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Luchando contra el instinto por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Uno más y terminamos :D

Si Matt hubiera sabido que su más grande llamada de atención había sido el punto final de su relación probablemente se hubiera ahorrado la humillación. Pero no tenía forma de saberlo, creía realmente que Will y Hannibal no eran otra cosa que amigos, si bien no tuvo el valor de preguntarle a su novio, ni de volver a terapia con el doctor. Will volvió a casa el día siguiente, algo distante, pero era normal después de todo había olvidado su aniversario y había sido un asno al respecto. Will tenía todo el derecho de estar enojado, Matt haría lo posible por compensarlo.

Estaba tan ocupado tratando que no se dio cuenta de todo lo que enviaría banderas rojas a una persona normal. Will despertaba antes que él y no se iba a la cama hasta que estaba dormido. Pasaba mucho tiempo enviando mensajes y cerraba la puerta del baño con seguro cuando se metía a bañar. Para el miércoles habría aceptado cualquier cosa con tal de mantener la negación en que se había sumido con respecto a su vida, podría arreglarlo todo y ser feliz, hacer a Will feliz. Era cuestión de trabajar duro.

—A ver, señoritas. —Dijo Chilton mientras entraba al salón de empleados dónde descansaban Matt, Barney y otros 5 sujetos esa tarde. Ignoró sus miradas de odio mientras hablaba. — Nuestro amigo Abel Gideon será transferido al pabellón psiquiátrico de la prisión de máxima seguridad del Estado de California a petición de su abogado. Por desgracia eso significa 4 días en carretera con un reo, ida y vuelta, revisar las medidas de seguridad y volver. ¿Quién dijo yo?

— ¿No debería usted hacer eso? —Cuestionó Barney de inmediato.

—Nadie quiere a Gideon aquí menos que yo, pero desafortunadamente tengo una reunión con representantes de la Sociedad por la Salud Mental de los Estados Unidos, así que no estoy disponible. Sin embargo todos ustedes están más que capacitados para llevar a cabo una transferencia o inspección, o ambos… 

— ¿4 días? —Dijo Jones riendo. — ¿Quién diablos aceptaría eso?

—Les pagaré el triple de esos 4 días, más el hospedaje. —Dijo Chilton sin interés. Matt levantó la cabeza interesado. — Además haré una nota al respecto en su próxima evaluación, buenas notas, mejor sueldo.

Un par de ellos suspiraron, otros mostraron interés, Chilton dejó actuar sus palabras mientras varias manos se levantaban, Matt supuso que un poco de dinero extra les vendría bien. Tal vez por eso Will no se sorprendió cuando le dijo que saldría de viaje casi toda la semana.

—Volveré el sábado en la mañana, podríamos hacer algo juntos.

—Matt, no sé… creo que tenemos que hablar.

—Venga, déjame hacer algo por ti.

—No, Matt escúchame, en serio tenemos que hablar

—Hey, cariño, hablaremos cuando vuelva ¿vale? No te preocupes. Lo prometo.

—Matt, en serio, yo…

—Venga, dame gusto ¿sí?

—Matt…

—Te amo, te veré en 4 días ¿vale? Pórtate bien.

Se verían en cuatro días, pero no regresarían juntos a casa. Will se había decidido, si Hannibal lo quería y él le quería también, si le ofrecía ser su Alfa, marcarlo, darle una familia… Quería eso. Lo quería y lo obtendría. No quería cortar con Matt por teléfono, el merecía más que eso. Pero no podía seguir viviendo en su casa, y mucho menos podría hacerlo cuando Hannibal lo hiciera suyo. No.

Hannibal estuvo encantado con la idea de que Will se mudara a su casa lo antes posible, ello le confirmaba que Will lo había elegido y que quería dejar de lado su cortejo para entrar de lleno a una relación estable, Hannibal no podía esperar a llegar a casa sabiendo que vería su hermoso rostro todos los días.

Will empacó toda su ropa en dos maletas, sus zapatos y productos personales. Compró un par de cajas de cartón que lleno con objetos personales que tenía por toda la casa. Fotografías de su familia, libros, manuales de la academia, algunos adornos de la sala y el pasillo, su computadora. No tenía caso llevarse nada que hubieran comprado juntos, como ropa de cama, platos, vajilla o muebles. Pero se llevó algunos discos y dvds. Tenía muchos regalos que Matt le había dado a lo largo de los años, muñecos de peluche, ropa, cartas escritas en esa horrible letra suya y que Will deseo poder dejar atrás sin sufrir. Lo puso todo en una caja sobre la mesa de la cocina antes de salir. Sabía muy bien que no volvería, incluso los insultos de los hermanos del primer piso le pasaron desapercibidos cuando todas sus cosas estuvieron en el taxi que tomó el martes rumbo a casa de Hannibal.

¿Cómo mierda iba a entrar si Hannibal no estaba ahí? No había pensado en eso, tal vez Hannibal tuviera personal de limpieza que pudiera abrirle, siempre que Hannibal les hubiera avisado de su llegada. Mierda, no estaba seguro de nada. El taxista dejó las cajas junto a la puerta y Will bajó sus maletas. Su mano titubeante toco el timbre que resonó con fuerza por la inmensa casa. Pero no le abrió ningún empleado, fue la misma chica rubia que recordaba del centro comercial.

—Hola… disculpe la molestia, soy Will Graham…

— ¿Will? ¿Tú eres Will? — El hermoso rostro sonrió al verlo y la chica lo rodeo rápidamente en un opresivo abrazo que lo tomó por sorpresa. — No puedo creer que Hanni no te trajo antes, no sabes cuantas ganas tenía de conocerte. ¡Eres precioso!! ! Me encantan tus ojos! Ven, adelante.

Will sonrió un poco avergonzado y la ayudo a meter sus cosas al recibidor.

—Yo soy Mischa, Hannibal es mi hermano mayor, pero siendo honestos yo soy la más madura. — Bromeó y Will se rio con ella. — La última vez que estuviste aquí no pude verte, no sabes lo molesta que me puse cuando Hannibal me dijo. Pero, ahora que vas a quedarte con nosotros creo que vamos a llevarnos muy bien.

—Sí, creo que sí… te pareces mucho a Hannibal.

—Sólo en la cara, yo soy la divertida. —Dijo guiñándole un ojo. — Pero debes estar hambriento. ¿Qué dices si preparamos algo de cenar? Hanni tiene un paciente más por hoy, así que podríamos sorprenderlo con la cena lista y tu bonito rostro.

—No tienes que hacer nada, yo puedo hacerlo. — Se ofreció Will, Mischa soltó un bufido divertido.

—Tsk, Hannibal estará chapado a la vieja escuela, pero a mí eso ni me va ni me viene. Omega o no estás a unas 12 horas de ser oficialmente mi cuñado, hueles delicioso por cierto, así que de ninguna manera voy a tratarte como si fueras un esclavo.

—Vale, entonces lo haremos juntos… — Ella sintió y lo guio a la cocina, enorme y lujosa como el resto de la casa, seguro que ese horno no necesitaba un trapito para atorar la puerta al hornear.

— ¿Quieres un trago? —Ofreció Mischa, sacando una botella de vino de una pequeña cava junto a la alacena. Una cava de vinos. Wow, esto era algo completamente diferente.

—Sí claro, muero de sed.

—No estoy segura… ¿se supone que puedes tomar antes del celo? ¿Si quedas embarazado eso le haría daño al bebé?

—No…no estoy muy seguro. — Susurró Will sonrojado, aquella no era la dirección que quería para esa charla. — Creo que primero tendría que haber un bebé…

—No quise hacerte sentir incomodo, lo siento mucho. — Mischa le ofreció una copa y Will la aceptó, aquella no era una situación a la que pudiera habituarse rápidamente. Pero Mischa era muy agradable.

En esa hora y media hablaron sobre su carrera, sobre Hannibal cuando era un niño, sobre sus padres y sobre el futuro. Mischa amaba a su hermano, quería verlo feliz, al parecer Will lo hacía feliz y eso era suficiente para adorarlo también. Will no podía pensar en tener hijos en ese momento sin sentirse por lo menos nervioso, pero ella parecía muy segura de que los tendrían rápidamente y le prometió el más empalagoso baby shower en la vida. Cocinaron en esa bonita cocina y ese ambiente tan ameno hasta que la puerta se abrió exactamente a las 8 de la noche y Hannibal llegó a casa, vestido tan impecablemente como Will recordaba, pero haciéndolo desear verlo en piyama como la última vez. No pareció sorprendido pero si aliviado de verle ahí.

—Will… Mischa.

—Hanni, la cena está lista, pondré la mesa. —Dijo la muchacha, guiñándole un ojo a Will mientras salía corriendo.

—Creí que vendrías hasta mañana. —Confesó Hannibal, quitándose la corbata y olisqueando a su alrededor. — Huele bien.

—Mischa sí sabe lo que hace. — Dijo Will, nervioso. — Quería… verte, y quería estar aquí, traje… mis cosas… no quiero irme.

—Luego de la cena haremos espacio en mi armario para tus cosas. — Dijo Hannibal, a pesar de su aparente calma Will podía ver el brillo de la emoción en sus ojos. Se acercó a besarle los labios pero Hannibal fue más rápido, atrapándolo por la cintura y profundizando el beso antes de que pudiera apartarse. — Hueles delicioso…

—     …¿Por qué todos dicen eso?...

—Es el celo. —Explicó el mayor, aspirando suavemente mientras le acariciaba la espalda, Will se acurrucó contra su pecho, relajándose con el latir de su corazón. — Es un aroma casi metálico, afiebrado… Me temo que para mañana terminará de volverme loco.

—Pero... Mischa…

—No te preocupes, es una casa grande y las habitaciones tienes muros gruesos, no la molestaremos.

—Hannibal… son 3 días. ¿Cómo no va a molestarla que estemos encerrados…haciéndolo por tres días?

—Subestimas la capacidad de mi hermana por ignorarme, dudo que ella quiera oírme teniendo sexo, incluso más de lo que tu odiarías que lo hiciera.

Aquello tenía sentido, claro.

La cena fue tan agradable como prepararla, Hannibal y su hermana eran claramente muy cercanos, ella hablaba todo el tiempo y Hannibal la corregía o agregaba datos curiosos a las historias que contaba. Will se encontró rápidamente envuelto en la conversación, el vino había disipado los nervios y para cuando se fueron a dormir ya se sentía como en casa. Parecía un poco nervioso cuando se puso su viejo pantalón de piyama y una camiseta. Cuando volvió a la habitación Hannibal lo esperaba, la cama continuaba tendida pero estaba recostado sobre ella, sobre una manta blanca que no estaba cuando Will fue al baño a asearse para dormir.

— ¿Qué es eso?

—Un regalo, en realidad hay otras dos, pero creí que te ayudaría a dormir en un lugar nuevo. Ven, pruébala. —Hannibal palmeó el lugar a su lado y Will se recostó a su lado.

—Oh. —Exclamó y el Alfa sonrió, esa manta era tan suave, parecía que se había recostado en una nube, mullida y con un delicioso aroma a limpio, se frotó contra ella un momento antes de ronronear de gusto por el contacto. Aquello lo dejó anormalmente quieto por un segundo. — Lo siento…

—No te disculpes. — Respondió Hannibal de inmediato. — Es una reacción natural y me deja ver que realmente has disfrutado mi regalo, no temas expresarte como veas más natural…

—No…. Se siente natural. —Susurró, ofreciéndole los labios que el mayor beso suavemente. Increíble lo sumiso que algo como una manta podía ponerlo, pero era tan suave y se sentía perfectamente seguro entre ella y los brazos de su Alfa… Su Alfa…

—Hazlo sólo para mí, Will, se sentirá de lo más natural… y me hará muy feliz…

—Hannibal…

—Ahora a dormir, no quisiera nada más que hacerte mío aquí y ahora, pero estaremos muy ocupados mañana, deberías descansar mientras puedas.

—Hannibal…

— ¿Sí?

— ¿Qué sucederá si tenemos un cachorro?...

— ¿Qué podría suceder? Lo llevaremos a término y le daremos la habitación junto a la nuestra…

—Tal cual…

—Tal cual, cualquier hijo que tú me des será más que bienvenido en mi familia, Will, mientras más mejor en realidad. —Susurró besándole el cuello, Will suspiró de gusto. — Te prometo que nunca le hará falta nada.

— ¿Aún si se parece a mí?

—Especialmente si se parece a ti, cariño.

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Quería despertar y ver el rostro de Hannibal bañado por la luz de la mañana, su rostro tranquilo iluminado por la suavidad del amanecer, a su lado. Pero el celo tenía otros planes. Cuando llegó a la mañana siguiente, incendiando su mente, sólo podía pensar en el aroma embriagante del Alfa y en lo mucho que necesitaba que lo hiciera suyo.

A Hannibal no le importaría despertar así a diario, con Will frotándose suavemente contra él. No era necesario que le suplicara, cosa que por supuesto hacía. Lo dominó rápidamente, empujándolo de espaldas en la cama y arrancándole la ropa de dormir, sintió su suave ronroneo contra el cuello mientras lo follaba suavemente con los dedos. Will estaba deliciosamente húmedo, caliente y listo. Y él tampoco pudo esperar mucho, enterrándose lentamente en el menor mientras este se aferraba a su espalda, arrancándole un suspiro mientras sus uñas dejaban marcado su camino en ella.

Eso era muy diferente y mucho mejor a como Will lo recordaba, la temperatura de su cuerpo cediendo suavemente a la sensación del nudo golpeando contra sus nalgas mientras se hinchaba con cada embestida, sin un condón de por medio está vez, disfrutando de su calor y de su forma con los sentidos realzados por el vigor del celo. Lo que fuera que Hannibal le susurrara al oído con cada embestida se perdía en la afiebrada confusión de su mente, igual que las apasionadas respuestas que escapaban inteligibles entre sus gemidos de placer puro.

Está vez obtuvo lo que realmente quería, mientras su cuerpo se consumía con el primero de muchos orgasmos y el nudo de Hannibal forzaba su entrada, trabándolos juntos por unos 10 minutos y asegurando la permanencia de su semilla en su interior. Hannibal subió una serie de besos  desde su pecho, acariciando con los labios la glándula Omega entre su cuello y el hombro, aprovechando una suave convulsión producto del clímax para enterrar sus dientes en ella. Sintió el sabor de su sangre en la boca y se mantuvo fijo ahí hasta sentir al castaño convertirse en algo suyo, en su mundo.

Era una sensación de compromiso y de libertad en misma medida. De compañerismo, amor y sobre todo de entrega y de confianza. Beso el cardenal verduzco que rodeaba las heridas abiertas de su mordida y dejó a Will acurrucarse contra su cuerpo mientras el nudo se suavizaba lo suficiente para salir y comenzar el ciclo de nuevo. Saboreó su cara de satisfacción, sus rizos  pegados a su frente por el sudor y el constante ronronear que manaba de su pecho, señal de que había hecho todo bien y que la criatura a su lado ahora no podría pertenecerle a nadie más.

Todo aquello era tan correcto y tan natural que ambos se preguntaron si no le habría pertenecido siempre.

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Cuando Will despertó sentía muchas cosas. Total seguridad, felicidad y calma. El dolor de su cuello era una molestia vaga, la cicatriz de la reciente reclamación de su alfa brillaba en su cuello con orgullo, dejándole una certera sensación de que todo iba a estar bien mientras Hannibal estuviera cerca, él se haría cargo de todo, él lo haría siempre feliz. No tenía idea de lo completo y sólido que se sentiría con un Alfa, pero ahora así, entendía a Alana. Daría su vida por Hannibal, y haría lo que fuera por hacerlo feliz cada día del resto de su vida.

La cama había sobrevivido el celo impecablemente, sentía algunas partes del cuerpo húmedas por el sudor y los fluidos, pero en general se sentía bien. Abrió suavemente los ojos, pero las gruesas cortinas estaban cerradas y el sol no le deslumbro. Miró a Hannibal a su lado y dejó escapar un suspiro. Parecía mucho más joven mientras dormía, con el cabello sobre la frente y la boca entre abierta, vulnerable y completamente suyo.

Hannibal abrió los ojos también, mirándole, y le sonrió. Will podría morir de felicidad en ese momento. Su voz sonó gastada cuando habló, tal vez ronca por lo mucho que debió gritar en esos días.

—Buenos días…

—Buenos días, Will… ¿Dormiste bien? — Hannibal llevó una mano a su rostro, Will disfruto de su caricia y le beso los nudillos.

— Sí, muy bien… tu cama es muy cómoda.

—Nuestra cama.

—Nuestra cama…—Sonrió tontamente. Ahora eran todo el uno del otro. Quiso levantarse y bailar. — Hannibal, ¿Qué día es hoy?

—Espera… —Hannibal se puso sobre su espalda, buscando su celular en la mesita de noche, Will aprovecho para reptar y acurrucarse en su pecho. Hannibal lo rodeo inmediatamente y le beso la frente. — Es viernes.

—Oh, entonces aún hay…. ¿Viernes? No se supone que mi celo termine hasta hoy… —Dijo Will, confundido, incorporándose sobre sus ante brazos. — Eso… eso no es normal…

—Will…

—Estoy enfermo… Tengo que ir con un médico. — Exclamó preocupado.

—No estás enfermo, sólo estás esperando…—Respondió Hannibal como si nada, Will lo miró boquiabierto.

— ¿Cómo lo sabes?

—El celo tiene como propósito la fecundación del Omega con fines reproductivos. Cuando la fecundación y procreación es exitosa el cuerpo no siente la necesidad de expresar físicamente tu estado incitándome con feromonas.

— ¿Qué?

—El celo sirve para hacer crías. — Simplificó Hannibal divertido. — Sí hay una cría, el celo se detiene.

—No puede ser…— Susurró, llevándose una mano a su vientre plano y algo asustado. — Es nuestro primer celo… yo…

—Sí me preguntas a mí es maravilloso. — Hannibal habló con honestidad, sonriéndole. — Ahora tengo un precioso Omega lleno con mis cachorros… No puedo esperar a que se note y todos lo sepan.

— ¿Cachorros? Plural… Hannibal no sé nada sobre niños…

—No te preocupes ahora Will… eres un buen Omega, y estaré contigo… —Su voz le sonó a Will a la verdad absoluta. Tranquilizándole de inmediato. — Nos haremos cargos juntos, todo va a estar perfecto. ¿Vale?

—Vale…—Hannibal disfrutó de la sonrisa cálida y relajada de Will y lo acunó contra su pecho, olisqueándole suavemente, buscando el aroma del embarazo en él, si bien sabía que no podría notarlo.

—Probablemente no podremos confirmarlo hasta dentro de un par de semanas, pero te haré una cita con alguno de mis colegas lo antes posible.

—Hannibal…

— ¿Sí?

—Tengo hambre…— Susurró Will avergonzado. Hannibal se rio, pero le preparó un omelett para desayunar tan delicioso que tuvo que repetir plato.

Notas finales:

Nos vemos en el próximo capítulo!


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