INSOMNIA.
Otra noche más.
Takanori estaba cansado de sentirse la Marilyn Monroe del visual kei.
Ya no tenía apetito, apenas tenía consciencia sobre la diferencia entre un spray de cabello y el del pobre Koron-chan. (Ése contra las pulgas…)
Para él y en palabras de la propia Marilyn Monroe las noches se habían vuelto tan efímeras como el día. Y ahí estaba él de nuevo, sentado sobre el borde de aquel colchón cubierto por sábanas de satén, miraba hacía fuera de la ventana y no podía evitar preguntarse ¿por qué el Dios? Y adjuntándole el pensamiento de que Marilyn seguramente también lo pensó.
Tenía las píldoras en sus manos, tenía el teléfono en la otra y aquella escena mística que recorrió el mundo en los ’60 americanos, podía repetirse en el ’16 nipón. Exacto, la misteriosa muerte de la actriz más consagrada que Hollywood y el mundo allá visto, Marilyn Monroe.
A diferencia de que ahora sería Matsumoto “Ruki” Takanori.
Lanzó el teléfono sobre el colchón, no lo haría. Siempre hacía lo mismo. Él podía y necesitaba descansar, Reita no podía ser ahora la enfermera que Ruki necesitará, aunque Ruki mismo lo haya sido en el pasado para él. Proud baby! El enano tenía el orgullo de un gigante, incluso uno más grande que el del macho rudo de la banda.
Además se sentiría culpable, por demás culpable, si Reita enfermaba de nuevo por su causa. No podía hacerlo víctima en ése juego tan perverso del destino. Pero él… junto ambas rodillas hasta tocar su mentón, él era otro asunto y uno peliagudo.
Ruki rodó como un bicho bolita ésa noche, de aquí, para allá, en ésa cama que parecía aumentar de tamaño, su cabeza daba vueltas, divagaba como quizás nunca antes, pero y aunque tenía el teléfono en la mesita de luz, no le llamo y cuando los primeros rayos del sol le dieron de lleno en la cara, cara que estaba pálida, ojerosa y…
¿Faltan apelativos en verdad?
Se dio cuenta de que Reita, si Reita, ¡Por Dios! ¿No estamos cansados de leerlo?, en cualquier caso fue en aquel instante en que el chico material se dio cuenta de que el macho rudo de la banda, aquel mismo, era alguna clase de amuleto místico que necesitaba a su lado por las noches. Sino…
¡Maldito seas Suzuki Akira!
Gimoteó con ambas manitas sobre su caliente rostro. Maldito día martes, maldito día de ensayo, maldito Kai, malditos todos, ¡Malditos el mundo! Y con ésa rabieta del infierno, porque de otra no se sabría cómo definir, Ruki se calzó con lo primero que encontró. Si. Lo primero que encontró y en tales y deplorables condiciones abordó el estudio de la P.S. Company.
¡Tarde Matsumoto Takanori, tarde!
Kai, baterista y líder del grupo exclamó con vehemencia agitando las baquetas al aire. Ruki estaba tan ido, escondido detrás de sus enormes lentes de mosca negros, que apenas fue capaz de darse cuenta que alguien le hablaba, o al menos así lo creyó. Blá Blá Blá...
De repente todos, todos y cada uno de los integrantes de la banda MAGNANTE del J-Rock comenzaron a darse cuenta de que algo… algo estaba mal con el pequeño vocalista. Aquella DIVA de Vogue que siempre vestía a la última moda, que sabía porque Gucci escogía tal estilo para la temporada y porque Dolce & Gabbana prefirió tal fragancia sobre la otra, estaba en muy malas condiciones. Muy malas, condiciones.
Uruha quizás fue el primero en notarlo, Ruki llevaba un conjunto ADIDAS de lo más patético, brillaba como la dentadura de un afro-descendiente a la luz de la vela, y aunque fuese verano queridos, la parca que traía puesta cuestionaba su estado mental, sin mencionar ¿Qué HABÍA pasado con sus cabellos?, aquel rubio despampanante, desapareció.
Crecimiento de raíces y despeinado. No había dudas, algo le pasó.
¿Te robaron de camino acá u olvidaste por completo quién eres y por qué estás aquí?
Preguntó el guitarrista de la banda en un tono irónico, pues compartía la pasión por la moda con el tal del pequeño vocalista, sólo alguien así, de tal catogoría superiormente superficial, para tomar en cuenta su estado. El tiempo pasaba tic tac, el cuerpo de Taka-Chan menguaba, ¿Dónde había un sófa?
Ni A, ni B. Déjenme en paz.
Fue todo lo que dijo tirándose desganando en el sofá con el micrófono en manos (cuando lo cogió sigue siendo un misterio, pero para la diva de VOGUE seguro que no y así mismo se hizo una foto y la subió a su cuenta de Instagram) Tokio se había convertido en el nuevo Hollywood y acabas de darte cuenta.
Uruha se acercó al pequeño quisquilloso y le retiró los lentes haciendo una mueca de asco total cuando lo vio en primeras sin maquillar y en segundas ¡VAYAS OJERAS!
Lo violaron.
Fue la resolución a la que el guitarrista llegó. Vaya conclusión sacada de alucinaciones, seguro que el alcohol provocaba efectos secundarios más severos en Uruha a medida que los años avanzan, ¿Qué no está científicamente comprobado ello? En fin, todos se colocaron en ronda, a ver aquel pobre alma pagana, violada…
Ruki podía (y con el paso de los años) parecer frágil, delicado y hasta de vez en cuando portar una imagen muy andrógina de sí mismo, pero ello no significaba que no era un HOMBRE, era un HOMBRE y pasando los 30 nadie iba a corromper su flor si él así no lo quería… créanle, habla en serio.
El alcohol te ésta matando.
No, pero en serio algo te paso… ¿Ru-san?
¡Dios mío! Me falta el vocalista, ahora si el mánager puede arrancarme la cabeza, gracias.
Ruki hubiera matado a Kai, que se preocupara en que le faltara “la voz” del grupo en vez de preguntar por lo menos porque estaba en aquellas condiciones tan… “eww varoniles” ahora que lo pensaba se veía bastante a Reita, y hablando de Reita, ¿Dónde ESTABA la razón de su infortunio? A Ruki la cabeza le iba a estallar.
Y la respuesta calló del cielo como un algodón de azúcar o mejor aún como un diamante. Suzuki Akira, dejó su bajo en algún lugar de la sala de ensayo que Ruki aún no había visto (mi Dios, estaba realmente mal) y se acercó a ellos. Inspeccionando la cosa desde una distancia que se acortaba, a Ruki los calores se le subían… up, up. up, up... boy, me haces sentir como una virgen* lalala...
Ésta criatura del señor está mal.
Ustedes aún no saben cómo terminó aquella historia donde Takanori tuvo que hacer de enfermera para nuestro sexy desnarigado bajista.
Ni modo que Reita, ahora al 100 % recuperado le bastó con solo observar a Ruki y sonreír con picardía…
Mejor vamos al médico, Taka.