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All kinds of perfect por TKForTheMusic

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Notas del fanfic:

n/a: esta es una semana frenética para mí, y en realidad no tengo tiempo para escribir esto, pero extraño chankai, así que eso fue lo que pasó? Es corto, y la trama no es muy buena, y es obviamente un cliché, pero espero que les guste ^^. Está basado en este  chankaiprompt y mezclado con this

n/t: hola! antes que nada, es importante aclarar que este fic no es mío, si no es una traducción de lattelotus, que muy amablemente me permitió traducir este bonito fic ^^ Thank you very much, lattelotus, and I'm sorry for the waiting!

Notas del capitulo:

n/t: hola! antes que nada, es importante aclarar que este fic no es mío, si no es una traducción de lattelotus, que muy amablemente me permitió traducir este bonito fic ^^ Thank you very much, lattelotus, and I'm sorry for the waiting!

 

Problemas. Jongin los conocía muy bien, y uno de sus mayores problemas siempre tenía que ver con la cafetería en la que trabajaba a la misma hora todos los días. Jongin intentaba con todas sus fuerzas actuar normalmente alrededor de él. Intentaba tratarlo como trataba a cualquier otro cliente que entraba por las puertas del local, pero era difícil. Era muy difícil. 

 

De acuerdo a su mejor amigo y compañero de trabajo, Kim Jongdae, la personalidad de Jongin era "tranquilamente simpática". No era muy amigable ni platicador, pero hacía que los clientes se sintieran bienvenidos mientras hablaba tranquilamente con ellos mientras hacía sus cafés. Jongdae solía decir muchas tonterías, pero probablemente tenía razón al respecto. Jongin siempre había sido amable, se adaptaba a todo, y era, bueno... simpático. Era así, excepto cuando tenía que lidiar con su Gran Problema. 

 

Siempre que Jongin tenía que servirle, era más que nada "silencioso". Y si el calor de sus mejillas indicaban algo, normalmente se sonrojaba también. Era incómodo en todos los sentidos, y Jongin quería que su enamoramiento se disolviera de la misma forma que el arte del café que hacía en las bebidas de sus clientes cuando las tomaban. Ojalá los problemas se borraran tan fácilmente como los tulipanes, las rosas y los corazones que dibujaba en la espuma de poliuretano. 

 

Ojalá. 

 

Problema o no, Jongin no podía parar de admirar los amplios hombros del hombre, sus piernas largas, su atractivo rostro y sus lindas orejas que eran un poquito grandes, su perfecta boca y... y tenía que parar, antes de lastimarse a sí mismo. Chanyeol no era ASÍ de ardiente, se reprochó a sí mismo. 

 

Chanyeol era su nombre. Jongin sabía su nombre porque cada que tenía que hacerle el café, lo veía escrito en el café tamaño grande para llevar, con los desordenados garabatos de Jongdae. Chanyeol se veía a mitad de sus veinte, probablemente era dos o tres años mayor que Jongin. Siempre usaba camisa y corbata, y Jongin podía no saber mucho al respecto, pero aquel traje se veía caro. Y lucía perfecto, simplemente perfecto... Y fue por eso que Jongin lo llamaba Sr. Perfecto en su cabeza. Sr. Perfecto con su boca perfectamente besable, sus hombros imposiblemente anchos y su... PARA. YA. 

 

¿Qué intentaba hacerse a sí mismo? Chanyeol ni siquiera había entrado a la cafetería y Jongin ya era una bolsa de nervios.  

 

Estaba tentado a desplomarse sobre el mostrador y esconderse del mundo. Pero por supuesto que no podía porque: a) No era así de dramático, y b) Había otros clientes allí y no quería añadir "trabajo perdido" como otro problema en su creciente lista. Tragándose el suspiro de derrota, Jongin se enderezó y saludó al siguiente cliente. 

 

—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle? —dijo Jongin, una sonrisa automática pegada en su rostro (incluso aunque no se sentía para nada simpático en ese momento). Cuando sus ojos se depositaron en el cliente, la sonrisa se le aflojó. 

 

—Hey. —Chanyeol le sonrió. No era nada nuevo, pero cada vez que Chanyeol le sonreía, el estómago de Jongin se llenaba de mariposas, unas cincuenta o más. Y hoy, las mariposas parecían incluso más agitadas de lo usual. Había algo diferente en Chanyeol... Jongin no podía darse cuenta de qué era. Y ahí fue cuando se dio cuenta de que el estándar de la brillante chaqueta del traje había desaparecido. Chanyeol siempre usaba chaqueta (en un rango de discretos y oscuros colores), ¿así que por qué hoy no usaba? Jongin podía ver las líneas de su pecho y de sus hombros, con mucha más claridad gracias a la blanca y arrugada camisa de algodón, que se pegaba encantadoramente a su cuerpo. Incluso se había aflojado la corbata de azul nocturno, por lo que colgaba terciada.  

 

—Hey... Digo, hola —respondió Jongin, tratando de no morir de los nervios. ¿Dónde diablos estaba Jongdae? Él era el que se suponía que debía tomar las órdenes, no Jongin. Confiar en él para permitirle tomar un descanso para atender sus necesidades justamente en el momento que al Sr. Perfecto se le ocurría aparecer con sus hermosos brazos descubiertos. CONFIAR EN KIM JONGDAE. Nadie más tenía tan mala suerte. 

 

—¿Dónde está tu amigo? ¿El que siempre toma las órdenes? —preguntó Chanyeol tratando de empezar una conversación. 

 

—¿Te refieres a Jongdae? Vuelve enseguida. ¿Qué te puedo dar? —Jongin esperó no sonar tan nervioso como se sentía. Porque sinceramente, si se ponía más nervioso de lo que estaba, puede que en verdad vomitara. O al menos desparramaría todo el café. 

 

—Creo que tomaré un latte. Grande. Y mi nombre es Chanyeol —dijo, sonriendo, y un hoyuelo apareció en su mejilla izquierda. Jongin nunca lo había notado hasta entonces y no sabía qué era peor, si sus brazos descubiertos o su hoyuelo. 

 

—¿Sólo latte, Chanyeol? ¿Ni de vainilla, caramelo o avellana? —Jongin se encontró a sí mismo tanteando mientras agarraba un vaso de papel blanco y un marcador negro. 

 

—Sólo latte. Supongo que me gusta el café simple. —Estaba sonriendo de nuevo. Era tan distrayente, y Jongin no dejaba de mirarle sonreír mientras escribía su nombre con manos temblorosas. Cuando terminó, tomó unos pasos hacia la máquina de café. 

 

—¿No me vas a cobrar por eso? —Los ojos de Chanyeol brillaban traviesos. 

 

—¡Oh, diablos! —Jongin insultó y su rostro se llenó de calor—. ¡Lo siento, señor! No quería decir... uhm, sí. Soy el barista así que normalmente uhm no hago... —se interrumpió a sí mismo antes de decir miserablemente: —Serían $3.50. —Mantuvo la mirada en el suelo mientras Chanyeol le daba el dinero. 

 

Demasiado avergonzado para decir algo después de devolverle el cambio (el cual Chanyeol había rechazado). Jongin se movió hacia la máquina de café y empezó a llenar el vaso con expresso. Mientras tanto, Chanyeol continuaba hablándole desde el mostrador. Empezó a decirle a Jongin sobre lo caluroso que había sido el día y que había considerado pedir un latte helado o incluso quizá un frappé. Pero cuando lo volvía a pensar, el café caliente era lo mejor. 

 

—¿Prefieres el café caliente o frío, Jongin? 

 

—¿Sabes mi nombre? —preguntó Jongin disimulando su sorpresa. 

 

—Sí, he... escuchado a tu amigo llamándote así. Es tu nombre, ¿no? —Jongin no estaba seguro de si simplemente era la iluminación de la cafetería, pero las orejas de Chanyeol estaban un poco rosas. 

 

—Sí, Jongin es mi nombre. 

 

—¿Prefieres el café caliente o frío? 

 

—Caliente, creo. 

 

—Es bueno saber que al menos tenemos una cosa en común. —Chanyeol sonrió antes de que sus orejas empezaron a enrojecer de nuevo. Intentando de no pensar en si las orejas de Chanyeol estaban rosas o no (a lo mejor le parecía que muy calurosa la cafetería). Jongin tapó el vaso y lo depositó en el mostrador. Todo lo que tenía que hacer era darle el café al hombre y todo se terminaría. 

 

—Yo me encargo. —Jongdae apareció de la nada, empujando suavemente a Jongin hacia la caja registradora. —Sólo toma una orden más, ¿ok? Necesito llamar al proveedor para pedir más granos.  

 

La siguiente cliente le juzgaba con la mirada mirándole de la cabeza a los pies. Parecía privada de cafeína, probablemente era una estudiante universitaria perseguida por una fecha de entrega, si es que los círculos oscuros bajo sus ojos significaban algo. Si la dejaba esperando las cosas terminarían mal para él, por lo que Jongin le preguntó qué quería tomar sin desperdiciar otro segundo. 

 

—¡Sr. Perfecto! —La voz de Jongdae sonó de pronto, alta y clara. ¡Diablos! ¿Qué intentaba hacer Jongdae? Ni siquiera tenía que llamar el nombre del cliente siendo que Chanyeol ESTABA PARADO JUSTO AHÍ. ¿Para qué eran amigos siquiera? ¿Y cómo sabía que Sr. Perfecto era el apodo que le había dado a Chanyeol? La única forma de que lo supiera es que lo haya visto escrito en alguna parte, porque Jongin jamás le había contado a nadie... 

 

—Ni de cerca —una voz barítona respondió, y ya era demasiado tarde, Jongin se dio cuenta que había estado tan distraído por los brazos y el hoyuelo de Chanyeol, que había escrito Sr. Perfecto en el vaso.  

 

Chanyeol ahora sabía que lo llamaba Sr. Perfecto

 

¿Era posible que una persona muriera de vergüenza? Porque Jongin en verdad sentía que estaba por morir trágicamente. Silenciosamente, se deslizó hasta el suelo, detrás del mostrador, esperando que Chanyeol olvidara su existencia. 

 

—Hombre, quiero mi macchiato de caramelo —gruñó la mujer. 

 

Jongin cerró los ojos y gruñó. El día se estaba poniendo mejor y mejor. 

 

 

----------------

 

Para el interminable alivio de Jongin, Chanyeol se había marchado inmediatamente después del incidente. Luego todo había sido tan frenético en la cafetería que Jongin apenas tuvo tiempo para darse cuenta lo mortificador que había sido el encuentro. Sin embargo, se las arregló para codear a Jongdae en un momento mientras pasaba a su lado, y no había sido accidental. 

 

—Oye, ¡eso fue violento! Pero lo que te pasó fue algo bueno, créeme. Tendrás que agradecerme después cuando el Sr. Perfecto te saque a cenar, ¿vale? —Jongdae se carcajeó, impertinente, y Jongin le dio la mirada más dura posible. 

 

—¡Ahora nunca me pedirá salir! ¡No después de este incidente! Debe pensar que soy muy lamentable —Jongin farfulló. 

 

—Por favor. Es obvio que le atraes. 

 

—¡CÁLLATE, Jongdae! 

 

Jongin no quería pensar en cómo iba a enfrentar a Chanyeol al día siguiente. Se preguntaba si podía pedir un descanso para ir al baño. Pero si hacía eso, Chanyeol tendría que tomar el café hecho por Jongdae, y su café era puro veneno. No le podía hacer eso a Chanyeol. Incluso si significaba tener que verlo a la cara. 

 

—¡TE ODIO KIM JONGDAE! ¡¿POR QUÉ SOMOS AMIGOS?! —El grito de Jongin hizo eco en la oscuridad de su dormitorio. También odiaba un poco a Chanyeol por entrar a la cafetería sin su chaqueta y por abstraerlo de tal forma que se había humillado a sí mismo.  

 

Suspirando de frustración, deseó que su vecino estuviera a la hora del desayuno para poder descargarse un poco. Siempre lograba sacarle una sonrisa a Jongin. Algún día debían conocerse, pero incluso así, se llevaban bien. ¿Por qué molestarse en solucionar cosas que ni siquiera estaban rotas? 

 

 

----------------

 

Jongin depositó el cuenco del cereal en la pequeña mesa para cenar que había puesto frente a la ventana de su apartamento, para poder sentir los cálidos rayos de sol en sus brazos mientras desayunaba. Las persianas siempre estaban hasta la mitad, para que el sol no le diera en la cara, pero también porque, bueno, se suponía que el vecino y él no se vieran a la cara. Ese era la gracia. 

 

Tomando una rápida cucharada de cereal, destapó el marcador y escribió en la pizarra de 14x18 acostada entre la mesa y su regazo. En negrita, Jongin escribió las letras S.O.S, antes de acostarlo contra la ventana para que el mensaje se viera desde afuera. 

 

En el edificio frente a él, más o menos a su mismo nivel y quizá a treinta pies de distancia, había una ventana con una pizarra similar. No había mensajes para Jongin todavía, pero usualmente tenían charlas cortas durante el desayuno, si es que comían a la misma hora. 

 

Su bizarra amistad mediada por la ventana, había comenzado hace tres meses atrás cuando Jongin vio un  post  en tumblr, en donde alguien subió unas fotos de dos ventanas. La de la izquierda tenía un pedazo de papel con las palabras: TE SALUDO DESDE LA CUEVA DEL PECADO, mientras que la otra foto tenía una respuesta en la ventana que decía: SAL DE ESA CUEVA Y VE A LA IGLESIA.  

 

A Jongin le había hecho reír, y en la primera oportunidad que tuvo, consiguió un gran trozo de papel para escribir: TE SALUDO DESDE LA CUEVA DEL PECADO, y la había puesto frente a la ventana de su apartamento. Sabía que nadie respondería, ¿pero qué mal hacía con intentarlo? 

 

Excepto, claro, porque alguien sí contesto. Al día siguiente, miró por la ventana y vio un mensaje puesto en una de las ventanas del edificio de enfrente. ¿PUEDO IR CONTIGO? Decía. Sonriendo, había tomado otro trozo de papel y escrito: PERO TRAE COMIDA. Vio un par de manos sacando el pedazo de papel y entonces, un minuto después, la respuesta estaba en la ventana. LLEVARÉ CERVEZA TAMBIÉN. Entre los días que vinieron, ambos empezaron a usar pizarras porque usar papel era un atentado al medioambiente cuando sólo podías escribir unas pocas palabras en él. 

 

Por mutuo acuerdo, ninguno de los dos sugirió conocerse. Era como si arruinaran las cosas si se veían, y sus peculiares conversaciones se deteriorarían si no había misterio. Y así, continuaron hablándose con las persianas hasta la mitad. Era un poco raro, pero funcionaba para ambos y Jongin se negaba a cuestionarlo. 

 

Estaba masticando su cuarta cucharada de cereal cuando vio un movimiento desde el otro lado. 

 

 

 

¿Qué pasa? 

 

 

 

Tragando su cereal, borró la pizarra y escribió en grandes letras. 

 

 

 

Me encontré 

 

Con mi flechazo 

 

Ayer 

 

 

 

Mientras esperaba la respuesta, tomó un sorbo de su café instantáneo. Era un gran chiste que fuera un barista por profesión y que bebiera café instantáneo en casa. Jongdae siempre dramatizaba con reportarlo al Gremio del Barista por "crearle mala fama a su profesión", y Jongin siempre lo ignoraba. 

 

 

 

¡¿Cómo 

 

Fue?! 

 

 

 

VERGON- 

 

ZOSO 

 

COMO LA MIERDA 

 

 

 

¿Qué? ¡NO! 

 

 

 

FUE LO PEOR 

 

TE JURO 

 

 

 

¿Te pidió 

 

salir? 

 

 

 

¿Por qué 

 

lo haría? :/ 

 

 

 

¿Te preguntó 

 

tu nombre? 

 

 

 

Ya sabe  

 

mi nombre 

 

 

 

Pero eso es 

 

genial 

 

 

 

Esa parte  

 

estuvo ok 

 

pero la otra  

 

no :/ 

 

 

 

Maldición :( 

 

¿Qué pa- 

 

só? 

 

 

 

Después. ¿Cómo  

 

estuvo tu día? 

 

 

 

Yo también 

 

me encontré con 

 

el que me gusta 

 

 

 

WOW 

 

 

 

Su sonrisa es tan *__* 

 

 

 

¿A qué se 

 

dedica? 

 

 

 

Es barista 

 

 

 

La taza de café de Jongin cayó de golpe sobre la mesa ante la respuesta del vecino, haciendo que su contenido se desparrame, pero otra parte quedando adentro. ¿Qué posibilidades había de que la persona que le gustaba a su vecino fuera él? El mundo era así de irónico. 

 

 

 

¿Le pediste  

 

salir? 

 

 

 

Quería, pero 

 

es tímido 

 

 

 

Espero que al menos 

 

sepas su nombre 

 

 

 

Ya sabía su nombre 

 

desde antes 

 

 

 

¿Le pedirás 

 

salir algún día? 

 

 

 

Sí, creo que a  

 

él también le gusto 

 

 

 

¿Por qué? 

 

 

 

Escribió 

 

Sr. Perfecto 

 

en mi café ^^ 

 

 

 

Esta vez, Jongin escupe el café. Su corazón es un tambor en su pecho, se apresura a borrar el por qué de la pizarra y escribe con dedos que no dejan de temblar: 

 

 

 

¿Cuál es 

 

su nombre? 

 

 

 

Jongin. 

 

¿Por? 

 

 

 

Sujetando el marcador con fuerza, Jongin intentó pensar en qué decir, pese a que su cabeza era un desastre total en ese momento 

 

Carajo. 

 

El vecino era Chanyeol. 

 

El vecino era el Sr. Perfecto. 

 

El vecino era el que le gustaba. 

 

Santos cielos. 

 

El vecino... 

 

Jongin espió por la ventana y vio el nuevo mensaje de Chanyeol en la pizarra. 

 

 

 

Hey, ¿estás bien? :/ 

 

 

 

El vecino... esperaba su respuesta. 

 

Jongin sintió ganas de esconderse bajo la mesa del desayuno, igual que el día anterior. Podía pretender que no era el barista que a Chanyeol le gustaba, y que Chanyeol no era el cliente que le atraía tanto, y las cosas serían siendo las mismas. Podían seguir siendo amigos por correspondencia y Chanyeol nunca sabría. 

 

Pero a Chanyeol le gustaba. Y a él le gustaba también. Y si las cosas funcionaban, puede que se hablaran cara a cara en una mesa en vez de desde dos edificios. Puede que se tomaran las manos y se dieran abrazos. 

 

Podía ser muy agradable... Porque a Chanyeol le gustaba, y él gustaba de él también. Mordiéndose el labio, pensó mucho en qué decir. Finalmente, escribió solo dos palabras. 

 

 

 

Hola, Chanyeol 

 

 

 

La pizarra de Chanyeol desapareció y Jongin esperó por ocho segundos en pánico antes de que volviera a aparecer. 

 

 

 

OH DIOS MÍO JONGIN 

 

¿ERES TÚ? 

 

 

 

Estaba a punto de escribir un sí cuando se detuvo. Quizás fuera la ventana y la distancia entre ambos que le dio el coraje, pero lo analizaría en otro momento. 

 

Al carajo esto, pensó, mientras tomaba aliento y levantaba las persianas. Mirando afuera con nervios, se encontró con que Chanyeol ya había levantado las persianas y estaba parado allí boquiabierto, con sorpresa, ¿asombro? Jongin no podía decir qué era, pero al menos no se veía enojado. Tratando de sonreír, Jongin levantó la mano derecha en un incómodo intento de saludar. 

 

Antes de saber lo que pasaba, Chanyeol estaba abriendo la ventana y asomando su cabeza. 

 

—¡Ten una cena conmigo! —gritó, su voz y su sonrisa eran exuberantes. 

 

—Pero... —Jongin estaba demasiado maravillado para decir algo más. 

 

—¡Hace dos meses que intento invitarte a salir! Vamos, ¿dame una oportunidad? 

 

—¡Pero ayer en la cafetería! ¡Fue muy humillante! —gritó Jongin, frunciendo el ceño. 

 

—¡Dirás que fue adorable! Cena conmigo, ¿por favor? 

 

—¡Dale una oportunidad! —alguien gritó desde un par de pisos arriba. 

 

—¡Sal con el chico! —gritó otro desde unos pisos de abajo. 

 

—Sí, sí, podemos tener una cena —concedió Jongin antes de que otro vecino se envolviera, o peor, que alguien los reportara a la policía por disturbar la paz.  

 

—Anota mi número, ¿vale? —Chanyeol sonreía mientras sostenía la pizarra, y Jongin se escribió el número con cuidado antes de escribir en su propia pizarra. Esperando que ninguno de sus vecinos estuvieran alrededor, Jongin sostuvo su pizarrón. 

 

Chanyeol anotó el número y nuevamente levantó el objeto. 

 

 

 

GRACIAS POR  

 

ACEPTAR 

 

 

 

Jongin no sabía qué decir, así que se limitó a sonreír, sintiendo sus mejillas acalorarse. Chanyeol lo estaba mirando con una suave sonrisa en los labios, mientras la brisa despeinaba su flequillo. 

 

—¡Te veo esta noche! —dijo Chanyeol, moviendo la mano. La persona que le gustaba le estaba saludando, allí de pie, enmarcado por la ventana. Jongin no podía evitar pensar en lo perfecto que era. 

 

Simplemente perfecto. 

 

 

 

Notas finales:

n/a:  ¡Gracias por leer! Los comentarios y kudos son muy apreciados

n/t: espero que hayan disfrutado de este fic y que les haya gustado la traducción :) Si pueden, lean más de sus fics, que son todos igual de bonitos! 


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