Orgullo muerto. Primera Parte
Abrió los ojos y lo que vio fue su vieja casa, esa que compró para su madre.
“¿Un sueño?”
Se cuestionó, pues la casa estaba repleta de flores de varios colores. Y al girar y ver las calles, las personas a lo lejos parecían normales en sus oficios diarios. Como si nada hubiera pasado, como si aún fuera un adolecente.
“Un sueño…”
Volvió a sospechar, pues recordaba con perfección cada tragedia vivida. Era imposible que esto fuera real, cuando su corazón aun lloraba la muerte de su madre, de Suigetsu, cuando aún sentía la desesperación por el futuro de Himawari
-¿Sasuke?- oyó la voz fémina y sin dudarlo corrió como loco dentro de la casa.
Allí parada frente del jardín iluminada por la luz del atardecer se hallaba Mikoto mirándolo con cara de preocupación. Sasuke la miro y no podía creerlo. Allí tan bella como siempre, tan frágil como lo recordaba, tan cálida… Su madre, el único ser que lo amo de forma incondicional. Incluso pese a ser resultado de una violación fue capaz de amarlo y cuidarlo con un amor tan puro que solo ella podía dar. Su madre.
-¿Ocurrió algo?- interrogo Mikoto al ver a su hijo con la cara pálida
-No…-Repuso Sasuke negando con la cabeza mientras avanzaba en su dirección de forma lenta, temerosa pero decidido a llegar a su lado. Aun siendo un sueño no desaprovecharía la oportunidad de abrazarla.
-¿Qué pasa cariño…?-dijo en tono dulce y preocupado miran do como su hijo hundía su cabeza en su hombro y sin decir más se echaba a llorar
-Calma cariño…- fueron las únicas palabras que pudo decir Mikoto abrazándolo. Las palabras eran un estorbo, sabía que su hijo estaba herido, sabía que la necesitaba y que debía consolarlo, por eso lo abrazaba con todas sus fuerzas, para curar sus heridas.
-Te extraño tanto…-dijo con voz ronca, mientras Mikoto no dudaba en abrazarlo con más fuerza
-yo también te extraño…- Mikoto susurro al momento de tratar de alejarlo de su regazo- pero aun no puedes estar aquí
-¡Yo quiero estar aquí!- de la nada Sasuke exclamo desesperado tratando de volver a abrazarla mientras todo se tornaba oscuro y su madre lentamente se desvanecía entre sus manos
-aun no puedes estar conmigo… aun tienes que matarlo…
Fueron las últimas palabras que escucho antes de despertar por el dolo del agua salada que rozaba sus heridas y la falta de oxígeno.
-Valla, al fin despertó-Dijo Orochimaru divertido mirando la cara de su hijo.
Cuando llego en aquella embarcación con Yahiko y Nagato se preocupó pues el peli naranja se había excedido con la paliza, tanto así que Sasuke estaba más muerto que vivo. Tuvo que llamar al médico para que lo atendiera y al recuperarse, no dudo en lanzarlo al mar. Nadie se burlaba de él. Nadie.
-Aun no puedes morirte- dijo Orochimaru- aun me debes muchas ingrato- aplaudió dando la señal para que sus hombres lo sujetaran de los brazos mientras Sasuke lo miraba colérico, pero cuando trato de gritarle algún insulto su boca misma fue amordazada, trato de luchar, de liberarse y abalanzarse contra Orochimaru, pero sus heridas, su debilidad física por los días sin comer se lo impidieron. Al final fue sometido y amarrado al aquella cruz en la orilla.
-¿algo más?-Pregunto Yahiko a Orochimaru al terminar de atar y dejar a Sasuke a su suerte esperando el subir de la marea. A diferencia del resto de los prisioneros que fueron castigados, la cruz de Sasuke estaba más al fondo, supuso que toda la noche se la pasaría luchando para no ahogarse. Al parecer Orochimaru estaba tan molesto por su fuga que no le importaba matarlo de una forma lenta y dolorosa, aun siendo su hijo y siendo vital para Orochimaru.
-No. Puedes retirarte-dijo Orochimaru antes de adentrarse en su oficina y volver a revisar los documentos, no descansaría hasta dar con todos los malditos traidores y matarlos. Aunque en parte estaba algo feliz de confirmar que Sasuke no era parte de la revuelta, Sasuke solo había escapado al ver su oportunidad en medio de la revuelta, aunque le parecía muy extraño que escapara con el padre de Himawari. Algo se traía en manos Tsunade y planeaba usar a Sasuke para su fin. No se lo permitiría. No. Sasuke le pertenecía.
…
Nagato se escabullo en medio de los guardias, pese a no ser fuerte como Yahiko era muy ágil y hábil para escabullirse, casi como un gato. Por lo cual no le fue muy difícil entrar al mar y nadar hasta donde se hallaba Sasuke, para darle una máscara de oxígeno, agua y algo de alimento. El pobre estaba agonizando por causa de la paliza de Yahiko y de tanta agua salada que Trago.
-¿cuál es el plan?- repuso Sasuke medio inconsciente, pero al ver a Nagato reacciono por completo.
Nagato no dudo en verlo y sorprenderse, aun en ese estado el chico parecía decidido a cumplir la enmienda.
Nagato se posiciono detrás de la cruz de Sasuke aprovechando la oscuridad y el ruido de las olas para hablar con él sin ser descubierto, aunque le costó mucho, las olas parecían intentar derribarlo ya arrastrarlo a la orilla y otras veces al mar.
….
Naruto jamas creyó pararse nuevamente frente de esa puerta que de por si le parecía gigantescas y espantosa. Como si se tratase de la puerta del infierno.
-¿Qué es este lugar?-Pregunto Himawari mirando a Naruto con el ceño fruncido- Dijiste que iríamos a buscar a Sasuke- le remarco enfadada
-Yo iré a buscar a Sasuke-Repuso Naruto tragando saliva, las únicas personas que podían cuidar a Himawari, las únicas que podrían protegerla y darle un futuro digno si es que el no regresaba eran sus padre. Aunque llegaban momentos en los que dudaba de ello. Agacho la cabeza, la relación con su padre jamas fue del todo buena, su madre no eran lo suficientemente fuerte para hacer valer sus opinión, quizás lo arrojarían a la calle con niña y todo. Pero no tenía a nadie más y no podía llevar a Himawari a las islas carmesí.
-¡Dijiste que iríamos a por Sasuke!-Grito Himawari al ver como Naruto tocaba el timbre de esa enorme casa
-Te prometo que traeré a Sasuke, pero tú no puedes ir
-¿Por qué no?. ¡Yo quiero ir con Sabate!
-Solo serás un estorbo. Compréndelo de una maldita vez- grito Naruto salido de sus casillas, estaba más que nerviosos, por más que tocaba el maldito timbre nadie salía y para el colmo Himawari no dejaban de fastidiarlo.
-¡Quiero ir con Sabate!- siguió gritando Himawari sin importarle lo que Naruto le decía. Ella no lo comprendía, solo sabía que deseaba regresar con Sasuke, solo eso y anda más. Las dificultades, no le parecían importantes, ser un estorbo no le importaba, solo quería estar con Sasuke sin importar nada más. Estaba harta que la apartaran de su lado. Sasuke era su única familia, el resto solo era simples niñeros.
De la nada en medio de la discusión y los jaloneos entre Himawari que trataba de huir y Naruto que trataba de detenerla las puertas se abrían mostrando tres siluetas.
Himawari no dudo en ver a los extraños, el primero se parecía mucho a Naruto, pero tenía un cara muy seria y era más viejo sin mencionar que tenía una mirada que aprecia asesinarla. La segunda era una mujer de unos cuarenta años, cuya boca estaba tapada con sus manos y un par de lágrimas caían por sus mejillas mirándola con ternura. La tercera era de indiferencia y vestía un uniforme, supuso que era la mucama
-¿Qué quieres?-Pregunto Minato a Naruto que lo miro de la misma forma, con la mirada cargada de odio y reproches.
Dar media vuelta fue la primera tentativa de Naruto, pero nuevamente al ver a Himawari se detuvo, supuso que no era momento de proteger su orgullo. Era hora de humillarse y suplicar… Sasuke lo necesitaba
-Necesito un favor- Minato rio maléficamente, al fin tenia a su hijo como quería, bajo sus pies, arrodillado suplicando y pidiendo algo parecido al perdón. Después de todo valió la pena esperar a este momento. Al fin podría a Naruto en sus cabales y lograría que ocupara su lugar en la empresa y siguiera la tradición Namizake. Que sentara cabeza como debía de ser y elevara el orgullo de la familia por los cielos.