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Red love por TakamasaYuna

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Chanyeol

 


Era el día más frío de todo el invierno y, para nuestra mala suerte, la calefacción se había estropeado. Todos estaban concentrados en su trabajo, intentando sobrellevar el frío hasta que se acabara su turno. El día no había sido muy movido. En invierno era como si los criminales decidieran quedarse en casa tomando chocolate caliente, pues la tasa de crímenes descendía considerablemente. Como mucho aparecía alguien en comisaría por robar algo caliente.

 

–¿Alguien quiere una bebida caliente? –Pregunté mientras me levantaba de mi sitió.

 

Llevaba una hora revisando carpetas de casos que habían expirado para poder archivarlos, sin embargo, tener mi mente ocupada no hacía más llevadero el frío.

 

–Yo quiero un café con leche -contestó uno de mis compañeros, el cual le hacía unas preguntas a un muchacho sentado en la silla del frente.

 

–¿Quieres algo? –Posé mi mano en el hombro del chico, quien estaba esposado, y le pregunté.

 

El chico me miró y luego respondió a la pregunta que anteriormente le había hecho mi compañero:

 

–No tengo a ningún familiar a quién llamar.

 

–Pues tendrás que pasar la noche en el calabozo –contestó mi compañero.

 

–Te traeré chocolate, la noche será larga –apreté ligeramente el hombro del chico como signo de apoyo.

 

Fui a la máquina de bebidas y saqué todo lo que me habían pedido, más un té para mí. Con ayuda de una bandeja fui dejando las bebidas a mis respectivos compañeros, recibiendo ligeros "gracias" de su parte. Por último, me acerqué al calabozo y pasé el último vaso entre los barrotes.

 

–Aquí tienes –hablé para que el chico que estaba dentro notara mi presencia.

 

No se movió de su sitio. Estaba recostado en la tabla que hacía función de asientos, con la capucha de su sudadera negra cubriéndole la cabeza. Sus manos estaban debajo de su cuello y una de sus piernas estaba flexionada. Parecía estar durmiendo, por lo que volví a intentar llama su atención.

 

–Te dejó la bebida aquí –dije un poco más alto y me fui para volver al trabajo.

 

Me senté y sorbí despacio mi té. El líquido caliente descendió por mi garganta y calentó poco a poco mi cuerpo, lo mejor para un día de invierno.

 

–No deberías tratar tan bien a los delincuentes. –Levanté la cabeza y vi como Baekhyun me miraba con el ceño fruncido.

 

–También son personas.

 

–Pero son malas personas.

 

–Vuelve a tu trabajo –contesté dando por terminada la conversación.

 

Baekhyun gruñó ante mis palabras y se fue sin decir nada más. A veces, ese chico me sacaba de quicio.

 

Seguí con mi trabajo hasta pasada la una de la mañana, poco después todos se fueron despidiendo y yo me quedé a cargo de la estación. Hoy me tocaba a mí quedarme a hacer guardia.

 

Me levanté a coger algo de la máquina y cuando volví miré hacia el calabozo. El chico que había estado acostado todo el tiempo ahora estaba de cuclillas sosteniendo los barrotes entre sus manos. Su cara se hundía entre el espacio de los tubos y sus grandes y redondos ojos me observaban. Sostuve su mirada y me fui acercando.

 

–¿Quieres algo? –Pregunté cuando estuve lo suficientemente cerca.

 

–¿Cuándo podré salir? –Preguntó y se relamió sus rosados labios en forma de corazón. Ahora que lo veía bien, aquel chico era alguien muy guapo.

 

–Mañana por la mañana te dejarán salir –respondí–. Ahora solo intenta dormir, es tarde.

 

El chico se levantó y le pegó una patada al vaso que seguía en el suelo pero, nada se regó, estaba vació. Me miró y pude leer como de sus labios salía un ligero gracias.

 

 

b25;b25;b25;

 


A primera hora de la mañana Baekhyun llegó y yo me pude ir a casa. La noche había sido larga y aburrida y, ahora solo quería dormir para luego tener que volver a trabajar.

 

A penas estuve dentro de mi apartamento, me fui quitando la ropa y me metí en la cama. Toda mi ropa quedo por el camino pero más tarde me preocuparía de recogerla, después de todo, no vivía con nadie a quién le molestara mi desorden.

 

Al primer contacto con el colchón, todo mi cuerpo se relajó y poco a poco me dejé dormir. Sin embargo, mi descanso duró demasiado poco ya que una hora después mi teléfono me despertó. Alguien llamaba insistentemente.

 

–¿Diga? –contesté un poco molesto porque Baekhyun me llamara en horas fuera de trabajo.

 

–Tienes que venir. –Su voz sonaba intranquila, como si algo grave hubiera pasado.

 

No dude ante las palabras de Baekhyun y con un "está bien" colgué y comencé a ponerme el uniforme.

 

<< ¿Qué habría pasado? >>

 

No tardé más de veinte minutos en estar frente a la estación de policía. Había mucha gente arremolinada en la entrada y tuve que ir empujando para que me dejaran pasar. Cuando logré entrar Baekhyun corrió a recibirme.

 

–Por fin has llegado.

 

Observé todo a mi alrededor, todos iban de un lado para otro. Estaban alterados y parecían tener mucho trabajo. Había pasado algo malo, pero no solo eso me confirmó mis sospechas, sino también la mujer que lloraba en una de las sillas mientras Minseok intentaba que se calmara.

 

>>Tienes que ver las grabaciones –anunció mi compañero y yo lo seguí hasta su mesa de trabajo–.  Mira.

 

Ante mí pude ver que una chica se acercaba a paso lento a la comisaría, llevaba una mano presionada en su estómago y en la otra algo que no conseguía distinguir. La chica seguía avanzando y cuando estaba a punto de entrar a la comisaría, se desplomó.

 

Ante mis ojos, observé como la chica no se movía, y minutos después como Minseok y Baekhyun salían a socorrerla. Aunque, cuando Minseok le dio la vuelta a la chica, pude notar como su camisa estaban empapada en sangre, alrededor de donde minutos antes había estado apoyada su mano. Y me di cuenta de lo que sujetaba en su otra mano, una rosa.

 

Miré a Baekhyun esperando una explicación, ¿Cómo había llegado una chica en esas condiciones hasta aquí? ¿Qué había pasado?

 

–No lo sé Chanyeol –contestó como si hubiera leído mi mente–.  El forense llegó y se llevó todas las pruebas para examinarlas. Aunque algunos apuestan por un atraco que salió mal.

 

–¿Y la flor?

 

–Eso también lo estamos investigando.

 

–Estamos a plena luz del día –exhale–.  Esto nunca había pasado.

 

–Siempre hay una primera vez.

 

Restregué mi cara con las manos y volví a mirar a Baekhyun. No había dormido casi y ahora tenía que comprobar si lo que estaba pasando era un homicidio o qué era.

 

–Tráeme toda la información que tengas –ordené–.  Y quiero que el forense me traiga el informe lo más rápido posible.

 

Baekhyun asintió y yo me fui a mi puesto de trabajo. Minutos después, Baekhyun trajo la carpeta con todos los datos que tenía.

 

–Seguimos interrogando a la madre para encontrar alguna pista –dijo y yo asentí en respuesta.

 

–Te puedes retirar.

 

Cogí la carpeta y la examiné. La víctima era una chica de apenas diecisiete años que estudiaba en la escuela de artes escénicas de Seúl. Era una chica aplicada y carismática, al parecer sin ningún enemigo. La teoría de un robo era buena pero, ¿por qué la rosa? Y ¿por qué venir hasta aquí arrastrándose, en vez de llamar? Algunas cosas no encajaban, pero sin el informe del forense no se podía hacer más.

 

­–¿Estás mirando las demás cámaras de seguridad? –Pregunté al compañero que se encontraba a mi lado.

 

–Hemos seguido el recorrido de Eun Bi, pero no hemos encontrado nada que nos aporte algo nuevo –contestó mi compañero–. Además hemos hablado con su compañera de trabajo, la última persona que la vio.

 

–¿Dónde trabajaba?

 

–En la cafetería Galaxy.

 

–Eso está en la calle de al lado –dije asombrado. Parece que la pobre chica había estado en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

 

–Así es. Su compañera se despidió de ella y todavía no estaba herida, y no tenía la rosa.

 

–¿Eso es todo?

 

–Sus cosas han desaparecido. Al salir de su trabajo tenía una mochila pero, al llegar aquí solo traía consigo la rosa.

 

–Gracias Sehun. Buen trabajo –dije, dando por terminada la conversación.

 

Me volví a centrar en los papeles que tenía encima de la mesa y me puse a pensar. Daba igual él punto desde el cual se mirara, todo apuntaba a un robo como había dicho Baekhyun.

 

Me levanté y fue al encuentro de Minseok, quien ya había acabado con de hablar con la madre.

 

–¿Tienes algo?

 

–La madre no sabe que ha podido pasar –contestó Minseok suspirando–. Era una niña ejemplar.

 

–Que no te afecte tanto hyung. –Posé mi mano en su hombre y le dediqué la sonrisa más cálida que pude–. Averiguaremos que fue lo que ocurrió.

 

Minseok me devolvió la sonrisa y volvió al trabajo. Todos estábamos dando palos de ciego y no sabíamos que hacer.

 

Al llegar la noche el expediente del forense llegó.

 

Eun Bi había muerto debido al desangrado que había provocado el cuchillo clavado en la parte izquierda de su barriga. Algo que ya habían deducido ellos antes.

 

Por otro lado, el agresor era diestro. Y por la fuerza de la puñalada se podía deducir que se trataba de un hombre.

 

<< Por lo menos ahora sabemos que es un hombre >>

 

Seguí leyendo y casi a lo último del informe se mencionaba que había ADN debajo de las uñas de Eun Bi, sin embargo, no había ninguna coincidencia con la base de datos. Otra cosas más que se sabía, el agresor tenía marcas de arañazos.

 

Sobé mis ojos y no pude evitar bostezar, me estaba cayendo de sueño.

 

–Ya has hecho mucho –hablo Baekhyun acercándose–. Vete a descansar que yo me ocupo hoy del turno de noche.

 

–Gracias.

 

 

b25;b25;b25;

 

 


Dormí me había sentado bien, había llegado con fuerzas renovadas a la comisaría y tener de nuevo la calefacción hacía que me sintiera todavía mejor.

 

–¿Qué hay de nuevo? –Pregunté a Baekhyun quien revisaba unos papeles encima de su mesa.

 

–El jefe ha dado el caso por cerrado –habló con tono molesto–. Ha archivado el expediente como un simple robo. Ahora tengo que ir a informar a su madre.

 

Baekhyun se levantó y caminó molesto hasta la entrada. Se colocó su chaqueta y salió del lugar. A mi compañero siempre le había molestado que no se hiciera justicia pero, con la poca información que teníamos, dejarlo como un robo era la única solución.

 

Me senté en mi sitió y comencé a archivar todos los expedientes que tenía acumulados en la mesa. Todos volvíamos a la rutina después de un ajetreado día.

 

Sin embargo, nuestra paz duro poco. Al llegar la puesta de sol, escuchamos un grito proveniente de fuera y, para la sorpresa de todos, encontramos a otra chica en nuestra puerta.

 

Me acerqué y le di la vuelta. Tenía un golpe en la cabeza y la sangre chorreaba por toda su cara.

 

–Llamen a una ambulancia –grite después de tomar su pulso. Todavía estaba viva–. Aguanta –le susurré y presioné su herida con mi bufanda, para parar el sangrado.

 

Cuando la ambulancia llegó se ocuparon de trasladar a la chica deprisa al hospital.

 

Cuando la ambulancia se fue pude notar un pequeño papel en el suelo, seguro se le había caído a la chica. Lo recogí y lo leí.

 

–Chanyeol –me llamó Baekhyun acercándose–. ¿Qué está pasando?

 

–Creo que son regalos para mí –dije mientras examinaba el pequeño papel que sostenía entre mis manos.

 

–¿Cómo van a ser estos asesinatos un regalo? –Se extrañó mi compañero–. ¡Estás loco!

 

–No sabemos si son asesinatos Baek.

 

–¡Alguien ha muerto y ahora aparece otra persona casi muerta! –gritó fuera de sus casillas Baekhyun.

 

–Cálmate, por favor. –Levanté el papel y se lo pasé a mi compañero.

 

–¿Quiere ser mi novio, Oficial Park? –Leyó en voz alta.

 

Baekhyun me miró interrogante y yo no supe que responder. La nota me había dejado en shock, no sabía de qué se podría tratar. Yo no conocía a aquella chica como para que ella me entregara esa nota declarándoseme. Y tampoco conocía a nadie que pudiera llegar al extremo de atacar a alguien para llegar a mí. Todo resultaba perturbador.

 

>>Será mejor que vayas a casa a limpiarte, estas echo un asco.

 

–¿Me estas echando del caso? –Pregunté. No me gustaba nada el tono que había usado mi compañero.

 

–Si el agresor está interesado en ti no deberías estar aquí –respondió–. Ve a casa, te pondremos vigilancia las veinticuatro horas.

 

–Tú no me mandas Baekhyun.

 

–Chanyeol, comprende la puta situación y vete a tu casa o te llevo yo a rastras.

 

Baekhyun nunca antes había dicho alguna palabrota, ni me había hablado de ese modo. Por lo que, sin decir ninguna palabras más me despedí de todos y me fui a casa. Seguido de cerca por Minseok y Sehun que serían los encargados de mi seguridad.

 


b25;b25;b25;

 


Pasé el resto del día caminando de un lado a otro de mi departamento. Y al siguiente día fue igual. Baekhyun no me dejaba saber nada de lo que estaba pasando, daba igual cuanto lo llamara para preguntar. Y Minseok y Sehun seguían vigilándome para que no me fuera a ningún lado. Me sentía como un jodido criminal.

 

Cogí el teléfono y volví a marcar a mi compañero.

 

–¿No te vas a cansar nunca de llamar? –Preguntó Baekhyun cuando contestó.

 

–No, hasta que me digas que está pasando.

 

–Chanyeol, sabes que no puedo revelar nada a gente externa.

 

–¡Soy tu compañero! –Me exalte–. ¡No gente externa!

 

–Te dejo. –Escuché como soltaba un pequeño suspiro–. Si vuelves a llamar no te voy a contestar.

 

Y la llamada se cortó. Baekhyun me tenía alterado, ¿cómo me estaba haciendo esto a mí? Yo podía ayudar con el caso.

 

Tiré mi teléfono al sofá y me recosté. Cerré los ojos y me dejé dormir, dando vueltas por el apartamento, de nuevo, no resolvería nada.

 

No sé cuánto tiempo dormí pero cuando me desperté, la espalda y el cuello me dolían. Sonó la puerta y abrí sin preguntar quién era. Solo podría tratarse alguno de mis compañeros.

 

–¿Eres el oficial Park? –Me preguntó una chica cuando abrí la puerta.

 

–¿Quién eres? –Pregunté extrañado. Se suponía que nadie desconocido entraría al edificio, por mi seguridad. Y ahora, había una chica que no había visto en mi vida parad en frente de mí.

 

–Soo Jung –respondió–. Mi nombre es Soo Jung.

 

Lo que dijo no me contestó quién era pues ese nombre no me sonaba de nada.

 

>>Solo vengo a darte esto. –Estiró su brazo hacia mí, entregándome un pequeño papel en donde había una dirección–. Yo no sé nada, así que solo escúchame. –Asentí y siguió hablando–. Me dijo que si tu respuesta era un sí, tenías que ir a esa dirección.

 

–¿Y si es un no? –Pregunté extrañado por lo que aquella chica me estaba diciendo.

 

–Te repito que yo no sé nada. Adiós.

 

Espera. –Sujeté su mano impidiendo que se fuera–. Déjame algún número de contacto.

 

–Yo no sé de qué va todo esto pero, solo lo hago porque valoro mi vida. Adiós.

 

No me dejó decir nada más y Soo Jung se fue.

 

<< ¿Qué acaba de ser todo esto? >>

 

Volví a mirar el papel, la dirección quedaba a una hora de aquí. Si salía ya, tal vez no cogiera tanto tráfico.

 

Ahora, el problema sería irme sin ser visto. Seguro nadie aprobaría lo que iba a hacer pero, era la única manera de descubrir que estaba pasando, de una vez por todas.

 

Cogí un abrigo y una gorra para tapar mi cara. Al bajar al portal les mandé un mensaje a Minseok y Sehun y, cuando los dos bajaron sus cabezas para revisar lo que había escrito, salí corriendo hasta la otra calle. Por suerte, mi coche estaba aparcado ahí y, no tenía que pasar al lado de mis compañeros para irme. Todo me estaba saliendo exageradamente bien, y tenía un mal presentimiento.

 

<< ¿Quién era el que me estaba esperando? >>

 

Arranqué el coche y puse rumbo a la dirección del papel. La noche ya se había instalado en Seúl y una pequeña lluvia comenzó a caer.

 

Tarde más de una hora en llegar por culpa de la lluvia pero, al llegar al sitio solo encontré un gran almacén que parecía abandonado. Marqué el número de Baekhyun pero no me lo contestó.

 

<<Seguro pensará que llamo a molestar>>

 

Suspiré y le escribí un mensaje:

 

Baekhyun-ah, espero no me regañes después de lo que voy a hacer. Te mando la dirección de donde me encuentro, ven cuando leas el mensaje.

 

Por favor, llega antes de que me pase algo grabe.


Le di a enviar y dejé el teléfono en el coche. Me bajé y comencé a caminar hacia el gran almacén que se alzaba ante mis ojos. Estaba nervioso por saber que me encontraría. No me podía esperar a quién encontraría.

 

Cuando entré, todo estaba sumido en la oscuridad. Empecé a avanzar intentando habituarme a la poca luz que recibían mis ojos. Después de dar unos cuantos pasos, pude ver una débil luz provenir del segundo piso. Subí las escaleras y me encontré con un camino hecho de velas. Si no fuera porqué tal vez estuviera de apunto de conocer a un asesino, pensaría que todo esto era muy romántico.

 

Avancé por el camino hasta llegar a una gran habitación con un colchón en el suelo, lleno de pétalos de rosa. Todo era jodidamente romántico y espeluznante.

 

–Pensé que no vendría –escuché detrás de mí y todo mi cuerpo se tensó.

 

Cuando me día la vuelta, pude ver al dueño de las palabras, quien sostenía dos copas y me ofrecía una.

 

>>Tranquilo, no están envenenadas –se rio de su propia bromas.

 

Recibí la copa y observé al chico que ya había visto antes.

 

–No nos hemos podido presentar adecuadamente antes –hablé y recé para que aquel chico no se hubiera dado cuenta del ligero temblor en mi voz–. Soy Park Chanyeol.

 

–Do Kyungsoo –sonrió y un escalofrió recorrió toda mi espina dorsal.

 

Observé a Kyungsoo, bebió un poco de su copa y me miró esperando que lo imitara. Ya no vestía una chaqueta con capucha sino un traje completamente negro. Ahora, llevaba el pelo perfectamente peinado hacia tras, no lo tenía desaliñado como en comisaría.

 

>>Me he vestido para la ocasión –habló como si supiera en lo que estaba pensando–. ¿Le gusta?

 

Asentí y bebí de mi copa para no tener que decir algo más. La situación no me gustaba ni un pelo.

 

Avanzó hacía mí y se acercó poco a poco, era más bajo que yo por lo que su cabeza quedaba a la altura de mi cuello. Pude sentir su respiración en mi nuca y de repente me comencé a marear.

 

Meneé un poco la cabeza y miré a Kyungsoo. Estaba sonriendo de oreja a oreja y cuando nuestras miradas se cruzaron, terminó con la distancia que nos separaba. Me comenzó a besar lentamente y yo no me resistí, la cabeza me daba vueltas y sentía que mi cuerpo pesaba, no tenía fuerzas para apartarlo de mí.

 

Se separó un poco y lamió mis labios.

 

–Me has drogado –le acusé cuando sentí que la habitación daba vueltas.

 

–Será mejor que se siente, oficial Park –dijo y me guió hasta la cama. Me sentó en la cama y comenzó a desabrochar mi chaqueta.

 

–Suéltame. –Intenté alejarlo pero no pude, debido a lo que había ingerido, no tenía la suficiente fuerza como para moverlo.

 

–Ha venido y ahora me complacerá –volvió a sonreír con esa sonrisa que me provocaba escalofríos y nauseas. Daba miedo.

 

Luego de quitar mi chaqueta, siguió con mi camisa, me recostó en la cama y comenzó a besar y succionar mi pecho, dejando ligeras marcas.

 

–Es tan sexy –dijo y se montó a horcajadas sobre mí para seguir manoseándome.

 

Desistí de intentar quietármelo de encima, quería vomitar. No tenía ni idea de lo que me había dado pero sentía que poco a poco me desvanecía.

 

–Quiero que este despierto hasta que acabe. Así que no se duerma.

 

Depositó más besos en mi pecho y siguió subiendo hasta mi cuello, lamio y acarició mi piel hasta que sin yo esperarlo mordió con fuerza mi hombro. Grité lo más fuerte que mi garganta me lo permitió y él siguió enterrando sus dientes en mi piel.

 

Soltó mi hombro y dio otro mordisco paralelo al anterior. Después lamió la zona herida y me miró.

 

–Creo que me van a gustar todos sus fluidos, oficial Park.

 

Llevó sus manos hasta mi pantalón y los desabrochó con rapidez. Se deshizo de ellos y masajeó, por encima de los boxers, mi miembro. Llevó su rostro hasta mi entrepierna y sentí su aliento caliente. En otras circunstancias, hubiera disfrutado de tener a alguien entre mis piernas pero, en este momento solo deseaba desmayarme antes de que Kyungsoo pudiera avanzar más. Y que Baekhyun hubiera leído mi mensaje, también.

 

Kyungsoo lamió la tela de mi bóxer y siguió masajeando hasta conseguir que mi pene se endureciera. Retiró mi ropa interior y comenzó a masturbarme rápidamente, logrando que se me escaparan algunos gemidos.

 

–Me gusta escucharle –susurró–. No se corte que aquí nadie nos puede escuchar.

 

Volvió a acercar su rostro a mi entrepierna y se metió mi pene a la boca. Subió y bajo la cabeza estrechando mi pene en su húmeda y caliente boca. Se retiró un poco y lamió mi glande. Mi cuerpo vibró ante la acción pero, poco después, un grito ronco salió de mi garganta. Kyungsoo había vuelto a dar un mordisco, y esta vez la víctima no había sido mi hombro sino la punta de mi pene.

 

–Ponte a cuatro –ordenó y me ayudó a girarme.

 

Sin ninguna preparación se posicionó detrás de mí y escuché como sus pantalones eran desabrochados, poco después, enterró su pene en mi entrada. Un alarido salió de mí pero, eso no contuvo a Kyungsoo quien empezó a moverse con brusquedad.

 

Una de sus manos agarró mi pelo y tiró hacía tras, la otra comenzó a arañar mi espalda. Sus uñas se clavaron como garras en mi piel. Me encontraba adolorido y sentía que en cualquier momento me desmayaría.

 

Un poco de sangre resbalaba por los mordiscos de mi hombro. No sentía nada de placer junto a aquel monstruo, quería que acabara conmigo ya. Sentí otro de los brutales mordiscos de Kyungsoo en mi hombro sano y me desmayé.

 

 

b25;b25;b25;

 


–¿Dónde estoy? –Pregunté al abrir los ojos.

 

Miraba a Baekhyun quien estaba sentado en una silla a mi lado. Todas las paredes eran blancas y sobre la mesa se encontraba un pequeño televisor.

 

–En el hospital –Contestó–. Eres un imprudente, ¿Qué hubiera pasado si no hubiera visto tu mensaje?

 

Y ahí se encontraba el regaño de Baekhyun, yo mismo sabía lo imprudente que había sido y, lo había pagado.

 

–Pero lo viste –sonreí y mi compañero frunció el ceño.

 

–Cuando te den de alta irás a ver el interrogatorio. Do Kyungsoo no ha querido hablar hasta que tú estés presente.

 

Al escuchar ese nombre todo mi cuerpo se estremeció. Me intenté incorporar pero el dolor atravesó mi cuerpo.

 

>>No te muevas demasiado, esa bestia te destrozó –dijo Baekhyun antes de salir de la habitación.

 

 

b25;b25;b25;

 

 


Tres días después mis lesiones habían sanado lo suficiente como para poder darme de alta. A decir verdad, hubiera preferido estar en el hospital más tiempo. El mero hecho de pensar en Kyungsoo hacía que mi cuerpo temblara.

 

Cuando la enfermera había curado mis heridas por primera vez desde que había despertado, había visto los mordiscos y los arañazos. Mi piel estaba morada y se podía ver la costra de la sangre seca.

 

–¿Listo? –Preguntó Baekhyun antes de entrar a la sala de interrogatorios.

 

Asentí y mi compañero abrió la puerta. Primero entró él y después yo. Dentro ya se encontraba Kyungsoo quién al verme me dedico una amplia sonrisa que me hizo estremecer.

 

–Debo intuir que esto se debe a que lo nuestro no funcionó –rio y volvió a clavar su mirada en mí.

 

Me entraban nauseas de solo estar en la misma habitación que ese tipo, pero tenía que mostrarme fuerte y seguro, después de todo era un oficial de policía.

 

–Empecemos señor Do –dijo Baekhyun poniendo unas carpetas encima de la mesa–. Reconoce a alguna de estas dos chicas.

 

Kyungsoo se inclinó hacia nosotros para ver mejor las fotografías y negó con la cabeza.

 

–No me suenan de nada.

 

–No mienta Kyungsoo, tenemos su ADN –exclamó mi amigo–. Cuando lleguen las pruebas le aseguro que coincidirá un 100% con el ADN encontrado en la víctima.

 

–Ellas se resistieron –contestó–. Si me hubieran hecho caso ahora estarían vivas.

 

Y a mí llego la imagen de Soo Jung, la cual me había dicho que valoraba su vida. Él solo me estaba enviando mensajes, las agresiones eran daños colaterales para él.

 

–¿Qué pasó con la mochila de Eun Bi? –Baekhyun pasó a otra pregunta.

 

–Hice lo que ella me pidió. –Kyungsoo apoyó su cabeza en una de sus manos y empezó a mirarme, lo que me intimidaba un poco. Sin embargo, no aparté la vista en ningún momento-. Acababa de cobrar en el trabajo, pero eso ustedes ya lo saben. Pague el mes que debía en el hospital.

 

–¿Ella te pidió eso? –Pregunté, hablando por primera vez desde que había entrado.

 

–¿Por qué cree que trabajaba siendo tan joven? –Kyungsoo seguía sin apartar su mirada de mí–. Tenía muchas deudas.

 

–¿Y por qué golpeaste a Yuju? –Siguió preguntando Baekhyun.

 

–Intentó escapar. –Kyungsoo bostezó, parecía realmente aburrido con las preguntas que mi compañero hacia–. Si hemos terminado, ¿puedo hablar un momento a solas con el oficial Park?

 

Baekhyun me miró con el ceño fruncido y se levantó. Tampoco podía pasarme nada ya que Kyungsoo estaba esposado a la mesa. Cuando Baekhyun salió, Kyungsoo me observó por un rato antes de hablar.

 

El silencio en la sala se hacía pesado y Kyungsoo no dejaba de observarme con sus grandes ojos.

 

–Con un buen abogado no me darán muchos años –mencionó apartando su vista de mí y mirando al cristal donde seguro se encontraban mis compañeros–. Saldré y podremos volver a jugar.

 

Kyungsoo hizo un gesto con la mano para que me acercara y así lo hice.

 

>>Espéreme –susurró para que fuera el único en escucharlo–. Lo nuestro todavía no se ha acabado.

 

Lo miré extrañado por sus palabras y, él aprovechó para dejar un rápido beso en mis labios. Me separé lo más rápido que pude y vi como una sonrisa volvía a crecer en su boca.

 

–Es muy divertido ver sus reacciones –mencionó antes de que Baekhyun entrara molestó a la sala y se lo llevara a rastras.

 

Esa fue la última vez que lo vi, no acudí a su juicio pero escuche que estaría diez años en prisión por homicidio involuntario. Su abogado había convencido al juez de eso.

 

 

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Terminé de recoger los papeles que había encima de la mesa y miré mi teléfono. Volvíamos a estar en invierno, un año había pasado y no habíamos vuelto a tener ningún caso de asesinato o violencia, todo era pequeños robos sin importancia.

 

Me coloqué el abrigó y me dirigí a mi coche. Entré y cuando estaba a punto de arrancar mi teléfono comenzó a sonar.

 

En la pantalla aparecía "número desconocido".

 

–¿Diga? –Contesté.

 

–Nunca me ha gustado verle con tanta ropa –escuché su voz a través del aparato y todo mi cuerpo se tensó.

 

Solo había pasado un año, ¿cómo es que me llamaba y me decía eso?

 

–¿Dónde estás? –Pregunté con un ligero temblor en mi voz. No era posible que estuviera fuera de la cárcel.

 

–¿Quiere ser mi novio, oficial Park? –Escuché su risa y la llamada se cortó.

 

Todo había comenzado de nuevo.


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