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*Abanico* por Cliosan9

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, sino a Furudate-san quien nos dio la oportunidad de conocer a esta hermosa pareja que ha empezado a arruinar mi vida <3 

Notas del capitulo:

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Holi chic@s, bueno no había escrito en un tiempo y esta idea se me vino porque sí. Me encontré con mi profe de teatro del colegio y se me vinieron algunas ideas, no profundicé en nada, lo lamento, es sólo que se me dio la gana de meter a Tooru a hacer una obra de teatro y ya XD

ACLARACIONES:

Tokugawa: También conocida como periodo Edo (1603 - 1868)

Geisha: Artista tradicional Japonesa

Oiran: Prostitutas de alto nivel en el periodo Tokugawa

Hakama: Pantalón largo con pliegues, era tradicionalmente llevado por los nobles japoneses de épocas anteriores, especialmente los samuráis.

Keigo: Dialecto formal japonés, usado para referirse a personas de mayor estatus.

Matsuri: Festival japonés

Obi: Faja ancha de tela fuerte que se lleva sobre el kimono

Gettas:Calzado japonés que se lleva generalmente con el kimono, parecido a una chancleta.

Ronin:Un Samurai sin amo

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Una piel de porcelana, largas extremidades, cabello castaño sedoso y pestañas rizadas. Son aquellas algunas de las características en las que una persona podría describir físicamente a Oikawa Tooru. De manera visual, era un espectáculo, por eso a nadie le sorprendía la gran popularidad de la cual gozaba. Para Iwaizumi, tampoco le pareció sorprendente el día en que el castaño dijo casualmente que un hombre enternado con apariencia refrescante se le acercó ofreciéndole una plaza para trabajar como modelo en una agencia bastante conocida, pero a diferencia de muchas otras personas que morirían por una oportunidad como esa, Oikawa la descartó sin pensarla dos veces.


Y no exactamente porque fuera malo en eso, después de todo el mismo era el maestro de mil máscaras. Así que vestirse con ropa extravagante y sonreír como hacía frente a sus admiradoras, no representaría un verdadero problema, pero las sesiones fotográficas conllevan una pesada carga de trabajo y varias horas desperdiciadas lo que le harían imposible practicar vóley. Además, estaba muy consciente de esa parte de su personalidad obsesiva de buscar la perfección y aun así no sería suficiente.


Aunque podría ser un muy buen actor.


O al menos eso es lo que piensa Iwaizumi. Conoce bien al castaño y aunque irritante, también le parece extraordinaria la facilidad con que cambia su manera de desenvolverse con la gente, además del innegable carisma que posee el cual le sería útil detrás de cámaras. Pero ninguno de los dos ha probado con el arte antes, lo máximo artístico que han hecho es la pequeña obra en el jardín de infantes, donde Oikawa tuvo que vestirse de príncipe e Iwaizumi fue un helecho. Todo eso sólo es una teoría, probablemente llevada a la práctica sería un fiasco.


Cuando Hajime escuchó la gran noticia, no sabía si de alguna manera los pensamientos que había tenido se habían materializado misteriosamente o se trataba de una increíble casualidad, pero sería una gran oportunidad para probar aquella teoría. Todo se debía al festival cultural de Aoba Johsai.


ABANICO


By Clio


-Eres un gran tonto.


-¿Ehh? Pero podría haber hecho cualquier cosa, incluso me ofrecí a ayudar al salón y otros clubes con sus proyectos.


-Los del club de teatro ya te tenían en la mira – dijo Iwaizumi con cierto deje de burla.


-Pero no es justo, que me castiguen de esa forma por cabecear de sueño un poco.


-¿Un poco? Se escucharon tus ronquidos hasta el otro salón


-¡Yo no ronco!


Se sentaron en la azotea, lugar favorito para encontrarse con algunos compañeros de equipo y al tener sólo ellos la llave evitaba que las chicas fanáticas del castaño idiota fueran a perseguirlo como normalmente pasaba en las prácticas.


-Oh oh, escuché lo que pasó – dijo Matsukawa – Felicidades, oficialmente perteneces al club de teatro.


-Sólo es por esta vez – dijo Oikawa algo molesto – Me tendieron una trampa. Ya habían hablado con el profesor anticipadamente para que mi castigo sea ayudarlos.


-No entiendo por qué estás tan molesto – dijo Hanamaki comiendo de su bentō – Normalmente estás encantado de ayudar a todos tus admiradores.


-Es porque no solo es ayudar, sino que le dieron un papel dentro de la obra.


-¿En serio? Waaaa, lo que se esperaba de Oikawa, nunca como extra.


-Lo que me molesta es que el horario de ensayar es el mismo del horario de práctica. Es injusto.


-Debiste haber pensado antes de dormirte en pleno salón, por estar mirando partidos hasta tan altas horas de la noche. Te vas a quedar ciego.


Oikawa no replicó más, sólo hizo un puchero digno de un niño pequeño y comió su pan de yakisoba en silencio, mientras los otros tres seguían hablando del festival cultural y que cosa armaría esta vez el Club de Voleibol.


No era un secreto que el festival cultural, abierto al público, era una competencia por los clubes con el fin de obtener más presupuesto para sus actividades, pero el club de Voley tenía una misión diferente. Todos los años hacían una exhibición de un partido de práctica en donde participaban los mejores, era una manera de decir “Si te unes a nuestro club, tu podrías estar haciendo cosas así de impresionantes” Ahora sin Oikawa, tendrían que pensar como acomodar a los demás o que cosa más hacer para obtener la misma cantidad de asistencia.


*º*


Los días fueron pasando, y la ausencia del castaño se hizo sentir en las prácticas. Era completamente extraño practicar en un ambiente en dónde él no esté, ya que si bien a veces demoraba en aparecer siempre, absolutamente todas las veces, era el último en salir y muchos pensaban que seguiría practicando hasta no poder más, si no fuese por Iwaizumi.


-Me enteré de que cosa va a participar Oikawa-san – dijo Kindaichi en uno de los recesos en medio de la práctica.


-¿En serio? Yo oí que iba a ser algo de princesas, y seguro pensé en Oikawa como príncipe – dijo Hanamaki.


-Con mayas pfff


-No está muy lejos de la realidad, pero no exactamente – tosió para aclararse la garganta y crear más expectativa entre sus compañeros, que en ese momento se acercaban a su alrededor para escuchar la noticia – Un compañero de mi aula está en el club de teatro y al parecer estaban buscando a alguien quien reemplace a uno de los personajes, porque el actor que iba a interpretarlo se fracturó un brazo y estará con el yeso por el resto del mes.


-¿Entonces si estaban buscando a Oikawa? – preguntó Iwaizumi bastante interesado.


-Sí, es que según ellos no cualquiera podía reemplazar a Hozuki Raito de la clase 2-C.


-¿Otro chico de cara bonita eh? Pero no nos has dicho que clase de papel es.


-Cierto, no me especificó mucho, pero está ambientado en el periodo Tokugawa y Oikawa creo que es un samurái porque me dijeron que estaban buscándole un hakama de su talla.


Algunos quedaron muy interesados con ver al castaño vestido de esa manera, aunque nunca lo dirían Oikawa siempre daba la impresión de haber pertenecido a la realeza en alguna vida pasada. Tal vez su personaje tendría una pelea de katanas. A otros les irritaba el hecho de ser llamado al club de teatro para interpretar un papel tan genial como ese, sólo le darían a Oikawa más popularidad innecesaria.


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*


Iwaizumi nunca preguntó directamente al castaño de que iba toda la obra que estaban armando, ya que el plot principal de la obra, consistía en el amor prohibido entre una muchacha y un samurái bajo el mandato del emperador. Al principio pensó que ese samurái sería Oikawa, pero al ver los nombres de los actores principales en una de las pancartas no figuraba ni Tooru ni Raito. Por eso le pareció bastante extraño cuando el fin de semana en la tarde, apareció en su casa pidiendo que le ayude a practicar sus líneas.


Las líneas que tenía Oikawa eran algo complicadas, al parecer el guion se adaptaba completamente a la manera de hablar en ese periodo, con bastantes sufijos de respeto, en un keigo bastante fastidioso, tanto así que varios kanjis estaban marcados con una flechita que indicaba su significado.


-¿Entonces si eres un samurái?


-Um, maso menos – hizo una pausa larga, a modo de acomodar sus ideas – Hakuba (mi personaje) es un ronin, que perdió a sus compañeros y familia, al no tener nada, empieza un negocio por el cual se hace bastante conocido y la protagonista trabaja para mi…


-Allí es donde conoce al samurái. – Oikawa asintió con la cabeza emocionado – ¿Eso significa que diriges una casa de Geishas?


-¡Exacto! Digo no, en realidad es…


-¡Un prostíbulo!


-No lo digas así Iwa-chan, las chicas también me molestaron cuando dije eso. Esas mujeres sabían caligrafía, cantar, danzar, tocar instrumentos y conversación de alto nivel. – dijo moviendo las hojas del guion - Por eso es horrible este libreto, no me acuerdo de la mayoría de lo que dice. Tal vez debería fingir un esquince en la rodilla y rogar que consigan a otro. – Iwaizumi dobló en cilindro el guion de Oikawa y con este, lo golpeó en la cabeza.


-¿Estás idiota? Ya te has comprometido, además el festival está muy cerca, no tienen tiempo de conseguir a alguien más. Dime que tengo que hacer y te ayudaré.


-Iwa-chan – dijo Oikawa con lágrimas de cocodrilo y en tono conmovido.


-Ya me estoy arrepintiendo.


-No te preocupes, al final te lo recompensaré – dijo de manera coqueta.


Iwaizumi sólo atinó a sonrojarse y darle otro golpe.


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º


Las semanas fueron pasando e Iwaizumi no preguntó más de lo que Oikawa le decía, leyendo los guiones o leyendo las líneas de los co-actores en algunas escenas. Y sólo algunas, por algún motivo el castaño se había enfrascado en la idea de que era mejor que Iwa-chan no conociera todas las partes de su interpretación para que no desentrañe tan rápido la historia y pueda disfrutarla cuando la obra se estrene.


Oikawa por su parte, con un diccionario a la mano, fue aprendiendo rápidamente cuales eran sus líneas, actuaba todas las tardes junto con los demás chicos del club de teatro que fue conociendo poco a poco y a los que les fue adquiriendo un cierto cariño. Allí nadie era quien realmente decía ser y de alguna manera aquel ambiente lo hacía sentir cómodo, porque aunque ellos vieran su faceta más retorcida (cómo muchas veces demostró cuando unos actores secundarios, aun teniendo pocas líneas, se confundían o tartamudeaban) nunca se inmutaron, al parecer todos también tenían varias capas de máscaras que mostraban fuera y dentro de bastidores.


Sus comentarios eran ácidos y mordaces, pero eso en el teatro era el pan de cada día, si quieres que algo salga bien en una obra, simplemente dejas de ser quien eres y te conviertes en tu personaje, o eso es lo que repetía a cada rato la directora de la obra. Una mujer en sus cuarenta de la cual se rumoreaba solterona, dirigía a capa y espada la esencia de la historia, subía a veces al escenario cuando sus palabras no llegaban al actor y este no representaba la visión en su cabeza.


A Oikawa poder representar bien su papel le había costado, gritos y miradas cortantes, la complejidad de su personaje era todo un reto que el castaño había asumido con convicción, por eso no dudó en averiguar más de aquella época, mirar videos en internet, documentándose no solo de la parte histórica sino también el modo de vida de aquellas mujeres e incluso le pidió ayuda a su hermana, a cambio de cuidar a su sobrino. Así que animado por Yoshikawa Momo, el chico con el personaje que más interactuaría, decidieron practicar aparte sus líneas. Ese tipo de escenas eran difíciles, ya que todo se resumía a diálogos y si quería demostrar los sentimientos del personaje en ese momento, la expresión corporal era clave, porque no hay una cámara enfocándote el rostro.


-¿No creen que Oikawa y el chico del teatro pasan mucho tiempo juntos? – Sacó a colación Matsukawa, quien botaba aquellos comentarios en el descanso de la práctica, cuando el mencionado no estaba.


-Ahora que lo dices, los vi en el almuerzo detrás del edificio principal. Estaban con unos papeles, seguro tienen escenas juntos. – dijo Kindaichi


-Aunque han practicado todos los días en el almuerzo – agregó Kunimi – ¿Que piensa Iwaizumi-san?


-¿Por qué me preguntas? – dijo a la defensiva.


Los demás se quedaron en silencio unos momentos, ya sabían el tipo de relación que tenía el capitán con el Ace, pero al parecer Iwaizumi y aunque menos probable, también Oikawa, aún ahora posiblemente pensaran que su noviazgo era secreto.


-Nada Iwaizumi-san, sólo pensamos que tal vez podría saber algo.


Iwaizumi también estaba preocupado, después de aceptar la ayuda de Momo había dejado de ser él quien ayudase a Oikawa con sus líneas, además no recordaba haber practicado ninguna escena donde él hablara directamente con otro hombre. Por lo general “Hakuba” hablaba con la protagonista o en su defecto con las demás prostitutas.


Los demás estuvieron tentados en aumentar un comentario tratando de quitar aquella mueca extraña en Iwaizumi que no supieron descifrar como preocupación, celos o molestia. Ninguno se figuraba que había visto alguien tan genial como Hajime en alguien tan escandaloso como Oikawa, si bien tenía una cara bonita, era un descerebrado taimado. Sólo Kunimi que cambió de tema, enfocándose en el maid café que harían los de la clase 1-F


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El día del festival escolar llegó más rápido de lo esperado, cada club se había estado preparando con esmero incluyendo al club de Voley. Habían preparado una presentación de servicios por parte de los mayores y un pequeño partido de práctica, en donde harían participar a los interesados, para tal fin cada uno se encargó de llamar amigos y conocidos, para desgracia de cierto castaño, los pequeños cuervos también habían sido invitados.


Aquel día como se esperaba varias personas asistieron y abarrotaron los clubes, sobre todo los puestos de comida. El club de Voley tenía a varios entusiastas queriendo hacer competencia con cada uno de los miembros. La presentación del club de teatro se haría al medio día, lo suficientemente tarde para que más gente asista y no tan tarde, para no coincidir con el horario de almuerzo. Así que para muchos fue sorpresa que a las 11 de la mañana aparecieran un montón de chicas con maletas en las manos pidiendo prestados los camerinos. Iwaizumi como encargado, denegó aquella petición, pero fue inmediatamente revocada cuando Oikawa apareció detrás.


-Yo les di permiso Iwa-chan, yo converso con el entrenador después.


Iwaizumi les dio paso al grupo de señoritas que inmediatamente se instalaron en los camerinos, no sin antes esperar a que los chicos entraran para guardar el desastre que dejaron tirado en las bancas o el suelo.


La razón que dio Tooru al entrenador fue que las chicas necesitaban cambiarse en un ambiente de más espacio por lo ostentoso de la vestimenta, además de que los vestidores del teatro estaban llenos y que el gimnasio estaba convenientemente cerca. No se discutió más del asunto, ya que aunque el entrenador quisiese hacer algo al respecto, era demasiado tarde cuando las muchachas ya habían ingresado.


Los demás jugadores, curiosos y algo emocionados por el hecho de que chicas se estén cambiando al otro lado de aquella pared no podían concentrarse del todo, incluso los de Karasuno estaban claramente sonrojados cada que escuchaban risitas venir de los cambiadores.


-¿Y tú Kusokawa? ¿No es mejor que te vayas cambiando?


-Yo quiero ver al Gran Rey – dijo animadamente Hinata, quien fue callado con un golpe en la cabeza por parte de Tobio.


-No puedo. N-no es realmente que no quiera, sino que realmente no puedo hacerlo solo. – dijo algo nervioso, por el pronto comienzo de la obra y obviamente por todas las miradas furiosas de los chicos en el gimnasio.


-Oikawa-san – dijo una chica vestida con un muy lindo kimono de colores brillantes – Puede pasar


Si antes lo miraban furioso, ahora estaban matándolo de manera cruel e inhumana en sus mentes. Se pudo escuchar el comentario de Hinata diciendo que eso era lo típico que se esperaba del Gran Rey, además de susurros al aire con respecto a la injusticia de esa situación.


-¿Ya se cambiaron todas? – Preguntó sólo para corroborar y no tener que salir corriendo después cuando las chicas empezaran a gritar.


-Sí, sólo falta usted. Las demás están terminando de maquillarse.


Oikawa ingresó a los cambiadores claramente con la cara pálida. Iwaizumi le parecía realmente raro, ya que en primer lugar ingresar al cambiador donde había un grupo de mujeres debía ser un sueño, segundo porque nunca lo había visto tan nervioso, ni cuando jugaron su primer partido de vóley en un torneo y tercero porque simplemente Oikawa Tooru no era así.


Trató de hacer nota mental de lo que el castaño le había dicho acerca del teatro, de cómo el sería el dueño de una casa de Oiran en un barrio del placer, por lo tanto tendría que ponerse ropa tradicional, como ya habían mencionado antes sus compañeros, ponerse un hakama no era muy complicado, recuerda que hace mucho tiempo él tuvo que vestir de esa manera para un matsuri, lo mismo fue para su novio.


A menos que…


Iwaizumi mientras jugaba estaba atento a la salida de los vestidores, pero simplemente no podía concentrarse así que pidió ser relevado y esperó junto a las bancas. Ya había pasado más de media hora y el susodicho no salía de cambiarse, para este punto ya había causado demasiada expectativa en todos los presentes incluyendo al entrenador, quien se le veía ansioso removiéndose en su asiento mirando de soslayo.


-Oikawa-san por favor no sonría ni hable, el maquillaje debe secar un tiempo.


Fue lo que dijo una de las chicas, ya completamente maquillada, que incluía un ostentoso peinado con joyas, la cara maquillada suavemente de blanco, labios pintados de rojo, así como el borde superior de los ojos, delineador negro para acentuar las pestañas y por supuesto aquel quimono que ahora si se le veía con el obi tradicional en la parte frontal.


Cuando mencionaron maquillaje, todos se reunieron para verlo salir. Algunos ya estaban preparando unas bromas para decir al aire o simplemente la curiosidad del ansiado traje del dueño de un prostíbulo, perdón, casa de Oirán.


Más chicas, arregladas de esa manera, fueron saliendo, con sandalias en los pies, sujetando los gettas en su mano, probablemente para evitar tropezar hasta llegar al teatro. Cuando salió una figura más alta que la mayoría, absolutamente todos olvidaron como respirar.


Iwaizumi no tenía duda, aquella persona era Oikawa. Pero la imagen que despedía, con todo ese maquillaje, la caminata suave y segura que daba como si fuese una muñeca de porcelana tratando de lucir humana, empezaban a hacerlo dudar. Sus ojos marrones resaltaban aún con el delineador negro y la pintura roja, de alguna manera se veían más bonitos y expresivos, sus facciones finas ayudaban a parecer una chica aun cuando su contextura y altura dijera todo lo contrario. Su peinado era casi tan ostentoso como el de las demás, pero llevaba más joyas y el kimono femenino de varias capas de seda se apretaba con un obi de colores más brillantes y bordados finos de gran calidad.


Tooru pasó por su costado, sólo mirándolos, tratando de descifrar sus expresiones sorprendidas, acatando las órdenes de no sonreír ni decir nada. Tocó el hombro de una de las chicas e hizo un ademan con las manos, ésta inmediatamente se acercó donde Iwaizumi y le dio varias entradas.


-Oikawa-san nos pidió que reserváramos varias invitaciones especialmente para ustedes.


Dicho esto, la muchacha dio media vuelta y se fue detrás de la caravana que, como si fuese una novia, alzaba la parte de atrás del kimono de Tooru para que este no se ensuciara.


Los muchachos inmediatamente miraron al entrenador, todos y cada uno, tratando de preguntar tácitamente si podían dejar su puesto por ir a ver la obra. El entrenador sólo tuvo que mover la cabeza afirmativamente para que la mayoría empezara a guardar el equipo y con prisa dirigirse al teatro.


El teatro de Aoba Johsai, como en cualquier colegio no era muy amplio pero almacenaba una cantidad decente de alumnos. Nunca imaginaron que ese día en especial, con una obra que no llamaba tanto la atención (por ser de índole romántica) estuviese tan abarrotado de gente que era imposible el ingreso. Las entradas que tenía eran para el equipo, por lo tanto todos los nuevos entusiastas tenían que hacer una cola larguísima para conseguir entradas, si es que todavía podían.


Iwaizumi se acomodó en la primera fila, como le había prometido Oikawa.  Tanto Matsukawa como Hanamaki estaban también al frente, sentados a su costado derecho y los demás del equipo se encontraban una fila más atrás pero igualmente al centro con una vista directa del escenario. Las luces se apagaron y dieron paso al primer acto. Los telones cedieron dejando ver una escenografía muy bonita, decorada especialmente para simular el Japón del siglo diecisiete. La protagonista se encontraba al medio, siendo peinada por un montón de muchachas y renegaba de su cruel destino, de cómo había sido vendida desde pequeña y desde aquella temprana edad aprendido el arte de la seducción, sólo para cuando llegara el tiempo vender su virginidad al mejor postor.


Para muchos el tema de las prostitutas, aunque se tratase del periodo Tokugawa, era algo delicado, lo suficiente como para que no sea adecuado que chicos de preparatoria hicieran semejante representación aunque el guion en sí, no tuviese nada de sexual. No sabía que estarían pensando la directora y los organizadores del club de teatro, pero la historia era interesante. Se notaba que cada chica estaba metida en su personaje, llegando a representar una ceremonia del té como si fuesen profesionales, con movimientos delicados y sonrisas coquetas. Matsukawa y Hanamaki se miraron entre sí, ya habían pasado unas 3 escenas, pero aún, la persona por la que habían venido no aparecía.


En el quinto acto Oikawa hizo una entrada espectacular. Habían acomodado su kimono para que se abriese más y dejara a la vista la piel de su cuello y pecho. Entró caminando en gettas altas con una gracia y naturalidad que no parecían de este mundo. Se sentó en una silla a manera de trono y empezó a hablar desde allí. Básicamente explicaba a todas un gran evento que pronto celebrarían con los samuráis del Shogun como invitados, recordándoles a todas su lugar como prostitutas de élite. Por supuesto, para esta altura, los dos protagonistas ya se habían conocido. La manera en como articulaba las palabras se sentían suaves, lo suficientemente alto como para oírlo pero también alargando las palabras para hacer de su hablar más melodioso. Seguía siendo su voz, no era ningún falsete o intento de hacerla más aguda, eso mismo era lo más impresionante.


La escena cambió, esta vez mostraban a los samuráis siendo comunicados del evento y también al protagonista preocupado/emocionado por encontrarse con la mujer que lo había cautivado. Fue allí cuando Iwaizumi reconoció a Yoshikawa, mejor conocido como Momo-chan por su castaño. Estaba vestido con la ropa tradicional de la época, con una katana colgando en el cinto, a medida que avanzaba la obra, se dio cuenta que era el general del ejército y también amigo del protagonista, quien termina contándole todas sus desventuras y el amor por una mujer del trabajo más antiguo del mundo.


El general le advierte que su amor no tiene futuro, que si los superiores se enteraran, los mandarían a matar.


“Busca una buena mujer y cásate, si deseas con el prestigio y reputación que te estás construyendo puedes ser un danna y ella será sólo tuya”


“¿Así como lo hiciste tú? Sé muy bien porqué visitas tan seguido aquel lugar”


“Conoce tu posición, aquello no tiene nada que ver contigo. Sólo te di un consejo, depende de ti si lo escuchas o no”


La siguiente escena cambia para convertirse de nuevo el burdel, allí sobre el tatami se encuentra Oikawa, quien probablemente con una peluca, peina de manera cuidadosa su larga cabellera.


El general entra por una de las puertas y se postra a sus pies, empezando a contarle uno a uno los pormenores del próximo evento y por supuesto la historia de amor entre el samurái y una de las cortesanas.


“Desde ahora vas a tener que vigilarlo, no lo dejes solo en ningún momento y procura que regrese a casa” – Dijo Hakuba dirigiéndose hacia el samurái.


“Sospechará de mí, además…”


“Shhh” – Hakuba subió su pierna derecha y con el dorso del pie, delicadamente tocó la mandíbula del general, para que deje de hablar. La acción había provocado que el kimono se deslizara dejando ver la blanca piel de su pierna hasta su muslo. – “No lo hará, confiará en ti, sólo no puedo permitir que maten a ninguna de mis chicas y lo mismo va para ti ¿no es así?”


El general acarició la piel expuesta de sus tobillos y los besó gentilmente, con un rostro compungido asintió con la cabeza.


“Quiero huir contigo…”


“Ya hemos hablado de…”


“No estoy diciendo que lo hagamos ahora, pero si algún día deseas huir sólo envíame una carta junto con el abanico que te regalé, dime a donde, incluso fuera del país aunque nunca más podamos volver, nos iremos juntos”


“Lo siento, nunca podría hacer eso, ni a ti ni a tu familia” – dijo tratando de soltar las palabras, como si fuese doloroso sólo mencionarlo.


“Cuando si puedas, estaré esperándote”


El general se retiró de la habitación. Hakuba sólo se quedó con la cabeza gacha siendo su expresión tapada por el largo de su cabello.


Cierran el telón y anuncian una breve pausa en la mitad de la obra. Algunos de los presentes murmuran de lo interesante que está, de la calidad del vestuario y realización, mientras otros no se pueden quitar de la mente la escena que acababan de ver. Aquella sensualidad en la que se desenvolvió, además de la innegable intimidad entre Tooru y Momo.


Matsukawa y Hanamaki no quieren voltear a ver a Iwaizumi. Ha estado con una cara de demonio, chirriando los dientes y arrancando con las uñas la madera de los asientos  desde hace unos minutos. Hajime sabe que es una actuación, pero no puede evitar la cólera que le dio ver a ese chico tocando libremente la piel de su novio, que dicho sea de paso parecía porcelana y suave al tacto.


En la parte trasera los chicos de Karasuno no tienen palabras, la historia los ha capturado completamente pero aún no pueden procesar bien la última escena. Hinata está demasiado avergonzado que los ojos le dan vueltas, Kageyama tiene la boca abierta; Daichi, Suga y Azumane se han quedado boqueando para preguntar si en efecto quien tenía el papel de Hakuba era Oikawa, aunque lo hayan visto salir del vestidor del gimnasio. Los demás no comentan nada, pero ha sido demasiado impactante, más aún para sus compañeros de equipo.


Antes que pudiesen recapitular los acontecimientos, la voz en el micrófono nos anuncia que la obra seguirá.


La segunda parte de la obra se centra más en el enamoramiento de ambos protagonistas y como su amor prohibido en aquella época está cargada con el peso de la confianza de sus camaradas, de su posición social y del posible cargo de traición, el cual conllevaría a la muerte. La historia toma un giro inesperado, cuando se anuncia una guerra inminente. El pueblo, cansados de los malos tratos y los altos impuestos, deciden tomar el palacio. Los samuráis deberían reunirse de nuevo y proteger al Shogun, cosa que dificulta los planes de escape de la feliz pareja.


El general del ejército vuelve a aparecer encontrándose por última vez con la persona que ama. Hakuba tiene una mirada triste, ambos están sentados en el tatami uno frente al otro. No hay ninguna garantía de supervivencia en la guerra.


“Te dije que era imposible estar juntos”


“Volveré”


“Tonto” – dice con la voz quebrada – “No hagas promesas que no serás capaz de cumplir”


“Es cierto, pero puedo prometer algo” – tocó gentilmente la mejilla del contrario – “En esta vida o en la otra, seguiré amándote”


Los ojos del castaño se abrieron en sorpresa, mientras las lágrimas de agolpaban en sus ojos, se deslizaban libres por su rostro para luego caer entre los pliegues de su kimono.


La sorpresa de todos en el auditorio fue tanta que no se escuchaba nada a excepción de lo que ocurría sobre el escenario, tanto así que hasta Kunimi y Kindaichi juraban haber escuchado el sonido de las lágrimas cayendo sobre la tela. Iwaizumi se encontraba en shock, reconocería las lágrimas de cocodrilo de Oikawa en cualquier ocasión, pero estas no lo eran. Las lágrimas forzadas pesaban más porque tenían más sal, eran pesadas, pero estas en cambio, caían con naturalidad a bastante velocidad. Tooru no estaba fingiendo.


La guerra se desata y una de las Oirán de más rango se entera del plan de escape de la protagonista, poniéndole todas las trabas posibles, llegando al grado de agredirla. Para el protagonista no es diferente, tiene que irse antes de que ataquen palacio, para que deban su desaparición como un posible asesinato. Una misteriosa carta le es entregada y sonríe con satisfacción, mientras va a buscar a su novia.


En el palacio, aparece un nuevo samurái, vestido con el emblema de un señor feudal del norte.


“¿Quién eres?”


“Samurái de la primera compañía del señor feudar Miyamoto en las montañas, vengo a pagar una deuda de vida, señor”


“Un ronin. ¿Qué deuda de sangre?”


“Un samurái de su compañía salvó mi vida por la suya, así que vengo a pagar mi deuda”


El general del ejército estaba perplejo, reconoció inmediatamente aquel ronin, jalándolo del hombro lo llevó a un lugar más alejado para conversar secretamente.


“¿Qué crees que estás haciendo?”


“Reemplazando a tu subordinado, claro está. Para esta hora ya deben haber salido del barrio del placer junto con ella.”


“¿Por qué?”


“Nunca dije que podías irte tan fácilmente” – dijo con una sonrisa.


“No me estás respondiendo” – dijo con un tono de voz más oscuro, claramente enojado.


“Porque no podía dejar a esa chica vivir lo que tuvimos que sufrir nosotros” – Oikawa le entregó el abanico, símbolo de la promesa de huida – “Cuando termine todo esto, nosotros tal vez…”


Un gran estruendo se escuchó en el palacio, los civiles habían destrozado la puerta principal y ahora entraban en una gran horda. Hakuba ahora completamente desmaquillado y con ropa masculina, peleaba con gran destreza con su propia Katana.


Iwaizumi había practicado durante horas con él, tanto que había memorizado los movimientos de aquella coreografía.


Uno a uno, superados en número, los samuráis empezaron a morir. Tanto el general como Hakuba, gravemente heridos, murieron en batalla. Cumpliendo de alguna manera su sueño de huir.


Mientras tanto, la pareja, se encuentra con una horda de rebeldes, para evitar ser capturado o asesinado, el chico corta su coleta alta, símbolo de su estatus y de su profesión, esconde su katana y con ropas humildes, logran huir hacia un destino incierto pero por fin estando juntos.


Cuando el telón se cerró, los aplausos no dejaron de oírse por todo el teatro. Todos y cada uno de los presentes se pararon de sus asientos para poder demostrar más efusivamente que habían disfrutado la obra. Muchos espectadores tenían lágrimas en los ojos, claramente conmovidos por la escena de amor de los protagonistas, e inclusive de la historia de amor fallida en el trasfondo de la obra.


El telón se abrió de nuevo, mostrando a todos los participantes, que en realidad eran muchos, a la cuenta de tres hicieron una reverencia. Comenzaron por orden de aparición a mencionar a cada uno de los personajes con el respectivo nombre real del actor, llegando hasta Oikawa donde se escucharon gritos de todos lados y silbidos por parte de los chicos, pero para él nada de eso importaba. Dirigió su mirada a las primeras filas y allí Iwaizumi con una rara expresión de orgullo y cólera lo miraba mientras aplaudía.


Después de aquella obra a nadie le quedó duda que Oikawa era en extremo peligroso, cuando menos te des cuenta, podías volverte gay por él.


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º*


El festival cultural había terminado y Oikawa volvió a re integrarse a las prácticas de vóley. Aquel primer día jugó hasta el cansancio y aunque había recibido comentarios de apoyo de parte de sus compañeros, todos evitaban comentar más de la cuenta ya que de cierta manera su visión de él había cambiado un poco o tal vez mucho más de lo que querían admitir.


Si bien Oikawa no pensaba repetir la experiencia del club de teatro, le pareció bastante práctico todo lo que terminó aprendiendo, aparte de interpretación escénica también de la historia en sí, y por supuesto de su propio personaje, tanto que una vez decidió usarlo en un juego de práctica. Un acercamiento más directo, unas cuantas sonrisas suaves y por supuesto una voz melodiosamente sensual, fueron suficiente para que el mismísimo Ushiwaka perdiera un puntos al quedarse paralizado. Por supuesto a todos les pareció un triunfo, pero Iwaizumi no estaba tan contento y después de ver cómo el as de Shiratorizawa miraba a su novio, explícitamente prohibió a Oikawa usar “sus encantos”.


Iwaizumi no podía negar que la actuación de Oikawa fue buena, por eso no fue raro que un par de personas se le acercaran al final de la obra, ofreciéndole becas en compañías de teatro o trabajo directo en series de televisión de bajo presupuesto. Pero Oikawa como siempre rechazó todas y cada una.


-Por qué no aceptas al menos alguna, si no tienes suerte de deportista te vuelves actor – dijo Iwaizumi un día después en la comodidad de su habitación.


-Malvado, pero yo solo tengo sólo un único gran amor


-El vóley


-No, tú.


El moreno aventó la revista que estaba leyendo directo a la cara de Oikawa, que gracias a sus reflejos pudo esquivar.


-¡Oye! Yo solo estoy intentando ser romántico.


-Deja de hacer cosas desagradables.


-Oh vaya, he esperado todo este tiempo pero ni una sola reacción


-¿A qué te refieres?


-Estaba esperando con paciencia tu escena de celos, o que me aleje de Momo-chan, un grito por no decirte lo del kimono, no sé, algo.


-Sé muy bien que todo era una actuación, además sé que te esforzaste. Aunque aún me sorprende cómo pudiste llorar.


-Oh eso, fue muy difícil. En el club me enseñaron como respirar, hablar y moverme pero al momento de llorar a voluntad simplemente no podía. Así que Momo-chan me dio unos tips  - El moreno hizo una sutil mueca de disgusto – Me dijo que no me imaginara a él, que si bien mi personaje estaba enamorado del suyo, yo debía imaginarme a alguien quien me gustara mucho y que odiaría perder. Y pues lloré como magdalena en sus brazos…


-Ya veo


-Woaaa, cuanta madurez, ¿será verdad? – Oikawa lo miró, con una sonrisa ladina.


-Vi a ese chico con su novia ayer, así que…


-Iwa-chan tramposo – el castaño se abalanzó sobre su novio, picándolo y haciéndole cosquillas. Las cuales duraron poco, porque el moreno con mucha más fuerza lo volteó sobre la cama – Uwaa, debe ser lindo salir de la mano con la persona que amas.


-Tuviste varias novias


-Pero sólo he amado a una persona en toda mi vida Iwa-chan – Iwaizumi a veces no podía manejar la faceta honesta de su novio cuando se proponía avergonzarlo.


-Ya, pero no podemos ir por allí de la mano.


-¿Eso es en lo que te fijas? Al menos dime yo “también te amo” – Tooru hizo un puchero y se levantó de la cama. Iwaizumi pensó que lo había fastidiado pero antes de poder incorporarse, el castaño regresó a la cama con un objeto en la mano.


-¿Qué es esto?- le dijo Iwaizumi, mirando el abanico que el otro le entregaba.


-Tú sabes lo que es


-¿Quieres que huyamos?


-Así es. Algún día huyamos a un lugar donde nadie nos conozca.


Se acercó suavemente y lo besó en los labios, de manera lenta casi tortuosa, pasando su lengua acariciando cavidad interna de la boca contraria.


-¿Y qué fue eso? – preguntó jadeando.


-Tu recompensa – dijo con una sonrisa entre sexy y siniestra.


Sólo con Iwaizumi, Oikawa mostraba sus verdaderos colores. Aquella noche sería muy animada.

Notas finales:

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Y bueno que les pareció?, porfi dejen review. Al momento de poner a Tooru en la obra me pregunté que cosas harían en japón, se que normalmente representan obras de Shakespeare u otros literatos famosos, pero pensé que algo más tradicional sería genial, además que quería trasvestir a Tooru desde el inicio :v Me basé en puras reseñas históricas y por supuesto como buenas fujoshis que somos, sabemos que entre los samurais se daban bastante calor 7u7 ok ya, pero si hasta hay poemas acerca de la homosexualidad de ese tiempo XD  Como dije no profundicé en nada, mi objetivo era que Oikawa se paseara como prosti xDDDDD soy una mala persona. 


Nos vemos en una siguiente. Adios


Clio ::off::


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