la luz de la luna permitió mirarle con más detenimiento comprobó que Xiumin seguía igual de dormido que antes.

Tal vez… ¿estaba soñando con él? Luhan no pudo más que sonreír ampliamente, con el corazón latiendo tan fuerte que llegó a asustarle.

—No me iré —murmuró, abrazando al joven de menuda figura, a la vez que enterraba su rostro entre los cabellos del otro para sentir su aroma—. Baozi…

Con timidez dejó un pequeño beso en su cabellera antes de cubrirse con una pequeña parte de la manta que no estaba siendo utilizada por Minseok. Incluso si amanecía enfermo o con tortícolis, no importaba.

Porque tenerlo entre sus brazos era más que suficiente, aunque fuese una sola noche.

 

 

 

 

 

Cuando la madrugada llegó, el sueño de Tao volvió a interrumpirse por décima vez debido a las pesadillas que no le dejaban dormir tranquilamente. El sudor frío corrió por su cuello a la par que sus ojos se abrieron en la oscuridad y volvió a ver el mismo panorama: el pecho de Sehun tan cerca que podía sentir su propio aliento al repercutir sobre el mismo.

Con cuidado trató de alejarse de él para poder respirar tranquilamente. Se sentía asfixiado debido a la pesadilla que había tenido y que no valía la pena recordar. Se zafó de las manos del menor que le tenían abrazado y logró sentarse en la cama, temblando.

—Maldita sea… —gimoteó a la par que se revolvía el cabello, nervioso a más no poder.

Si terminaba durmiendo así de mal otra noche más no podría aguantarlo. Sumado a eso, el dolor de su estómago ante la falta de comida no hacía más que acrecentarse y casi le convencía de ir a la cocina para prepararse un sándwich. Casi.

Quería llorar de nuevo pero al mismo tiempo su cerebro no hacía más que llamarle “patético”  al sentir el escozor de sus ojos, listos para soltar una lágrima en cualquier momento.

De verdad, ¿se merecía ese trato por Kris? ¿Esa mirada de asco profundo cuando se dio cuenta de la erección? Dios santo, ¡era humano también! Y además, él mismo había confesado haber tenido una erección a la par, lo cual lo había confirmado porque le había visto excitado en la ducha. Había visto ese miembro palpitando bajo el chorro de agua caliente y por poco no había hecho una estupidez… como ayudarle a aliviar esa tensión.

Sí, se había contenido con todas sus ganas incluso a pesar de lo mucho que Kris le atraía en todos los sentidos posibles, ¿y esa era su paga? ¿Una mirada de asco? ¿Que le ignoraran por el transcurso de un día?

Se sentía enojado pero más que nada, dolido. Kris era injusto, más injusto de lo que nadie había sido con él durante toda su vida. Lo odiaba y lo quería al mismo tiempo.

—Lo odio, lo odio tanto… —masculló a la nada.

—¿A mí?

Se sobresaltó y por poco no terminó cayendo de la cama del susto. La risa ahogada de Sehun no hizo más que enfurecerle más.

—Aish, eres estúpido o qué —respondió golpeándole el brazo, ante lo cual el menor se quejó.

—Debiste verte, casi te caes —siguió riendo a la par que tocaba su brazo adolorido—. ¿Me odias acaso?

—No estaba hablando de ti, ugh —su voz sonó molesta.

—¿Entonces de quién?

No respondió a la par que su rostro se ensombreció. Difícil era decirle a otra persona lo que pasaba por su mente. Que el supiera ninguno de los otros miembros era gay, sin embargo había tenido sus dudas respecto a Luhan debido a los evidentes celos que había mostrado anteriormente. Aun así, no era seguro contarle todo a Sehun.

—No importa —susurró y giró su cuerpo para volverse a acostar de espaldas a Sehun, pero el brazo del maknae se lo impidió—. De veras no importa…

—Confía en mí, por favor —replicó, a la par que acariciaba el cuello de Tao—. Te quiero.

—Deja de jugar —se rio.

Lo conocía y sabía que si tocaba su cuello era para hacerle cosquillas a continuación, sin embargo no sintió los dedos de Sehun rozando su piel para hacerle reír ni mucho menos. Al contrario, lo que el maknae estaba haciendo era atraerlo hacia él con el firme agarre de sus delgados dedos. Volteó para verlo cara a cara y se quedó completamente helado.

La distancia entre ellos se hacía cada vez menor, tanto así que pudo sentir la agitada respiración de Sehun en su rostro. Le vio morderse el labio y sonreír antes de confesar tres palabras que no hicieron más que erizarle los vellos de la nuca:

—No estoy jugando. 

Notas finales:

Y, ¿qué les ha parecido? Si gustan dejar un review me sentiría muy muy feliz <3

¡Nos vemos! 


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