Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor y fetiches sexuales por kina_chan

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos >u< Muchas gracias por seguir este fic extraño xD 

El capitulo de hoy trata sobre el fetiches sexual del "Sadomasoquismo" Si el tema les desagrada o no les gusta, por favor, no lo lean.

 

Sin más que decir, pueden comenzar a leer >u<

Segundo One short: Sadomasoquismo

 

Estaba enamorado de ese chico, era inevitable no estar enamorado de él. Era amable con todos, era inteligente y era caballeroso con todas las chicas con las que hablaba. Fabián García, un joven de veinte y tres años, estudiante de diseño grafico, cabello castaño claro, ojos verdes, piel blanca, un chico enamorado de su compañero de clases. Mientras tanto, Nahuel Torres, era de su misma edad y curso, de cabello negro corto, piel blanca, ojos grises, cuerpo de atleta, un cabeza más alto que Fabián y guapo como ningún otro chico que había visto en su vida.

“Hoy será el día, no habrá vuelta atrás.” Fabián estaba emocionado, por fin había reunido el valor suficiente para confesar sus sentimientos a Nahuel. Tuvo que asegurarse primero de que él no fuera homofóbico, se alegro muchísimo al saber que no era de mente cerrada. Si al final lo rechazaba, al menos tendría asegurado que no lo golpearía o lo avergonzaría frente a todos.

-Na…Nahuel.- Lo llamo por su nombre, tratando de captar su atención. Su voz temblaba, porque a pesar de haber reunido valor para confesarse, seguía siendo una persona muy tímida y más estando cerca de él.

-¿Si?- Pregunto Nahuel con una sonrisa. Ambos se encontraban cerca de los baños de la facultad y Fabián tomo la oportunidad para acercarse al ver que Nahuel estaba solo. Las clases de ambos habían terminado y pronto tendrían que irse a casa. Era ahora o nunca.

-¿Pu-puedo hablar contigo en privado? Tengo algo que debo decirte, es muy importante.- Fabián podía sentir como sus mejillas ardían por el color rojo vivo en las que se encontraban, era una reacción típica suya que hacia cada vez que estaba cerca de él y le hablaba. Pudo sentir como Nahuel lo miraba fijamente, observando cada una de las acciones y gestos que hacia al hablar.

-Esta bien, vayamos detrás del edificio, nunca nadie va a alli.- Propuso comenzando a caminar para dirigirse a la salida. Fabián se sorprendió por esa respuesta, sin embargo, asintió y comenzó a seguir a su amado. Estaba un poco nervioso, no podía tranquilizarse cuando su corazón latía a mil por hora, sus manos sudaban y mientras pensaba como huir de allí lo más rápido posible en todo caso que lo rechace.

Sentía que en cualquier momento su corazón saldría volando de su pecho. La presencia de Nahuel realmente lo dejaba embobado, era alguien tan amable y genial, que si pudiese llegar a tener una oportunidad con él, seguramente se desmayaría de la emoción. En parte, tenía un poco de miedo de ponerse a llorar si no llegase a corresponderlo, sonaría algo estúpido llorar por algo como eso pero Fabián siempre fue una persona sensible.

-Muy bien, ya estamos aquí. Dime ¿Que ibas a decirme?- “¡¿En qué momento?!” Nuevamente, Fabián se había perdido en su mundo, sin darse cuenta de que ya se encontraban en el patio trasero del edificio. Debía aprender a prestar más atención a su alrededor en vez de estar perdido en sus pensamientos, eso era una mala costumbre que nunca pudo quitarse del todo.

Respiro hondo, apretó sus puños con fuerza, puso su frente en alto y miro los hermosos ojos grises de Nahuel. Debía mirarlo al rostro si quería confesarle sus sentimientos de la forma apropiada. Busco dentro de él el valor y la fuerza que había reunido y lo soltó de una buena vez.

-¡Tu me gustas mucho Nahuel! Por favor, sal conmigo.- “Lo hice, finalmente lo hice.” Después tanto tiempo haberse guardado sus sentimientos, por fin pudo decírselos. Se sentía liberado, se sentía muy bien consigo mismo. Su rostro seguía ardiendo, pero a pesar de eso, no aparto su mirada de Nahuel. Al principio se sorprendió pero luego le sonrió y acaricio los cabellos de Fabián, despeinándolo un poco.

-De acuerdo, saldré contigo. Espero que nos divirtamos juntos a partir de ahora.- Fabián se quedo quieto y duro como una roca. Esto no podía pasarle a él, por fin la suerte le sonreía y consiguió salir con Nahuel. Estaba emocionado, muy emocionado, no podía esperar más por tener su primera cita juntos y saber más cosas sobre él. Hasta tenia pensando en pellizcarse en ese momento para verificar si no estaba soñando otra vez con ese momento.

-¡Si, no te defraudare, lo prometo!- Comento emocionado, levantado su puño en alto con decisión. Nahuel comenzó a reír por el acto tan tierno de Fabián, el chico con él que saldría era bastante adorable.

-Esta bien, pero pásame tu numero y yo te daré el mío. A partir de ahora estamos saliendo juntos.-  Fabián sonrió y asintió muy feliz de saber que saldría con el chico que le gustaba.

Desde entonces, cada día que Fabián pasó con ese chico, fueron como un sueño. Nahuel era tal y como imaginaba que seria. Era atento, amable, caballeroso y muy dulce. Todos los días Nahuel iba a buscar a Fabián en la cafetería donde trabajaba, se tomaban de la mano de camino a casa. Era el novio perfecto y Fabián se sentía muy afortunado por eso. Tenían muchas cosas en común, sus citas eran divertidas y sus besos eran muy dulces y tiernos.

Llevaban ya dos meses saliendo juntos y fue entonces cuando Fabián lo sedujo para poder perder su virginidad con él. Quería saber cómo se sentía tener sexo entre dos hombres, la curiosidad le había picado desde el momento en que descubrió su sexualidad. Pero lo hizo más que nada porque quería complacer a su novio, era muy amable con él y quería devolverle el favor de alguna forma. Nahuel fue muy cuidadoso con él cuando lo hicieron por primera vez. Le había encantado hacerlo con su amado novio. Sin embargo, después de esa vez, no lo volvieron a hacer más y estaba comenzando a preocuparse por eso.

“¿Y si no le gusto hacerlo conmigo? ¿Habré hecho algo malo que no le gustase? ¿Sera que esta pensando en dejarme?” Después de haberlo hecho esa vez, ambos dijeron que lo disfrutaron mucho. Pero Fabián solo podía pensar en que Nahuel quizás le había mentido para ser amable. Su relación seguía como siempre y parecía ir todo muy bien. Sin embargo, Fabián no dejaría de pensar que había algo mal entre ellos hasta que supiera la razon por la cual Nahuel evitaba el tema del sexo.

-¿Qué sucede? Te ves muy distraído, casi ni tocaste tu comida. ¿Otra vez estas en mundo Fabi?- La voz de Nahuel lo trajo nuevamente a la realidad, pudo escuchar la hermosa risa de su novio. Esa noche Nahuel lo había invitado a cenar en su casa y ver una película, ya que debido al trabajo y los estudios, decidieron que esa noche la pasarían juntos al menos.

-No es nada, solo estoy un poco cansado.- Respondió con una sonrisa. Obviamente estaba mintiendo, solo quería comenzar con su plan de seducción para provocar a su novio y el paso uno consistía en acostarse en su cama, obviamente sin ropa puesta.

-Entiendo, puedes acostarte en mi cama si quieres. Yo debo lavar los cubiertos y limpiar la cocina.- Fabián asintió y se levanto de su asiento para comenzar a recoger los platos. -Oh, no te preocupes, yo los juntare. Tú solo ve y descansa, te lo mereces, has trabajado muy duro hoy cielito.- Nahuel beso su frente, logrando que este se ruborizaba. “¿Acaso puede haber hombre más perfecto en este mundo?”

-Me tomare un baño antes. Si no te molesta.-

-No te preocupes, siéntete como en casa.- Estaba decidido a seducirlo, quería volver a sentir las mismas sensaciones que le provoco esa vez que lo hicieron. Todo saldría de acuerdo el plan, nada iba a salir mal, conseguiría lo que quería esa noche sí o sí.

 

Luego de asearse por completo y cepillar bien sus dientes, salió del baño solo con una toalla rodeándole la cintura. Su cabello aun estaba un poco húmedo y algunas gotas de agua caían por los mechones de cabellos que tapaban su frente. Camino hacia la habitación encontrándose con su novio, tecleando en su laptop, sentado frente al escritorio mientras bebía un vaso de lo que parecía ser jugo.

-Ya puse a lavar tu… ropa.- Se quedo callado por unos segundo, contemplando el torso desnudo de su novio. “¡Bien! Vamos muy bien.” Había conseguido llamar la atención de su novio, tan solo faltaba seducirlo, por más pena que eso le diera.

-Gracias, eres muy amable Nahuel.- Fabián camino hacia su bolso, fingiendo buscar algo de su ropa. Nahuel cerró su laptop y la dejo en su escritorio para luego recostarse en la cama. Fabián de quito la toalla que lo cubría y comenzó a acercarse hacia su novio, posicionándose sobre este y mirándolo lujuriosamente.

-Fabi ¿Qué sucede?- Pregunto algo nervioso, desviando la mirada, evitando hacer contacto visual con él. Fabián inflo las mejillas un poco molesto y frunció el seño, pero aun así no iba a rendirse. Con una de sus manos acaricio el mentón de Nahuel delicadamente, logrando que este lo observara para luego besarlo.

Como era de esperarse, Nahuel correspondió el beso, comenzando así a devorar esos tentadores labios que estaba gustoso de besar. El plan de Fabián estaba yendo a la perfección, tan solo tenia que seducirlo lo suficiente como para excitarlo y que le sea imposible negarse a hacer el amor.

Los brazos de Nahuel rodearon su delgado cuerpo, acariciando su cabello castaño con una de sus manos y  con la otra acariciaba la piel de su espada. Fabián estaba encantado de sentir como su amado lo tocaba, pero quería más, mucho más para sentirse satisfecho. Deslizo una de sus manos por el cuello de su novio hasta llegar a su cabello y enredar sus dedos en él.

Pasaron de besos dulces a besos más apasionados, haciendo usos de sus lenguas. Quito sus manos del cabello de su novio y las llevo por debajo de su camiseta para comenzar a quitársela. Cuando Nahuel se dio cuenta de sus intenciones, inmediatamente corto el beso y se separo de él. Esta vez si que Fabián se molesto.

-¿No estabas cansado? Vamos a dormir si quieres…-

-Estaba mintiendo, no quiero dormir te quiero a ti.- Las mejillas de Fabián enrojecieron al confesar eso. Nahuel lo miro sorprendido, parecía confundido o dudando de algo. -Puedes hacer lo que quieras conmigo, lo haremos como a ti te gusta. Por favor…-

-En ese caso…- Nahuel se abalanzo rápidamente sobre su novio, lo empujo en la cama para que se acostase y se posiciono justo arriba suyo. Alzo los brazos de su novio sobre su cabeza y tomo ambas muñecas, mordió con fuerza los labios de Fabián, poco más dejando la marca de sus dientes en ellos. Con una de sus manos libres, la llevo hasta el cajón de su mesita de noche y saco unas esposas de allí. “¿Eh…?” En ese momento, Fabián debería estar haciendo la cara de idiota más grande del mundo, ver esas esposas en la mano de su novio y recibir ese agresivo beso lo hizo entrar en un estado de confusión absoluta.

-¿Qué harás con eso?- La expresión en el rostro de Nahuel era nueva para él. Sus ojos estaban entrecerrados y sonreía de manera maliciosa, lamiendo con su propia lengua sus labios, fijando su mirada en Fabián. Fue cuando se dio cuenta que aquella pregunta rayaba en lo estúpido.

-¡Cállate! No puedes hablar si yo no te lo ordeno.- Alzo la voz y hablo de manera dominante. Esposo ambas muñecas de su novio a la cabecera de la cama inmovilizando sus manos, dejándolo casi por completo a su merced y sin darle la oportunidad de escapar.

-¡Quítame esta cosa! No me…- Ni siquiera lo había dejado terminar de hablar antes de haberlo golpeado en las costillas de un puñetazo. Fabián que quejo del dolor, lo había golpeado bastante fuerte, estaba seguro de que eso le dejaría un moretón. Nahuel tomo de sus cabellos húmedos y lo estiro para que este lo observara.

-Te dije que no hablaras ni te muevas si yo no te lo ordeno.- Fabián lo miraba asustado, estaba atemorizado, no podía creer que Nahuel lo golpease y le hablase de esa manera. -Esa expresión me excita.- Le susurro mientras apretaba sus mejillas con su mano derecha.

-¡Suéltame!- Nahuel hizo un gesto de disgusto, le estiro nuevamente de los cabellos y le dio una bofetada en el rostro.

-Te dije que te callaras.- Nahuel volvió a hablar en voz alta y se separó de él para levantarse de la cama. -Supongo que no tengo opción.- Suspiro, se acercó al armario y de allí saco una bolsa de residuos que dejo a un lado de la cama para luego posicionarse nuevamente sobre Fabián. Saco una mordaza de la bolsa para colocársela a su novio, aunque este se resistiera fue completamente inútil y luego saco un lubricante que dejo sobre la mesita de noche. Esto era muy raro, sumamente raro. Fabián no podía creer que ese fuese Nahuel, se rehusaba a creerlo, su novio era tierno y amable, no el tipo de persona que era en ese mismo instante.

Nahuel sonrió complacido de ver como los ojos de su pareja lo miraban atemorizantes, se excitaba de tan solo ver como Fabián se quejaba de tener esa mordaza y sacudirse inútilmente debido a lo inmovilizado que estaba.

Empezó por quitarse la camiseta y luego sus pantalones, quedando solamente en bóxer. Comenzó a recorrer el cuello de Fabián con su lengua para luego usar sus dientes, mordiendo su piel, escuchando sus gimoteos de dolor. Le fascinaba morder y dejar unas fuertes marcas en la piel de este. Fabián estaba asustado y adolorido, Nahuel estaba siendo muy agresivo y brusco con él, intento patearlo varias veces, pero al parecer, eso solo logro enfadarlo aun más.

-¿Intentas alejarme? ¿Cuándo te pedí que te movieras y te callaras? Ahora como castigo esto dolerá aún más de lo que esperabas.- Nahuel se quitó su ropa interior y mordió un poco la oreja de su novio. Tomo las piernas de Fabián y las abrió para acomodarse entre ellas, sus manos apretaban con fuerzas sus muslos para que entendiera que debía dejar de moverse. Mordió con fuerza varias veces los muslos de su novio, encantando con ese sabor delicioso y esa textura tan suave en su boca, dejando la marca de sus dientes en ellas. Se quitó de encima de él por unos momentos y estiro un poco para tomar el lubricante que estaba sobre la mesita de noche y comenzó a esparcirlo alrededor de su pene.

Se volvió a acomodar mejor entre sus piernas, colocando su pene cerca de la entrada de Fabián, rozándolo con su punta mientras miraba sus ojos. Sonrió satisfecho al verlo con esa mordaza y esas esposas que lo dejaban completamente a su merced. Sin molestarse siquiera en avisar se adentró lentamente en el interior de su novio, mientras observaba como este comenzaba a llorar del dolor de esa intromisión inesperada. Dolía muchísimo, no lo habían hecho hace tiempo y sin siquiera haberlo preparado adecuadamente, era imposible que no se pusiese a llorar en ese momento cuando sentía un inmenso dolor y miedo a la vez.

-Te ves muy lindo llorando… ¿Te gustaría sentir más dolor?- Fabián negó con la cabeza, mientras aun trataba de hablar, sin logro alguno debido a la mordaza.Nahuel salió de su interior por un momento, aun deseoso de más. -Date vuelta.- Le ordeno en voz firme, esperando a que Fabián entendiera que debía hacer caso amenos que quisiera pasarla aun peor. Fabián aun esposado a la cama y amordazado obedeció. -Así me gusta.-

Se volvió a introducir dentro suyo con un poco de brusquedad, logrando que Fabián se estremeciera y perdiera su equilibro con tan solo una embestida. Nahuel acariciaba las nalgas de su novio con delicadeza, para luego darle una fuerte nalgada en ellas. Fabián se quejo del dolor que le provoco esa sorpresiva y fuerte nalgada, estaba muy seguro de que eso dejaría una marca. A Nahuel le encantaba darle nalgadas a ese trasero tan lindo, quería dejar la marca de sus dedos en ellas para que supiera a quien le pertenecía.

-Tengo deseos de escucharte gritar de dolor. Te quitare la mordaza por un rato.- Nahuel llevo su mano derecha al broche de la mordaza y lo desabrocho. Fabián gimió de dolor libremente al sentir nuevamente una nalgada fuerte en su nalga derecha.-Eso si que fue erótico.-

-¡Déjame ir!- Nahuel tomo de los cabello de Fabián y estiro de ellos, quería tener el oído de su novio cerca de sus labios para morderlo nuevamente con fuerza.

-Te dije que no hablaras si yo no te lo permitía. Veo que este castigo no es lo suficientemente duro como para que entiendas que él que manda aquí soy yo.-

Siguió penetrando con fuerza y firmeza en el interior de Fabián, escuchando entre sus gritos de dolor y el placer que sentía debido a esas embestidas. Pero no por estar penetrándolo se detendría con las nalgadas, después de todo era lo que más le encantaba de todo eso. Sus golpes eran bastante fuertes, quería dejar las nalgas de su novio completamente rojas y con la marca de sus dedos en ella. Fabián lloraba por los nervios que le provocaban estar en esa situación, nada estaba yendo de acuerdo a su plan, conocer esta fase de su novio no estaba planeado en ningún parte.

-Esto…es increíble Fabi. ¿Quieres que atienda tus pezones también? Apuesto que sí, de seguro ya están erizados… Después de todo, tú fuiste quien me pidió que te hiciera lo que yo desease.- Nahuel salió de su interior por unos segundos, hasta Fabián pudo escuchar las leve risas que soltaba su novio al verlo de esa forma, tan débil, tan vulnerable. Fabián se maldecía a si mismo por cometer tal estupidez como decirle a ese desquiciado que hiciese lo que quisiera con él, no pensó que lo haría tan literal ni mucho menos que le haría este tipo de cosas desagradables. Se estaba comenzando a sentir sumamente raro, las esposas apretaban sus muñecas, su trasero le dolía a más no poder y sin embargo, deseaba que su novio volviese a meterse en su interior. Fabián no podía ver mucho, estaba de espaldas y con la cara pegada a la almohada, solo pudo escuchar como Nahuel sacaba otras cosas de aquella bolsa. –Quizás esta será la última vez que me permitas hacer este tipo de cosas contigo, así que voy a aprovecharlo al máximo.-

Nahuel hizo que Fabián se diera vuelta, esta vez para estar frente a frente, le encantaba ver como de sus preciosos ojos salían unas lágrimas que deslizaban por sus mejillas, tomo de su mentón y beso una de sus lágrimas. Luego de eso comenzó a morder parte de su piel, no eran marcas de chupones lo que quería dejar, eran las marcas de sus dientes lo que quería dejar en esa piel. En la cama había varias cosas que asustaron a Fabián al verlas, no podía decir ni una sola palabra, ya sabía muy bien lo que haría si llegase a decir algo.

Se volvió a introducir dentro de él, con algo de lentitud, disfrutando poco a poco estar en su cálido interior, esta vez no iba a salir de él hasta que haya quedado completamente satisfecho. Le encantaba escuchar los gemidos que hacia Fabián al moverse en su interior, tenía una vista muy bonita de él, podía verlo sudar, llorar, gemir y gritar. Pero aún faltaba más, quería juguetear más con él y disfrutar ese momento la más que pudiese. Ya no tenía por qué moverse tanto, después de todo las cosas que quería usar con Fabián estaban sobre la cama.

Sin dejar de penetrarlo con violencia, fuerza y firmeza, agarro la venda de color negro que tenía suelta en la cama y se la coloco en los ojos a su novio, era muy excitante verlo con los ojos vendados. Luego agarro las dos pinzas que estaban en el mismo lugar y se las coloco a Fabián en sus pezones. Esta vez sí que había soltado un grito de dolor, esas pinzas dolían como la puta madre, ni las golpizas ni las nalgadas que este le había dado dolían tanto como esas estúpidas pinzas, no podía parar de quejarse de ellas. Nahuel sonrió complacido, la cara de Fabián ardía en un color rojo intenso y sus gritos eran como música para sus oídos.

-Qui-quítamelas… por favor.- Susurro entre quejidos y gemidos, no sabía cuándo tiempo más duraría con esas cosas apretando sus pezones. Esta vez no lo golpeo por hablar sin su permiso, simplemente le sonrió y besos sus labios.

-¿Por qué? Si te quedan tan bien.- Sonrió burlón y divertido, era el único que eso le estaba divirtiendo. Próximamente lo beso y acaricio de sus cabellos mientras estiraba un poco de ellos.

Fabián gemía de placer debido a las embestidas aceleradas y fuertes de Nahuel, eso lo estaba enloqueciendo, llevándolo al orgasmo pero también soltaba quejidos de dolor debido a esas pinzas. No podía creer que se sintiera tan bien y mal al mismo tiempo, era sumamente contradictorio. La venda que tenía sobre sus ojos no le permitía ver absolutamente nada, aunque eso ya no importaba, prácticamente ya estaba cegado de placer.

Nahuel no podía parar de sonreír, borrar su sonrisa era una tarea muy difícil después de ver las reacciones tan eróticas que Fabián le mostraba. Ambos cuerpos sudorosos y calientes chocaban, sintiendo la piel del otro sobre la suya. Sus manos se encontraban acariciando los muslos de su novio mientras lo penetraba con fuerza, ya se encontraba prácticamente en el orgasmo y no sabía cuánto tiempo más duraría hasta que se corriera. Tomo la fusta que estaba cerca del torso de Fabián y lo miro divertido.

-Esto… será divertido.- El cuerpo de Fabián se tensó al escuchar la voz de su novio susurrarle esas palabras. Golpeo con un poco de fuerza el muslo derecho de Fabián con la fusta, ganándose un leve quejido de dolor, por lo cual decidió hacerlo otra vez pero con más fuerza. Lo golpeo con la fusta unas dos veces más en el muslo de su pierna derecha para luego golpear con fuerza en la otra pierna.

Fabián a estas alturas ya casi no sabía que sentir, después de esas pinzas, esos golpes fuertes a sus muslos ya ni le dolían. Trataba de concentrarse más en el placer que le provocaba las embestidas de Nahuel que en el dolor que le provocaba con esas cosas. No veía nada, pero si podía sentir como la mano de su novio acariciaba su miembro con lentitud, acariciando la punta de este con uno de sus dedos. Se podía decir que ese caricia en su miembro fue lo más dulce que había hecho durante todo el momento del sexo.

Ninguno de los dos paraba de gemir, ambos estaban disfrutando del sexo, aunque por parte de Fabián fuera mitad sufrimiento mitad placer. Nahuel tomo posesión de los labios de su novio, devorándolos con lujuria, pasión y deseo. Sus besos no eran para nada tiernos, eran sumamente excitantes y candentes. Mordio un poco el labio inferior de Fabián y luego metió su lengua en su la boca de este, buscando a su compañera de juegos lujuriosos. Se encontraban en el mismo orgasmo, incluso Fabián se estaba sorprendiendo de lo mucho que disfrutaba aun con todo el dolor que estuvo pasando. Solo basto con unas cuantas embestidas más para que ambos se corrieran, Nahuel en su interior y Fabián entre sus abdómenes.

Nahuel le quito las pinzas de los pezones a Fabián, que suspiro alivio por eso, era lo que más le había molestado durante todo ese tiempo. Luego de eso, le quito las esposas y las tiro por algún lugar del piso y salió lentamente del interior de su novio cayendo rendido al lado suyo, abrazándolo y apegándolo a su cuerpo. Fabián se sentía tan agotado y cansando que ni siquiera podía moverse, le dolía todo el cuerpo, era imposible moverse en esa condiciones y sin fuerzas suficiente siquiera para empujar a Nahuel de encima suyo. Sus parpados se sentían pesados y lentamente se fueron cerrando, cayendo en un profundo sueño mientras recibía el calor del cuerpo de su novio.

*-*-*-*

Si desde el momento que le puso esas esposas comenzó a detestarlo, ahora lo detestaba aún más. Al día siguiente, Nahuel no se encontraba en ninguna parte de la casa, lo había dejado solo y adolorido a más no poder en esa cama, tuvo que esperas unas cuantas horas más para poder moverse levantarse sin miedo de caerse al suelo. Ese día no tenían clases, pero Nahuel tenía unas cosas que hacer en casa de sus padres por la mañana, o al menos eso fue lo que le había dicho el día anterior.

Camino hasta su bolso que se encontraba en el suelo y tomo algunas prendas de ropa para vestirse con suma lentitud, porque había partes de su cuerpo que le dolían como la puta madre si se movía demasiado. Observo como la ropa que tenía puesta ayer ya se encontraba limpia, seca y doblada sobre el escritorio. Se acercó con cuidado al escritorio y luego la guardo en su bolso, agacharse en esos momentos era una tortura.

Se aseguró de tener todas sus cosas listas y preparadas para irse de allí lo más antes posible. Pero justo cuando estaba a punto de abrir la puerta principal, pudo sentir el olor a comida viniendo de la cocina, provocando que su estómago gruñese. Fue hasta la cocina y se encontró con una taza de té con leche y unas cuantas tostadas, incluso había una nota al lado de las tostadas. “Él es tan atento…” al darse cuenta de lo que pensó, negó rápidamente con la cabeza. “¡No! ¡No lo es! Es un maldito desgraciado que trato mi cuerpo como un juguete.” Sin siquiera haberse tomado la molestia de leer la nota, la rompió en mil trocitos. Pero como tenía mucha hambre, decidió tomar su desayuno y luego irse. Fue incomodo tomar su desayuno parado, pero era muy difícil sentarse en la silla después de tener sus pompas rojas y con la marca de los dedos de Nahuel.

Ni bien termino de desayunar, saco de su bolso una lapicera y una hoja de su libreta. Escribió sobre ella unas cuantas maldiciones y que no deseaba verlo nunca más, para luego dejarlo sobre el plato vacío donde antes habían estado las tostadas. No quería siquiera hablarle, al diablo con él, simplemente las últimas palabras que recibiría de él serían las que escribió en esa hoja.

 

Evitar a Nahuel ha sido la cosa más difícil que ha hecho durante toda su vida, eso y poder sentarse y fingir que no le dolía el trasero cuando estaba en la universidad. En las clases ni siquiera se tomaba la molestia de mirarlo, simplemente fingía que no existía y cuando debía irse a casa siempre iba acompañado de algunos de sus amigos. Por suerte, hasta el momento no se había aparecido por su trabajo. Fabián trabajaba como camarero en una cafetería, era tranquilo estar allí sin tener que correr y ocultarse de Nahuel.

-Fabián ¿podrías atender esa mesa? Estoy algo ocupada.- Escucho la voz de su compañera hablarle. Fabián asintió y se dirigió con una sonrisa a aquella mesa que le señalo ella.

-Buenas…tardes.- Su sonrisa se borró por completo al ver quien era su cliente. Nahuel lo miraba muy feliz, como si el hecho de que le haya hablado lo hubiese animado, un sentimiento muy distinto al que sentía Fabián en esos momentos. -¿Qué desea pedir señor?-

-Desear, deseo poder hablar contigo.- “Maldición” La expresión de Nahuel lo hacía ver como si estuviese apenado, no importa que tan molesto estuviese con él, estar cerca suyo siempre provocara que sus mejillas se ruborizaban y que pensase que era jodidamente lindo.  “No Fabián, no te dejes engañar, en el fondo sabes que él es una horrible persona.”

-Lo siento pero si no va a pedir nada del menú, le voy a tener que pedir que se vaya por favor.-

-Por favor, solo te pido que me dejes hablar contigo una vez. Prometo que si aceptas hablar conmigo me iré de aquí y nunca más volveré a molestarte.- Esta vez no sabía cómo negarse, había algunas personas que lo observaban un poco raro, parecían haber escuchado lo que Nahuel le dijo. No tenía otra opción, al fin y al cabo luego lograría desasearse de él.

-Está bien, pero aquí no. Cuando salga del trabajo nos veremos frente a la fuente en la plaza. Ahora vete de aquí por favor.- Nahuel sonrió con alegría y asintió, retirándose de allí en ese mismo momento. “¿Por qué soy tan idiota?” Decidió no darle más importancia por el momento y seguir con su trabajo, después de todo ya le faltaba poco para retirarse.

 

“¿Por qué diablos accedí a esto?” No quería hablar con él, no quería estar cerca de él pero de todas formas debía hacerlo. Solo tenía que terminar con él y seguir con su vida, tomando como lección esto para su próxima relación futura, antes de comenzar a salir con alguien, debía hacerle unas cuantas preguntas comunes como: ¿Eres alérgico a algo? ¿Tienes algún fetiche por algo? ¿De casualidad te gusta el sadomasoquismo? Entre otras preguntas muy comunes.

Fabián se encontraba en la plaza, en camino a encontrase frente a la fuente de allí. Observo hacia adelante y se encontró con la figura de Nahuel observando el cielo, se encontraba justo donde le había dicho que se encontrarían. Fabián suspiro y se acercó a él a paso rápido, quería terminar con eso lo más antes posible.

-Viniste.- Nahuel le sonrió y estuvo a punto de abrazarlo hasta que Fabián se alejó un paso hacia atrás.

-Te dije que vendría y aquí estoy. Si voy a terminar con alguien debo hacerlo de frente ¿no?-

-¿Quieres terminar conmigo? ¿Por qué?- Nahuel de verdad parecía sorprendido y desanimado cuando escucho eso viniendo de la boca de Fabián. Ahora sí que estaba molesto, no podía ser que fuese tan idiota como para preguntar eso.

-¿Cómo que por qué? Me golpeaste, me hiciste pasar un mal momento, te burlaste de mí y me humillaste. Me sentí completamente sucio después de todo eso que me hiciste ¿Tienes la más mínima idea de lo difícil que es sentarse después de las nalgadas que me diste? ¿Cómo no quieres que te envié al demonio después de tratarme como si fuera un juguete?-

-No es así, yo…-

-Eres un ser horrible, pensé que eras amable y dulce pero resulto ser que solo fingías para luego hacerme ese tipo de cosas asquerosas. ¡Realmente te detesto!- Luego de prácticamente gritar eso último, Nahuel tomo de sus hombros desesperado, Fabián intento quitárselo de encima, pero este no se lo permitió. – ¡No me toques!-

-¿Podrías dejarme hablar a mí por favor? Al menos déjame decirte lo que tengo de decirte antes de mandarme a la mierda.- Ambos se miraban a los ojos fijamente, Fabián tenía una expresión que demostraba lo muy frustrado que estaba justo ahora, mientras que Nahuel seguía pensado que él era la cosita más dulce aun cuando este lo mandaba a la mierda.-Antes solía estar bien con el sexo normal, nunca antes me había llamado la atención cosas como los juguetes sexuales y el sadomasoquismo. Fue hasta que una novia que tuve me pidió que le hiciera ese tipo de cosas. Al principio me costaba mucho, porque no quería hacerle ese tipo de cosas a una mujer, pero también quería complacerla con lo que ella quería. Fue entonces cuando comenzó a gustarme este tipo de cosas, incluso cuando terminamos a mí todavía me seguía gustando esto del sadomasoquismo. Después de ella nunca le mostré este lado a nadie más, hasta ahora.-

Nahuel soltó los brazos de Fabián al ver que este ya no ponía resistencia y que lo estaba escuchando atento a todo lo que decía. Suspiro y siguió hablando.

-Cuando te me confesaste aquella vez, ni siquiera yo entendía porque, pero termine aceptando salir contigo. Eras una cosa tierna y adorable, a simple vista se notaba, desde un principio sabía que no podía pedirte hacer ese tipo de cosas perversas, por lo que pensé que nuestra relación no duraría más de unas semanas. Pero terminaste enamorándome, con tu ternura y dulzura me cautivaste por completo, por lo que decidí esforzarme por ser perfecto para ti y que de ese modo no buscases a nadie más. No tienes idea de cuánto tuve que retenerme cuando me invitaste a tener sexo por primera vez, sentí que en cualquier momento explotaría y te haría cosas desagradables.-

Se detuvo unos momentos para poder observar ese bello color rojo en las mejillas de Fabián. Era de esperarse que se avergonzara cuando le recordaba el día en que lo hicieron por primera vez juntos.

-Desde ese día, no podía dejar de fantasear con verte de esa manera, atado, vendado, completamente a mi merced, llorando y gritando de dolor. Me sentía como la peor basura del mundo tener fantasías tan sucias con alguien tan lindo como tu pero no podía evitarlo y cada día eran peor. Prefería mantenerme como tu chico perfecto y que siguieras a mi lado a ser un verdadero hijo de puta, asustarte y que te alejaras de mí. Pero cuando dijiste que podía hacer lo que quisiera contigo, no pude contenerme más. Realmente lo siento, desde hace mucho tiempo que he sido así de violento en la cama y no quería que vieras ese lado de mí. De verdad te amo, pero entiendo que no quieras volver a saber nada de mí después de todo lo que te hice.-

“Oh, mierda.” Genial, ahora ni él sabía que rayos hacer en ese momento. Quería golpearlo, pero también quería abrazarlo, quería golpearlo y abrazarlo hasta que estuviese satisfecho. No se esperaba que le dijese que lo amaba, en ningún momento durante su relación hasta el momento le había dicho “te amo”. Fabián se encontraba peor que frustrado en ese momento, no sabía qué hacer, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba llorando, realmente si era muy sensible.

-¡Eres un idiota!- Grito, luego de darle una fuerte bofetada en la mejilla.

-Me lo merezco, lo admito.- Dijo tranquilo mientras acariciaba su mejilla adolorida, ahora tenía la mano de su novio marcada en su piel. Pero sorpresivamente, sintió como los brazos de este lo rodeaban y se ocultaba su cara en su pecho. –Fabián…-

-Sigo muy molesto contigo…-

-Lo sé.-

-Pero no por las cosas que me hiciste, sino por no ser quien tú eres desde un principio. Debiste decirme que te gustaban este tipo de cosas, yo fui honesto contigo y te dije todas las cosas que me gustaban desde un principio. No tienes que cambiar quien eres por mí, eso no es bueno, si voy a estar con la persona que amo me gustaría conocerla como es realmente.- Nahuel ahora sí que estaba sorprendió ¿Acaba de escuchar que Fabián lo seguía amando? Si, era imposible que escuchase tan mal, no estaba sordo.

-Entonces… ¿No vas a terminar conmigo?-

-No podría… Te quiero demasiado como para hacerlo.- Justo en ese momento, a Nahuel le importo poco estar en una plaza con varias personas rondando por ahí, no iba a contenerse más en hacerlo. Llevo una de sus manos al mentón de Fabián y lo alzo para que lo mirase a los ojos y así poder besar sus labios, con un tierno beso lleno de amor y cariño.

-Vayamos a tu casa, preparare tu comida y postre favorito esta noche para celebrar nuestro reconciliación. Prometo que no te ocultare nada más a partir de ahora.- Fabián asintió muy feliz, tomando la mano de su novio para ir juntos a su casa.

-¿Sabes? Me gustaría que tengamos sexo normal a partir de ahora pero… Si quieres hacer ese tipo de cosas una vez cada tanto está bien… Siempre y cuando no vuelvas a ponerme esas estúpidas pinzas, las odio con toda mi alma.- Nahuel se paralizo al escuchar lo que dijo su novio y se ruborizo, parecía que realmente se había avergonzando.

-Está bien, no las usare otra vez pero…hablemos de eso mejor en casa ¿sí? Me da un poco de pena hablar sobre eso ahora mismo.- Fabián rio por lo bajo, ver a su novio avergonzando era tan lindo, nunca antes lo había visto de esa manera que lo hacía ver tan adorable. Caminaron tomados de la mano, sin pena a que otras personas los observasen, después de todo a ninguno de los dos le importaban lo que pensasen los demás, solo importaban ellos dos en esos momentos.

 

*-*-*-*

La primera vez dolió como la puta madre, pero después de un mes de eso, volvieron a hacer el juego del sadomasoquismo que no sabía si dolió igual o peor. Al menos Nahuel cumplió su promesa de no usar las estúpidas pinzas, y tampoco le dio nalgadas fuertes en su trasero. Pero en cambio, decidió hacerlo mientras fumaba y apagar el estúpido cigarrillo en la piel de nalga derecha. Ya no sabía si eso dolía más o menos que las nalgadas, pero era más que obvio que esa marca estaría allí para siempre.

-Ya prepare él desayuno. Despierta dormilón.- Hablo Nahuel muy alegre mientras abría las cortinas de las ventanas que estaban en la habitación.

-Púdrete…- Susurro Fabián dándole la espalda. Nahuel tomo un cigarrillo de la caja de cigarrillos que dejo en mueble y agarro el encendedor que estaba justo al lado para prenderlo. Abrió una de las ventanas y comenzó a fumar un poco, sentándose al lado de la ventana. –No fumes tanto, es malo para tu salud.-

-Solo este último y prometo dejarlos si te desagrada el sabor a humo de mis besos, esa fue la razón principal por la cual los deje en un principio.- Nahuel era muy dulce y amable, siempre le preparaba su comida favorita y lo mimaba, parecía que solo era un desgraciado cuando se trataba del sadomasoquismo. -¿Puedes levantarte?-

-¿Te parece que puedo?- Nahuel se acercó hacia él para ayudar, tomando de sus brazos y justo cuando Fabián se dio vuelta, tomo su cigarrillo de sus labios y lo apago en la piel de su hombro. Nahuel se quejó del dolor al sentir como le quemaba la piel. –Eso es por hacer lo mismo con mi trasero, ahora estamos a mano.- Nahuel no respondió a eso, sabía que se lo tenía merecido, por lo cual solo asintió y lo ayudo a levantarse para caminar hacia el comedor y desayunar.

-Realmente te amo ¿sabes?-

-Sí, yo también te amo, aunque por tu culpa no voy a poder sentarme en días.- Ambos rieron ante ese comentario y luego se besaron con ternura.

Podía haber momentos en los cuales se lastimaran con un deseo sadomasoquistas, pero también habría momentos como esos en los cuales podían desayunar juntos mientras se miraban a los ojos y recordaban lo mucho que se querían él uno al otro. Aunque él único inconveniente ahora, sería que nuevamente Fabián tendría que desayunar de pie.

 

Fin

Notas finales:

Senti mucha pena por Fabi TwT. Las pinzas en los penzones deben doler muchisimo. Sin embargo, amo a Nahuel XD no sé, es un hijo de put* pero es un amor (?

Se que deberia poner en clasificacion "solo para mayores de 18" pero como ni yo tengo esa edad ni hago caso a esa advertencia no la pongo xD... ¿que diablos hago a mis 16 escribiendo esto? ok.no xD

Una pregunta: Que a dos personas les guste hacerlo en lugares publicos ¿Se puede considerar como un fetiche? Si es asi probablemente haga un one short de eso para este fic. Aunque de momento solo seran los tres que dije en la descripcion ^^

Bueno, eso fue todo por hoy. Muchas gracias por leer, nos vemos en el siguiente capitulo. "Juguetes sexuales"

Bay neee! Besos y abrazos >u< nos leeremos pronto


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).