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El corazón de la reina blanca 3


 


 


-¿Qué haremos con el mocoso?-Pregunto Itachi arqueando las cejas, para luego poner el ceño fruncido, al mirar la cara de emoción de Obito y Mikoto, y contemplar a Tsunade intuyendo su respuesta.


-Criarlo. Lógico-dijo Tsunade mirándolo seria. Itachi negó con la cabeza, claro como Tsunade no era quien debía vigilarlos diariamente, quien debía corretear tras de Obito que escapaba de la hora del baño… si, El tonto de su hermano menor que no le importaba mostrar el culo desnudo a medio mundo con tal de no bañarse. De cuidar a Mikoto que por ser mujer requería una vigilancia más ardua pues a ser sincero la mayoría de sus hermanos de crianza eran unos cerdos que comenzaban a verla con ojos codiciosos y maliciosos, en especial ese tal Orochimaru que era el hermano menor de Tsunade. Sinceramente ese hombre no le agradaba nada, nadita. En especial desde que lo descubrió espiando a Mikoto en la ducha. A ser sincero sufría de estrés y casi no conciliaba el sueño, evidencia de ello eran sus ojeras pronunciadas.


-Genial. Con esto seguro que me dejan usar un arma- dijo Obito señalando a Kakashi


-¿Y quien ha dicho que un bebe te dé derecho a portar un arma?-Interrogo Itachi, las ocurrencias de su hermano eran tan, tan… descabelladas


-¡tengo seis años! ¡Tengo derecho a tener un arma!-Expuso Obito serio, a lo que Mikoto termino jalándole la oreja.


-Tienes cuatro años y cinco meses. ¡Además la edad mínima para portar un arma es dieciocho!- dijo jalándole la oreja con mayor empeño. Después de todo siempre escuchaba ese argumento de los labios de Tsunade cuando Itachi le pedía una arma para proteger a sus hermanos- primero aprende a contar- le recrimino. A lo que Itachi asentía con la cabeza y miraba fijamente a Tsunade.


-¿Crees que haya una escuela cerca de este lugar?-Interrogo  Itachi a Tsunade que de la nada lo miro algo desconcertada


-¿Una escuela?-cuestiono algo molesta


-Si una escuela- reafirmo Itachi suponiendo la respuesta.


-¿Y para que necesitan una?-Itachi suspiro, era difícil tratar estos temas con Tsunade que prácticamente, no es que la mujer quisiera dejarlos como ignorantes, de hecho uno de sus anhelos era que salieran profesionales, pero tomando en cuenta su vida… dudo que algún colegio los aceptara, más aun después de lo que hicieron. Eran prófugos de la ley, no tenían documentos y estaban metidos en pandillas. Y si los dejaba presentarse en alguna escuela pública se los llevarían de su lado y los dispondrían en diferente orfanatos o correccionales.


Itachi no se animó a responder ni preguntar nada más sobre ese asunto. Más cuando vio Jiraiya entrar por esa puerta y a  Obito llorón correr hacia Jiraiya y quejarse porque no le dejarían usar un arma hasta que cumpliera 18 años.


-Que lastima enano- Dijo Jiraiya- un arma es lo que te convierte en hombre. Si aún no eres capaz de hacerte vale con tu propia hermana no mereces una- concluyo antes de mirar a Tsunade- tenemos trabajo, encierra a los mocosos y vámonos- concluyo, y Tsunade no perdió tiempo, simplemente se paró y dejo un bolso, para luego echarles llave en aquella habitación que tenía un colchón de paja, un baño sencillo y nada más. Esa habitación se convertía en el mundo de los hermanos, pues Tsunade no se arriesgaba a dejarlos fuera donde el peligro abundaba, y aun entre hermanos de crianza la maldad reinaba. Recordó como lentamente sus hermanos de crianza mayores comenzaban a coger a las y los menores como sus primeras prácticas sexuales, como tener sexo con ellos fuera parte de su iniciación para proseguir en el acenso dentro de la pandilla. Ante tales actos Jiraiya no decía nada, el también participaba de estos actos, al igual que Orochimaru. Ella solo cerraba los ojos y fingía no saber nada.   


Tsunade sintió el corazón paralizarse al caminar por aquella plaza en busca de nuevos clientes, se especializaba en la venta de droga y cuando el dinero escaseaba se metía a la prostitución. Miro de lejos a una mujer muy familiar. Era su Tía.


Su tía paterna, una mujer estricta que odiaba a su madre con toda la razón del mundo y también la odiaba a ella por ser casi su vivo retrato. Recordó como acudió al orfanato y se llevó a Kushina, su hermana menor, pues según ella Kushina era lo único bueno que había salido del vientre de la perra de su madre.


Si, Kushina… Una hermosa niña de cabellera de fuego, igual que su padre, que aunque no heredo sus ojos ámbar, heredo la mayoría de sus rasgos y eso la hizo digna de ser tratada como ser humano y no como una simple mercancía como siempre trataron Tsunade.  


Se escondió detrás de unos muros de una casa de adobe y miro con más detenimiento la escena.


Era una típica escena de una familia. Ambas mujeres charlaban. Rio, pese a todo no podía odiar a Kushina… Quizás si ella hubiera nacido con ese color de cabellera su vida hubiera sido diferente, pero fue rubia…


¿Aun la recordaría? Se preguntó, mientras sus dedos presionaban con más fuerza los muros de esa casa vieja. Agacho la cabeza… aun no podía darle la cara a esa mujer… Aún era una basura, pero… alzo la mirada elevando el mentón con determinación.


-Cuando sea alguien importante nos volveremos a ver las caras- se dijo regresando a su casa. Al diablo la tonta familia feliz que intentaba formar, al diablo resignarse con porciones pequeñas de ganancias grandes. No debían ser vendedores de drogas debían ser los distribuidores mayoristas, debían acaparar el negocio y, y…


Se sentó sobre la silla de madera del depósito que tenían como base de negocios sucios. Si ese gran galpón que en el fondo albergaba algunas habitaciones en obra gruesa. Ese galpón donde los tres hermanos armaban sus estratagemas para seguir sobreviviendo y mantener vivos a quienes pudieran.


Allí Jiraiya miraba a Tsunade ida, mientras Orochimaru seguía analizando a los líderes de la pandilla castillo de cristal, no era tonto como sus hermanos que parecían conformarse con pequeñas ganancias, no él no era de esos: el deseaba más.


Cerró su cuaderno de apuntes cuando escucho el estruendo de la silla que Tsunade arrojaba de la nada.


-¡No somos sus peones!- Grito enfurecida -¡Ellos no deben mucho! ¡¿Hemos perdido a nuestra gente y nos conformamos con miserias?!- concluyo furiosa pateando la mesa a un costado dejando a sus hermanos incrédulos mirándola detenidamente.


Jiraiya que leían mangas hentai alzo la mirada divertido, la verdad ambos varones pensaban lo mismo, pero a diferencia de Orochimaru Jiraiya se crio con Tsunade y por ello consideraba sus sueños de una tonta familia feliz y bueno… mientras el siguiera con sus vicios le daba lo mismo esperarse unos años más para realizar su movida.


-Que propones-Dijo Jiraiya como si se tratase de un león que despierta y al fin muestras las garras. Mientras que Orochimaru no se quedaba a otras y sonreía maliciosamente. Esto se le hacía tan divertido… Al fin podría jugar con sus reglas.


Tsunade fue la que grito la idea, Orochimaru fue el que realizo la estratagema para asesinar a cada uno de los líderes de la pandilla Castillo de cristal, Jiraiya fue el ejecutor de la mayoría de los asesinatos mostrando una fuerza perturbadora y un sadismo que solo Orochimaru superaba por culpa de sus parafilias.


No le fue difícil a Tsunade idearse una metodología de transporte de droga que cruzaran los puestos de control policial. La idea de los tragones estaba muy pasada de moda. Su idea fue algo innovadora, sin dudarlo perforaban artísticamente por el centro las troncas de grandes diámetros que se talaban en la zona este de la ciudad,  elegían las especies de aroma penetrante, llenaban al centro, de la tronca con capsulas repletas de drogas. Al ser las troncas de gran peso y tras cubrir maestramente los orificios de perforación daban vuelta  las troncas y sobre estas ponían las otras, fácilmente pasaban las aduanas.


Fue Jiraiya el que engatuso a la mujer del empresario dueño de aquella empresa maderera, fue él que la indujo a asesinar a su marido y después se casaron. Después desapareció y Jiraiya se hizo con la empresa.


Fue Orochimaru el que se dedicó al reclutamiento de personas, el que aparento ser un amigo y la salvación de muchos y al final los hundió en sus redes embaucándoles dinero, propiedades y otras ocas más. Los tres comenzaron a arrasar con todo a su paso. Al despertar el expandir el negocio y su poderío era su única meta. Parecían ciegos y sedientos de poder, más cuando Jiraiya asesino al verdadero líder de la pandilla castillo de cristal que resulto ser uno de los políticos con mayor prestigio de la zona. Entonces se consolidaron como los mejores, por tanto los poderosos del mundo bajo y que son los políticos y los empresarios sin la escoria de la sociedad, nada… Se necesitan mutuamente, se precisan como la luna al sol.


Los tres miraron aquellas islas abandonadas y en venta. Se miraron y Jiraiya dio la idea de hacer una imitación de las vegas, Orochimaru supo cómo conseguir personal. Tsunade sabía como aprovechar la ubicación de las islas para facilitar el contrabando de droga y otras sustancias prohibidas, incluso el transporte de armas. Sin perder el tiempo Tsunade engatusó a unos empresarios y algunos políticos para que financiaran su idea. Sin demora, Orochimaru comenzó con sus extorciones, en especial se fijó en una familia muy acaudalada y conjuntamente con Tsunade comenzaron a idear el secuestro de uno de los miembros de esa familia, para ser exactos al pequeño e indefenso niño de ocho años. Irónicamente el hermano menor de Minato Namikaze, al cual no solo secuestraron, sino dejaron que Orochimaru torturara y enviaron los videos a los padres. Pero la desgracia fue mutua cuando vieron lo insensibles que podían ser estos, y sin piedad Tsunade dijo al menor:


-Es mejor que mueras ahora. Tus padre no te quieren, nunca te quisieron- y disparo esa arma siete veces sobre la humanidad del menor, contra ese niño que se llevó a la tumba extraños sentimientos basados en dolor, confusión, rabia, desesperación y una simple pregunta: ¿Por qué sus padre no lo querían? ¿Tan malo era? ¿Merecía acaso todo esto?


Horas después del plazo, Orochimaru camino tranquilo con un maletín lleno de dinero.


-¿De dónde sacaste ese dinero?-Interrogo Tsunade con la mirada aterrada, sus manos temblaban asimilando la respuesta evidente. Los padres del menor pagaron la recompensa.


-Ah?- Se quejó Orochimaru sentándose perezosamente sobre una silla mirando a Tsunade sin ganas de responderle. Mas al ver la mirada seria de Jiraiya dijo: es el rescate, veras habían polis y por eso me tarde un montón…


-¿Porque no informaste?-


-¡Porque es una vaina mujer! por eso. Además… ¿de qué te quejas tanto? ¡Tenemos el dinero, que importa lo demás!


-No lo comprendes…-Se agacho aterrada -Mate al chico- concluyo hundiendo su cara entre sus manos. Más Orochimaru y Jiraiya se echaron a reír a carcajadas


-¡Bien hecho!-Dijo Jiraiya- así no podrá delatarnos- Más que nada por saber que la hermana menor de Tsunade una tal Kushina que era su media hermana, aunque para él no era nadie. Bueno la chica esa se había casado con el hermano mayor del mocoso secuestrado hacia tan solo un mes. Ironía de la vida.


-Valla, al fin te pones a nuestra altura hermanita- dijo Orochimaru. Mientras Tsunade cabreada se largaba a la habitación donde se hallaban los menores dormidos con barias botellas de alcohol en la mano y su pistola en el cinturón. No se animó a entrar hasta cuando acabo con la novena botella de cerveza.


Obito la sintió entrar. Olía a alcohol, así que simplemente se paró y la miro acusadoramente


-Borracha- le sentención y esta se rio a carcajadas de Obito cogiéndolo del cuello para comenzar a llorar sobre el hombro de Obito.


-Si… un borracha- dijo Tsunade - ¡soy una borracha!- gritaba sin soltarlo, ocasionando que Obito se tapara los oídos e Itachi se levantaba al igual que Mikoto que procedía a acuñar a Kakashi que despertaba asustado por el repentino grito de Tsunade


-Ya, ya…-Decía Mikoto al niño ahora tres años.


-¡Calla a ese mocoso!- dijo Tsunade- ¡cállalo o terminara como el otro!- concluyo apuntándole con su pistola, mientras Obito la sujetaba como podía pues parecía que en cualquier segundo se caería al suelo. Itachi por su parte simplemente intentaba quitarle el arma de las manos y a duras penas si lo consiguió, para luego arrojarla por el excusado soltando el agua y miro decepcionado que pese a sus intentos el arma aún seguía allí.


-¡Son unos malcriados!- se quejaba Tsunade tirada sobre la cama de los menores que la contemplaban sin saber ¿qué más hacer?. Al cabo de unas horas simplemente Tsunade caía dormida con sonoros ronquidos. Mikoto se escabullía por la puerta aprovechando el descuido de Tsunade para ir a la cocina y conseguir algo de comer. Mientras Itachi la seguía y Obito se quedaba con la borracha y Kakashi en la habitación.


Solo en el cuarto no dudo ni cinco segundos en ir al baño y ver si aun seguía el arma allí o no. Miro divertido el arma en el fondo del inodoro y no dudo en sacarla y esconderla en el colchón de paja. No pudo evitar sonreír feliz de la vida: al fin tenía un arma, al fin era un hombre.



Los tres hermanos se miraron cuándo el hombre amenazo con ponerlos tras las rejas aunque fuera lo último que hiciera en su vida. Se miraron y echaron a reír sin para, es decir: ¿cárcel…? Aun desde la cárcel seguirían con esto pues aún tenían a sus hermanos del orfanato moviéndose en su nombre. Aún tenía la lealtad de su gente y eso era algo que los hacia tremendamente fuertes, sin mencionar que tenían comprada a la policía local. No había manera de que fueran detenidos. Más cuando Jiraiya ya era conocido en el mundo de la política como el nuevo candidato y joven empresario por el partido naranja.


Los hermanos brindaron y rieron mientras Itachi traía las bebidas que pidieron, Mikoto hacia dormir a Kakashi y Obito traía las frituras. El resto llegaba lentamente. Todos se reunían y festejaban estar en la cumbre y dar inicio a la creación de las islas carmesí. El complejo turístico más grande de la región y sin duda el que les daría unos ingresos asombrosos sin decir que contarían con el completo control del lugar, un aeropuerto privado dedicado a la exportación de droga, sin mencionar los puertos. Sería favelas, nuevas regiones donde la policía no tendría jurisdicción.


Tsunade con su corta edad se sentía realizada, pero no satisfechas. Al igual que sus hermanos deseaba más, más y más… como si esto fuera una droga. Por su parte Orochimaru miraba a un costado algo que ya había olvidado y que lentamente cambiaba con los años: Mikoto. Crecía y con ello su deseo de tener aquello que siempre se le prohibia.


La niña prohibida. Rio divertido, para luego seguir bebiendo. Miro de reojo a Tsunade y ella no dejaba de beber y reír a carcajadas soltando mil palabrerías con Obito que entusiasta trataba de convencerla de llevarlo a su siguiente viaje. Volvió la mirada a Jiraiya y no había mucho que decir de él. Sus ojos se ponían sobre una de sus amantes. De hecho ambos ya estaban muy acalorados. Orochimaru siempre supo que Jiraiya se cogería a Mikoto de no ser por Tsunade y sus amenazas, y el respeto que el tenía a su hermana. Pero Orochimaru era diferente. Para el Tsunade y Jiraiya no eran hermano que le inspiraran respeto, de hecho los veía muy perezosos, tan sumergidos en sus tonta política de lealtad. Que retrasaban su potencial.


Con el pasar de las horas miro como Tsunade caia sobre la meza y Obito a su lado. Itachi renegaba mientras terminaba de recoger las botellas tiradas al suelo, e ir por un trapeador para limpiar el desastre de sus hermanos de crianza.  Jiraiya ya había abandonado el escenario de seguro ahora mismo se revolcaba con quien sabe quién. Orochimaru se levantó como si nada y lentamente camino en busca de su presa. Era cierto, estaba algo borracho y no es que amase a Mikoto, solo que odiaba que se le prohibirán las cosas y Tsunade no era nadie para prohibirle nada.


Miro al cielo riendo descaradamente. Rompió ese candado oxidado que mantenía “Segura” a la menor y Abrió aquella puerta y vio como Mikoto dormía plácidamente al lado de Kakashi.


Gritos… y más gritos llenaron esa habitación, pero fueron socapados por la estruendosa música del exterior.


Un niño llorando a todo pulmón saliendo descalzo a una fiesta donde todos estaban borrachos y nadie le prestaba atención.


Itachi se había dormido al fondo del depósito de cerveza. La música era tan alta que no oyó los gritos de Kakashi llamándolo… Tampoco él pudo divisarlo pues se hallaba oculto entre unas cajas de cerveza, pues creyó que ese era el mejor lugar para tomar una siesta, estaba tan cansado.


-¡Tsunade!- Grito Kakashi al encontrarla y siguió golpeándola para que se despertara de una maldita vez. Ella en su borrachera le dio tremendo botellazo que sin pretenderlo termino hiriéndole el ojo severamente. Mas al verlo y reconocerlo reacción y trato de ayudarlo, sin embargo Kakashi aterrado salió huyendo del lugar en dirección de la calle, ante sus ojos de niño todas esas personas que alguna vez creyó su familia comenzaban a convertirse en demonios, en seres tan terroríficos. Sus gritos desesperados de auxilio ahora no solo eran por Mikoto sino también por él. La sangre no dejaba de brotar de ese ojo herido.


Fue Obito que termino de despertar  por los griteríos de Tsunade y reconociendo la voz de Kakashi. Sin pensarlo fue corriendo de tras de Kakashi, le fue fácil ganarle a Tsunade que al verlo alcanzar a Kakashi se tranquilizó y dejo de correr ya los alcanzaría  su ritmo. Obito en la calle cogió a Kakashi de un brazo y la verlo ensangrentado comprendió la gravedad del asunto.


Apenas si pudo calmarlo y dejar que el peli blanco le mostrara la herida en su ojo. Sin dudarlo se sacó la camisa y la deposito sobre el ojo de Kakashi tomándolo de la mano para correr al centro médico más cercano de la zona.


Tsunade que aun mareada buscaba  a ambos menores llego al depósito de bebidas y pillo a Itachi dormido, dio media vuelta, mejor buscaba a Mikoto ella calmaría a Kakashi, se dijo y fue en su búsqueda. Lo que descubrió simplemente la dejo muda.


Si estuvo ebria, la rabia, la adrenalina, la sorpresa le regresó la sobriedad. Sin dudarlo con la sangre ardida al encontrar a la menor ensangrentada e inconsciente bajo la humanidad de Orochimaru, no dudo en sacar su cuchillo de bolsillo y rajar profundamente la espalda de Orochimaru. Un corte tan profundo que hizo que este se arqueara por el dolo y tratase de dar vuelta para responder a la agresión de Tsunade, mas antes de que reaccionara, nuevamente el cuchillo se le clavaba una y otra vez sobre la espalda, como si buscara perforarle los pulmones, como si… desearan acabar con su existencia.


Fue Jiraiya el que concluyendo con sus acompañantes se levantó en busca de cerveza y miro algo incrédulo el rastro de sangre en el patio de la fiesta. Giro en busca de Tsunade y Orochimaru. Con el dedo empezó a enumerar a los presentes


-Valla. Creo que me faltan algunos…-Dijo divertido apretando al cintura de una de sus hermanas de crianza-Mejor le pregunto a Tsunade- y comenzó la búsqueda


Pues no la hallo en su cuarto, entonces fue al cuarto de los menores Uchiha, de seguro allí se encontraba. Lo malo de ir a la habitación de los hermanos Uchiha era percatarse del nuevo rastro de sangre y los griteríos de Orochimaru. ¿Acaso algún infeliz se le ocurría lastimar a alguno de sus hermanos de sangre? Pero al cabo de segundos y viendo de dónde venían los gritos y oír a Tsunade maldiciendo a Orochimaru supuso lo evidente.


Suspiro calmándose


-Así que al final lo hizo- dijo como si nada grave pasara, para luego clamar a Tsunade indicándole que ya había vengado a su protegida, para luego curar las heridas de Orochimaru. Mientras una furiosa Tsunade era encerrada en otra habitación, mientras el seguía atendiendo a Orochimaru.


-Si serás idiota – le decía dándole palmaditas sobre sus heridas- da gracias al cielo que te encontré, conociéndola te hubiera matado- concluyo al ver la ahora deforme espalda de Orochimaru, dios incluso podía ver el blanco de los huesos de su columna y sus costillas.



El sol salió nuevamente y todos actuaban como si nada hubiera pasado.


Itachi camino aun soñoliento en busca de sus hermanos. No hallo a Obito por ninguna parte, eso no el preocupo, el menor siempre se perdida, según investigaba la zona en busca de aventuras. Así que procedió a buscar a Mikoto y Kakashi para que le ayudaran a limpiar todo el desastre de sus hermanos de crianza. Aun soñoliento camino por el salón de fiestas miro la sangre seca, elevo la mirada atraído por el bullicio de Jiraiya que le reclamaba a Orochimaru lo estúpido de su proceder.


Al ver a Orochimaru ensangrentado supuso que él era dueño de esa sangre regada en el suelo. Después de ambos hermanos aparecía Tsunade con el cuerpo ensangrentado con una expresión de pocos amigos siguiendo a sus dos hermanos y sujeta por otros dos hermanos de crianza que evitaban que se le lanzara nuevamente contra Orochimaru. La mujer  solo atinaba a soltar una que otra amenaza de muerte a Orochimaru. Más al ver a Itachi simplemente se deshizo del agarre de esos dos, camino en dirección de Itachi y mirándolo fijamente le dio tremenda cachetada:


-¡¿Porque no cuidas a tu hermana?!- le grito para nuevamente ser sujeta por sus dos hermanos de crianza que la alejaban de Itachi y trataban de arrastrarla  a su habitación. Itachi ignorando el dolor de su cara y entendiendo el mensaje de Tsunade sin dudarlo corrió a la habitación que compartía con sus hermanos y Kakashi, esa habitación donde generalmente los encerraban para que no vagaran por la calles y se metieran en problemas mientras el resto hacia sus labores. Esa que siempre tenía puesto un candado para proteger a Mikoto, mientras El y Obito ayudaban con algunas cosas a al resto de sus hermanos.


Entro a cuarto y miro a Mikoto tirada sobre la cama, la sangre en sus partes bajas había secado, y se coagulaba. No fueron necesario palabras para comprender lo que había pasado. Las palabras de Tsunade se marcaban en su mente… Si él hubiera estado allí… Se dijo y rápidamente busco a Obito y Kakashi, no los encontró. ¿Dónde estaban? ¿Por qué Mikoto estaba sola?… es decir, el limpiaba, Obito charlaba y jugaba con el grupo de adultos borrachos y de vez en cuando lo ayudaba con una u otra cosa, pero Kakashi, es decir era un niño aun, pero podía ir a buscarlo y pedir ayuda.


Se acercó a Mikoto y cuando trato de tocarla esta despertó y aterrada salto de la cama a la esquina. Itachi trato de tocarla pero Mikoto solo se puso a gritar una y otra vez como alma poseída por mismo demonio. Se alejó y la miro perplejo por horas.


En la posta de salud Obito esperaba y esperaba a que Kakashi terminara de ser atendido. Al salir el hombre que atendió al menor estaba más que furioso y en compañía de unos policías y la defensoría de la niñez caminaban con Kakashi en medio. Todos en busca de ese lugar.


Obito sintió el miedo recorrer su piel. Más cuando llegaron a local del festejo, más cuando vio a sus hermanos mayores de crianza algunos en la puerta y silbaron para que el resto saliera. Los molestos mayores que prometieron cambiar las cosas y ayudarlos simplemente se paralizaron al ver a esos jóvenes armados y con pinta de maleantes aparecer más y más y mirarlos sin miedo alguno, dando a entender que los matarían si metían sus narices en sus asuntos.


Lentamente los fusionarlos públicos desaparecieron, algunos dando excusas, otros en silencio y el medico que los atendió al final simplemente se gacho en dirección de Kakashi y dijo:


-lo siento, pero esto está fuera de mi capacidad- para luego marcharse y fingir que esto jamás ocurrió.


Obito asintió con el cabeza orgulloso de saber lo fuerte que era su familia y más deseoso de ser adulto para ser igualito a ellos, más Kakashi comprendió que su familia de crianza era una serpiente venenosa, por tanto muy peligrosa. Quizás debían huir, más al ver la cara de emoción de Obito supuso que este no se iría de ese lugar. Suspiro presionado su ojo que aún le dolía. Según el médico quedaría ciego de ese ojo.


Dentro del local llegaron a su habitación donde Itachi giro a verlos con la mirada cargada de odio, más al ver a Kakashi mal herido y Obito con la camisa ensangrentada se calmó. Agacho la cabeza. Todos sus hermanos estuvieron en peligro esa noche y él solo se dedicó a dormir. Sus hermanos fueron heridos y él… solo se dedicó a dormir.


Fue al día siguiente que Obito termino de enterarse de lo ocurrido, fue ese día que en silencio saco el arma que escondió bajo el colchón y se encamino hacia la habitación de Orochimaru, en silencio simplemente le apunto con el arma y disparo a quemarropa sobre la humanidad de Orochimaru, comprendiendo que debía matarlo.


Orochimaru que despertó por el ruido de la puerta miro a Obito apuntándole con el arma, para que negarlo se tensó y sintió el miedo de ver su fin cerca. Mas al ver que el disparo se amortiguo, y en el segundo disparo por la sobre posición de las balas y el calentar de al pólvora el arma comenzó a arder y Obito termino soltándola al suelo. Simplemente se mató de riza y a  duras penas se acercó al menor y dijo.


-Recuerda esta mocosito. Juro que me las pagaras algún día- concluyo y miro como Obito corría mojando sus pantalones por el miedo. Sus manos quedaron con quemaduras severas.



Las siguientes semanas nadie dijo nada de lo ocurrido, simplemente hicieron como si nada pasara. Tanto Kakashi como Mikoto trataron de olvidar lo ocurrido en lo más profundo de sus mentes. ¿Acaso tenían otra opción?


Itachi, Obito, Mikoto y después de algunos meses Kakashi comenzaron su entrenamiento. Tsunade les dio armas  a cada uno y dijo que sin importar quien fuera, lo mataran si intentaban hacer algo en contra de alguno de ellos. Los hermanos se miraron y asintieron. Después de todo, su deber era protegerse entre sí, pues nadie más lo protegería, ni Tsunade, ni el resto.



Si, las cosas lentamente parecían regresar a la normalidad, sucesos posteriores con la policía y el gobierno marcaron una diferencia abismal entre lo que comprendía la palabra “normalidad” para los hermanos.


La demanda de drogas y el control policial se intensificaron. La demanda de otros servicios ilícitos crecía y ellos quedaban muy chicos al igual que su lugar de dominio para sus metas. Se sentaron en la mesa y comenzaron a dividir sus funciones y su territorio. Aun seguirán siendo el cartel carmesí, pero ahora se dividirían entres regiones, no solo por los negocios, sino por el ambiente de tensión entre Orochimaru y Tsunade que parecían guardarse rencor desde lo ocurrido en la fiesta.


-Orochimaru tú te quedaras y dirigirás las islas carmesí-dijo Jiraiya tranquilo, Tsunade asintió- Tsunade se encargara de las drogas, transporte, envió y distribución- señalo en el mapa su área de trabajo- yo me encargare de cubrirles el trasero desde la gobernación, así que seré su escudero chamacos- concluyo divertido- así que dejen de intentar matarse mutuamente y sigamos con el plan- concluyo, mas Orochimaru miro desafiante a Tsunade


-Si nos vamos a separar para mejorar creo que es hora de dividir el grupo- señalo y Jiraiya suspiro molesto pero asintió. Sabía que Orochimaru no se quedaría tranquilo con una simple disculpa de parte de Tsunade ni esta con una disculpa de Orochimaru.


-Llévate a quien quieras, pero a los hermanos Uchiha me los quedo yo- replico Tsunade decidida


-Me quedo con Mikoto- repuso Orochimaru como si la palabra de Tsunade le valiera un bledo y así era. Mientras más metía sus narices Tsunade mas se encaprichaba con la mocosa


-¡Nunca!-dijo pero callo de golpe cuando sintió el estruendo del manotazo que Jiraiya daba a la meza


-Ya párale Tsunade. Estas exagerando como si lo que hizo Orochimaru fuera tan grave. Acaso se te olvida a que edad comenzaron a violarte y mírate. Formaste un carácter fuerte, aunque…-agacho la cabeza- si se trata de esos mocosos te vuelves patética. Casi un estorbo para nuestros planes-finalmente decía lo evidente y Tsunade miraba la poca paciencia que le quedaba a Jiraiya.


Tsunade miro incrédula a sus hermanos y trago saliva. Agacho la cabeza y asintió. La mirada de Jiraiya era de pocos amigos y al e Orochimaru era asesina. Conociéndolos capaces de matarla lo creía. Era mejor guardar silencio. Se maldijo, tenía muchas cosas que perder y poco que ganar si seguía protegiendo a esos niños… lentamente vio sus sueños de infancia desaparecer como las hojas de los árboles en otoño.


-Quiero una cosa a cambio-Dijo Tsunade- el cincuenta por ciento de las ganancias de Orochimaru


Ambos hermanos se miraron petrificados


-¿Estás loca?. Jamás te daría el 50% de mis ganancias


-Tómalo o déjalo. Si quieres a Mikoto me pagaras esa cantidad hasta que ella muera- sentencio, pues supuso que si no podía evitar de esa forma que Orochimaru la dejara a su lado, por lo menos se aseguraría que su agonía no fuera eterna.


Al contrario de lo esperado de Orochimaru, este accedió al trato. Y se llevó a Mikoto en contra de su voluntad a las islas Carmesí. Tsunade se quedó con los demás menores, pues Jiraiya no tenía ni la mínima intención de cuidar críos. El simplemente se quedó con los grandes, con los que ya habían perdido el camino de la decencia y se enfocaban en la violencia.


El camino de los tres comenzó a dividirse, no para mal, sino para mejor. Al final su grupo se expandió y su poderío también al grado de llegar a ser intocables.


Tanto Obito como Itachi decidieron seguir adelante, no tenían más opciones, eran solo niños, no tenían documentos, no sabían hacer anda más que vender drogas tenían miedo de irse y ser asesinados por los mayores, sabían demasiado.  Con los años al ver el vacío en la mirada de Tsunade comprendieron que ella también lloraba la perdida de Mikoto, por lo cual si debían de seguir a alguien en el bajo mundo se prometieron seguirla a ella, mas cuando esta comenzó sus planes para vengar de Orochimaru por la muerte de Mikoto, camuflándose en la traición de Orochimaru para así, lograr que Jiraiya también impusiera su poderío y castigara a Orochimaru,  mas no conto con que Jiraiya se pusiera a favor de Orochimaru. Suspiro. Ahora las cosas se complicaban más y más, solo saber que contaba con el anonimato de ser ella la verdadera cabeza detrás de la rebelión le animaba a seguir. Sasuke era su carta del triunfo, él y su deseo de venganza contra Orochimaru, el hombre que mató a su madre.  


Pero…


Miro a Obito entristecida. Si ella llegaba a fallar, posiblemente Jiraiya evitaría que Orochimaru la matase, pero nada salvaría a Obito de su muerte, a Itachi de su tortura y a Kakashi de su exilio. Orochimaru quizás mataría a los tres solo por el placer de verla sufrir. Pensar en las torturas que esperaba a sus protegidos la llenaba de pánico, más que nada por ser testigo de la forma brutal que Obito fue torturado por Orochimaru hacia tan solo diez años atrás. 

Notas finales:

Uf. tiempo sin ecribir, estab algo ocupada. bueno les dejo la tercera parte. bye

cuidense, nos leemos pronto.

 


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