Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Luchando contra el instinto por Kikyo_Takarai

[Reviews - 63]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Will no se rendirá hasta mostrarle a Matt que su Celo fallido no es el fin del mundo, pero un nuevo problema podría hacer crecer la tensión entre ellos.

Para Will salir del celo fue mucho peor que entrar. Ahora debía enfrentarse a las consecuencias del mismo. Y la más grande de todas era la reacción de Matt. Estaba destrozado, humillado y frustrado. Will intentó calmarlo pero no funcionó, Matt pasó casi tres días disculpándose. Él tenía le ventaja de poder ir a trabajar y distraerse de su horrible fin de semana. Will no.

Los primeros días no tenía idea que podía hacer, mirando televisión y leyendo libros, pero cuando llegó el viernes su cita con Alana era lo que más esperaba, una excusa para salir de casa sin una ridícula misión cotidiana como comprar víveres o llevar la ropa de su novio a la tintorería.  El novio en cuestión no ayudaba. Apenas hablaban durante las comidas y cuando llegaba del trabajo se iba directo a la cama. Will ya tenía muchos problemas tratando de superar su homicidio, buscando seguridad y calma en un hombre que no podía ni sentirlos para sí mismo en ese momento. Su frustración y su Ira le resultaron ofensivas, reconocía su esfuerzo, quería decirle que no era su culpa. Pero Matt estaba muy ocupado teniéndose lástima como para escucharlo.

Logró evitar el tema en su terapia durante un mes. Estaba seguro de que no podía tener celos tan fuertes por el resto de su vida fértil, que a sus 25 años era aún muy larga. Pero vaya que se equivocaba.  El siguiente celo fue aún peor que el primero, porque ahora Will sabía que el único con permiso de compartir su cama no podía darle lo que necesitaba. Matt lo había intentado todo. Había comprado juguetes sexuales, pastillas, había probado cada método existente para mantener una erección, pero sin el nudo Will simplemente no tenía suficiente.

Su cuerpo sabía lo que quería, y sabía que no se lo daría. Su respuesta fueron 3 días de angustia, 3 días de ver a Mathew quebrarse frente a sus ojos, frustrado, furioso, con los ojos húmedos, sentado al borde de la cama con la cabeza entre las manos sin que pudiera ofrecerle consuelo, muy ocupado convulsionándose en una nube perpetua de deseo que lo quemaba como acido.

Su relación no mejoró mucho después de eso, Mathew pasaba tanto tiempo fuera de casa como podía y evadía el tema cada vez que Will intentaba hablar con él. Will deseo romperle la cara. ¿Cómo iba a recuperarse del estrés post-traumático que le robaba el sueño si en su hogar el ambiente se cortaba con un cuchillo? Necesitaba su compañía y su apoyo, que pasara el día teniéndose lástima no le hacía bien a ninguno de los dos. Pero Will ya no quería discutir. Luchaba diariamente contra sí mismo.

Eran momentos de duda que nunca antes había tenido, como ahora, en la sala de espera de Alana había una mujer con un niño pequeño. Will no odiaba a los niños, pero tampoco había sentido nunca ganas de tener una familia. El crío no tendría más de dos años y caminaba por ahí con torpeza, cargando un dinosaurio de peluche entre sus manos regordetas. Perdió el equilibrio y cayó de sentón, poniéndose a llorar. Si bien su madre fue de inmediato a ponerlo de nuevo en pie Will sintió un impulso nuevo, el de cargarlo y abrazarlo y hacerlo sentir seguro. Su bebé no lloraría así, lo cuidaría siempre. ¿Su bebé? ¿Qué bebé? Will tenía una relación de años con un Beta, no quería hijos porque ambos tenían cosas más importantes.

Pero mientras más miraba a ese niño, sonriente entre los brazos de su madre, sintió que tal vez uno no sería tan malo. Desvió la mirada, frustrado. No tendría hijos. No con Matt. Tenía dolorosamente claro que un Beta nunca podría anudarlo, mucho menos darle un cachorro.

Búscate otro”

El pensamiento nació de lo más profundo de su mente y lo sorprendió. Buscarse otro. No. Él amaba a Matt, incluso si se portaba como un perfecto idiota.

“¿Y? Un Alfa puede amarte mucho más, puede cuidarte, marcarte, darte hijos. No te sentirías sólo junto a un Alfa.” No. Eso no era lo que quería.

— ¿Will?

— ¡Aquí!

Se puso de pie, confundido, Alana lo miró curiosa, pero sonrió y señaló la puerta de su oficina. Will se sintió avergonzado, se limitó a entrar antes de ella y sentarse en la silla en que solía hacerlo.

—Te ves un poco distraído Will, y muy cansado.

—No he dormido nada bien… Estoy algo tenso.

— ¿Son tus pesadillas?

—No, es decir sí, pero no sólo eso. —Suspiró y se frotó el puente de la nariz. —Alana, lo que yo te diga durante nuestras sesiones es confidencial. ¿Verdad?

—Lo que se me confiese durante nuestras sesiones se vería resguardado por mi juramento de confidencialidad, sí. —Afirmó incomoda. — ¿Vas a confesarme un crimen, Will?

— ¿Qué? ¡No! —Dijo negando vigorosamente con la cabeza, Alana respiró aliviada. — Es sólo que… no me gusta hablar de Mathew, no quisiera que… el supiera que habló de él contigo.

— ¿Tienes problemas en casa Will? ¿Cómo está Mathew?

—Bien…saludable. —Alana levantó la ceja ante el adjetivo, anotando en su libreta. — Es sólo que… No hemos logrado intimar mucho.

—Entiendo… ¿Has presentado alguna respuesta violenta a sus intentos por intimar contigo?

—Podría responderte si hubiera intento alguno… Es… Es el Celo.

—Will, ya habías pasado un periodo de Celo con Mathew.

—No sin los supresores…—Admitió avergonzado, Alana lo miró sorprendida.

— ¿Nunca habían hablado sobre ello? ¿Te involucraste románticamente con un Beta sin considerar un factor como ese?

—No era un factor hace 3 meses. —Se defendió Will. Pero sabía que debió hacer algo al respecto. —No me siento como yo mismo Alana… Me siento, vulnerable. Y este Celo no ayuda, nunca había sufrido tanto.

—Will, ¿Estás tenso porqué Mathew no puede…satisfacer tus necesidades sexuales cuando tu biología lo demanda? ¿Estás molesto con él?

—No, Sí. No estoy molesto por eso… Es… Soy un Omega, sé que sólo un Alfa puede… “curarme” —Remarcó la palabra con comillas imaginarias trazadas con sus dedos. — Lo que no soporto es ese arrebato egoísta de aislarse de mí desde entonces.

—Bueno, todos podemos ser egoístas. Mathew probablemente se sienta frustrado por su incapacidad de asistir tus necesidades biológicas, no me extrañaría que se sienta… herido en su virilidad.

—Eso es una estupidez, pero se niega a escucharme.

—Dices que tu Celo es doloroso. Ver sufrir a alguien que amamos es complicado, Will. —Ofreció Alana cómo consuelo. — Sin duda su confianza se ha visto afectada y se siente inadecuado para cuidar te ti ahora. Probablemente este avergonzado. Es algo muy común.

— ¿Qué tiene de común?

—Hay muchas parejas como ustedes, Will. Betas que enganchan un Omega muy fértil. No es algo imposible hoy en día. Es importante que tu relación fluya, la estabilidad es importante para tu recuperación.

—Y ¿Qué se supone que haga? —Cuestionó Will. — Detesto esta súbita… necesidad de estabilidad y cuidado que siento, detesto desear quedarme en casa o ver niños en la calle y pensar que no son tan odiosos…

—Will, estás tratando de asimilar en meses lo que todos los Omega asimilamos a lo largo de los años, los supresores de permitieron vivir en una especie de limbo entre tu propia naturaleza y una voluntad construida en torno a las drogas que usabas para doblegarla.

—Siento como si no me conociera… Tengo deseos que antes no tenía, tengo dudas que antes no tenía…

— ¿Cómo diste con los supresores en primer lugar?

—Mi padre…— No quería hablar de eso. — Mi padre estaba tan emocionado con que fuera policía, pero claro nací Omega. Dijo que no era imposible, que todos en la fuerza sabían la solución. Y llegó una semana después, justo antes de entrar a la academia.

— ¿Will cuantos celos fértiles pasaste antes de tomar medicamentos?

—No… ¿No todos los Celos son fértiles?

— ¿Qué? ¡Will, por Dios, no! —Alana estaba sorprendida, Will se sintió aún más avergonzado. —Un Omega saludable comienza su periodo de fertilidad entre los 18 y los 19 años. Un cuerpo más joven no sería adecuado para la procreación, sin embargo esos Celos ayudan a formar vínculos y atraer Alfas… Pero eso no importa. Will, no puedes decidir que necesitas si nunca lo experimentaste.

—Lo que necesito cuando estoy ahí…convertido en una babosa en llamas no es lo que quiero. —Gimió exasperado. — Quiero a Matt, quiero ser policía… Quiero que esto funcione y regrese a mi vida normal, una en la que mi novio no parece muerto en vida y mi carrera no es un tal vez que depende de una evaluación psicológica…

—Entiendo tu frustración, y entiendo que todo sea abrumador para ti ahora que el flujo de hormonas se está regulando. Los Omega producimos hormonas en todo momento, nos hacen más sensibles, más paternales y mucho más sumisos que un Alfa o un Beta. Esa carga hormonal es tan grande que nos permite comunicarnos con aquellos que nos conceden una marca. No será fácil, ni rápido, pero debes acostumbrarte a todos estos aspectos de tu cuerpo que habías evitado desde muy joven.

— ¿Y qué hago con Matt? No puedo… no entiendo como lo hacen esas parejas que dices.

—Hay… varias opciones. —Dijo la Dra. Bloom, calculando sus palabras. — Muchas parejas encuentran que la mejor manera de superar la tensión de un celo fallido es compensarlo durante el resto del mes. El sexo regular ayuda a liberar la tensión que se acumula en ambos y libera endorfinas, poniéndoles de mejor humor para superar juntos esos periodos.

—Es decir que lo único que Matt necesita es tener sexo conmigo… ¿Para olvidar que no podemos tener sexo durante mi celo?

—Algo así… —Alana parecía sorprendida con la capacidad de Will de simplificar todo. — Mathew debe sentirse inestable y dudoso. Estoy segura que retomar su vida sexual con normalidad le hará entrar en razón, le hará ver que lo único que evita que pueda satisfacerte es un impulso biológico que no puedes controlar. No es culpa suya, ni lo será nunca.

Will lo sabía, que Matt no tenía culpa de nada. Y también sabía que podía hacer su cuerpo vibrar de placer simplemente porque le hacía el amor con verdadera devoción. Se preguntó si podría mostrárselo… y si eso sería suficiente.

-----------------------------------------------------------------

Aquello era por mucho la idea más vergonzosa, estúpida y denigrante que se le había ocurrido. Pero Will estaba dispuesto a todo. Beverly, claro, creía que nadie podría resistirse a algo que mostraba tanta dedicación, incluso si Matt pasaba el día evadiendo su compañía no podría evadir eso. Ah no.

Pero mientras Will sacaba sus compras de la discreta bolsa negra en que las había llevado a casa, más pensaba que aquello no podía ser sexy de ninguna manera. Pero estaba dispuesto a intentarlo. Por su relación estaba dispuesto a probar lo que sea. Su habitación tampoco estaba lejos de la completa humillación, con velas cubriéndola con una temblorosa media luz y pétalos de rosa decorando su cama. Se sentía como el protagonista de una película pornográfica dentro de una comedia de televisión. 

Cuando Mathew llegó a casa, estaba de mal humor, como siempre las últimas semanas. No era fácil trabajar cuando te sentías tan frustrado, o cuando temías que la relación de 3 años en la que tanto confiabas se desmoronara, o cuando tu jefe era un perfecto idiota llamado Chilton. Nada de eso ayudaba a la creciente tensión en sus hombros, o las ojeras que cargaba bajo los ojos, demasiado avergonzado para dormir.

—Will, ya estoy en casa. —Se anunció, dejando su chaqueta en el sillón y caminando hasta la cocina, abrió el refrigerador y sacó una botella de agua. — ¿Will?

Le dio un largo trago a la botella antes de abandonarla sobre la mesa junto con sus zapatos, se masajeó suavemente los hombros mientras abría la puerta de su habitación. Y luego se quedó ahí, congelado en la puerta, mirando embelesado a la hermosa criatura sonrojada en que se había convertido su novio.

— ¿Will?

—Bi… bienvenido a casa… —Susurró nervioso, con las mejillas ardiendo y el color rojo hasta las orejas.  Tragó saliva, parpadeando confuso. No había manera que ese precioso hombre, apenas vestido con un diminuto bóxer color negro que dejaba poco a la imaginación, fuera suyo. Se dejó guiar a la cama, y besar cariñosamente.

—No… ¿no se supone que nuestro aniversario es hasta dentro de unos meses?

—Shh… —Calló Will, sentándose sobre él, presionando su erección contra su estómago y arrancándole un jadeo. —No… No tiene que ser nuestro aniversario para que hagamos algo especial…

— ¿Sabes que esto no es necesario verdad?

—Matt… ¿puedes dejar de discutir por una vez?

Asintió lentamente, antes de que sus labios se unieran de nuevo, dudó un momento antes de poner sus manos sobre su espalda y recorrerlo suavemente hasta acariciar la silueta de su erección que la tela enmarcaba, ligeramente húmeda en la punta, y mucho más abajo.

—Ya estás así de húmedo… No sabía que te gustaban estas cosas.

—Cállate…—Su voz sonaba ofendida, pero sus labios recorrieron su cuello, dejando un sendero de besos hasta el lóbulo de su oreja. Podía sentir su mano explorando suavemente la humedad de su entrada y soltó un gemido gutural cuando dos de sus dedos se insertaron sin mucha ceremonia. Sí, eso era perfecto, justo lo que ambos necesitaban. Matt recordaría que podía volverlo loco, que no importaba una mierda el Celo si podían gozar el uno del otro de esta manera, hoy no se mordería los labios ni enterraría el rostro en la almohada, sería ruidoso y honesto.

—Will… Espera…— Will le sonrió con picardía, casi arrancándole la ropa que terminó botada por toda la habitación, tanteo juguetonamente  dentro de su pantalón cuando dejó de pelear con la bragueta, Matt no estaba completamente duro aún, pero no era anda que un poco de ayuda no pudiera corregir. —Wi…Will espera.

—Shh… relájate, cariño.

Algo estaba mal. Mathew se sentía excitado, o al menos en su mente así era, la parte que amaba a Will con locura quería enterrarse dentro de su cuerpo, en el lugar que habían ocupado sus dedos, disfrutando de la vista mientras lo cabalgaba hasta el orgasmo, lo deseaba era justo lo que hacía falta para desahogar a la tensión. Pero a pesar del ambiente íntimo y de lo erótico que lucía Will, avergonzado de seducirle de esa manera, su cuerpo no respondía. Tal vez debía relajarse más, olvidarse de sus problemas, lo intentó de verdad. Una vocecita en su cabeza le decía que no importaba si podía o no entretenerlo por hoy. Nunca sería suficiente.

—…Matt… —Will no quería rendirse, lo masturbaba firmemente, presionando dónde sabía que al otro lo excitaba, y sin embargo su miembro continuó dormido, muerto en sus manos. —No pasa nada, tal vez necesitas un poco más de “calor”.

—Will… detente. —Murmuró cuando el Omega se puso de rodillas, listo para ponerlo a tono con su boca. Sabía que eso no funcionaría. Tenía el rostro contorsionado en una expresión que Will sólo supo leer como frustración. — No… no puedo. Lo siento.

—Hey, no pasa nada…—Dijo de inmediato, acariciándole el rostro y sonriéndole. — Has tenido mucho trabajo eso es todo.

—Sí… Sí tienes razón. —Accedió finalmente, besándole la frente y ayudándole a subir a la cama. Intentó ayudar a Will a liberarse pero este se negó haciéndole sentir aún peor. —

— ¿Qué te parece sí dormimos esta noche…—Susurro Will en su oído, provocándole un escalofrío que en otro momento habría bastado para ponerlo duro. Pero no hoy. Matt cerró el puño, incapaz de concebir su propia inutilidad como hombre. — y mañana antes de irte al trabajo me compensas por esto?

—Suena bien… Sólo necesito un poco de sueño, no pienso dejarte caminar mañana. —Le dijo con una sonrisa maliciosa que Will respondió con una risita coqueta.

Pero no funcionó. No funcionó ese día por la mañana y tampoco en la noche. Will no pareció inmutarse al principio, ofreciéndole masajes, besos, palabras sucias susurradas en el momento correcto. Pero mientras más lo intentaba más se dieron cuenta que nada sucedía. Pensó que no podía humillarse más aún, pero claro que podía, era cuestión de meter un poco de disfunción eréctil en su vida, ¿Por qué no? Se presionó tanto como pudo, pero la confusión en el rostro de Will se fue convirtiendo en decepción a lo largo de los días. Hasta que finalmente dejó de intentar. Y fue cuando no pudo permanecer en casa. No soportaba verlo así. Y no soportaba seguirle fallando.

—Así que eres completamente inútil…—Le dijo Barney ese día mientras fumaban un cigarrillo en el estacionamiento del hospital.

—Gracias, eso realmente me ayuda. —Reclamó Matt, terminándose el tercer cigarrillo de ese descanso. Barney era su mejor amigo, era franco y daba buenos consejos, aún si te hacían sentir humillado. —No lo entiendo… Nunca había tenido problemas… Ahora de pronto no puedo.

—Claro que no puedes. —Exclamó Barney, golpeándole el hombro. — Lo único que haces es pensar en que no puedes, eso no funciona, hermano. ¿Qué te asusta tanto que te tiene muerto ahí abajo? ¿No me digas que ya se apagó la chispa?

— ¡No! —Aseguró de inmediato. — No… Will es mi vida, es la criatura más hermosa que jamás haya visto… Por eso no entiendo… Esto es como su Celo, de nuevo, pero ahora no puedo culpar a nadie más que a mí mismo.

—Sabías que meterte con un Omega es un lío, muchos problemas. —Dijo Barney sacudiendo la cabeza. — Y ahora dejas que eso te joda la mente. No hermano. Deja de preocuparte por el Celo, estás tan enfocado en lo malo que pareces un anciano.

—No puedo evitarlo… Me preocupa que… Que Will se cansé de esta actitud.

—Yo estoy cansado de tu actitud y no soy tu pareja. ¡Qué lástima me da tu chico! Pero no ganas nada haciendo una tormenta en un vaso de agua. Cuando dejas que algo como la inseguridad se meta en tu relación ¡BOOM!  Te destruye de inmediato, ese es el tipo de cosa que lleva a tener aventuras.

—Jamás podría hacerle eso a Will.

—No hablaba de ti.

Mathew abrió mucho los ojos, dejando caer el cigarrillo al suelo y sopesando en su mente todas las posibilidades. Había miles de mejores partidos que él ahí afuera. Y Will, oh Will era perfecto, con su hermosa piel, con sus ojos azules y sus largas pestañas que proyectaban su sombra sobre sus mejillas cuando bajaba la vista avergonzado. No podía pensar en perder al amor de su vida por su propia incompetencia.

— ¿Qué mierda voy a hacer?... Will no puede dormir. ¡Yo no puedo dormir! Necesita estabilizarse para recuperarse. Se supone que soy su soporte.

—Pues mientras más te sacudas menos lo vas a ayudar. —Dijo Barney, secamente. Mathew le regaló una mirada envenenada y suspiró. — Bien, ¿quieres un conejo? Aquí va, pon atención que este es gratis. Busca ayuda.

— ¿Ayuda?

—Sí, hermano, profesional. No sé, alguien que te saqué estas ideas de la cabeza, que te regrese la cabeza a los hombros antes de que sea muy tarde.

—No lo sé… Will va con esta Dra. Pero no sé si sea adecuado para mí.

—Mira, Mathew. Voy a ser honesto contigo. Esto que estás haciendo no está funcionando, en tus propias palabras no es adecuado. Tengo un conocido que es muy bueno, estoy seguro que puede ayudarte.

Matt meditó un segundo. Quería ayuda, quería volver a ver a Will feliz a su lado.

—Bien… Dame su número.

Notas finales:

Pues al fin Hannibal hará su aparición. No puedo esperar a tenerlo dando lata. Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).