Era de tarde. El sol yacía en el cielo brillando junto con algunas nubes dando un buen clima en Iwatobi mientras que iluminaban el bello rostro del azabache al igual que sus brillantes ojos azules que se encontraba al lado del pelirrojo. Las clases transcurrieron tranquilamente y ahora todos volvían a sus casas.
Ya era una rutina caminar juntos hacia la casa del azabache. Solo hacia menos de una semana que empezaron a salir, por lo que iban poco a poco. Aunque hacían cosas de parejas como tomarse la mano y tener citas, el pelirrojo quería algo más, puede que pareciera vergonzoso, pero el quería un beso con Haru. Pero como saber si Haru también quería y no le molestaría. Por eso, iba a esperar el tiempo necesario.
- Rin. - el pelirrojo salió de sus pensamientos, volviendo a la realidad. Dándose cuenta que ya habían lllegado a su destino. - ¿Quieres quedarte a cenar? -
- Lo siento Haru, debo volver a Samezuka. Pero mañana tendremos una cita si quieres - Haru asintió para ya despedirse y entrar a su casa. - O-Oye Haru. - Rin dudo en preguntar. Haru se volteo hacia el pelirrojo poniendo más nervioso de lo que estaba. Su mirada indiferente no cambiaría nunca, o eso es lo que pensó Rin siempre. - Tu... ¿Ya tuviste tu primer beso? - Haru se sorprendió ante la pregunta.
- No. - respondió lo más tranquilo, dándole un alivio a Rin. Si bien Haru pensaba que la pregunta era extraña viniendo de Rin, pero no le dio mucha importancia.
- Entonces, ya me voy. Nos vemos mañana - Rin se fue lo más rápido posible, por dentro estaba feliz de saber que el serie el que le de su primer beso al azabache.
Al llegar a Samezuka, se dirigió a su habitación que compartía con Sousuke. El oji-esmeraldas aún no había llegado, y Rin sabía la razón. "Makoto". Dejo su bolso en el suelo, cerca de la cama y se recosto boca arriba, sobre sus brazos. Suspiro.
Tenia que pensar como besar a Haru. No debía ser un beso sólo así, tenia que ser romántico, ya que era el primer beso de Haru y también de el. Y así, estuvo toda la noche, tratando de buscar la mejor manera de dar un beso.
A la mañana siguiente, el pelirrojo se levantó directo a la ducha. No había podido dormir mucho, después de haber estado pensando toda la noche sobre el beso. Cansado se cambio con ropa casual. El oji-esmeraldas no pregunto mucho al ver sus ojeras y el notable cansancio del pelirrojo. Lo que era bueno para Rin. Después de prepararse fue a buscar al azabache. No tardó mucho en llegar.
- Buenos Días. ¿Vamos? - pregunto sonriendo el pelirrojo tomando la mano de Haru. Mientras que el azabache sólo se limitó a asentir.
Ambos fueron a la feria que se ignaguraba ese día en Iwatobi. Pasearon por muchos puestos, e incluso compraron dos accesorios. Un tiburón rojo muy tierno y un delfín azul, los cuales pusieron en sus celulares. Luego fueron por el helado, lo cual fue algo gracioso. Por que Haru sólo quería de caballa, un sabor inexistente. Pero, terminaron pidiendo de chocolate para ambos.
Se sentaron cerca de un templo, comiendo sus helados. Ese debía ser el momento perfecto para el beso, pensó el pelirrojo. Tomó ánimos para intentar acercarse a Haru.
- Rin. - al escuchar su nombre, el pelirrojo se detuvo. - ¿Has dado tu primer beso? - Haru pregunto inocentemente, algo que le pareció muy tierno a Rin. Su mirada indiferente había cambiado, ¿como decirlo?, se veía más adorable. Como un niño inocente que descubre algo nuevo.
- Aún no. - respondío sonriendo nervioso. Haru siguio comiendo su helado al escuchar la respuesta. - ¿Por qué lo preguntas? - Rin miró al azabache.
- ... - Haru se quedo en silencio. Rin noto que las mejillas del azabache se habían puesto rojas y estaba algo ¿nervioso? - P-Por que... aun no nos hemos besado. - de todas las expresiones de Haru, definitivamente esa era la más hermosa y adorable. Rin no sabia colo responder a eso, pero se dio cuenta de que Haru también pensaba en lo mismo que el pelirrojo.
- Haru... - Haru miró directamente los ojos rojos de Rin. - Cierra los ojos un momento - El azabache se sorprendió ante la petición, pero lentamente los cerró. Sus mejillas aún seguían sonrojadas y el nervioso. Ante la tierna vista que tenía el pelirrojo, no dudo ni un segundo más y lentamente se acercó al azabache.
Uniendo sus labios. Tiernamente. Dulcemente. Sintiendo el calor y la suavidad que estos tenían. Y el sabor a chocolate también. Lo que ambos tanto esperaban, se hizo realidad. Algo que los dos esperaban ansiosamente. Con la persona que mas amaba.
Su primer beso.