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Luchando contra el instinto por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Este fic tendrá en total 13 capítulos. Así que ya le falta poco! Me siento un poco mal por Matt, pero bueno. Así las cosas deben ser.

Matt no durmió bien, entre aquella ridícula pelea y tener que dormir torcido en su sofá estaba agotado cuando se fue a trabajar esa mañana de sábado. Barney le guardó un lugar a su lado en la enorme sala de juntas en la que les darían los cursos. Su rostro estaba caído y sus ojos mostraban ojeras, lo primero que hizo fue bostezar cuando se acomodó en la silla.

—Luces horrible.

—Gracias, tú también.

— ¿Mala noche?

—Will me expulsó de la habitación porque discutimos.

—Con un demonio, Brown, ¿ahora sobre qué? ¿El color de las cortinas?

—No sé, gastó mucho dinero en que tuviéramos una cita hoy, pero tengo el curso y me moleste porque no tenemos dinero para tirar así cuando le dé la gana…

—Matt, ¿sabes qué día es hoy no?

—Sábado.

—Eres un completo imbécil. —Dijo Barney, su rostro se frunció, genuinamente molesto y le dio un golpe en el hombro.

—Hey ¿Qué mierda te pasa?

—Eres un idiota, espero que Will termine contigo por esto, pedazo de pelmazo.

— ¿Qué no eras mi amigo? ¿A qué viene todo esto?

— ¡Es 15 de Octubre, Matt! ¿Ya no recuerdas lo que eso significa?

Matt meditó un momento, aún muy dormido para comprender lo que Barney le decía, parpadeo un par de veces y luego abrió mucho los ojos, inhalando profundamente.

—No me jodas

—Oh, sí.

—No me jodas, no puede ser… —Sí era un idiota, lo había olvidado por completo. — Es nuestro aniversario.

—Regla número 1 de salir con alguien, no olvides su jodido aniversario, Brown.

—Will va a matarme… con razón estaba tan molesto, preparó todo eso para nosotros, mierda, mierda. ¿Qué voy a hacer ahora? Si me largo Chilton va a joderme…

—Mira, ya he tomado un par de cursos de estos, el primer día nunca se toma más de la mitad de la clase.

—Si salimos a medio día puedo conducir hasta el centro comercial a tiempo para alcanzarlo saliendo de la película. —Pensó Matt mientras maquinaba como se iría, después de todo queriendo ahorrar dinero no había llevado su auto.

—Te llevaré, porque me preocupa que se te salga el diminuto cerebro que tienes por un oído. —Dijo Barney, Matt lo miró agradecido.  Tenía que compensar a Will por esto, ahora sí la había metido y hasta el fondo.

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Will estaba casi tan nervioso como enojado. Hannibal había aceptado ir con él. No deberían estar juntos en su aniversario… Pero claramente a Matt no le importaba, ni siquiera recordaba que día era. Le habría perdonado que tuviera trabajo, pero no que olvidara un día que ellos celebraban.  Su instinto y su corazón rápidamente comenzaban a apuntar al mismo lugar. Decidir se hacía de pronto tan fácil. Demasiado.

Tal vez no tenía que ser complicado. Tal vez podía ser espontaneo y funcional. Ese era un buen momento para hablar con Hannibal y preguntarle que quería. Tal vez querían lo mismo, tal vez eran el uno para el otro. Tal vez podía terminar con Matt antes de que alguien saliera herido, antes de que sus mentiras fueran más grandes y se le salieran de las manos.

Trató de lucir casual, pero sabía que había fracasado. Se había cepillado el cabello y se había puesto una de sus mejores camisas. Los jeans parecían darle un toque casual, pero era mucho más formal de lo que solía usar y lo sabía. Hannibal llegó puntual y Will tuvo que hacer un gran esfuerzo por cerrar la boca. Incluso  sin un traje como los que solía usar Hannibal lucía elegante y atractivo. Su pantalón era casual pero sus zapatos elegantes y cómodos, con un suéter con cierre de una tela gris suave al tacto. Le sonrió con cariño mientras se reunían frente al cine. Will quiso besarlo, pero titubeo. Hannibal no, se acercó y le beso los labios con tanta pasión que Will considero muy seriamente mandar a la mierda la película.

Pero no fue así. Entraron y se sentaron, era una película ruidosa, llena de explosiones, asesinatos y choques de autos a gran velocidad. A Matt le hubiera encantado, Hannibal parecía más interesado en las lujosas locaciones que en la historia, pero pasó las 2 horas tomándole de la mano y besándole los nudillos cuando sentía su mirada sobre él. Mientras la gente salía Hannibal finalmente habló, su voz tranquila pero sus ojos ardiendo.

—Eres un muchacho travieso, Will. Soy tu premio de consolación.

—No lo eres. No quiero que lo seas… pero no sé qué quieres tú.

—Lo hablaremos, pero no aquí. ¿Qué sigue en tu agenda?

—Comida… italiana.

—Me gusta la idea, te sigo.

Will sabía muy bien que no deberían hacer nada más hasta hablar, hasta definir sus posiciones. Suspiro y se tranquilizó antes de salir del cine.

— ¿No sueles ver películas así? Fue una locura.

—Me gustaron esas escenas en Japón, y en Mónaco. Estoy familiarizado con el personaje por los libros, pero confieso que  Mischa le gustan mucho más estás películas que a mí.

— ¿Tu hermana? No se parecen mucho entonces. —Bromeó Will.

—Oh no, en lo absoluto, pero te encantaría conocerla.

Will sonrió, sí, le gustaría. Pero no así. Hablaron sobre las malas actuaciones o lo imposible de las explosiones mientras salía del cine y rumbo al estacionamiento. Matt había corrido como un animal desbocado para buscar a Will. Pero no estaba solo. Ni con algún amigo, estaba con Hannibal. ¿Qué mierda hacía ahí con su psiquiatra? Algo nació en su pecho, algo cómo un fuego que quería golpear a Hannibal en la cara y recuperar lo que era suyo. ¿QUÉ MIERDA TENÍA Will que hacer con ese sujeto? Nada, absolutamente nada. Pero el ambiente, era tan familiar, agradable, que lo dejó congelado en su lugar. Will no lo vio y él no intento llamarlo, no podía articular palabra.

—Wow, Brown. No tenía idea de que Will y el Dr. Lecter eran amigos.

—Ni yo… ¿Qué mierda hace aquí con él?

—Venga viejo, seguro que no es nada. —Dijo Barney, pero no parecía muy convencido. — Digo, míralos. No es cómo que vayan de la mano ni nada, Will puede tener amigos ¿no?

—Voy a seguirlos.

— ¿qué? No, Brown, ve y habla con él, dile que vas a pasar tu aniversario con él, no seas un tonto.

—No… No lo sé…

—No voy a ayudarte con esto, quieres seguirlo como un idiota sabe dios porqué, bien, pero lo harás solo.

—Bien. Nos vemos.

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Ese era su restaurante favorito, su mesa favorita en su día. Matt se golpeó contra el muro, había arruinado eso el sólo, y ahora Will estaba ahí platicando alegremente con Hannibal, dónde debería estar él. No pudo encontrar un mesa lo bastante cerca para escuchar lo que decían, pero estaba muy atento a sus movimientos. Barney tenía razón, no se daban la mano, no se tocaban o besaban. Tal vez realmente eran amigos, pero ¿Por qué Will no le había dicho nada? Esa voz en su cabeza que nunca escuchaba le susurraba. No es cómo que últimamente le hiciera mucho caso, la verdad es que estaba muy preocupado por el mismo, muy preocupado por los nuevos problemas que tenía, tanto que Will no se sentía cómodo hablando con él, tal vez no estaban tan bien como creía.

Unas mesas lejos de ahí, con dos humeantes platos de comida y vino entre ellos Will trataba de evadir la penetrante mirada de Hannibal sobre él.

—Will ¿por qué me invitaste el día de hoy?

—No sé de qué hablas…

—Es tu aniversario, no deberías estar conmigo.

—Matt no quería estar conmigo. Supongo que dice mucho sobre ti que aceptaras sabiendo que día era.

—No tengo motivos para rechazar un día contigo. —Afirmó Hannibal, pero su mirada se endureció un poco. — Me temó que tampoco deseo pasar el resto de mis días escondiéndome contigo.

— ¿Hannibal?

—No quiero tener una aventura contigo, Will. Ya no. Te quiero sólo para mí.

—No hablas en serio… —Susurró Will, bajando la vista, sentía el rostro arderle.

—Hablo muy en serio, valoro mucho mi tiempo Will, no lo pasaría contigo si no creyera que eres alguien especial, pero no tengo la paciencia para compartirte, lamentablemente debo tenerlo todo a mi manera.

— ¿Qué manera es esa?... ¿Qué quieres de mí?

—Todo. —Dijo sencillamente, Will lo miró a los ojos y se sintió cohibido de inmediato por el quemante amor que sintió en ellos.

—Todo, ¿Qué es todo?

—Quiero que seas mío, y no quiero compartirte con nadie más. —Hannibal hablaba muy seriamente.

—No me compartes con nadie más…

—No organizaste esta cita para mí.

—Matt no la quiso, era… —Will suspiró, tal vez… tal vez irse con Hannibal era lo mejor. — Su última oportunidad…

—Will, quiero que pases tu próximo celo conmigo.

— ¿Es en serio? —Inquirió sorprendido.

—No quería apresurarte a nada, pero tienes 3 días para decidir si quieres estar conmigo o con él.  Si decides quedarte con el señor Brown entonces no vengas, no volveré a buscarte o a entrometerme, pero sí me elijes a mí, Will, voy a marcarte. — Will se sintió enrojecer aún más si era posible, quería ser marcado…no, quería que Hannibal lo marcara. — Voy a convertirte en mi Omega, voy a llenarte con mis cachorros, Will, y no te dejaré ir. ¿Terminaste? Te llevaré a casa.

—No quiero ir a casa. —Confesó Will mientras de ponían de pie. — Quiero… estar contigo.

Hannibal sabía muy bien que tenía a Will en el bolsillo cuando lo invitó a esa cita que no era en absoluto para él. Lo único que Will quería era una excusa para terminar con Brown sin que fuera su culpa, y si bien era algo egoísta Hannibal veía mucho más egoísmo en el Beta, además, no iba a hablar mal del futuro padre de sus hijos, incluso con sus dudas Will era perfecto para él, y sería suyo sólo de manera oficial, que quisiera sentirse suyo ahora le dejaba ver que ya había ganado. No podía esperar a arrancárselo de las manos y ver su corazón romperse en sus ojos. Tal vez sí era un poco malvado.

Matt trató de seguirlos pero mientras pagaba su propia cuenta se adelantaron, no tenía idea a dónde iban, sacó su celular y llamó a Will como último recurso. Will respondió con voz cansada:

— ¿Qué sucede?

—Will, ¿Dónde estás? Termine el curso y pensé que podríamos hacer algo juntos, es 15 y…

—Oh, ¿Ya recordaste que día es?

—Lo siento, cariño, fui un tonto.

—Sí, así es, bueno no quiero verte ahora.

—Will, ¿estás sólo?

—No, estoy con un amigo, va a llevarme al hotel y voy a quedarme ahí a dormir, después de todo pagué por una noche y la voy a aprovechar, te veré mañana Matt.

—Will, ¿Vas a quedarte sólo? Will.

—Adiós Matt.

Colgó y apago su celular, frunciendo el ceño. Hannibal tuvo que reprimir una sonrisa. El hotel no era de cinco estrellas, y la habitación tenía una cama doble, un escritorio y un televisor. Nada más. Era muy sencilla y muy aburrida para su gusto, pero supuso que no necesitarían nada además de la cama así que no pensó mucho en la horrible decoración y se lanzó sobre Will, besándole los labios y deslizando sus manos por su espalda hasta posarlas sobre sus nalgas y presionar con fuerza. Will soltó un gritito divertido y se dejó arrastrar hasta la cama, casi arrancándole la ropa mientras Hannibal lo desnudaba con relativa facilidad. No se cansaría nunca de su cuerpo, pálido y hermoso, firme pero suave. Ni de sus profundos ojos azules  en los que encontraba paz y consuelo. Era imposible que dejara ir esa bellísima criatura.

Will recorrió el pecho de Hannibal con besos, disfrutando de la suavidad de su piel y del cosquilleo de su vello contra los labios, sus manos siguieron el mismo recorrido, dejando las suaves marcas de sus uñas en su espalda y aferrándose a sus muslos cuando quedó de rodillas frente a su enrojecida erección.

— ¿Te gusta la vista? —Susurró desde el suelo, con la voz ronca por el placer y dejando que su aliento acariciara la piel haciendo estremecer a su dueño.

—Me encanta…—Suspiró Hannibal, sonriéndole. Will reciprocó la sonrisa, relamiéndose los labios antes de comenzar a trabajar, Hannibal sabía tan bien, tenerlo en su boca era una maravilla. Trabajó la punta unos minutos antes de comenzar el delicado proceso de llevárselo hasta el fondo. Hannibal era mucho más grande y mucho más grueso que cualquiera que Will hubiera tenido antes, y aunque sintió sus ojos llorando por el esfuerzo disfruto de los gruesos gemidos que el Alfa dejó escapar cuando comenzó a moverse, dentro y fuera una y otra vez.

Hannibal pasó una mano sobre su cabello, enredando sus dedos entre los rizos castaños para invitarlo a ir aún más allá, moviendo sus caderas suavemente, Will se quedó quieto, disfrutando de la forma en que Hannibal follaba su boca, primero lentamente y luego con mucho más ímpetu, haciéndole lagrimear por el esfuerzo pero sin lastimarlo, en momentos estaba seguro de que iba a ahogarse, pero  sólo temió por su vida cuando Hannibal se encorvó sobre él, gruñendo guturalmente y viniéndose de lleno en su garganta. Will no dejó escapar una sola gota, bebiendo entusiastamente cuando su boca quedó libre.

—Will…

—Sabes delicioso, Hannibal…

—Ven aquí…

Will intentó resistirse cuando Hannibal lo empujó a la cama y le beso los labios, pero a este no parecía importarle reemplazar su miembro con las apasionadas caricias de su lengua, Will gimió suavemente dentro del beso cuando sintió los dedos de Hannibal explorando su entrada húmeda y ansiosa. Arqueó la espalda cuando sintió dos dedos dentro y un grito de éxtasis cuando Hannibal los inclinó ligeramente para rozarlos contra su próstata cada vez que entraban.  Sentía el miembro de Hannibal, en ese punto entre la erección y la suavidad, presionándose contra el propio, dejando caer gotas translucidas en su vientre mientras se frotaban obscenamente. Estaba cerca, tan cerca de venirse, lo necesitaba tanto.

—No… Hannibal por favor…—Susurró avergonzado, todo eso era muy erótico, sentía el vientre tenso, se vendría, ambos lo sabían. Hannibal sacó un nuevo objeto de su bolsillo y lo paso por su miembro, Will se sintió dolorosamente apretado, un grueso anillo de metal evitando su orgasmo con dolorosa precisión.

—Shh, relájate, piensa en lo listo que vas a quedar para mí Will. —Dijo sonriendo, sentándose en la cama a su lado y recargándolo contra su pecho, Will se quejó de nuevo cuando Hannibal presionó sus pezones suavemente entre sus dedos, besándole el cuello y empujando un dedo más junto a los que se movían dentro- — Piensa en lo abierto y húmedo que vas a estar… ¿Lo haces?

—Sí… ah Hannibal, dios, sí… quiero…

— ¿Qué quieres?

—A ti… te quiero dentro, la quiero dentro, por favor… Quiero estar húmedo y abierto para tu polla, Hannibal…

—Mm, eres mi buen Omega, Will… —Dulces palabras, lo volverían loco, justo como él quería volver loco al Omega entre sus piernas. Tanto que no podría volver a estar con nadie más, iría a verlo, sería su dueño, y le daría todo en la vida, dinero, comodidad, crías. Will sólo tenía que pedirlo, aún si lo torturaba como ahora la realidad es que tenía a Hannibal entre sus dedos de manera peligrosa. Y este no pensaba soltarse. No pensaba dejarlo ir, quería ser todo en su vida, su compañero, su protector, su esposo, su amante. El amor era tan abrasivo como desconocido para Hannibal, pero ese ardor en su pecho le gustaba y le traía sentido a su vida.

Necesitó un par de minutos antes de volver a funcionar adecuadamente, era imposible no sentirse excitado con el dulce aroma de Will penetrando sus sentidos. Sus dedos salieron de su cuerpo con un delicioso “pop” y se enterró en su lugar en una estocada certera. Sus movimientos, lentos y cuidadosos tuvieron a Will a punto por lo que le parecieron horas. Cuando Hannibal comenzó con una serie de embestidas erráticas como su respiración liberó su miembro y Will se vino copiosamente con la siguiente embestida, oleadas de placer golpeándolo con fuerza, tanta que estaba seguro de que nunca en la vida se había venido de esa forma, su cuerpo contorsionado y su voz quebrada, incapaz de reaccionar cuando sintió a Hannibal llenándolo.

No quería que el sexo fuera un factor determinante para su decisión, le parecía algo horriblemente Omega, pero tenía que admitir que era maravilloso, y para él, el tipo de hombre para quién el sexo sin amor simplemente no funciona, maravilloso era sinónimo de apasionado. Hannibal sentía algo real por él, y debía corresponderle si era capaz de entregarse de ese modo.

Supo, en cuanto llegó a casa al día siguiente, que había tomado su decisión desde el momento en él que beso a Hannibal en ese estacionamiento.


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