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Luchando contra el instinto por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Luego de pasar un celo especialmente bueno con Hannibal, las cosas entre Will y Matt no están cerca de mejorar.

3 días. Will había estado en Celo 3 días más después de la Llegada de Hannibal, si alguien llamó o buscó al Dr. No recibió respuesta alguna en 72 horas. Pero ese frenesí de sexo y hormonas no dejó una estela lo suficientemente sólida alrededor de ellos. No cuando Matt volvió a casa.

Ahora, sentados en la sala, Hannibal en un sillón, mordiéndose el labio, casi enfurecido con el beta que acunaba a un muy avergonzado Omega entre sus brazos y sobre su regazo. Su Omega se recordó Hannibal, buscando controlar esos celos extraños, apenas y conocía a Will, celarlo parecía irracional, pero no lo era. Había sido su Alfa, durante 3 días que ahora sentía arder en su mente como hermosos recuerdos. El silencio en la habitación era denso y asfixiante. Finalmente Will se armó de valor para hablar.

—Lo que sucedió, sucedió. — Dijo sonrojado, evitando la mirada del Alfa y la de su novio. — ¿Qué vamos a hacer ahora?

—…No lo sé… Tú estás bien…

“Claro que está bien” pensó el rubio, bastante molesto. Lo primero que Matt había hecho al volver fue revisar cada centímetro de Will, buscando sin duda la marca de pertenencia de una mordida tallada en algún lugar, pero no encontró nada. Sólo un Omega de bastante buen humor y que lucía justo como Hannibal creía que debía lucir, tranquilo, satisfecho.  Por algún motivo aquello no fue mucho mejor.

—Creo que todos nos dejamos llevar un poco por lo intempestivo de nuestra naturaleza. —Dijo Hannibal, respirando profundamente. — Ahora hay que decidir. ¿Qué va a suceder?

—Yo no puedo ayudar a Will cuando está en celo. —Dijo Matt, evadiendo la mirada de todos los presentes. — Que alguien más lo haga parece lo más razonable.

—Estoy de acuerdo. —Accedió Hannibal.

— ¿Podrías ser tú? — Preguntó Will tímidamente. La idea de buscar otro Alfa para ello le parecía incomoda como menos.

—Si así fuera, me temo que tendría que renunciar a su terapia, Señor Brown. —Matt lo miró fijamente, no quería perder a su terapeuta, era la única forma en que tenía un poco de control sobre sus emociones. — Claro que podría referirle con alguno de mis muy capacitados  colegas, pero involucrarme de forma tan personal con usted sería poco ético.

—Will, podemos buscar otros Alfa…

—Eso es verdad, hay muchos más Alfa que Omega en este mundo, hay muchos que se dedican a frecuentar Omegas en celo cuando no tienen otra forma de calmarse. Es algo común y no es en extremo costoso, alguno incluso ayudan en la inseminación…

—Eso es prostitución. —Dijo Will, confundido. — Es contra la ley.

—Y sería contra la moral pedirle al psiquiatra de su novio que tenga relaciones sexuales con usted cada mes. — Su honestidad desarmó a Will. — Claro que si deciden que quieren mi asistencia no podría cobrarles un céntimo, pero no puedo ayudarlos a ambos.

Will y Matt se miraron por un momento, Will no quería otro Alfa, Hannibal era perfecto, tan grande, tan amable, tan atractivo. Todo sobre él le hacía sentirse seguro, su voz, sus facciones, esa sombra de deseo que despertaba en sus ojos cuando lo miraba. ¡A él! ¡Un Omega necio e inestable que apenas entendía su propia naturaleza!

—Hablaremos de esto… y le haré saber lo que decidamos. —Dijo Matt al final, dando por terminada la charla. Will suspiró antes de despedirse y retirarse al baño para asearse. Hannibal se vistió tan razonablemente como pudo y se marchó. Se suponía que se sentiría en control. Pero lo único que Mathew sentía era una extraña soledad.

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Aún si hubiera querido encenderlo el celular de Hannibal estaba muerto, la batería se había descargado luego de 3 días fuera de su casa, apenas aseado y con la misma ropa con la que había salido 3 días antes no  debió sorprenderle que en cuanto abriera la puerta lo recibieran con un abrazo cálido y luego una sonora bofetada. Miró sorprendido a su hermana, tenía el cabello rubio revuelto y las mejillas enrojecidas, los ojos hinchados por el llanto.

— ¿Dónde mierda estabas? — Gritó metiéndolo a la casa y azotando la puerta tras ella. Hannibal la seguía estoico con la mirada. — No puedes decirme que vas a salir y luego no volver en 3 días. ¡3 días Hannibal! Sin responder tu celular, sin llamarme, sin decirme nada. Estaba por llamar a la policía, creí que te había pasado algo malo…

—Lo lamento, Mischa, yo…

— ¿Lo lamentas? Mírate, no te has duchado y apestas a sexo. ¿Dónde mierda estabas?

Hannibal miró a su hermana con infinita paciencia, Mischa tenía 24 años y era la única persona que lo amaba, su hermanita, toda su familia, se había olvidado por completo de ella. Aunque sólo se tenían el uno al otro Hannibal se había olvidado de ella. Ese era el peligroso efecto de un Omega en un Alfa, la incapacidad de razonar, de pensar en algo más que en ese afiebrado cuerpo que se derrite entre tus dedos, rogándote por más.

—Estaba con un Omega. —Dijo simplemente, caminando hacia su habitación, su hermana lo miró boquiabierta para luego seguirlo.

— ¿Y de dónde, si se puede saber, sacaste un Omega? —Preguntó de inmediato. — ¿Estás cortejando a alguien y no me lo dijiste? ¡Hanni, dime que no es eso!

—No es un cortejo… —Susurró, pensativo, a su lado Mischa parecía aún más molesta. — Sólo… alguien tenía que ocuparse de su celo, por eso no te llame y mi celular murió.

— ¡Dios, Hanni! ¡No me digas que lo marcaste! — Chilló.

—Si así fuera estaría aquí conmigo ahora.

Aquello tenía sentido, no dejaría a su Omega vivir en otro lado que no fuera junto a él. Mischa lo sabía, pero que su hermano hiciera algo como eso era ya bastante fuera de lo común.

—Hanni, ¿por qué? Es decir, has evitado este tipo de relaciones porque buscabas a alguien especial y ahora vas por ahí  haciendo esto. Y no me llamas.

—Lo lamento profundamente si te preocupe, Mischa, no volverá a suceder.

—Y bien ¿Cuándo vas a traerle a casa?

—Te lo dije, no es un cortejo, es un Omega en una relación. Una criatura hermosa y perfecta, lamentablemente.

—Hanni…—Mischa vio algo en sus ojos que nunca antes había visto y sonrió con malicia. — Te gusta… ¡uh! Te gusta ese Omega…. ¿Vas a ir por él?

—No estoy del todo convencido de que mi predilección sea correspondida, no sería adecuado buscar una relación de ese tipo, Mischa, además, jamás permitiría que alguien me tomara como plato de segunda mesa, soy un Lecter.

—Eres un Lecter que va a morir solo, Hanni ya tienes 35 años. ¿Cuándo vas a darme sobrinos? —Se quejó la muchacha, cruzándose de brazos y haciendo a su hermano suspirar. —Muchos sobrinos, Hannibal. Además, si algo aprendí de ti es que siempre consigues lo que quieres.

La malicia en su voz no le pasó desapercibida al mayor. Tenía razón, siempre con seguía lo que quería, era un Alfa, podía tenerlo todo si ponía su mente en ello. Si quería a Will arrebatárselo a su beta no sería problema. Después de todo tenía la ventaja de conocer a la perfección la incapacidad de Brown para manejar el estado Omega de su pareja, su inseguridad y probablemente incluso sus celos.  Todo porqué Will era especial, tan hermoso, tan perfecto, con aquellos ojos azules profundos e inteligentes que rogaban ser reclamados. No se tomaría tantas molestias por nadie más. Pero ahora que lo había probado tenía que ser suyo, suyo para marcar, para cuidar, mantener, preñar y proveer, era un deseo básico, un instinto, una necesidad.

Mientras su hermana canturreaba en la sala y bajo el constante chorro de agua caliente Hannibal decidió que Will Graham sería su Omega, antes de que terminara el año.

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Sí Matt había estado extraño antes ahora sí que Will estaba volviéndose loco, lo único que lo mantenía tranquilo era, muy a su pesar, el recuerdo de Hannibal y la estabilidad y calma que le había traído. No recordaba con claridad. Recordaba besos y caricias, palabras susurradas a media voz, pero no recordaba del todo el sexo o los incontables orgasmos que debió sentir para despertar hecho un fideo al día siguiente. Sabía, en el fondo, que Mathew no era lo suficientemente maduro para manejar un Alfa entre ellos, en su cama. Se había ofrecido, el mismo había llamado a Hannibal. Pero su comportamiento le enviaba a Will mensajes confusos. Cada día más, se dio cuenta, actuaba como un Omega, necesitaba estructura y estabilidad, quería las cuentas claras y Matt no le daba nada de eso.

Le revisaba en busca de marcas de manera sistemática y obsesiva. Cómo si en medio de la noche Hannibal fuera a mágicamente aparecer, marcarlo y llevárselo. No se detuvo a pensar si deseaba que se lo llevaran, era difícil estar feliz cuando Matt evitaba sus besos y sus intentos por intimidad como si estuviera cubierto de ácido. Como si fuera radioactivo. ¿Sentiría que besándolo apenas unos días después podría probar a otro hombre en él?

Y hablando de otro hombre. ¿Qué mierda iba a pasar ahora? Su naturaleza lo hacía inevitable, si no era con él sería con alguien más, pero sucedería.  Así que tendría que decidir, gastar sus fuerzas en sentirse culpable por lo que esto le haría a Matt, o sentirse mal porque este no hacía el menor esfuerzo por sentirse mejor. Es decir, si ya sabes que hay alguien más en la vida de tu pareja,  ¿no quisieras ser el mejor? No había nada razonable ni normal en esa situación, pero luego de 3 años juntos. Al final Matt se negó a dejarlo volver a compartir de celo con Hannibal y Will se encontró extrañamente frustrado y molesto. Mathew no quería perder a la única persona con la que podía hablar abiertamente. Estaba decidido a encontrar la forma de que Will no tuviera que compartir lecho con nadie más. Will no tenía ya la fuerza para creer en sus promesas.

—Es normal que te sientas un poco confundido. —Le dijo pacientemente la Dra. Bloom en su cita una semana después. Se había mostrado muy positiva con la presencia de un Alfa en la vida de Will, pero estaba muy preocupada por lo que detenerla le haría a su organismo.

—No, estar confundido es no saber qué hora es cuando despiertas de golpe en medio de la noche… estoy conflictuado.

—Tienes que dejar de pensar en Matt, si él quiere arreglar lo que siente tiene que hacerlo por su cuenta. Will, sólo importa que tú estés bien.

— ¿Cómo puedo estar bien con Matt así? Es decir, ya estábamos mal antes, pero ahora sí que no volverá a tocarme…

—Beta o no, Will, nadie debería hacerte sentir así en una relación… No dejaré de aconsejarte que te alejes y reconsideres lo que quieres y necesitas ahora. No es algo malo, pero si te aseguro que sólo va a empeorar con el tiempo.

Will sabía que tenía razón, lo sabía muy bien, Matt era así. Siempre lo había sido. Al Will que salía a luchar contra el crimen, a vivir aventuras y que no tenía las hormonas a tope todo el día aquello no le importaba. Pero ahora sí. Buscaba en él apoyo, cariño y comprensión y no obtenía mucho de ninguno. Mientras esperaba el ascensor se dio cuenta de que tal vez dejarle buscar un Alfa en su celo sería el último gesto de amabilidad por parte de su novio antes de sumirse en un profundo resentimiento. Bueno, no dejaría que Matt saboteara su relación.

— ¿Cómo te sientes con respecto a volver al campo ahora?

—Me gustaría… me gustaría tenr algo que hacer además de pensar en esto, estar ocupado, ser útil a la comunidad.

— ¿Tus pesadillas?

—No he tenido pesadillas desde…

—Desde el celo. —No era una pregunta. Alana sabía, y a cierto nivel Will también, que Hannibal había logrado mucho más que sólo satisfacerlo. Le había inyectado estabilidad y su sistema respondió mejor a 3 días de su devoción que a meses de infructuosa lucha con Mathew. No quería admitirlo, era doloroso como una astilla en el pecho, no quería ser un omega más…

—Will, no creo que puedas volver al campo.

—Ahí es dónde debo estar.

—No te aconsejo que lo intentes, pero no voy a ponerte trabas. Regresa a la academia y entrena un poco antes de hablar con Jack.

—Puedo manejarlo, Alana.

—Eso dijiste la última vez y un hombre termino muerto.

El hermoso rostro de Will se contorsionó de dolor, claro que tenía razón.  Sentía el miedo creciendo como un cáncer dentro de él, el miedo a salir y poner su vida en riesgo, el miedo a que sus compañeros se aprovechen de un omega sin marcar y vulnerable, el miedo de saberse biológicamente en desventaja ante la predominante  presencia de Alfas en los círculos de criminales violentos. Pero estaba separándose de Matt cada vez más, ahora sólo le quedaba su carrera, no tenía nada más… Se preguntó si Hannibal lo dejaría dudar así de ser suyo, y decidió que no.

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Alguien presionó el botón del ascensor antes de que Will siquiera recordara que había que llámalo para poder bajar.

—Permíteme

Hannibal estaba parado a su lado, Will sintió sus mejillas enrojecer. “Hablando del diablo…” pensó. ¿Podían sus pensamientos invocar al hombre a su lado? Eso era una locura.

—Gracias…

El mayor sonrió y mantuvo su mano frente a las puertas del ascensor hasta que ambos entraron en él. Will lo miró de reojo, luciendo impecable como siempre, con su traje perfectamente planchado y el cabello rubio engominado, su rostro una perfecta muestra de serenidad. Hannibal giró suavemente y lo miró a los ojos. Will desvió la mirada de inmediato, avergonzado. ¿Pero de qué?

— ¿Has venido a ver a la Dra. Bloom?

—Sí… ¿Tú vienes a ver a alguien?

— Sí, tengo un par de pacientes aquí, como un favor a una colega. —Le explicó.

—Dr. Lecter…

—Llámame Hannibal.

—No lo haré.

— ¿Por qué no?

—Sería inapropiado. Mathew no quiere… que nosotros tengamos ningún tipo de relación… No quiere que pasemos el celo juntos. No tiene que seguir fingiendo interés en mí.

—Por favor no me creas tan vulgar como para verte sólo como una maquina proclive a desequilibrios reproductivos, Will, mi interés por ti es genuino y no está del todo fundamentado en tu apariencia física.

—Tuvimos sexo… Podría tener ideas erróneas.

—Yo no tengo ideas erróneas, Will.

—No lo haga más difícil… Sólo démosle a Matt lo que quiere y a ver como resulta.

—Por supuesto… Pero, si necesitas hablar con alguien. — Hannibal le metió un trozo de papel en el bolsillo, su tarjeta de presentación. — Llama. Buenos días, Will.

—Buenos días, Dr. Lecter.

El celular de Hannibal sonó casi un segundo después de separarse de Will.

—Dr. Lecter al habláa.

—No creas que no veo lo que haces, Hannibal.

—Me temo que no tengo idea a que te refieres.

—Will Graham, quieres cortejar a Will Graham.

—No que el vaya a permitirlo, pero ¿porqué tu súbito interés en mi súbito interés en Will Graham?

—Will merece algo mejor que ese beta. Merece alguien que pueda cuidarlo, que atienda sus traumas y sus carencias y sobre todo que le dé estabilidad.

—Lo que sugieres es muy poco ortodoxo, Alana.

—Creí que esa era tu terapia favorita. Escucha, no puedo hacer mucho sin perjudicarme, pero a veces tener una persona dentro te ayuda, lucen mucho mejor juntos.

—En ese caso atesoraré tu ayuda, Alana.

—Hannibal.

Hannibal no necesitaba su ayuda para hacerse con Will, en realidad estaba seguro de que podría arreglárselas bien solo, pero era lo bastante inteligente para aceptar ayuda cuando se la ofrecían, y un aliado como Alana era de valor incalculable, alguien en quien Will confiaba y que sabía todo sobre él. Casi podía saborear la información que Alana compartiría con él.

Will lo miró alejarse y se dejó caer contra el muro de espejo en el ascensor. No podía pensar claramente junto a ese hombre, algo había en él, su rostro, su cuerpo, su aroma.  Todo sobre él era una amenaza y una tentación indescriptible, un deseo y un anhelo que nunca había sentido antes, algo que aceleraba su corazón dolorosamente.  Quiso romper en pedazos la tarjeta, olvidarse de Hannibal Lecter. Pero saber que alguien esperaba su llamada le daba un empujón al ego cada vez que Matt lograba romperlo.

Y vaya que era bueno para eso. Dormían juntos pero no tenían sexo, Will había intentado de todo para llevarse a Matt a la cama: tocarle mientras cocinaban, acariciarlo sobre los pantalones mientras miraban la T.V, ronronear suavemente en su oído mientras usaba la mano ajena para masturbarse hasta el orgasmo, nada funcionaba, apenas obtenía una respuesta congelada, incómoda, podía ver la lucha interna de Matt entre estar con él y la dolorosa idea de que no importaría por ser un beta.

Le besaba las mejillas y las manos, pero sus besos en los labios no pasaban de un suave toque cuando  se iba a trabajar. No aceptaba sus invitaciones a bañarse juntos y si acaso había logrado darle una deliciosa mamada matutina de vez en cuando, pero Matt la aceptaba de mala gana y no hacía nada por corresponderla cuando Will esperaba fuera su turno.

Tenía que volver a trabajar, se volvería loco. Pero tampoco podía. Desde que volvió a la academia para practicar tiro y mejorar un poco su estado físico, las cosas parecían empeorar. Podía disparar un arma pero su postura era diferente ahora. No lograba memorizar los planos de misiones, olvidaba el protocolo y los simulacros detonaban en el severos ataques de pánico cuando sus oponentes estaban armados con objetos punzo cortantes. Jack se negó a aceptarlo de vuelta en la fuerza hasta que pudiera controlarse, pero sus 6 meses estaban acercándose peligrosamente a su último bimestre y Will no podía ni mantenerse en pie frente a un criminal armado falso.

Acariciaba la idea de no volver a servicio, permanentemente, retirarse ahora antes de que ese miedo incontrolable por su vida terminara por costarle la vida a alguien más. Sin otra distracción sus pesadillas habían regresado y estaba haciendo todo lo posible por conseguir supresores de celo de manera ilegal, era policía, si alguien sabía cómo hacerlo bien era él. Pero pasaba más tiempo en casa, enloqueciéndose, aprendiendo a cocinar y suspirando.

Mathew estaba tensó, confundido y su ego fracturado. El trabajo de le antojaba aburrido y monótono y lo peor de todo es que no estaban ganando suficiente dinero. Esperaba que Will volviera a trabajar pronto, pero no parecía tener deseo alguno, lo veía cómodo en casa, limpiando los vidrios, tallando los pisos y cocinándole cada noche. ¿Era ese comportamiento producto del Dr. Lecter también?  Ese hombre servicial y que intentaba seducirlo no se parecía en nada al Will del que se había enamorado. Pero lo era. Pero… ¿y si no?

Había un par de cartas en el buzón, les subirían la renta del departamento, y ahora que Will pasaba tanto tiempo en casa cocinando su recibo de luz y gas subió considerablemente. Algo tenía que cambiar, y pronto.

—Bienvenido, Matt. — Will lo recibió con cariño ese día, se acercó a besarlo en los labios pero Matt giró el rostro, recibiendo el beso en la mejilla. Trató de ignorar la expresión dolida de su novio mientras entraba al departamento.

—Hola, Will. ¿Qué tal tu día?

—Bien… gracias. La cena está lista y…

—Will, tenemos que hablar.

Esas 3 palabras eran la peor pesadilla de cualquiera en una relación, Will tragó saliva pero su garganta estaba muy seca para sentir algo más que dolor. Se sentaron en la sala.

—Tenemos más gastos Will, la renta va a subir y has estado tanto en casa que han subido las cuentas, sabes que tenemos un presupuesto muy apretado…

—Lo siento, puedo usar menos la luz, y cocinar menos con…

—Will, mierda no estás haciéndome caso… no quiero que cocines menos, quiero que dejes de hacerlo.

— ¿Porqué? Es más barato que comprar comida preparada, y…

—Will, mierda ¿Cuándo piensas volver a servicio?

—No…no lo sé, Matt no estoy mejorando yo…

—Entonces ¿Por qué mierda pago 200 dólares al mes para que hables con la Dr. Bloom? La terapia no era para que hicieras amigos, Will, era para volver a tu trabajo y estás en casa perdiendo el tiempo.

—No pierdo el tiempo, me ocupo de la casa. —Dijo Will, tratando de no parecer herido. — No puedo volver no estoy listo…

—¿Y cuándo vas a estar listo? 6 meses, te dieron 6 meses para recuperarte y no has hecho nada. — Mathew estaba comenzando a enojarse, Will podía ver su rostro enrojecer.

 

— ¡No lo sé, tal vez nunca, tal vez no quiero ser policía! — Explotó Will. Poniéndose de pie.

—Oh, y ahora me lo dices… claro. ¿Crees que estoy hecho de dinero Will? ¿Crees que podemos permitirnos que no trabajes porque de pronto decidiste que no quieres ser policía sino ama de casa.

—Soy un Omega, Matt, no puedo ser policía, no sin los supresores, quiero algo diferente…

—Oh, perdón. Quieres dejarnos en la calle, supongo.

—Van a darme una pensión, por retiro honorario… ellos

—Ah, claro, una pensión. Fuiste policía 3 años Will, van a darte una mierda de pensión. ¿Yo que hagó mientras? ¿Cómo voy a pagar yo sólo las cuentas de dos personas?

—No puedo volver, tengo miedo. —Dijo Will, ya no quería discutir, sentía ganas de llorar y de ninguna forma lo haría frente a Matt. — Tengo miedo de salir al campo, miedo de portar un arma cargada y matar a otra persona, miedo de que vuelvan a hacerme daño y está vez no viva para contarlo… Tenfo tanto miedo que no puedo dormir pero tu no te has dado cuenta ¿verdad? Estás muy ocupado pensando en ti, como siempre.

Matt quiso responderle algo hiriente, pero no lo logró. Lo miró azotar la puerta de la habitación y no salió de ahí. La cena era estofado, el favorito de Matt. Deseo no tener que comerlo solo.

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—Mi vida está colapsando y no sé qué hacer. —Dijo en voz baja y deprimida a Hannibal en su siguiente sesión. — y Will no es de mucha ayuda.

—Will está pasando su propio proceso, no puedes culparlo por querer cambiar su entorno.

—Cambiar su entorno es una cosa. Pero no quiere volver a trabajar. ¿Qué mierda se supone que haga? Ya pedí 5 horas extra y apenas es suficiente para pagar los gastos que teníamos antes, ahora me temo que no puedo ni permitirme venir a verlo.

—No tienes que preocuparte por el dinero, Mathew, no me hace falta.

Mathew le lanzó una mirada envenenada y Hannibal sonrió, amablemente, satisfecho como nunca.

—Realmente no puedes manejar la nueva naturaleza de Will ¿No es así?

—No la entiendo, no quiero entenderla, no hace nada por ayudarse, por ayudarme…

—No tiene obligación de ayudarte. Hiciste un compromiso con él, de ayudarle. —Explicó Hannibal. Sus problemas eran tan simples y maravillosos, no sería ningún esfuerzo arrebatarle a ese precioso Omega de las manos.

—No…no firme para esto…

Si la terapia con Hannibal lo hacía sentir mla ni que decir de cuando Barney lo interrogaba mientras fumaban un cigarrillo afuera del hospital.

—Hemano, 5 horas más… está denso.

—No tienes idea…

—Bueno, seguro que Will te lo sabe compensar cuando llegas a casa ¿eh? — Bromeo, pero Matt no sonrió. — ¿Brown, hace cuánto que no tiene sexo?

—No lo sé… dos semanas, tal vez 3…

—No me digas, ¿Por qué?

—No… no quiero hacerlo con Will… Supongo que él sí, porque no deja de intentarlo…

— ¿Además de ser ciego e idiota que motivo tienes?

—No quiero… No puedo darle lo que necesita.

—Y una mierda, tu siempre con lo mismo. —El hombre suspiró— Déjate de estupideces, Brown, vas a destruir tu vida. ¿Qué mierda importa eso? ¿Qué mierda importa el celo aquí y ahora?  Antes lo hacían como conejos, todo el tiempo, ahora te comportas cómo un perfecto imbécil, no es que de pronto no le guste tu polla.

—Barney, por dios…

—Deja a Dios fuera de esto y escucha. Si te insiste es porque quiere que le des una buena pulida, que mucha falta les hace a ambos. ¿Sabes que hace la gente cuando no tiene lo que quiere en su casa?

—…. — Matt guardó un silencio doloroso. Claro que lo sabía pero no dijo nada.

—Buscan en otro lado. —Dijo Barney de cualquier modo, oírlo hizo que a Matt le zumbaran los oídos.

—Vete a casa esta noche, tómate un trago de whisky y fóllate ese precioso pedazo de Omega que tienes antes de que decida dejar de intentarlo. Porque si deja de intentarlo, Brown… Si deja de cocinar para ti, de asearse para ti, de seducirte… estás jodido.


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