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Reencuentros por VanRollSugar

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Notas del capitulo:

No saben como me hicieron felices sus comentarios osea alguien me dijo que hice que le gustara el OiSuga ¿saben cuanto es eso? es mejor que un logro en Xbox o que lograr salir de la friendzone :,D ok exagero, tambien me pidieron continuacion ahhh y puntos de vista serios los loveo <3.

Por primera vez en la vida de Oikawa, Oikawa Tooru, el Gran Rey Demonio estaba sin saber que hacer, confundido y desesperado por alguna respuesta.

Hasta Shimizu logro preocuparse en parte por él, no era normal que no llegara al castillo y la molestara sobre cualquier cosa para que el recibiera un golpe el cual lógicamente no le haría daño alguno o le dolería, pero no, llego y agradeció por la ayuda de la demonio Shimizu con  su mirada perdida para seguido entrar a su alcoba sin reproche o grito alguno o simplemente coquetear con las personales del castillo.

Ahora mismo el Rey estaba acostado sobre su cama tendida y muy reconfortante, veía el techo sin siquiera saber que pensar sobre aquello, sostuvo aire por unos segundos inflando sus mejillas, soltó el aire vaciando sus pulmones y cerrando los ojos esperando a que milagrosamente llegara una respuesta, pero era lo más inquietante ¿De todas sus preguntas cual respuesta esperaba?, tal vez se equivocaba, además no tenía una imagen clara de aquel ángel, pero algo le decía que estaba en lo correcto, esa piel de porcelana, esos ojos claros que brillaban, ese lunar que le daba un toque único, y el cabello que era como el agua que tanto le gustaba cuando reflejaba con el sol.

La puerta se escuchó nuevamente, el Rey pensaba seriamente con romper esa puerta y quemarla para no volver a escuchar ese sonido cuando quería estar solo, revolvió su cabello con sus manos para tranquilizarse, soltó un <adelante> lo más tranquiló que pudo, una mucama abrió la puerta lentamente solo viéndose un poco nerviosa.

— Rey Oikawa, Shimizu lo solicita para cenar — La mucama miraba al piso al decir aquello.

Oikawa sin evitarlo la miro con recelo, ¿Realmente interrumpieron lo que pensaba por eso?, cerró los ojos tratando de contenerse su desesperación y/o enojo en ese momento, no podía gritarle o descargarse con personal del castillo, no es que fuera cruel o mal educado nada de eso, era porque sabía que podía arruinar su imagen como el Rey perfecto que todos tenían de él y nunca lo permitiría y menos de una simple sirvienta, Oikawa asintió y agradeció con una sonrisa ladina, la chica sonrió como si estuviera emocionada, hizo una reverencia y se fue cerrando con cuidado.

Puso sus manos a los lados totalmente estiradas y viendo el techo aun tratando de encontrar una respuesta, simplemente nada, no podía negarlo tal vez milagrosamente tenía miedo en parte, podría pensar que era el o hasta confirmarlos si recordaba a fondo, pero ¿y luego qué? ¿Un humano y un demonio? Y peor de todo podría decirse que era de la simple plebe no sabía qué hacer, lo único que sabía es que si era el no lo dejaría ir, lo quería con él, quería protegerlo y tenerlo con él, y tratarlo como a un rey.

Si, irónico.

Cerro sus ojos se cerrabm lentamente con cansancio, aunque no pareciera el sol lo agotaba y esa experiencia no fue lo mejor fue pura confusión, se tranquilizó un poco y simplemente cayo dormido sobre esas cobijas ya deshechas por el movimiento del Rey.

Abrió los ojos pesadamente, el lugar estaba totalmente negro, no es que tuviera miedo a la oscuridad solo estaba alterado, ¿Dónde estaba? No alcanzaba a ver nada y en cierto modo se estresaba, normalmente cierras los ojos y así es mas tranquiló, pero el problema es que a él no le agradaba cerrar los ojos en momentos así creía que era débil de un gran rey, según él. Una luz se vio a lo lejos a lo que él empezó a ir hacia ella a una velocidad monótona pero rápida, por alguna razón empezó a sentir cansancio, no, no cansancio era peor no podían sus piernas no avanzaban hasta que cayo, se recargo sobre sus codos en el oscuro piso volteo su mirada a la luz y era el  otra vez el, no sabía si era tormento o algo hermoso, el chico albino estiro su mano con una dulce sonrisa y pudo entender de sus labios.

— “Lo hiciste, ahora pelea” —

¿Qué? ¿Qué quería decirle? No entendía, se estaba desesperando, el Rey lo miro triste pidiéndole respuestas, el albino solo se acercó con una sonrisa tan hermosa, dulce y única  de un ángel.

El Rey Oikawa volvió a despertar, pero no desesperado ni nada por el estilo era como si esa sonrisa lo hubiera calmado aun que supiera que no sentía las piernas en aquel momento, sonrió para el mismo, no era una sonrisa sádica ni burlona o por el estilo era una sonrisa sincera, tranquila, solo eso le dio la vuelta de un día tan estresantes.

Se cambió con tranquilidad como si nada pudiera molestarlo, sonreía tranquilo, pero ahora el problema era otro… Asegurarse que el fuera su ángel, por alguna razón se trató de poner la ropa más tranquila o “humana” que tenía y tal vez no le encantaba…, pero si con eso podría ver a ese peli-plateado más normal o bueno tal vez el Peli-lateado le incomodaba verlo tan… ¿Cómo el?

Shimizu abrió la puerta esperando ver a un Oikawa acostado, quejumbroso, y tirando una pequeña gota de baba constante sobre su almohada de plumas de ganso, pero fue una gran sorpresa la que se llevó al ver al Rey vestido,  ¿Y lo más intranquilo? Era que vestía tan poco… llamativo o bueno de forma que vestía un Rey y más si era el más poderoso de los reinos en esa época.

Miraba sin poder creerlo lo que vestía un chaleco negro opaco de tres botones y una camisa azul cielo y rayas finamente blancas, un pantalón negro simple y unos zapatos, podría suponer que el mismos del día anterior, las mangas estaban remangadas y no negaba que se veía bien, solo… no era absolutamente normal.

— Oikawa ¿Está todo bien…? —Shimizu se tallo los ojos con sus manos unos segundo viendo nuevamente, siendo lo mismo.

— Claro que si — El Rey Oikawa sonrio ligeramente manteniendo su buen humor y esa leve sonrisa sincera.

Ahora Shimizu estaba desconcentrada ¿Sonrió… de buen humor?  O mejor dicho realmente sonrió como alguien normal sin nada oculto, no era socarrona, con malicia, o con sed de sangre o simple avaricia, era real en su vida en esos tantos de años conociéndolo lo vio así, remarcando Nunca .

Oikawa salió por la puerta principal emocionado, ¿Emocionado?, dios Shimizu estaba soñando o tal vez una ilusión o estaba muerta y en cielo le mostraba lo inimaginable, Oikawa estaba emocionada por ir al mundo humano, no dijo ni una  palabra seguía pensando y de vez en cuando sacaba el brazo para sentir si realmente era el sol o era fantasía de su cabeza o se pellizcaba dejando un leve color rojizo, pero simplemente nada podía ver a Oikawa con los ojos brillosos y una sonrisa infantil de felicidad y balanceándose inquieto, otra vez ¿Qué rayos había en el mundo humano para que estuviera así?.

Bajaron del carruaje con el lugar destinado Oikawa salió de este casi brincando y con ello casi tropezando, Shimizu respiro profundamente y se acercó a la gran puerta de madera, se tranquilizaron bueno no se notaba absolutamente a nada, pero a los demonios les afectaba o causaba alergia el olor a madera, obviamente ellos no lo demostraría nunca mostraban sus debilidades, y vaya que servía, muchos de los reinos por no decir todos, sabia alguna debilidad de ellos, solo los mismos demonios podían eliminarse sabiendo ello.

La puertas se abrieron  con el ya conocido Rey Kageyama y su emblema serio y un poco fastidiado sabiendo que tendría que estar a solas con el “queridísimo” Rey Oikawa nuevamente, pero Oikawa no le tomo importancia, miro detrás de él y vio a ese bello chico un poco bajo y con su ropa para diferenciar que era un acompañante real, se alegró realmente estaría ese día, ahora a confirmar si era el.

Kageyama agito su mano frente al Demonio a lo que se molestó porque no permitió seguir viendo a su ángel, miro arrugando levemente su nariz y ceño fruncido al Humano, este solo señalo adentro del castillo indicando que pasaran, pero le dio igual y entro caminando lentamente junto al acompañante real, a lo que el claramente se puso nervioso, pero no importaba era el acompañante tendría que pasar esas cosas.

— S-supongo que hablaran sobre los reinos ¿no..? — Sugawara hablo tratando de no molestarle o causar un inconveniente.

Ahora que lo pensaba tal vez sonaba entrometido y era lo que menos quería no quería molestar para nada lo principal era su reino donde creció, donde está su vida era lo importante por algo llego a tan importante puesto solo para ayudar a su gente.

— Si, de eso hablaremos —Oikawa le sonrió tranquilo, y ¿muy tranquilo…?.

Sí, eso lo tomo por sorpresa el chico albino por alguna razón se traqn7uilo por su sonrisa y respuestas tan seguras y sin malicia o intención oculta… bueno según el Rey Kageyama era el peor Rey de todos, pero listo, fuerte, un gran líder, pero  era tan malo como el mismo demonio, irónico ¿Verdad?, obviamente el creyó aquellos relatos y claramente se arrepintió parecía tan sincero y lo peor es que fue solo con una sonrisa.

— Pero lo aburrido es como se lo toma Kageyama es tan aburridoooo. — Oikawa interrumpió lo que pensaba el Acompañante con su comentario posicionando sus brazos tras su nuca y haciendo un leve puchero infantil, sin dejar de ver al frente.

Oh, era infantil, o eso pensó Sugawara, de verdad aquello lo sorprendía solo había escuchado rumores sobre él y todos los demonios de tal reino y bueno aprendes a no llevarte por rumores ya que nunca había conocido a uno y era realmente divertido.

Sugawara sonrió con dulzura y tranquilidad viendo a el Rey Demonio a lo que el quedo anonado, literal casi se paro era como si estúpidamente una luz no, mejor dicho un rayo de luz, atravesara la ventana de ese castillo para solo caer en el Peli-plateado, si estúpido, pero para Oikawa asi lo vio, esa dulce y bella sonrisa igual a su sueño.

Bien, lo confirmo, ese chico le había salvado la vida.

Oikawa estaba a punto de hablar y fue interrumpido por el acompañante.

—Cuando sabes tratar a Kageyama es divertido. — Ahora su sonrisa era maternal. — Soy Sugawara disculpe no haberme presentado antes. —No quito su sonrisa dulce acompañado de una reverencia.

Como si lo conociera desde que fuera pequeño y pudiera decirle todo lo que ni el mismo sabia fue tan… satisfactorio para Oikawa que ya no sabía ni que pensar, quería darle un abrazo, tocar su cabello que se veía tan suave, más que sus cobijas de seda, o simplemente pasar el dorso de la mano por esa piel tan dulce.

Y su nombre, oh dios era tan hermoso o tal vez para en ese momento se volvió el nombre mas hermoso de todos, llamaría así a todos los niños del reino por una generación o bueno claro si pudiera, pero prefería que solo él lo tuviera, al fin era único.

— Creo que voy a hacer un buen trato… Sugawara —Sonrió.

Y no era una sonrisa dulce u honesta, era esa sonrisa que muchos temerían esa sonrisa de malicia y de temor, esa sonrisa del mismo demonio.

Notas finales:

espero sigan dejando comentarios y espro les guste el capitulo, y sera semanal si puedo seran jueves o miercoles, esta semana tuve examenes por eso tarde y lo hice un poco mas corto, pero bueno espero les guste :3


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