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Gigoló por pk2solitarios

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Notas del capitulo:

Jujuju. creo que el titulo lo dice todo. XD

El pez muere por su boca. 

Después de ganar la medalla de oro, después del gran banquete en su honor. Naruto acudió a la habitación del hotel. Como siempre esperaban por él las hermosas mujeres, todas con poca ropa. La mayoría sobre su cama. Pero esa noche era diferente.

Miro de mala gana al chico que se metió en su alcoba. Estaba a punto de pedirle que se retire, más Ino le detuvo con dulzura:

-Vamos. Pruébalo, será divertido… Además quieras o no, no puedes con todas. No estaría de más que él te ayudara a satisfacernos. ¿Cierto?- Suplico la mujer ansiosa de ganar al apuesta.

-Ok…-susurro Naruto, no comprendía la razón, pero simplemente las noches de orgia y festejos perdían su atractivo. Quizás porque se volvían una rutina sin sentido.

Tocar, apretar, coger, besar, llegar al clímax… ¿luego que…?

... Vómitos, quejidos, peleas, gritos… Las mujeres que solía frecuentar eran muy escandalosas. Despertar con un tremendo dolor de Cabeza, con varias desconocidas que vomitaban de un lado a otro. Pues valla que perdían su atractivo al día siguiente de la orgia… se volvían feas y para nada agraciadas.

-Naruto Cariño…-Decía Ino mareada tomándolo del cuello, para luego señalarle al chico del sofá-Que te pareció…?-Interrogo y Naruto miro al tipo que se había cogido por la simple curiosidad de saber que era lo que le pillaban al sexo gay.  

-Igual que el sexo anal… Era eso. Sexo anal- dijo sin saber que más decir. Solo miraron al tipo levantarse y caminar al baño. Parecía dolorido. Quizás esas manchas de sangre indicaban que era su primera vez. Se fastidio. Sin saber porque eso le recordó a Hinata, cuando tuvieron su primer encuentro sexual. La chica se quejó por tres días de los dolores.

Supuso al ver al chico acercarse a ellos, que le diría una que otra cosa sobre su virginidad tomada. Pero todo lo contrario, solo le sonrió y se marchó como si anda pasara. Eso fue nuevo para Naruto. Pero bueno, quizás por ser varón no era igual que Ino y el resto de las chicas que se le pegaban a los brazos como si se tratasen de koalas.

Rio. Le gusto ese tipo de trato. Hecho el acto y cada quien para su casa.

-Sexo gay…-repuso manteniendo su sonrisa- quizás no sea tan malo…

Tsunade miro de reojo a Minato y Kushina.

-Una bala perdida-dijo Tsunade a ambos. Sin importar que Kushina fuera su hermana, no permitiría que su sobrino cometiera tantos errores, tampoco que Minato siguiera haciendo oídos sordos a los absurdos de su hijo.

-No es cosa nuestra. Ya lo desherede. Renuncio al apellido-dijo furiosos

-Ah, si-dijo extendiendo el periódico donde la noticia del gran corredor Naruto Uzumaki salía en primera plana- Le quitaste el apellido paterno pero no el materno.  ¡Mi apellido!-Exclamo con claro enfado. Dando un puñetazo a la mesa. Todos dentro de la habitación se levantaron  y miraron atentos a la pareja. Tanto Minato como Kushina retrocedieron. Las cosas se salían de control.

Kushina se aferró al brazo de  Minato temiendo que lo fueran a asesinar. Rogo con su mirada a su hermana para que detuviera a los matones.

-Aaaah-dijo Tsunade rodando los ojos aburrida de la misma escena. Por eso odiaba que su hermana se casase con ese testarudo hombre chapado a la antigua- Dime algo Minato. Alguna vez has logrado algo por tu propio merito… Es decir fuera de la herencia familiar de tus acaudalados padres. Alguna vez hiciste algo con tus propias manos… algo que saliera bien… porque tu hijo no sirve para nada.

Minato sintió la sangre subirse al rostro. Deseo asesinar a esa mujer. Él era un empresario reconocido y esa mujer de cabellera rubia una maldita traficante. Qué derecho tenía ella para juzgar su estilo de vida. Ser presidente de las compañías de sus padres no era trabajo fácil. Se debía cumplir con las normativas. Pagar impuestos. No como ella que evadía las leyes y dudo que alguna vez pagase impuesto alguno.

La mujer pudo leer claramente los reclamos de Minato en las expresiones de odio de su cara. Ese hombre la sacaba de quicio. Ese hombre que no tomo en cuenta a Hinata y esa bebe. Que de ser por el las dejaría morir. Se maldijo no llegar a tiempo. Llegar solo para rescatar a la niña.

Su idiota cuñado no sabía la importancia de la sangre. Si no se tenía el respeto a la familia esta sociedad caería en mil pedazos. Aunque ella que derecho tenia de mantener esa filosofía. Ella que estaba acostumbrada a separar familias y vender humanos por simple codicia. Acabar con la vida de miles de familias enteras con las drogas que vendía al mayor y menor en toda esa zona.

Tomo su cigarrillo y soplo el humo que tomaba forma de árbol.

-Minato…-Llamo Tsunade ablandado tanto como puedo el tono de su voz- no me dirás que una idiotez de tu hijo puede más que años de crianza. Es tu único heredero. 

-No lo creas Tsunade. Hay otro heredero-Dijo Minato determinado a no dar su brazo a torcer.

-Hablas del hijo de la Hyuga?-Repuso Tsunade- de la mujer que dejaste morir frente de tu casa de campo. Del supuesto hijo que tubo y que misteriosamente desapareció?

-Exacto-Dijo Kushina emocionada

- si la encuentro

-Sí la encuentras. ¿Qué le dirás?- dijo acercándose a Minato- Cariño yo mate a tu madre por ser una puta. Desherede a tu padre por querer casarse con la puta? Hice que tú madre viviera un infierno por venganza y si estas viva es por mera suerte del destino.

Minato guardo silencio. Si, el también había cometido varios errores. Pero eso no significara que dejase de buscar a esa niña. Era preferible mil veces esa mocosa que su propio hijo como heredero de la familia Minazake.

-Tsunade!-Llamo finalmente Kushina tratando de apelas a la humanidad de su hermana- la razón de nuestra visita es simple. Necesitamos de tu ayuda para buscar a esa niña. Es solo una bebe, quien sabe que cosas estará padeciendo en manos ajenas.   

La rubia elevo la mirada. Siete, siete malditos años tardaron en reaccionar y tratar de buscar a esa niña. No pudo disimular la expresión de decepción. Su hermana la decepcionaba como mujer, como madre, como su sangre. Entonces centro su mirada en Minato y miro a Kushina.

-Típico…-Repuso.  El hombre adinerado y orgulloso que al hallarse al límite de su resistencia estallaba en gritos y puños contra su esposa. Y su hermana típica mujer sumisa incapaz de contradecir a su atolondrado marido.

Ahora menos que nunca les diría conde encontrar a esa niña. Si alguna vez tuvo piedad de esa mocosa era ese mismo momento, pues supuso que era mejor sufrir a manos ajenas que sufrir a manos de tu propia familia, al menos la esperanza de creer en fantasías te mantenía vida.

-Acabemos con esto. No les ayudare. ¡Largo! pierden mi valioso tiempo con estupideces.

Sasuke miraba a Himawari con un montón de juguetes en mano. Sintió su sangre arder. Una niña de siete años no puede tener tanto dinero… Era obvio que lo había robado.

Sin perder el tiempo fue al cuarto de su madre y busco en el hueco de la pared el baúl con dinero para evidenciar lo evidente. Himawari le había robado y se había marchado de comprar la muy desgraciada. Se había gastado cinco mil dólares en que sabe que cosas.

-¡HIMAWARI!-Grito a todo pulmón, mientras la menor comenzaba a correr fuera de  la casa. Esta vez se había pasado de la raya y Sasuke no se la perdonaría.  Quizás no estuvo del todo ben comprar esas semillas mágicas, tampoco comprar tantas muñecas y juguete. Según corría se iba deshaciendo de todo, pues le estorbaba en la huida.

Como alma que lleva el diablo corrió y corrió en dirección de los muelles. Giro atrás y allí estaba Sasuke con el mismo demonio. Miro esa colina y allí vio una gran casa, quizás podría esconderse en ese lugar.

-¡Espera que te ponga las manos encima!-dijo en media persecución, mientras Suigetsu los miraba

-Supongo que hoy no habrá clases-concluyo regresando a la farmacia con la montonera de libros en mano.

Entre el correteo Sasuke se detuvo brevemente al ver en qué dirección iba Himawari. Dios si casi se le sale el corazón. Nuevamente acelero la marcha. Ya no para golpear a Himawari, sino para evitar que Orochimaru le haga algo. Esa mocosa se metía en las oficinas de Orochimaru.

-Himawari!-Grito casi sin aliento. Mas la menor solo acelero la marcha. Corrió y corrió hasta mirar en un costado una especie de depósito donde rápidamente se escabullo.

-¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! - decía Sasuke dando vueltas frente de la edificación. Nadie había visto entrar a Himawari dentro. Una de dos o hablaba con Orochimaru o… Negó con la cabeza. El miserable lo torturaría con alguna de sus jugarretas maquiavélicas. Negó con la cabeza y rogo que la niña no cometiera alguna estupidez. ¿Desde cuando le regreso el miedo? Se cuestionó al sentir su frente empapada de sudor frio.

¡Mierda…!

Se dijo. Era obvio. Desde que se encariño con la malcriada de Himawari. Desde que lentamente comenzaba a tener ilusiones de su libertad. De una vida fuera de esas islas acompañado de la mocosa. También el miedo regresaba a su ser con más fuerza. Nuevamente tenía algo que perder.

-Sasuke…- se recrimino- deja de ser tan estúpido. Solo lárgate y ya. Si ella comete una locura no es asunto nuestro… ella no es nada nuestro- intento convérsense, pero allí estaba frente de la oficina de Orochimaru, apunto de hablar con el demonio por culpa de la mocosa.

En ello se escuchó el estruendo de varias cosas cayendo. Sasuke cerró los ojos y comenzó a rezar su última oración antes de ser ejecutado por el demonio en persona.

La cara de Orochimaru era de pocos amigos. Esos esqueletos no eran muy preciados para él, pero eran adornos muy importantes para sembrar el miedo y terror en sus propiedades y aunque pudiera hacerse de más fácilmente no iba  a dejar pasar esta osadía.

Allí frente suyo una mocosa de siete años de edad mirándolo curiosamente. Como si tuviera algo en la cara. “Pobre de la madre de esa mocosa, hoy conocería el infierno en…” Guardo silencio, no recordaba a esa mocosa, no tenía registros de ella. La miro con detenimiento y recordó quien diantres era esa mocosa, más al ver a uno de sus matones sujetando del pescuezo a Sasuke que mostraba una expresión de dolor por el fuerte apretón que recibía.

-Este insiste en verlo, incluso trato de entrar a la fuerza- Dijo el guarura. Orochimaru rio divertido. Habían pasado meses desde que vio a Sasuke y comprendió que el chico había perdido su valor, no solo bajo en popularidad, sino que casi no le mostraba miedo, era como si le valiera madres lo que Orochimaru dijese. Estaba a punto de darse por vencido con él y designarlo a la parte de contrabando de drogas, estaba cansado de oír las múltiples quejas de sus clientas. Pero allí frente  a sus ojos con aquella expresión preocupada, sí. Esa que solo veía en Mikoto cada que Sasuke estaba en peligro. Recordó viejos tiempos, más de inmediato miro la causa de esa expresión: La niña.

Rio divertido. Recordó que Sasuke le debía muchas por su osadía. Quien diría que sería la mocosa que tanto odio cuidar la que le abriría nuevas formas de tortura contra su malcriado hijo. Finalmente podía volver a manejar a Sasuke a su antojo.

-Sasuke-kun-dijo Orochimaru acercándose a él, para arreglar su ropa- veo que la vida ha sido buena contigo y esa niña. Valla que esta grande y es muy bonita.

Sasuke trataba de controlar cada expresión de su cara y el miedo en sí. Miraba a Himawari de vez en cuando, para deducir alguna posible amenaza para la niña, también miraba las posibles rutas de escape. En su mente se visualizaban las posibilidades de éxito de tomar a Himawari y escapar por algún sito. Pero la voz de Orochimaru lo trajo nuevamente a la realidad.

-creo que he perdido la apuesta-Dijo Orochimaru poniendo una Expresión triste- bien, soy un hombre de palabra… Te perdono a mitad de tu deuda- concluyo y los ojos de Sasuke se abrieron más y más, por unos segundos sintió su corazón pararse, olvido como respirar. Pero una manita lo jalo a la realidad. Himawari se sujetaba de la mano de Sasuke, pues aún estaba asustada por los fetos en frascos que encontró, creyó que eran juguetes, pero eran de verdad, quizás por eso retrocedió con violencia chocho con la pila de esqueletos en el depósito y ahora se encontraba en la oficina de Orochimaru, ese hombre que de la nada comenzaba a reír como un loco. Al ver como la niña se escondía detrás de Sasuke, como todo niño lo hace detrás de sus padres.

Sasuke bajo la cabeza y la miro. El éxtasis que sintió al ver su deuda perdonada, o al menos la mitad.  Fue reemplazada por una realidad. Orochimaru planeaba subastar a la menor.

-Kabuto!-Grito Orochimaru- Kabuto! Trae el sello metálico, es hora de marcar la mercancía para la subasta de esta noche.

Himawari que no comprendía nada de la subasta sintió dolor en su mano, Sasuke apretaba su mano con tanta fuerza que la estaba lastimando

-¡SABATE!-Exclamo molesta, y  el mayor la miro comprendiendo su falta. Soltó el agarre mientras veía como Kabuto colocaba el sello metálico en la braza preparando todo para marcar a Himawari que aún seguía ignorante de lo que ocurría, y lo que pasaría esa noche.

-Solo tiene siete años-Dijo con la voz temblorosa, no era bueno mostrar debilidad contra Orochimaru, pero su voz comenzaba a fallarle.

-¿Qué? ¿Te preocupa?-Interrogo Orochimaru divertido

-No. Solo que sería una lástima que se lesionara y tuvieras que pagar un medico

-No te preocupes. Yo me encargo de esos asuntos-Dijo Kabuto. Sasuke lo miro con odio

-Yo inicie a los ocho años

-Sí, tu madre siempre iba suspendiendo tu subasta. Me hizo perder grandes sumas de dinero, pero al final tú viniste por tu propia voluntad.

Sasuke ya no sabía que más alegar. Simplemente se resignó. Sabía que eso de la familia feliz no duraría para siempre, por eso mismo se esmeró en que no fuera una familia feliz, por eso se esmeró en no tener lazos con Himawari, pero porque razón su pecho saltaba, sus manos temblaban y la menor lo contemplaba descubriendo su miedo.

Sin dudarlo la niña soltó la mano de Sasuke cuando Orochimaru la llamo y pidió que extendiera su mano derecha. La chica lentamente comprendió al ver ese sello metálico ser ensayado en un pedazo de carne que dolería, que le seria puesto un sello idéntico al que tenía Sasuke. Que desde ese día seria como el resto de los habitantes de las islas: una mercancía, aunque no le veía nada malo serlo, así podría pasar todo el día con Sasuke en su trabajo. Sonrió al creerse que desde hoy sería igual que Sasuke, trabajaría con el codo a codo… sin duda sería divertido vender esos sobres blancos a esos hombres altos que llegan al muelle principal.

Respiro y miro a Sasuke parado con la mirada sombría contemplándola. Suspiro. Ella debía ser fuerte, se lo demostraría. Sorprendiendo a todos Himawari elevo la mano en dirección de Orochimaru que acercaba el sello metálico listo para marcar a la menor.

Listo para sellarla, simplemente Orochimaru vio como la menor desaparecía de frente suyo y elevo la mirada para ver a Sasuke jalándola para atrás.

-¿Ocurre algo?-Interrogo Orochimaru divertido

-Eh…?-Dijo Sasuke, se quedó sin palabras para explicar su acción.

-Que sueltes a la niña-Inquirió Orochimaru y Sasuke la soltó. Himawaria solo elevo la mirada, jamás había visto a Sasuke tan dudoso y temeroso.  Ella con expresión determinada se animó. Solo era un castigo por romper los esqueletos se dijo. Sería una niña buena y asumiría sus culpas. Luego se irían a casa y como si nada hubiera pasado, ambos seguirían sus vidas.

Nuevamente Himawaria extendía la mano y Orochimaru volvía a sacar el sello metálico de las brasas y lo acercaba a la mano de Himawari, pero se detuvo al oír una vocecita dudosa

-Te..te…- decía Sasuke sin saber si hablaba o pensaba, pero aun así era complicado decir aquellas palabras.

-¿Quieres un poco de té?-Dijo Kabuto burlándose. Este Sasuke era diferente al que conoció en un inicio. Ya no era el sádico que intento matar a una bebe, ahora… prácticamente era normal y aburrido. Tan manipulable.

Al diablo, de dijo Sasuke mentalmente.

-La compro- concluyo y Orochimaru deposito el sello metálico y lo miro detalladamente. Si hubiera sido el Sasuke gigolo de antes, el que se esmeraba por ser el mejor, no hubiera dudado en vendérsela, pero ahora este Sasuke que podría ofrecerle. Miro a la niña. Esta niña cuanto podría valer. Mucho, se dijo, después de todo era una niña y su red de clientela era pedófila en su gran mayoría. Todos esperando las subastas nocturnas, donde niños, adolescentes y jóvenes eran subastados al mejor postor.

-No. Mejor no…- dijo Arrepentido de su propuesta empujando nuevamente a al menor hacia las brasas. Esa mirada maquiavélica de Orochimaru le decía que la pagaría muy caro si compraba a la menor.

-Tarde-dijo Orochimaru sin perder esa sonrisa. Si bien dudaba que esa mocosa valiera mucho pues la reina blanca parecía nuevamente interesada en ella. Supuso que no estaría de más hacerle pagar a Sasuke la mala pasada de años atrás- 100 millones. Vendida- dijo Orochimaru dejando a un Sasuke estático siendo jalado por Himawari que parecía muy contenta de no ser castigada por su travesura.

Cien millones más los cincuenta millones… Ciento cincuenta millones… se decía. Si era así, mejor la hubiera matado de bebe.

-¡SABATE! ¡SABATE!-Gritaba emocionada Himawari jalando a un Sasuke zombi por los muelles en dirección a su casa.

De la nada cuatro hombres sospechosos lo jalaron a una limosina. Aunque Naruto trato de luchar por liberarse, le fue imposible. Solo miro como el vidrio negro que separaba al conductor bajaba lentamente y dejaba en evidencia a su tía.

-¿Tía?-dijo soltándose del agarre de los gorilas- estas bromitas no son agradables. Si quieres verme llámame. Con gusto te visitare- concluyo Naruto acomodándose la ropa.

Tsunade estaciono la limosina y cambio de lugar con uno de sus guardias. Sin soltar palabra alguna arrojo sobre la mesa de la limosina un folio para que Naruto lo mirara.

-cuatro meses-dijo la mujer a su sobrino que no comprendía nada-Cuatro meses para que des con la niña y la traigas de regreso conmigo

Naruto que no leía los documentos, apenas si miraba la foto de una bebe en estado de desnutrición. Miro a su tía

-No lo hare. Yo no estoy interesado en estos negocios-dijo. No era secreto para nadie que su tía estaba metida en el mundo de la trata y tráfico de personas.

-Quien te dijo que tienes elección- inquirió mirándolo por primera vez a los ojos- Si no me traes a esa niña en cuatro meses te matare.

-Estas de broma cierto.

-Broma…?- Dijo mirándolo sin expresión alguna en su rostro, antes de que uno de sus guarda espaldas le clavara un puñal en la pierna- supongo que  estoy de broma- Se abrieron las puertas de la limosina y Naruto salió expulsado junto con el sobre donde radicaba la foto de al bebe y una sola dirección: Islas Carmesí.

Naruto sujetándose la pierna supo que su tía no iba en broma y capaz que cumpliera su amenaza. Peor que diablos. ¿Cómo iba a encontrar a una niña con una simple foto y una dirección?

Miro con más detenimiento la foto, esta tenía la fecha y hora en una esquina. Suspiro, esa foto era de más de seis años atrás. Elevo su mirada. Jamás creyó que volvería a esas malditas islas que marcaron su desgracia… otra vez.

Himawari Caminaba entre el muelle feliz de la vida comiendo un helado en compañía de Suigetsu. Sasuke no estaba de humor para cuidar de la mocosa que lo sentencio a ser un eterno prisionero de las susodichas islas.

-¡Mira!- dijo Himawari emocionada señalando el nuevo barco que llegaba con los visitantes. Personas muy bien vestidas y con varias joyas a adornando sus cuerpos. Simplemente destellaban un estilo diferente de vida.    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Mil gracias por leer. gracias por los reviews


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