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Envuelto en ti por DracoDePotter

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Notas del fanfic:

Hola, es el primer dic que me animo a subir aquí, espero ser bien recibido soy nuevo escribiendo así que perdón si soy un asco. TT.

Harry se encerró en el dormitorio, prácticamente sin ganas de participar del gran banquete que tendría lugar en el Gran Salón. Estaba seguro de que Dumbledore lo nombraría, y nombraría a Voldemort, y todo lo que había ocurrido… lo que implicaba también recordar a Sirius. Mientras Harry intentaba ordenar sus cosas en el baúl vio, en el fondo de éste, un paquete mal envuelto. Se sentó en la cama, lo desenvolvió y reconoció el trazo de la letra de su padrino en la parte de atrás de un pequeño, sucio y viejo espejo. La nota decía que era un espejo de doble sentido, y que él, Sirius, conservaba el otro par.

“Cuando necesites hablarme, di mi nombre. Aparecerás en mi espejo, yo en el tuyo, y podremos hablar”.

 A Harry le dio un vuelco el corazón, y, a pesar de saber que había muy pocas chances de que funcionara, lo intentó. Miró el espejo fijamente y dijo el nombre de su padrino, pero nada sucedió. Lo intentó nuevamente, pero no cosechó mejores frutos. Resignado, se retiró del lugar.

Pero mientras caminaba por los pasillos surgió una nueva esperanza: vio a Nick Casi Decapitado. Si Nick había vuelto del otro mundo…

 ¡tal vez Sirius también pudiera hacerlo! Pero las palabras del fantasma sentenciaron todo: “Él no regresará. No volverá, seguirá adelante. Muy pocos magos eligen volver, la mayoría decide continuar”.

El viaje en el Expreso de Hogwarts no fue tan agitado como en otras ocasiones. Cuando bajó del tren, Harry vio a Ojoloco, que estaba esperándolo junto a Tonks, Lupin, y los Señores Weasley, con sus hijos Fred y George.

Cuándo Harry preguntó por qué habían ido a esperarlo, Lupin respondió que pensaron que era una buena idea cruzar unas palabras con sus tíos (Vernon y Petunia) antes de volver a darles la tarea de cuidar al mago adolescente más famoso del mundo.

¿Qué les dijeron? Simplemente que no intenten tratarlo mal, pues se enterarían… y no querrían enfrentar las consecuencias de hacerlos enojar.

Pero nada de eso sucedió.

-¡Maldito mocoso, levántate ya a preparar el desayuno-ladro Vernon, golpeando insistentemente la puerta de su habitación.

Harry abrió los ojos lentamente, y alzo una mano para agarrar sus anteojos y ponérselos como cada día.

-¿¡Escuchaste mocoso!?-volvió a preguntar, al no recibir respuesta.

-¡Ya voy!-grito para que su tío dejará de aporrear su puerta. Como cada mañana se respeto para servir como sirviente, ya era una rutina, a la cual estaba resignado.

Cuando miro por la ventana, se dio cuenta de que el al pegaba alto en el cielo, ya habían pasado dos semanas de la muerte de Sirius y Harry vivía en un letargo constante. Haciendo las cosas en modo automático. Era la única opción que tenia y no caer en pedazos. Nuevamente había dejado de enviar y recibir cartas para sus amigos.

Se resigno al tercer día, al no recibir una respuesta. Y Harry se pregunto si Dumbledore quería condenarle a la soledad.

Ya ni siquiera salía de esta casa para evitar futuros encuentros con Mortifagos. Tendría que esperar hasta que vinieran el primero de septiembre por el, para así poder llevarle hasta la estación de trenes.

Harry sinceramente ya estaba hartandose, sabía que tampoco iría al Callejón Diagon a por los útiles escolares, de seguro los Weasley se encargarían de eso como los años anteriores.

Solo quería ser libre.

Ser sólo Harry.

Cuándo bajo las escaleras, su primo Dudley ya estaba pegado a la televisión, su tía Petunia, estaba hablando por teléfono. Riendo de manera fingida.

Ninguno se volteo a verle, a veces se sentía tan solo. Y aún más ahora que Sirius, ya no estaba y era todo por su culpa.

 

31 de julio de 1996.

Harry se encontraba tendido en el suelo, mirando fijamente a una magdalena de fresa y arándanos. El color rojo de la crema era cubierto con pequeños copos de merengue blanco, en medio de esta se encontraba una pequeña vela, que esperaba por ser encendida.

Harry suspiro por enésima vez, ya solo quedaban cinco segundos y oficialmente tendría dieciséis.

5

4

3

2

1

-¡Feliz cumpleaños, Harry!-se dijo así mismo-Ahora pide un deseo.

-Solo no quisiera...estar sólo.

Fue de pronto una honda de magia se sintió por toda la casa, Harry miro por unos momentos la magdalena que ahora estaba hecha trizas, antes de siquiera tener tiempo de agarrar su varita, una agujero negro se abrió bajo sus pies.

Harry grito, y trato de agarrarse de la madera, pero fue imposible, se sintió y solo fue consiente de un duro golpe en la cabeza, y solo vio antes de cerrar los ojos, el cielo estrellado.

 

 


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