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Wo Ai Ni, My biggest secret por Kuromitsu

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Podía incluso notar su mandíbula tensa a través de sus labios fruncidos.

—Está bien —respondió en el dialecto propio de Qingdao, su ciudad natal, en un esfuerzo de sacarle una sonrisa y calmarle— No volveré a pedírselo, ¿sí?

La mirada confusa de Xiumin se posó en ambos, a lo que Tao no pudo más que sonreír en un intento de disipar el aire denso que se había apoderado de la habitación.

—Olvidé que tenía que hacer algo con Kris —hablando esta vez en coreano para que Minseok pudiese entenderle.

Levantó una mano a modo de despedida e intento huir lo más rápidamente posible, pero justo antes de entrar al pasillo, alcanzó a escuchar la voz baja de Xiumin.

—Lu-ge, ¿qué le dijiste?

Así que había hablado así de rápido y en ese dialecto específico para que Minseok no se enterara de esas frías palabras. No se quedó para escuchar cuál sería la respuesta de Luhan porque sentía que había un problema de trasfondo que era mejor no conocer.

Armándose de valor fue a buscar a Kris, su siguiente víctima. Así tuviese que preguntarles a todos no entraría solo a ducharse, al menos ese día no. Con la actitud inusualmente fría de Luhan tenía aún menos ganas de aceptar el desafío. De hecho, como comprobó mientras abría la puerta de la habitación que Kris compartía con Chen y Xiumin, ni siquiera tenía el ánimo ya de sonreír apropiadamente.

La cama del extremo izquierdo ya estaba hecha de forma impecable, sin ninguna arruga a la vista, como si nadie la hubiese utilizado en años. Claramente, la cama de Xiumin. Al medio se encontraba Chen durmiendo plácidamente con la cabeza vuelta hacia la derecha, con una de sus piernas tocando casi el piso. Y en el extremo derecho…

—Kris —susurró, tocando su brazo al descubierto. El aludido frunció el ceño, sin dignarse a despertar— Dúchate conmigo, ¿sí?

—Déjame dormir…—masculló apenas con su característica voz grave.

—Por favor.

Kris abrió los ojos de inmediato al escuchar ese par de palabras de Tao, y le observó detenidamente por un par de segundos.

“No está sonriendo”, fue lo único que cruzó por su mente.

—Está bien —resopló, levantándose con cuidado, mirando el resto de la habitación— Pero no despiertes a Chen.

Tomando seriamente la condición de Kris, Tao fue a buscar el par de toallas correspondientes del armario en el más completo silencio, y tras haber encontrado su objetivo se adentró en el baño. En el entretanto, Kris luchó con las sábanas por más de dos minutos hasta que finalmente tuvo el valor de levantarse de la mullida superficie. ¿Por qué Tao siempre le molestaba para algo tan infantil como eso? Y de pasada despertarle…

Comprobando que Tao ya había entrado al cuarto de baño junto con su toalla, respiró hondo y abrió la puerta rápido, cerrándola tras de sí con la misma premura. En la ducha, con el agua ya corriendo estaba la silueta inconfundible del maestro de las artes marciales, mirando en la dirección contraria a la suya. No podía ver su cuerpo (aunque tampoco quería hacerlo) debido a que el vidrio que envolvía a la ducha era polarizado, de tal forma que solo podía ver parte de su cuello y obviamente su rostro. Comenzó a desvestirse sin dejar de mirar al piso, deseando tener también algún tipo de vidrio protector como aliado.

¿Acaso no era extraño el tener que ducharse con otro hombre, siendo que no estaban en un baño público? Sí, ciertamente si las personas a las que había conocido en Canadá se enteraban, probablemente le tildarían como una rareza o incluso como un enfermo. Los conocía bien. Sin embargo, al estar rodeado por sus compañeros de EXO sabía que la desnudez de los otros integrantes (y la suya propia) pasaba a ser algo casi cotidiano. Claro que no pasaban en trapos menores de un lado a otro dentro del departamento, pero en más de alguna ocasión (por estar apurados o por el pequeño espacio que compartían entre todos) había visto sus cuerpos al desnudo, aunque por supuesto sin quedarse mirando ni mucho menos.

Sin embargo, a quien sí había visto durante más tiempo era a Tao y no por decisión propia. Su hábito de ducharse con otros…

—Ugh, crece de una vez —susurró Kris con el ceño fruncido.

—¿Ah?

Tao volteó a verle antes de darse cuenta que seguía desvistiéndose. Los bóxers cayeron al suelo de baldosas, pero no por ello dejó de mirarle.

—¡¿Qué miras?! —su ceño fruncido desapareció para dar paso a su expresión sorprendida y avergonzada a la vez— ¡Date vuelta!

—Dijiste algo, ¿no? —Tao siguió mirándole directamente a los ojos, por lo que la alteración de Kris disminuyó un poco. Al menos no estaba mirando sus partes… al parecer.

—¡No! —exclamó frunciendo el ceño con renovadas fuerzas. Su grave voz impuso un punto de quiebre de la conversación, a lo que Tao respondió encogiéndose de hombros y volviendo a su actividad anterior.

Suspirando, se apresuró en meterse a la ducha y sin mirar a su acompañante dejó que las cálidas gotas sacudieran la somnolencia de su ser, olvidándose por unos escasos momentos de la larga jornada que tendrían que afrontar ese día en la sala de ensayos. Sí, amaba la sala de ensayos, pero pasar más tiempo ahí de lo que gastaba en el departamento o visitando a su familia… terminaba por apabullarle tarde o temprano. Y sí, ese era uno de esos días en los que sentía especialmente melancólico, añorando Canadá, queriendo dejar todo de lado de una maldita vez para experimentar la vida de un ser humano común y corriente de una vez por todas.

—¿De nuevo extrañando a tu mamá? —Tao rio mientras le miraba de reojo. Conocía la mirada de Kris demasiado bien.

Había pasado mucho tiempo a su lado como para reconocerle por tan solo una mirada.

—Muy gracioso —susurró, intentando ignorarle.

—No te culpo… en momentos como este también extraño mi casa.

La voz de Tao salió de sus labios casi como un suspiro, tan débil que Kris dudó seriamente que el maestro de artes marciales hubiese sido el dueño de ese sonido tan tembloroso. No, es que era sencillamente imposible. Ese no era el Tao que conocía, ese hombre (casi niño) que solía expresar todo de forma apasionada, lleno de vitalidad y de fortaleza.

¿Qué le había sucedido?

Como si le hubiese leído la mente, el menor no demoró en abrir sus pensamientos.

—Cuando fui a la cocina, Luhan pareció realmente enfadado conmigo —esbozó una sonrisa triste, mirando cómo el agua desaparecía por el drenaje— Sé que es tonto que me preocupe por algo así pero no lo puedo evitar. Y todo por preguntarle a Xiumin si quería acompañarme en el baño…

La mandíbula de Kris se tensó ligeramente.

—Pues entonces no le vuelvas a preguntar y asunto arreglado —respondió fríamente.

Ni siquiera se paró a pensar en los motivos que tendría Luhan para tratar así a Tao, sino que sus pensamientos solo le dejaron concentrarse en el hecho de que le había tratado mal. Nunca hacía valer su título de líder tan arbitrariamente, pero tampoco había visto al menor de esa forma.

Sí, le había visto llorar incontables veces (a estas alturas, se preguntó, ¿quién no le había visto derramando unas lagrimillas?), le había visto enojado e incluso frustrado, ¿pero así de afectado, de pensativo, hasta de culpable?

Era más que claro que Tao se sentía culpable, quizá desde lo más profundo de su ser. O quizá así reaccionaba todo el tiempo, solo que jamás había sido capaz de observar un aspecto tan frágil de su persona. 

De todas formas, las ganas no le faltaban para increpar a Luhan respecto al asunto.

Sacudió la cabeza, salpicando pequeñas gotitas a su alrededor. Efectivamente era normal para él ese tipo de comportamiento, el de perder un poco la cabeza ante ciertas injusticias o situaciones que involucraban la ira en general, pero… ¿por Tao?

¿Por él?

—Sí, no le volveré a preguntar —respondió finalmente, con su voz recuperando su timbre característico e incluso permitiéndose una sonrisa— Oh, permiso.

Su musculoso brazo al intentar alcanzar una botella de acondicionador posicionada justo detrás de Kris terminó por rozar el cuerpo del más alto, logrando remecer el interior de este último. Esa exaltación aumentó aún más al ver cómo Tao avanzaba hacia él sin una pizca de pudor al no poder alcanzar su objetivo, logrando finalmente el apoyar su muslo en el del contrario.

 El tiempo pareció alargarse, magnificando esa milésima de segundo para convertirlo en minutos, horas, en memorias. Incluso a través de la temperatura propia del agua, Kris pudo sentir la calidez perteneciente al menor traspasar hacia su propio calor. Esa suave pero a la vez firme piel le estaba estremeciendo por dentro, sin lugar a dudas.

Y entonces, el embrujo se rompió. Tao al fin había apartado su cuerpo, volviendo al metro cuadrado que le correspondía. Kris volvió a sentir sus pulmones funcionando de forma correcta, permitiéndole el respirar de una forma más calmada y sin tanto nerviosismo. Porque durante los escasos instantes que había durado ese contacto inesperado había tenido que contener la respiración.

Para no quebrar ese momento. Para que durase un poco más, tan solo un poco más…

No, ¿qué estaba haciendo? Restregó sus ojos con furia debajo del chorro caliente de agua que discurría entre ambas personas, separándoles en sus respectivos rincones.

Probablemente era culpa del calor, sí, ese era el culpable del escalofrío que había recorrido su espalda como un rayo.

—¿Sabes que soñé contigo hoy? —Tao se sinceró mientras se posicionaba de espaldas al otro.

La inercia debido a esa extraña confesión hizo que Kris se diera la vuelta para verle a los ojos, para saber que si acaso estaba jugando con él o de verdad había sucedido.

Completo error. Sus ojos no se encontraron con la mirada de Tao ni mucho menos.

Registró con detenimiento su espalda desnuda esculpida en forma de V, el modo en que sus músculos dibujaban una fisonomía perfecta, en cómo caía el agua lentamente a través de su suntuosa superficie. Y más abajo… su trasero sobresalía del tamaño perfecto, firme pero pidiendo a gritos que lo probara de todas las formas posibles. Le había visto desnudo antes, sin embargo…

¿Desde cuándo que era Tao tan atractivo? ¿Desde cuándo que tenía tantas ganas de protegerlo de cualquier persona que le hiciera daño? ¿Desde cuándo su corazón latía tan fuertemente?

Pero lo más importante y que descubrió con una mueca de horror… ¿desde cuándo que se le había formado un problema allá abajo?

Notas finales:

¡Hola! Ojalá les esté gustando este fic, de ser así me ayudarían muchísimo con sus reviews y compartiéndolo <3 

¡Nos vemos el próximo viernes! 


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