**Zoro**
¡No puedo creer que esa mujer se haya dignado a aparecer otra vez! ¿Es que no nos puede dejar en paz? En este momento estaría golpeando todo lo que me encuentre a mi paso, pero no, no puedo hacerlo, no mientras él esté conmigo, llevamos caminando por horas y está comenzando a oscurecer y me extraña que no hayamos dicho ni una sola palabra ¿Estará nervioso?
-Zoro-san…
-Llámame solo Zoro.
-Zoro… tengo frío…
¡Pero si seré desconsiderado! Prácticamente lo obligué a caminar sin rumbo alguno durante horas, está oscureciendo y es más han comenzado a caer pequeños copos de nieve, de verdad que me quedé ensimismado en mis pensamientos.
-Oh discúlpame, es solo que… Estaba pensando… y perdí la noción del tiempo.
-Sí, lo entiendo… debes haberla pasado muy mal… Solo… tratemos de divertirnos ¿Si?
Pudiera derretirme ahora mismo con esa sonrisa que me dedica mi acompañante, se ve tan lindo sonrojado bajo esos copos de nieve, sin pensarlo voy y le doy un fuerte abrazo colocando mi cabeza detrás de su cuello, aspirando su olor… Huele delicioso… ¿Pero qué hago? ¡Debe pensar que soy un pervertido!
-Zo-Zoro… ¿Q-Qué estás… haciendo?
-¿Sigues teniendo frío?- Le dije sin soltarle.
-Mmmmm… Ahora que lo dices no… Ya no… Gracias, pero… esto se siente extraño- Se alejó un poco de mí.
Prefiero no contestarle, hay algo que me está ocultando y lo descubriré, alcanzo a ver que dé tras de Sanji hay una tienda de ropa masculina… ¡Perfecto!
-Zoro ¿A dónde vamos?
-Solo sígueme.
Cuando entramos vemos una gran cantidad de ropa, sobre todo de invierno, toda muy bien ordenada y clasificada. Padre suele venir mucho a esta tienda en épocas de frío.
-Sanji, agarra lo que te guste
-E-está bien…
Diría que se sonrojó después de que le dije eso, no, seguro que tiene fiebre, si… Eso debe ser.
Voy por la sección de gabardinas y escojo una verde, una correa de tela roja y unas botas altas negras, casi el mismo estilo de siempre. Al salir del probador me encuentro con mi rubio, digo el rubio sentando en un sofá esperándome
-Wooooooow… Impresionante… Pareces un imponente samurái.
Siento que la cara me comienza a arder después de ese comentario, desvió la cara para que no la vea y le digo que es su turno, al parecer ya había escogido su ropa. Al pasar uno minutos escuchó mi nombre desde los probadores.
-Zoro…
-Dime, estoy aquí.
-Etto… Puedes ayudarme a abrocharme el pantalón, es que no me gustaría que se bajara..., pero si no quieres… lo entenderé…- Dijo con notable nerviosismo en su voz.
-¡Claro! Me encantaría ayudarte, déjame ver…
Cuando la puerta del probador se abre la escena que tengo ante mis ojos es demasiado para mí, No pude evitar tener una erección ahí mismo cuando vi a Sanji sin camisa, con los pantalones flojos, sonrojado y con los ojos cerrados por la vergüenza. Me arrodillo y comienzo a abrochar su pantalón lentamente, para no hacerle daño, al terminar puedo notar un pequeño bulto entre sus piernas. Así que él también está así ¿eh? Pero no se compara con la mía parece que en cualquier momento romperá el pantalón.
Al ver que sigue con los ojos cerrados cojo la camisa de color amarillo un poco claro, y también comienzo a ponérsela, acaricio sus brazos con cada roce de mis dedos con su piel, y al abotonarla paso la yema de mis dedos por sus músculos del abdomen ¿Quién pensaría que tendría esos músculos? Al terminar de ponerle la camisa escuchó algo como un gemido salir de su boca ¿Le gustó?
-Zoro… Gracias, pero… hay algo que me está pinchando por atrás ¿Es tu cinturón?
Oh por Dios… ¡Estaba restregando mi pene contra su trasero inconscientemente! Siento mi ropa interior mojada ¿Me corrí? ¡Maldición! Qué vergüenza…
-O-oh si… disculpa, lo hice sin querer…
-Claro, más bien gracias, no sé qué me ocurrió estaba muy cansado y… solo me deje hacer…
-No tienes nada que agradecer, Hubieras hecho lo mismo por mí ¿No?- Sonreí.
El ruido de mi teléfono me sobresalta ¡Es que aún no se manejar estas cosas! Rayos, es padre…
-Disculpa me están llamando.
-Claro, terminaré de vestirme.
Voy al baño para contestar el teléfono mientras aprovecho en secarme un poco ahí abajo ¡Rayos! Que me corrí un montón… Decidí no contestar porque estaba muy centrado en mi tarea de limpiar, ya lo llamaría saliendo de la tienda.
Al llegar a los vestidores veo que Sanji está saliendo con la gabardina azul marina puesta ¡Pero si está para comérselo!
-Zoro… recién me doy cuenta pero esta ropa es carísima y… no traje dinero… Será mejor que la devuelva a su lugar.
-Para nada, es tuya, quédatela.
-¿La robaremos?
-No, te la compraré ¬¬
-¿Traes tanto dinero?
-Algo así, ya verás.
Al acercarnos al mostrador nos recibe una señorita con una amable sonrisa.
-Buenas noches, su nombre por favor.
-Dracule Mihawk.- Le entrego una tarjeta.
-Muchas gracias por su compra señor Mihawk, tenga un lindo día ¡Esperamos vuelva pronto!
Mientras salimos de la tienda me da gracias ver la cara de sorpresa de Sanji, se ve tan lindo así… ¡Ya sé! Tengo una idea…
-Ah bueno, pues entonces muchas gracias por el regalo… Señor Mihawk- Me dedicó una sonrisa
-Jajaja, pues aceptaré su agradecimiento solo si usted acepta cenar conmigo.
-Aceptaré encantado solo si es usted mi compañía.
-Pues eso está más que claro, jovencito.
-Jajaja ya, enserio Zoro ¿Mihawk no se molestará?
-Dudo mucho que se moleste si le digo que lo utilicé el dinero contigo.
-Enserio, gracias Zoro- Me dio un beso en la mejilla.
Nunca me había divertido así con alguien, es… Una sensación nueva para mí… Y me fascina. De nuevo el molestó sonido del teléfono ¡Rayos! Es padre, otra vez…
-¿Qué sucede padre?
-Aló, Zoro, soy Shanks… Ah ocurrido una desgracia, Mihawk, está siendo llevado por la ambulancia al hospital… Le dispararon-
Se corto la comunicación cuando dejo caer el teléfono a la acera de la calle, rompiéndose en pedazos… yo… ¡Sé quien fue!