MASSU
Han pasado cinco días desde que ocurrió aquel suceso, al parecer Tegoshi aún tiene miedo de ser tocado, aunque no he ido a verlo porque me siento culpable, ya no se como mirarle a la cara. Ya le han dado salida del hospital y su madre me ha pedido que vaya a visitarle porque anda muy deprimido, ya me decidí, iré ha verte después de la escuela, necesito saber si estás bien.
Me encuentro enfrente de tu habitación, tu madre me dijo que estabas dormido, pero que podía quedarme a esperar hasta que despertaras. Al entrar me acerco nerviosamente a tu cama, ahí te veo dormir tranquilamente, hasta que pequeños sollozos empiezan a salir de tu boca, me acerco un poco más y susurro palabras intentando tranquilizarte.
—Tranquilo Tegoshi, no pasa nada yo estoy aquí — dije mientras acaricio tu rostro.
Parece que ha funcionado, porque tus sollozos se detienen y me quedo observándote de cerca, pero inesperadamente abres tus ojos, lo único que puedo hacer es retroceder un poco para no intimidarte.
— ¿Massu?
— Lo siento — es lo único que puedo decir mientras siento que en cualquier momento empezare a llorar.
— ¿Eh?
— Lo siento, todo fue mi culpa, por no haberte detenido, si tan solo yo…
— Massu — dijiste suavemente mi nombre levantándote de la cama y acercándote a mi. — no fue tu culpa, yo… no debí salir corriendo solo por ser rechazado, me porté como un niño.
Al escucharte decir aquello me dio ganas de abrazarte y así lo hice, pero me apartaste inmediatamente, había cometido un error.
TEGOSHI
Al sentir que me abrazabas te aparte rápidamente, no porque te tuviera miedo, solo que…
— No me toques, yo… — agache la cabeza, no sabía como decirte lo que pensaba— estoy sucio — termine de decir en un susurro.
Levante un poco la cabeza para poder ver tu rosto el cual al principio reflejó sorpresa por lo que acababa de decir, pero luego se tornó tranquilo
— Ya no merezco estar a tu lado, porque estoy sucio — repetí empezando a llorar.
Tú solo sonreíste como si de una broma se tratase, luego te acercaste y me volviste a abrazar, solo que esta vez me abrazaste lo suficientemente fuerte como para no poder apartarte.
Después de romper aquel abrazo, empezaste a hablar de diversos temas, estabas nervioso que a veces decías cosas sin sentido. ¿Te incomodaba nuestra situación inicial?, lo más probable es que sí.
Ya han pasado casi siete meses desde aquel suceso, ya he regresado a la escuela y algunos compañeros que se enteraron de lo ocurrido me han apoyado, en especial Massu, eso me hace muy feliz, pero a la vez estoy muy triste ya que Massu ha estado evitando hablar sobre la confesión que le hice aquel día.
— Massu, que te parece si el viernes después de clases vamos a mi casa a jugar videojuegos así como antes — propuse mientras recogía mis libros para marcharme a casa.
— Apenas es lunes y tú ya estás haciendo planes para el viernes, nunca cambiaras ¿cierto?
— ¿Y que tiene de malo eso? — pregunte fingiendo molestia.
— Nada yo solo decía.
— ¿Entonces, aceptas o no?
— Esta bien, pero si en el transcurso de la semana ocurre algo importante y no puedo cumplir no me hago responsable.