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Luchando contra el instinto por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Wow, terminamos. Muchas gracias a todas las personas que me acompañaron en este viaje ;D fue muy divertido! Creo que Will y Hannibal van a vivir para siempre desde ahora.

Voy a continuar esta historia, pero lo que sucede después ya no me parecía parte de la misma así que simplemente las convertí en una serie. Personalmente no me gusta empezar un fic hasta terminar otro así que quería terminar este para publicar un nuevo fic.

Viviendo con el instinto, secuela de este fic, probablemente verá la luz en unas semanas, cuando me desocupe en poco en la escuela.

De nuevo muchas gracias :D por leer, por comentar, por dar favoritos. Por todo.

El viernes fue cómo un sueño maravilloso. Hannibal le enseñó cada cuarto de la casa y le explicó cómo funcionaba todo en ella. Con su Alfa trabajando y Mischa en la universidad Will podía hacer lo que quisiera en la enorme casa Lecter, si bien contrataban personal de limpieza Will sería responsable de mantener la casa en buen estado, la alacena llena y manejar algunas otras responsabilidades como el correo y la normalmente apretada agenda social de Hannibal. Will no tenía idea de que había tantas aperturas de galerías, estrenos de opera o de ballet y presentaciones de libros en su pequeña ciudad. Lo que Hannibal dejó muy en claro es que esperaba fueran juntos a cada evento y aquello sin duda lo emocionaba.

Hicieron planes para comprarle ropa nueva, zapatos y era difícil mantener al bebé como un secreto. Pero Will estaba preocupado por tantos años de tomar supresores, quería asegurarse de pasar de los 3 meses antes de decirle a alguien. Hannibal no quiso hablar sobre la posibilidad de perder a su hijo, pero accedió a mantenerlo entre ellos hasta que estuviera más avanzado. Recostados en la cama recién hecha, acurrucados sobre la irreal suavidad de su manta para Omega, Will se sentía tan bien que podría iniciar el apocalipsis y no se habría dado cuenta.

Pero no podía sumirse de lleno en esa felicidad, tenía un último problema que resolver y cuando Hannibal lo supo no estuvo nada contento. Will podía sentir lo molesto que estaba a través de la marca, si bien su rostro se mantenía congelado en un educado escepticismo.  Se puso de pie, gesticulando con movimientos rígidos.

— ¿Cuándo pensabas decirle, Will? ¿Cuándo llegará a casa a darse cuenta de que sacaste todas tus cosas? —Cuestiono Hannibal, caminando de un lado a otro. — ¿O acaso dejaste cosas detrás?

— ¡No! Hannibal, te juró que lo traje todo… Intenté hablar con él, pero Mathew es muy necio… sólo, lo veré mañana y le diré que terminamos.

— ¿Y sí se opone?

—Eso no va a cambiar nada, puedes ir conmigo y estar cerca en caso de que algo suceda…pero no me haría daño, sólo… tengo que hablar con él y ya…

—Escúchame muy bien, Will. — Hannibal habló muy seriamente. — Eres mío, por el resto de nuestras vidas. Eres mío para cuidar, mío para mantener, para adorar… lo mínimo que espero a cambio es respeto. Si no resuelves esto para mañana, yo mismo iré y le escupiré la verdad en la cara, y no voy a hacerlo amablemente. No necesito más motivos para querer partirle la cara en dos.

—No será necesario… —Susurró el moreno, mordiéndose el labio. Hannibal suspiró y le besó la frente.

—Iré a preparar la cena… ¿Por qué no te recuestas un rato?

Will no estaba cansado, pero cuando el mayor dejó la habitación pensó que realmente quería arreglar las cosas. No quería molestar a Hannibal, debió insistirle a Matt antes de que se fuera. Fue un error muy grave dejar que las cosas llegaran a dónde estaban ahora sin decirle la verdad. Por una parte no quería lastimarlo, pero mucho menos quería lastimar a su Alfa. Cuando su celular sonó casi se le cayó de las manos, respondió al tercer timbrazo.

—Will, llegaré a la ciudad a eso de las 10, cariño. Pensaba que podríamos irnos de fin de semana al lago, pescar un poco…

—No… no es un buen momento Matt… creo que deberíamos sólo… ir a algún lugar y sentarnos a charlar…

—Si te preocupa el dinero, Will, no pienses en eso, seremos tú, yo y el lago…

—No, Matt en serio… ¿Podríamos vernos en el Centro Comercial de siempre a las 10?

—Bu…bueno si eso quieres me parece bien. Te veré frente a la fuente, tengo que irme. Te amo.

—Adiós Matt…

Will había terminado relaciones antes…pero esto era completamente diferente. No creía en dios, pero ojala le diera la fortuna de que todo terminara rápidamente. Con el mínimo de daño…

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Si no compartiera la estúpidamente suave cama de Hannibal y si su aroma no le trajera paz que no conocía desde que era un niño… Will probablemente no habría podido dormir. Se dio una ducha en la mañana pero no intentó arreglarse en lo más mínimo, el clima estaba frío, un día bastante triste. Se puso una chaqueta y una vieja bufanda, que Hannibal pensaba quemar más tarde, y tomó un taxi al centro comercial en un trayecto que le pareció eterno. El cielo gris y el viento gélido que movía los árboles en los camellones cercanos no subieron mucho su ánimo.

¿Qué diría primero? ¿Cómo empiezas una conversación como esa? ¿Se suaviza el terreno? No estaba seguro de como procedería, su más grande temor era que al ver a Matt perdiera todo el valor. Tal vez debería dejar que Hannibal se hiciera cargo. No. Will Graham no era un cobarde, no iba a empezar ahora.

—Hola, Will. —Susurró Matt en su oído, Will soltó un chillido y se separó de él automáticamente. — Lo siento, cariño no quería asustarte.

—Estaba distraído no es nada.

Matt se veía tan cansado como podrías esperar de alguien que ha estado en una camioneta de la policía por 4 días. Tenía la sombra de una barba y los ojos cansados, pero le sonrió incluso cuando Will rechazó el beso que intento darle.

— ¿Qué quieres hacer? Podemos ir al cine, podemos ir a la tienda de mascotas. Quiero compensarte por la semana pasada, Will, haremos lo que tú quieras.

—Matt… no creo que sea buena idea, sólo… vamos a buscar un lugar un poco más privado y charlar…

—Luces hermoso…—Susurró y Will perdió el hilo de sus pensamientos, un poco incómodo. Eso no iba anda bien. — No sé qué es…

—Matt, escucha yo… he estado pensando mucho en nosotros y…

—Yo sé que he sido un tonto. — Interrumpió de pronto. — Sé que no te he tratado como mereces, todo esto del Omega… me ha dado problemas, Will, no te voy a mentir.

—No, Matt, escucha eso no importa, yo…

—Tienes razón, no importa. ¡Al diablo! —Will quiso golpearlo. ¿No podía dejarlo hablar? — No quería hacer esto así, pensaba que fuera frente al lago al atardecer, pero no quiero esperar.

— ¿Matt?

—No tengo muchas cosas en la vida que valgan algo, pero tú, Will, eres especial, eres único y tengo suerte de tenerte. — Oh no, Matt estaba en el suelo, se había hincado sobre una rodilla y rebuscaba en su abrigo mientras hablaba. Will estaba en un punto entre el pánico y el horror. — Sé que las cosas no son siempre fáciles, pero nunca nos han gustado las cosas por las que no vale la pena luchar.

Will trató de detenerlo, pero esa situación sólo empeoraba cada segundo. La gente había comenzado a reunirse a su alrededor. ¿Qué mierda hacía toda esa gente levantada en sábado a las 10 de la mañana? Un par de chicas se reían tontamente y grababan con su celular.Nadie veía la mortificada cara de Will.

—Matt…ponte de pie…

—Sé que cometí errores, pero voy a trabajar para corregirlos, voy a ser mejor. Y soy mejor contigo, Will…

—No, Matt, por favor…

— ¿Will, me harías el honor de casarte conmigo?

¿Cuándo tuvo tiempo de comprar esa bandita de plata? Ni idea, pero a pesar de los emocionados vitoreo de la gente Will no podía creer lo que estaba sucediendo. Su relación iba tan mal que la única solución que Matt veía ¿era casarse? ¿Estaba ebrio? El silencio que se abría paso entre ellos se volvía más denso cada segundo, Will vio la sonrisa de Matt tensarse mientras la gente cuchicheaba.

Tenía que decir algo. Esto no podía ser peor.

—No…

—… ¿Will? Yo… no te...

—No, Matt…no puedo casarme contigo… No quiero casarme contigo. —Corrigió. Ahora el silencio tenía dos niveles, el de Matt que estaba congelado en el suelo y el de los inocentes testigos que parecían tan sorprendidos como él. Un par de adultos mayores fueron los primeros en irse y la multitud los imitó rápidamente, Matt se puso de pie apenas, mirándolo confundido y herido. No, ya había empezado, tenía que terminar.

—Sé que hice muchas cosas mal, Will… ¿Pero por qué?

—No somos el uno para el otro, soy diferente ahora… quiero otras cosas, Matt…

—Puedo cambiar, Will, puedo tratar de darte otras cosas yo…

—No, no puedes, tenemos meses intentándolo. Por favor, Matt, no lo hagas más difícil… sólo quiero irme a casa.

—Podemos irnos a casa y hablar de esto, podemos ir a terapia de pareja, podemos irnos de vacaciones, pasar tiempo juntos, Will.

—Matt, no voy a volver a casa contigo. —Sus manos temblaban, tuvo que dejar de mirarlo para que su voz no lo hiciera también. — Ni hoy, ni nunca…

—Will ¿Estás rompiendo conmigo?

—Quería hacerlo antes de tu viaje, pero insististe en hablar cuando volvieras y… no podía hacerlo por teléfono.

—Oh, lo siento. Wow… en este momento debo lucir como un grandísimo imbécil…—Will lo vio apretar los puños, humillado y herido. Evitó su mirada. — Podemos… podemos intentarlo, podemos buscar ayuda…

—Matt, te di todas las oportunidades de aceptar que no soy la misma persona que era antes… No importa que digas, no va a cambiar nada…

—Por favor, Will, mírame estoy rogándote, dame otra oportunidad, trabajaré menos horas, podemos mudarnos, por favor…

—No, Matt esto no es negociable, yo…

—Te amo. —Murmuró Matt, intentó besarlo de nuevo pero Will lo evitó, retrocedió y se sentó en la orilla de la fuente. Will sintió ganas de llorar, pero Matt no dejaba de insistir. — te he amado 4 años, Will, haría lo que sea porque lo nuestro funcione.

—Matt, lo nuestro no funciona hace meses, sólo…dejemos de hacernos daño…

—No quiero hacerte daño, por eso debes darme otra oportunidad yo…

—Hay alguien más. — Soltó Will de pronto, pero se cubrió la boca con las manos cuando Matt lo miró sorprendido.

—Hay… ¿Quién? —Will no respondió, pero Matt lo sabía. — Estás… teniendo una aventura con el Dr. Lecter.

—No es… una aventura.

— ¿Hace cuánto?

—Un par de meses…

— ¿Un par de meses? Oh… entiendo…

Bueno, ya estaban todas las cartas en la mesa. Pero Matt parecía incapaz de concebir esa idea, Will lo vio pasar por la negación, la ira y la aceptación en cosa de segundos. Al parecer ni eso lograba destruir la esperanza de hacer que su relación funcionara, Will sintió un profundo odio contra sí mismo por lastimar a alguien que lo quería tanto… pero no lo suficiente para aceptarlo como era, recordó.

—Está bien… Está bien, puedo… puedo perdonarte. —Dijo Matt, Will fue el sorprendido esta vez. — Podemos superar eso… sé que él es un Alfa pero… podemos buscar la forma de…

—Matt, Hannibal no es un Alfa, es mi Alfa. — Susurró Will, quitándose la bufanda. Matt miró la cicatriz de su cuello cómo quien mira una pieza de arte moderno en un museo que no logra comprender sin importar cuanto tiempo pase frente a ella.. Había algo de certeza ahí, también de confusión y de dolor.

—Estás… Eres su… No, es una broma…

—No es una broma Matt, Hannibal es mi Alfa ahora… estoy… estoy esperando sus cachorros…por eso, por favor no lo hagas más difícil…

—Cachorros… Difícil… Claro… —Al parecer finalmente se había quedado sin argumentos. Will dejó salir un gemido lastimero cuando no pudo hacerle salir una sola palabra más.

—Adiós Matt… Lo siento de verdad.

No quería seguir escuchando sus ruegos y definitivamente no quería escucharlo cuando finalmente comprendiera lo que sucedía. Ya había causado suficiente daño, aquello había sido horrible, cada segundo. El camino de vuelta a casa de Hannibal, su casa, fue aún más largo. Subió directo a la cama y se envolvió en su manta. Quería llorar, pero algo se lo impedía, probablemente la sensación de que nadie podía hacerle sentir nada más que su Alfa, incluso tristeza. Pero eso no lograba consolarlo, debería sufrir y sentirse culpable por haber engañado a Matt, por no haber actuado mejor y terminado la relación cuando dejó de sentir amor por él.

La certeza de que si se lo proponía no se sentiría mal en lo absoluto era lo que peores sensaciones enviaba a su cabeza. ¿Valía la pena?

—Will.

—Hannibal…

—Por tu expresión creo que hablaste seriamente con el Señor Brown…

—Sí.

—Ven aquí. —Hannibal se sentó a su lado en la cama y Will se acomodó rápidamente entre sus brazos. Su aroma envió una sensación relajante por todo su cuerpo. Sintió sus finos labios besarle la frente y las mejillas. — ¿Estás bien?

—Sí, eso es lo que más me molesta.

—Creo que sufriste lo suficiente antes de hoy…—Susurró comprensivo. Will suspiró pero no dijo nada. Hannibal sacó una bolsita de papel y se la mostró con una sonrisa. — Te traje algo.

—Espero sea comida…—Bromeó Will y el Alfa alzó una ceja divertido.

—Lo siento, no lo es. Pero creo que te gustará. Necesitarás algunas cosas si vas a vivir aquí.

— ¿Cosas?

—Pedí una extensión de mi tarjeta de crédito, pero no la tendremos hasta el lunes, de cualquier forma necesitas llaves de la casa, llaves del auto —Enumeró cada objeto conforme se lo entregaba. — Y algo para que no te dé frío en ese dedo.

—Oh…— No era una banda de compromiso normal, pero era mucho más elegante que la primera que le habían ofrecido hoy. — ¿Vamos a…?

—Por supuesto que sí, tontito. —Dijo Hannibal, sonriéndole y besándole cariñosamente los labios. — Quiero que seas mío en cada forma posible. Creo que sería mejor concretarlo antes de que nazcan los cachorros.

— ¿Estás seguro? Es decir, sobre mí… Aún no estoy seguro de cómo es esto de ser un Omega…

—Tenemos mucho tiempo para que te acostumbres… No dudo de ti, Will, ni de tu inteligencia, ni de que eres perfectamente capaz de decidir y de defenderte. Te elegí porque te amo tanto que quiero que seas todo mi mundo, fue un acto de completo egoísmo. Y lo haría de nuevo, no me avergüenzo de nada.

Esa era la primera vez que Hannibal le decía un “Te amo”. Lo sentían, ambos, probablemente desde que se conocieron, pero decirlo era algo completamente diferente. Will no tenía que dudar, no de que Hannibal lo amaba, de que pasaría el resto de su vida asegurándose de que nunca lo olvidara. Esa felicidad tan básica fue lo primero ese día en arrancarle lágrimas.

—Te amo…— Susurró con el rostro en l curvatura de su cuello, y nunca había sido tan sincero.


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