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Gigoló por pk2solitarios

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Notas del capitulo:

Aclaración de algunos personajes:

Mikoto Uchiha (Muerta): hermana mayor de Itachi Uchiha y Obito Uchiha. Madre de Sasuke Uchiha.

Tsunade Uzumaki: Hermana sanguínea mayor de Kushina Uzumaki. Tía de Naruto. Apodada reina blanca, es una de los tres capos del cartel Carmesí, liderado por Orochimaru, Jiraiya y ella. Es media hermana de Orochimaru por parte de padre y media hermana de Jiraiya por parte de madre.

Naruto Uzumaki: hijo de Minato Namizake y Kushina Uzumaki. Sobrino de Tsunade, medio sobrino de Orochimaru por parte de abuelo y medio sobrino de Jiraiya por parte de abuela. Primo lejano de Sasuke por parte de abuelo. Padre de Himawari

Sasuke Uchiha: hijo de Mikoto Uchiha y Orochimaru. Novio de Suigetsu (Actualmente muerto). Actual pareja de Naruto Uzumaki. Actual padre de crianza de Himawari. Sobrino de Itachi y Obito Uchiha. Medio sobrino de Tsunade y Kushina. Medio sobrino político de Minato.

Himawari: hija de Naruto y Hinata (Muerta). Criada por Sasuke Uchiha y Suigetsu (Muerto)

Kakashi: Hijo Jiraiya (Desconoce que es su padre). Hermano de crianza de Itachi y Obito (Con óbito comparten una especie de relación romántica). Medio hermano de Kabuto, Suigetsu y Mabui (Todos ellos muertos) y medio hermano de Sana, Kagura y Kaguya (Hijas que viven con Jiraiya)

El corazón de la reina blanca

 

 

El corazón de la reina blanca. Parte dos

Sin dudar existen límites para fingir ser un despistado. Obito agacho la cabeza acercándose a la habitación de Tsunade que mando a llamarlo. Frotando su cuello trataba de anticiparse a cualquier posible acontecimiento que ocurriera, buscaba una manera de salir con vida de esa recamara, pero a su vez deseaba que lo mataras cuando recordaba la cara de Kakashi que a la distancia le amenazaba de muerte si se metía con la jefa.

Era un fastidio. Óbito con sus treinta años se sentía como como un adolecente indeciso. Era bueno para pelear cuerpo a cuerpo, podía matar sin asco, pero era pésimo para lidiar con sus hermanos y su jefa. Más sencillo era pésimo para lidiar con su “Familia de crianza”

-Y pensar que la veía como una madre…- Dijo recordando su infancia cuando corría a su habitación esperando verla y que esta le regalara dulces.

Si alguien preguntaba los orígenes de Tsunade y sus hermanos. Simplemente todo se reducía a un orfanato, el orfanato del infierno.  Ese sitio que les enseño que para no ser víctimas debían ser victimarios. Recordó lo dulce que podía ser la reina blanca al verle, quizás por ser según ella el último vestigio de inocencia que quedaba. Pero fuera de su dulzura también comprobó lo bestia que podía ser enfadada. Vio como y sin piedad Tsunade acababa con sus enemigos valiéndose de todos los recursos disponibles: amigos, familia, extorción, amenazas… etc.

Quizás en ese tiempo por su corta edad Tobi no comprendía lo que ocurría durante las entrevistas de adopción.  Siempre eran hombres los que mostraban interés en adoptarla, después de la entrevista en aquella habitación salían y nunca más regresaban.

Obito solo mirara a Jiraiya de vez en cuando con la cara repleta de moretones cuando le gritaba a alguno de esos hombres. Esos golpes cortesía del director del orfanato (Su padre) lo dejaron muchas veces tan herido que apenas si podía moverse. Mientras una igualmente herida Tsunade se quedaba a su lado durante las noches para cuidarlo.

Obito solía ser el recadero de Tsunade, el pequeño ladrón que por su diminuto cuerpo de cuatro años se escabullía al almacén y sacaba el botiquín para entregárselo a Tsunade que luego lo recompensaba con caramelos y otras cosas interesantes. Pero al abandonar la habitación donde Tsunade y Jiraiya dormían recordó aquella expresión vacía en el rostro de la adolecente de 17 años.   

Si al inicio lo hacía por los dulces, después se le hizo una costumbre trepar por las paredes cuando Itachi no lo vigilaba y entrar a su habitación. Solía quedarse en una esquina mirándola dormir y dejar cualquier cosa que hubiese robado de la farmacia o el botiquín del orfanato. Cuando Tsunade amenazaba con despertar corría a esconderse bajo su cama. No quería ser descubierto, más Tsunade siempre supo que era él, aunque jamas se lo dijo.

El hermano mayor de Tsunade: Jiraiya, aunque solo eran hermanos por parte de madre. Era un caso perdido, tenía el maldito hábito de su padre por más que lo odiara, parecía que las malas costumbres se heredaban, con tan solo 17 años Jiraiya ya era padre de dos niños que también se hallaban en el orfanato, sobre la madre… también otra infeliz que radicaba en el orfanato. Tsunade siempre decían que esa chica era un tonta al creer que Jiraiya cambiaria. Eso era imposible, el padre de Jiraiya fue tan un maldito abusivo con las mujeres y un mujeriego de primera que dudo que Jiraiya llegase a ser algún día un hombre de familia. Aunque también comprendía a su hermano y lo quería, después de todo se criaron juntos y se cuidaban el uno al otro, para Jiraiya Tsunade era la única mujer a la que jamas menospreciaría, ante sus ojos no era una mujer, era lo más cercano a una madre.

Tsunade dio gracias al cielo que su padre no fuera el dueño del orfanato, pues ser hijo del dueño del orfanato no significaba que lo reconociera. Todo lo contrario, era un bastardo sin padres para todos. Otro huérfano más que al ser visto por su padre era azotado por el simple placer de verlo llorar y agonizar. Orochimaru el menor, era medio hermano de Tsunade por parte de padre. Si… Su padre… Un hombre que de la misma forma que apareció en su vida desapareció, solo Jiraiya lo señalo como su padre de Tsunade, ese día él vino al orfanato y dejo a Orochimaru. Sobre su madre de Orochimaru… digamos que de seguro ya estaba muerta, siempre fue una puta, bella pero una puta adicta a las drogas y por tanto con un futuro incierto. Igual que la madre de Tsunade.

Lo único que fortalecía a los hermanos era saber que al cumplir 18 serían libres de largarse y buscar trabajo. Pero a una semana de cumplir Jiraiya su mayoría de edad ocurrió el suceso que los marcaria de por vida. El día que el padre de Jiraiya lo encontraría robando su dinero y tratase de matar a golpes a Jiraiya.

Jiraiya solo atino a cubrir sus partes vitales, acurrucado sobre el suelo como si se tratase de un feto, mientras la lluvia de golpes caia sobre su cuerpo. Cuando Tsunade caminaba por aquel pasillo con Óbito disfrutando unos caramelos pasados, cuando el grito de Jiraiya puso en alerta a Tsunade que corría en su auxilio empujando a Óbito al suelo.

En el orfanato Óbito, después de media hora se animó a entrar en busca de Tsunade a esa habitación y vio con terror como Jiraiya acuchillaba sin descanso a su padre. Al lado de Jiraiya Tsunade con el labio ensangrentado y las manos heridas por los fragmentos de un viejo jarrón. Tirada en el suelo aun sin poder creer lo que ocurría, solo miraba a Jiraiya.

Todos los niños mayores miraron el suceso como una revelación. Sus caras sucias miraron a Jiraiya no con miedo, no con duda, más bien con admiración. Era como ver a David venciendo a Goliat. No dudaron en seguir su ejemplo. Sin dudarlo y sin hacer ruido simplemente se alistaron para emboscar al resto de los guardianes del orfanato.

-¡No lo piense, solo háganlo…! -Dijo Jiraiya- al inicio uno duda, pero después, cuando  recuerdan todas las cosas que nos han hecho se vuelve divertido…-Animaba a sus compañeros de similar edad. Mientras los medianos llevaban a los menores a sus cuartos. Ellos también se meterían en la bronca. Pues concluían una realidad verídica: los cuidadores eran menos de diez personas y ellos eran más de cincuenta huérfanos. Y aun si intervenía la policía no importaría con tal ver a esos infelices arder en el infierno.

No le fue difícil matarlos. Entrar a sus cuartos y de la nada acuchillarlos y comprobar que después de matar a una persona… el resto es pan comido. ¿Culpa? Esa palabra no existía, esas personas se lo merecían. Todo lo contrario a la culpa, lo que sintieron fue satisfacción.

Óbito se aferró al cuerpo de Mikoto que lo abrazaba mientras Itachi trataba de oír algo detrás de la puerta, mas solo se oían gritos y alaridos de victoria. Los menores se miraron los unos a los otros. No sabían que sería de ellos de ahora en adelante, quizás se los llevarían otro hogares de adopción, quizás los separarían. Los hermanos temían eso. Después de todo solo se tenían los unos a los otros para confrontar la vida. Mikoto cerró los ojos con tanta fuerza y abrazo más fuerte a Óbito para luego abrirlo y tomar por el hombro a Itachi. Eran los mayores del grupo de menores y aunque solo tenían seis años debían saber que pasaba.

Ambos hermanos se miraron fijamente. Como si hablaran un idioma desconocido por el resto después de todo eran siameses.

-Todos agrúpense. No se separen. Iremos a ver-Dijo con el timbre de vos temeroso. Tanto ella como Itachi abrieron la puerta y caminaron por los pasillos hasta las gradas. En las gradas la ventana mostraba el mar iluminado con luz de luna el lugar. Bajaron al segundo piso donde comenzaron a ver rastros de sangre y algunos de compañeros jugando con una de las cabezas de los guardianes del orfanato, jugaban futbol sin importarles romper los vidrios.

Se tomaron de la mano con más fuerza y siguieron bajando a la primera planta y el escenario no era muy diferente. Cada uno se pasaba pedazos del cuerpo de los adultos y comenzaban a quemarlos en la chimenea. Otros se hallaban en la cocina embutiéndose tanta comida como pudieran, otros solo hacina sus maletas y buscaban llevarse cualquier cosa de valor que pudieran encontrar.

Obito solo en tercer piso junto con el resto de los menores, no aguanto más, simplemente corrió a la puerta en busca de sus hermanos. Corrió y bajo la gradas cuando se topó con la primera escena se quedó petrificado, fue entonces que oyó una voz familiar que lo animo a despertar de su estado estático. Era Tsunade, que no dejaban de gritar incoherencias y reír como una loca.

Con miedo y terror se acercó a esa puerta y la abrió levemente. Tsunade no dejaban apuñalar y golpear a uno de los guardias, recordó era el último que entro a esa habitación en la entrevista de adopción. Tsunade le gritaba tantas cosas mientras sus manos ya cansadas seguían lastimando ese cuerpo sin vida de ese grotesco hombre de cincuenta años.

Su cara y mismo cuerpo se hallaban repletos de sangre, tanto que Obito dudaba que fuera Tsunade. Dudaba tanto que retrocedió y busco seguir su camino.

El ruido de sus pasos y la puerta la despertó, más al oír ser llamada por Óbito, pero fingió no oírlo. Más la verlo marcharse elevo la mirada hacia la puerta y luego giro nuevamente mirando a ese hombre muerto. Al maldito infeliz que la prostituía y la  lastimaba todos los malditos días. Se levantó y torpemente camino en búsqueda de óbito. Ahora era momento de despertar.

De seguro la policía llegaría pronto y se verían en problemas. Debían escapar. En especial los mayores, los menores serian puestos a correccionales u otros orfanatos, peor los mayores que eran los ejecutores de tal acto… de seguro serian sentenciados como adultos.

Camino y camino. Debía ir a por Jiraiya, era el que inicio todo, peo aun así era su hermano y dios… que feliz estaba por lo que hizo su hermano. Tanto que le besaría el suelo por donde caminara al darles la dicha de matar a esos malnacidos.

Al fin se daba cuanta que reía. Hacía cuanto que no lo hacía. Seguía caminado por esos pasillos en busca de sus hermanos. Si Orochimaru, el también vendría con ellos, no le tenía mucho aprecio, pero era su hermano. También se llevaría a Mikoto, Itachi y óbito. Aunque solo desease llevarse a óbito, pero supo que este no dejaría a sus hermanos. Si. Se los llevaría lejos de ese lugar lejos. Lejos iniciarían una vida juntos, como una familia feliz.

Mikoto no supo en qué momento se separó de Itachi, solo llego a esa habitación y miro a ese joven de 16 años. Ella con sus seis años no supo cómo procesar esa escena. Ese chico se masturbaba con el cadáver de esa mujer. Rápidamente dio media vuelta y salió corriendo en busca de Itachi.

Orochimaru simplemente se quedó estático sobre el cadáver al verse descubierto. Algo frustrado por aquella expresión de terror y repulsión que le lanzo esa mocosa. Pero a su vez algo curioso. Se subió el cierre y camino como si nada por los pasillos, ya el juego había acabado y debían darse a la fuga.

Los tres hermanos se miraron y dieron vuelta. Jiraiya entonces lo comprendió. Todos eran iguales pero diferentes al resto del mundo. No necesitaban padre, no necesitaban nada si permanecían juntos y se daban a respetar.

-Es hora de tomar las riendas de nuestras vidas- los mayores que asintieron con gritos y alaridos, mientras los del medio iban a por los menores. Todos se marcharían y formalina un nuevo futuro Juntos.

Jiraiya miraba la playa y el rojizo amanecer

-Seremos conocidos como Carmesí-concluyo y todos asintieron.  Seguirían Jiraiya sin dudar.

….

Los primeros años fueron fantásticos. Aunque vivían en las canaletas de la ciudad y se dividían en grupos  para robar y algunos prostituirse, siempre se reunían y permanecerían como una familia. Con ese código de honor. Pues eran una pandilla y debían ser leales al líder.

El resto de las pandillas lentamente tomo seriedad cunado hablaban sobre la pandilla intrusa, sin darse cuenta una guerra entre pandillas comenzaba. Jiraiya miraba como calladamente algunos de los miembros de carmesí eran asesinados. Sus mujeres violadas. Los niños sufrían la misma suerte. Agacho la cabeza. Si creyó que fuera del orfanato podían ser felices a su modo, pronto se dio cuenta de que la regla de oro: Pisar para no ser pisado. Esa no solo era la regla del orfanato, era la regla de la vida misma.

Tsunade y Orochimaru lo miraron y asintieron con la cabeza. No dejarían que nadie más los maltratara.

Los ojos de Tsunade se abrieron de par en par al ver esas armas. Jama creyó que Orochimaru conocer a la otra pandilla llamada castillo de cristal. Eran especialistas en el tráfico de drogas y el sicariato, de hecho odiaban al apandilla que acosaba a Carmesí. Tanto que aceptaron acoger a carmesí bajo su tutela si ellos se hacían cargo de Ópalo la pandilla rival de Castillo de Cristal.

Tsunade se apoyó sobre el muro. ¿Qué estaban haciendo? cada vez alejándose más y más de su sueños. Otra vez matando, otra vez… se dijo, pero al mirar a sus compañeros caídos se sacudió la duda y mostro lo fiera que podía ser si se metían con lo suyo. En cuestión de dos años carmesí había eliminado a Ópalo, pero el número de integrantes de carmesí se redujo drásticamente, de los ochenta niños que escaparon del orfanato, solo quedaban veinte. Fuera de Tsunade sus hermanos. Quedaban los hermanos Uchiha, y otros catorce más. Entonces decidieron que debían incrementar más integrantes a su pandilla, comenzando a recorrer las calles en busca de miembros, en busca de nuevos soldados. Y sabían que los mejores lugares para buscarlos eran los orfanatos y los barrios bajos. Y también comenzaron a engendrarlos.

Obito miraba con cara de pocos amigos a Kakashi. Era un bebe de tres años, muy mono, pero…

Mikoto tomo al bebe en manos y sonrió.

-Es Kakashi, el hijo de Jiraiya

-¡Su hijo!-Dijo arqueando las cejas, ese niño tenía cerca de tres años

-Veras nisán es mujeriego sin cura-Dijo Orochimaru acercándose a los hermanos Uchiha. Mikoto por instinto retrocedió y choco con Itachi que la sujeto y miro con ojos amenazantes a Orochimaru. Aun teniendo ocho años Itachi no dudaría en disparar a la cabeza de Orochimaru si se acercaba mas a su hermana.

Orochimaru sonrió al ver esa mirada sin miedo del hermano de Mikoto y la mirada de terror de la niña de ocho años. Suspiro.

-Orochimaru-Dijo Tsunade sería como siempre acercándose a los hermanos Uchiha- ni se te ocurra tocarla o te corto los huevos maldito necrófilo de mierda- rugió y este solo puso sus manos al bolsillo- yo solo deseaba conocer al bastardo de Jiraiya. No es justo él puede meterse con quien sele dela gana traer hijos al mundo y tú no dices nada. Me acerco a la mocosa y me reclamas. Eres muy tonta Tsunade. Después de todo sabes lo que le pasara. Tarde o temprano un infeliz se la cogerá, es su destino. Ser una perra- concluyo riendo.

-si. Pero no serás tu maldito negrófilo- repuso calvándole una daga en la pierna para luego abrazar a su hermano- si te le acercas una vez más… te la cortare y se la dare a comer a los cerdos.

Orochimaru simplemente se marchó del lugar furioso. Tsunade miro a los hermanos y paso a ver al Kakashi. Orochimaru tenía razón. Jiraiya era un caso perdido. Desde los 15 se acostaba con cuanta chica se dejare, desde entonces ya sabía que tres de los niños huérfanos en el orfanato del infierno eran hijo de Jiraiya y el tranquilo como si nada. Dio gracia al cielo que todos los bebes fueron sacados del orfanato y enviados a casas cunas. Pero Kakashi no fue llevado a ningún sitio y después vino la revuelta. Su madre había muerto en un enfrentamiento entre pandillas.

 

 

Continuara…

Notas finales:

Medio dormida... pero bueno... espero que les guste. 

Bye.

Gracias por leer. Cuidense. 


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