Trabajo
Sus dedos revelaron entre la sedosa cabellera negra de Hinata. Ella se sintió estremeces jamas había sido tocada de ese modo. Se agitó al sentí los besos delicados y precisos que Sasuke daba detrás su oreja, esos labios finos bajando delicadamente sobre su cuello llegando a sus pechos. Que maravillosa sensación. Ahora comprendía la diferencia entre el cielo y la tierra. Entre un maestro del sexo y un simple aficionado desesperado por coger.
Sus delicadas manos se aferraron más a esos hombros firmes y se alejó para verlo: Era bello… Despiadadamente bello.
Si, sintió algo de culpa por estar a su lado en un inicio, por verlo y saber la aterradora diferencia de esas, pero… La carne es débil y después de ese primer beso, simplemente perdió el control de su cuerpo.
Era su despedida de soltera y se suponía que solo vacacionarían, pero de la nada aparecía el como un espejismo ante sus ojos. Todas quedaron con la boca abierta cuando el chiquillo simplemente se acercó a Hinata y regalo un lirio blanco dándole la bienvenida a las islas. Y ahora… se estaba revolcando con el chiquillo que no sobre pasaba los 16 años. Jamás se sintió tan enferma, y es que acostarse con menores de edad no era lo suyo, pero este chaval tenía una habilidad única o quizás ella era la ingenua que solo conocía los toques brutos de su prometido y amigo de infancia: Naruto.
Se sorprendió cuando el chico tomo su mano y la miro fijamente sonriéndole. Quiso alejarse, pero esa mirada se lo impidió… ¿cuándo paso? Ni ella lo supo, solo estaban allí en su habitación revolcándose sobre las sábanas blancas con un chico de no más de 16 años. Sentirse culpable quizás, pero él tenía el control de sus sentidos, ella solo era una marioneta entre sus manos. Pero a sus 24 años no podía alegar eso en una corte… No podía echar la culpa a su educación, ni a las habilidades del moreno. Esto era pedofilia… Además para ser sincera estaba tocando el cielo y pensar en las consecuencias era una estupidez cuando ni siquiera tenía la voluntad de protestar, solo gemir y gemir rogando más y más… Ese chico la volvía loca. Le hacía perder la cordura, la sensatez y la voluntad que siempre la caracterizo. Al diablo la culpa, al diablo Naruto, al diablo las leyes, al diablo todo… Solo lo quería a él.
Lentamente sentía perder más y más control y la noción de la realidad. Mas cuando una de las manos de muchacho bajo ágilmente y se metió entre su ropa interior. Sasuke jugaba magistralmente con el cuerpo de Hinata, intercalando besos y miradas con la chica para hacerle saber que el éxtasis estaba asegurado. Más en la mente de Sasuke algo estaba claro: la hora. Diez minutos para las once de la mañana. En cualquier momento su celular vibraría y eso sería el fin de esta escena.
Retiro aquella solera que cubría esos enormes seños mientras Hinata gemía y de vez en cuando soltaba una que otra palabra débil que hacía referencia al placer y al amor. Sasuke la miro y le sonrió tiernamente. Para luego acariciar su rostro y besar su frente. Estaban a punto de cometer el pecado original, o quizás cierta persona los interrumpiría, sinceramente contaba con eso, pues no era su intención… No le gustaban las mujeres de delanteras prominentes.
Su celular vibro y supo que esto acabaría. Ambos sobre la cama, Hinata casi desnuda. En un abrir y cerrar de ojos Sasuke le había robado cada prenda y lanzado lejos de su alcance. Mientras el solo se despojó de su camisa y apenas si abrió el cierre de su pantalón.
“10…9…8…7…6…5…”
Daba inicio la cuenta regresiva en su mente.
-compréndelo…-Dijo Sasuke en el oído de Hinata, como si fuera un susurro suplicante, con un tono tan suave y sincero que la chica solo lo contemplo y juro ver un ángel - Son negocios…- concluyo mientras su cuenta mental llegaba a cerro y al puerta del departamento se abría dejando entrar a la habitación a un rubio quedaba boquiabierto mirando a su prometida de 24 años que se suponía esperaba un hijo suyo revolcándose con un crio que no pasaba de los 16 años.
-¡HINATA!-Exclamo apretando sus puños horrorizado al ver a su prometida desnuda y al lado suyo a un chaval. Dios: un Chaval que no pasaba de la pubertad. Contuvo el deseo de matar al chiquillo que se paraba al lado de la cama y le miraba desafiante.
Sasuke estaba listo, se llevaría un par de golpes y algunas patadas, sin mencionar los insultos, pero era parte del oficio. Cerró los ojos esperando al colérico prometido de Hinata. A aquel chico de cabellera rubia y ojos azules, cuyo cuerpo estaba en forma. “Mal gusto no tiene” se dijo Sasuke comprendiendo por que fue solicitado sus servicios para este caso. Era uno de esos casos complejos donde sus habilidades marcaron la diferencia. No es que fuera el único maestro del lugar, es solo que su edad tierna dejaba con la guardia baja a todas esas mujeres al no creerlo una amenaza o capaz de cometer tales actos.
Naruto estaba decidido a partirle la cara al imbécil que tenía frente. Le valía un carajo que fuera un puberto, pero las palabras de Hinata lo detuvieron o le hicieron cambiar de objetivo.
-¡NARUTO NO ES LO QUE PARECE!- Se congelo mirándola. La chica cubría su cuerpo desnudo con las sabanas y miraba a Naruto perdido en la estupefacción y la inverosimilitud.
“¿No es lo que parecer?” Se dijo el rubio mentalmente. ¿Qué? ¿Acaso lo creían retrasado mental? Dos personas revolcándose en la cama, y decir: no es lo que parece…
Sinceramente esas palabritas solos las escuchaba en telenovelas que su madre veía apasionadamente durante las vacaciones de verano. Pero en la vida real… ¿Hinata le estaba tomando el pelo?
Sasuke miro a la chica con la cara de estupefacción por su genialidad para empeorar la situación, es que no había peor frase que esa. Es decir… Dos personas desnudas en una cama y Salir con su: no cariño, no es lo que parece… ¿Qué podía ser si no era sexo?
Quiso reír pero se contuvo. “Golpéame de una vez o me reiré” suplico Sasuke mentalmente al rubio que giro los ojos por escuchar tal estupidez. De verdad daba gracias a ser un mentiroso por naturaleza y un excelente actor. De lo contrario se tiraría al suelo matándose de risa de las ocurrencias de Hinata.
-¡Me crees un estúpido!-Dijo Naruto cargado de rabia caminando hacia la chica como si olvidara la presencia de Sasuke.
Sasuke solo busco con la mirada su camisa y dio gracias al cielo de no ser tan estúpido como para quitarse los pantalones, aunque ya había previsto todo esto.
Se detuvo brevemente, le pareció interesante la actitud del chico. Por lo general la mayoría explotan y tratan de matarlo cuando realiza este tipo de trabajos, pero Naruto parecía una persona sensata y comprendía que la infidelidad había sido de Hinata, pues era ella quien le debía respeto y fidelidad, no Sasuke.
Naruto elevo la mirada para ver al chico. ¡Por los cielos! era un adolecente. Miro el suelo y vio una camisa rápidamente la levanto y se la arrojo con odio vivo. Un puberto, su prometida le puso los cuernos con un chaval de 16 años, y tuvo que rogar que tuviera 16, pues no le calculaba más. Más que ser un cuernudo, esto lo calificaba como un incapaz. Es decir: tenía 25 años, un físico excelente, un atractivo que sobrepasaba a muchos y aun así su prometida se acostó con un niño. Una de dos era él realmente malo en la cama o su prometida era una enferma. Como fuese, estaba claro que Hinata no lo amaba.
-¡Lárgate de aquí o juro que te muelo a golpes!- amenazo a Sasuke que sin demora salió de la habitación del hotel.
“A su orden comandante” deseaba decir Sasuke, pero solo salió corriendo. Había concluido su misión, el resto le valía una mierda.
Apenas cerró la puerta pudo oír los gritos del rubio exigiéndole una explicación. Reclamándole todo lo que el había hecho por ella… en fin la misma historia de siempre. Quien da más… el que ama. Quien da menos el que no ama. Al final el amor parecer unilateral.
Sasuke saco de su pantalón su celular y mando un mensaje:
DE: Sasuke
Para: Joker
Misión cumplida. Voy a por mí paga
Rápidamente se encamino a la oficina de Joker.
Fuera del hotel miro las calles de las islas carmesí, eran sin duda las más hermosas que jamas había visto, supuso que suponía eso pues eran las únicas calles de lujo que había visto. La zona norte de las islas parecía un sueño hecho realidad. Lástima que solo fuera una fachada destinada al turismo, pues los verdaderos habitantes Vivian al otro extremo de la isla y su realidad era muy diferente. Más de 2000 personas controladas y manejadas por tres personajes que eran los amos y señores de las islas carmesí, el resto eran simples esclavos.
Miro sobre su mano su sello de pertenecía. Era propiedad de Joker. Ese sello que se le fue puesto a los ocho años, unos días antes de su subasta. Agacho la cabeza y miro al frente. De que servía recordar el pasado, estaba tarde un su paga esperaba.