Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ellos. por LauraLS

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Bonjour, queridos/as! (Sí, se ha convertido en mi saludo lmao) Este es un one-shot. Lo tenía guardado desde hace tiempo y he pensado: "¿Por qué no?".

Espero que os guste:*

Notas del capitulo:

Bueno, no tengo mucho que decir. Sólo una cosa: Este fanfic está hecho con la intención de que cada persona que lo lea, se imagine la pareja que más le guste. Namjin, Vkook, Vmin, Vhope, Jikook, Yoonmin. La que queráis.

Espero que os guste<3 Si queréis opinar, preguntar o decir algo, no dudéis en hacerlo en los reviwes:3

¡Disfrutad de la lectura!

La primera vez que se encontraron, se miraron a los ojos y hablaron durante horas. Hablaron de sus familias, rivales entre ellas. Hablaban de sus padres, de sus hermanos, de sus casas. Hablaban de todo y de nada. Hablaban mucho y poco. Se sentían cómodos, eran ellos mismos. No necesitaban enseñar ese pequeño tatuaje en el cuello que les marcaba sus posiciones. No eran de ninguna familia. Eran ellos y nadie más.

No había peleas, ni el sonido de las armas ni el de los gritos. Sólo había susurros y carcajadas y el sonido de un piano, tocando canciones sin letras, sin partitura alguna.

 

La cuarta vez, uno se sentó en el piano y el otro se quedó de pie, colocando suavemente el delicado violín sobre su hombro izquierdo y apoyando la barbilla en el instrumento. Con un movimiento grácil de muñeca, el suave pelo tensado del arco rozó sutilmente las cuerdas, empezando la harmoniosa melodía. Los dedos comenzaron a tocar, ligeros sobre las teclas del hermoso piano negro. Se miraron a los ojos y sonrieron, sintiendo un cálido sentimiento. La música llenaba el lugar. No sabían qué tocaban, pero les parecía lo más hermoso que habían escuchado en su vida. Fuera, las hojas de cerezo caían, dando fin a la primavera. La primavera donde se conocieron.

 

La séptima fue en verano. Después de tocar y cantar, se besaron. Las chipas volaron entre ellos. Sus corazones volaron y se encontraron.

El beso era dulce, como un helado en plena estación. Era acelerado, no tenían mucho tiempo. Ese beso fue acalorado. Fue romántico, sutil. Las mariposas batieron sus alas, y los pajarillos volaban del nido, enterados de ese precioso momento que ambos atesorarían hasta el resto de sus vidas.

 

Cabría decir que después de ese, vinieron muchos más. Las ropas volaron, dejando el roce de la piel. Los gemidos llenaron el aire y el amor rebosaba en el lugar. El piano, intocable, fue el único testigo de este amor prohibido.

Este amor duró un simple suspiro. Las estaciones pasaban volando. Justo cumplían un año de enamorados; primavera otra vez. Como el pasado año, los pétalos caían lentos, llenando el suelo de color rosa.

Las mariposas se escondían, sabiendo lo que les allegaba. Los pajarillos no volaban.

Salieron del que fue su escondite y, abrazados, suspiraron en el momento en el que la bala les atravesó. No sabían a qué familia pertenecía. Les daba igual. Sonrieron y susurraron palabras de amor. Los pétalos teñidos de rojo, ahora adornaban el suelo. El piano y el violín tocaron melodías tristes, deprimentes. Los amantes se habían marchado. Y ahora ¿Quién tocaría el piano? ¿Y el violín?

En el funeral nadie lloró. Todo el mundo sabía el por qué sus hijos o sus hermanos o nietos o primos, estaban dentro de una caja 3 metros bajo el suelo. Ellos dos lo sabían, y preferían que nadie llorara. Que fueran felices y se olvidaran de ellos, como ellos se olvidaron de sus familias cuando estaban juntos.

 

Aún recordaban los instantes grabados en la cámara. El delicado sonido de los instrumentos, coordinados en la más elegante de las sinfonías. Las risas ahogadas en suspiros y en besos. En abrazos amorosos, cálidos. En momentos infinitos. En singulares partituras. Para ellos, todo era nada y nada era todo. Eran felices, y lo seguirían siendo. Nada les detenía. Nadie.

Cuando el glorioso y triunfante sonido del piano y el violín se oyó otra vez, el destino sonrió y ellos le sonrieron de vuelta. En un lugar donde los dos podían ser y dejar de ser. Hacer y deshacer. Sus corazones, abrazados, se quedaron así una eternidad.

 

La segunda ‘primera’ vez que se encontraron, fue en un lugar mucho, mucho mejor.

Notas finales:

¡Au Revoir, queridos/as! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).