-----
“El Asesino Vampiro vuelve a atacar por cuarta vez este año. La víctima es un hombre de 22 años. El nombre no se hará de conocimiento público a pedido de la familia. El chico fue hallado muerto, ayer, a las afueras de la ciudad, cerca de una granja. ”
“Una noticia muy triste en verdad ¿hay alguna otra información que puedas compartir con el público?”
“He hablado con varias personas aquí en la calle antes de salir al aire, Stefan, y todos ellos se mostrados horrorizados ante la situación. Incluso, una señora me decía hace unos momentos que ella rogaba para que este mes no apareciera una víctima porque, como sabrás, el Asesino Vampiro ataca a una persona cada mes. Pero sus ruegos no fueron escuchados. Parece que el asesino sigue haciendo exactamente lo que hacía hace ya varios años atrás.”
“¿Puedes recordarle a nuestra audiencia sobre el asesino?”
“Por supuesto. El Asesino Vampiro, nombrado así por Michael Yang, periodista del Diario La Nación, atacó por primera vez el 11 de abril del año 2010. Su primer víctima fue un joven de 21 años llamado William Lee. Luego de ese trágico día, en los meses siguientes varios ataques más, todas realizadas por el mismo asesino. Una de las características era que había una muerte por cada mes. Se supo que el asesino era el mismo no solo por eso, sino porque, también, el modus operandi era exactamente el mismo.”
“¿Puedes decirnos cómo era su modus operandi?”
“Las víctimas estaban entre los 18 y 25 años, todos hombres, y presentaban múltiples cortes y quemaduras en todo el cuerpo, como así también mostraban signos de haber sido violados. También la mejilla izquierda de las victimas fue marcada con una enorme X. No hay que olvidar tampoco que las manos y los pies eran atadas a estacas que el asesino clavaba en el suelo, formando con sus cuerpos una cruz. Pero lo más significativo era que la sangre fue drenada por completo a través de dos agujeros hechos en el cuello. No está demás aclarar que las víctimas no eran asesinadas en el lugar en que se las encontraban.
Como muchos recordaran, el Asesino Vampiro atacó por última vez hace el 21 de noviembre del mismo año y, repentinamente, desapareció sin dejar rastros. Las fuerzas policiales de nuestra ciudad nunca pudieron capturar al culpable de tan atroces crímenes.
Esperamos que esta vez la policía encuentre las pruebas suficientes para determinar quién es el Asesino Vampiro y así librar a la ciudad de tan abominable ser, antes de que más personas inocentes mueran.”
“Gracias por la información, Jill. Es increíble que el Asesino haya vuelto a atacar después de tanto tiempo inactivo. Y lo más increíble es que haya empezado a atacar, de nuevo, en abril como lo hizo allá por el 2010. Como muy bien has dicho, esperamos que esta víctima sea la tercera y la última de este asesino serial.
Le dedicamos nuestras condolencias a la familia de la vic…”
¿Acaso era necesario dar tantos detalles, diciendo cómo las víctimas morían? Joder el morbo. Como si las familias de las víctimas necesitaran ese recordatorio constante.
Apagó el televisor, presionando el botón rojo del control con fuerza. Ya no podía tolerar escuchar los canales de noticias y radios, leer diarios y revistas, y hasta escuchar las conversaciones de la gente en las calles porque en todos ellos, y a todas horas, hablaban y repetían sobre el Asesino Vampiro, un tema que era demasiado delicado y jodido para él.
Kim Min Seok recordaba con exactitud el día 2 de agosto del 2010 como si este hubiese pasado ayer. Recordaba la sonrisa con la que su novio, Xiao Lu Han, se había despedido esa mañana de él para irse a su casa, ya que había pasado la noche en la suya. Recordaba, con horror, la llamada que le llegó a la noche de ese mismo día, llamada que le marcó la vida para siempre.
“Minnie… Oh, Minnie… Mi bebé… Mi bebé está muerto… “
Su mundo, su vida, su corazón, su alma, se habían estrellado y hecho añicos a sus pies. Lu Han solo tenía 23 años y su vida se había apagado antes de tiempo por un jodido hijo de puta que se creía con el poder de quitarle la vida a alguien inocente, como jugando a ser Dios.
Lo peor de todo era que el 4 de agosto era su quinto aniversario. Cumplían cinco años de una hermosa relación. Lu Han era el hombre de su vida, con el que se imaginaba formando una familia feliz e, incluso, iban a casarse ni bien terminaran sus estudios. Y todo, todos los sueños que tenían, tanto juntos como por separado, todos sus proyectos se habían acabado de un momento a otro.
Desde ese momento, dejó de lado su vida privada para enfocarse en su carrera. Eso fue lo único que lo mantuvo en camino, cuerdo, sin caer en depresión. Su sueño siempre había sido pertenecer a las fuerzas de la ley, ayudar a la gente y no permitir que personas perversas y dañinas anduvieran sueltas por las calles. Y el hecho de que su novio fuera asesinado fue el último clavo de la caja que determinó que él se iba a convertir en policía y trabajó duro para conseguirlo.
Ahora, en la actualidad, había pasado de ser policía a ser un gran detective que trabajaba para el departamento de la U.V.E. (Unidad de Victimas Especiales) que se encargaba especialmente de las violaciones. Y por ello, el caso del Asesino Vampiro había caído en su territorio, dándole la oportunidad de investigar y llegar a descubrir quién era el asesino de su novio.
Desde el incidente, a sus ya 28 años, nunca había tenido una relación formal de nuevo. No le veía el sentido a salir con alguien a quién no amaba, con alguien que no era su Lu Han. A todos los hombres con los que había intentado entablar una relación los había comparado con su Lulu y sabía que no era justo hacerlo. Nunca, jamás, iba a haber otro hombre como Xiao Lu han.
Min Seok sonrió con amargura al visualizar en su mente la última vez que había visto a su novio. Había tenido la posibilidad de ver la cara de Lu Han con esa horrible X marcada en su mejilla izquierda por última vez. No había tenido el valor de verlo a cuerpo entero. Ahora que era detective y era uno de los que trabajaba para descubrir al asesino, había visto de primera mano cómo quedaban las víctimas. Y el solo hecho de imaginar que Lu Han había padecido lo mismo, le revolvía las entrañas, le hacía picar los ojos y se le cerraba la garganta.
Agradecía el hecho de no haber visto a Lu Han así, por lo menos la imagen que tenía de él –esa imagen que recordaba siempre– era cuando aún vivía y prefería que se quedara así.
Min Seok había visto ya a la cuarta víctima del Asesino Vampiro, encontrado a unos metros de una granja en las afueras de la ciudad por el dueño de las tierras que había salido a recoger a sus vacas.
Haberle tenido que decir a la familia la noticia fue horrible, tanto como lo había sido informarle a las familias anteriores. La situación siempre era la misma: devastadora. Y él lo sentía aun más porque había pasado por lo mismo. Había hecho un duelo por cada cuerpo que había sido encontrado. Y con este chico no iba a hacer la excepción.
Dando una vuelta en su cama, miró la fotografía que estaba en la mesita de luz. Era una foto de Lu Han y de él mismo en su primer aniversario, ambos sonriendo, ambos llenos de vida y de felicidad. ¿Por qué las cosas habían tenido que terminar tan mal? ¿Había hecho algo malo en su otra vida como para tener que sufrir así? ¿Por qué el elegido fue Lu Han y no él? Tantas preguntas y ninguna respuesta que lo calmara lo suficiente o que le diera el consuelo que necesitaba.
Escuchó su celular sonar y no tenía que ser un genio para saber quién era. Desde que los ataques habían vuelto, la madre de Lu Han lo llamaba cada vez que una nueva víctima aparecía. Xiao Oh Marissa y él se habían vuelto aún más cercanos de lo que ya eran después de la muerte de Lu Han. Marissa lo trataba como si fuera su hijo y eso a él no le molestaba para nada. Ella siempre había sido como su madre después de que la suya propia había muerto de un paro cardíaco cuando tenía 15 años.
— Hola— contestó.
— ¡Cariño! ¡Hola! ¿Cómo te encuentras?— dijo en tono tranquilo.
— Tan bien como puedo estar— respondió— ¿y usted?
— Supongo que igual que tú— suspiró.
— Lo imaginaba.
— …
— …
— Minnie…
— Lo sé… También lo extraño…
— Es tan duro a veces… Creí que había asimilado todo y que podría volver a vivir un poco más tranquila, sin tanto dolor. Pero que este intento de persona haya vuelto a atacar…
— Volvió a abrir la herida— completó.
— Me has ayudado tanto, Min Seok… Tanto…— sollozó.
— Marissa…
— Desde… desde que mi hijo se fue… desde que mi marido partió hace 2 años a hacerle compañía a su hijo… Siempre has estado ahí… Estoy completamente segura de que si no te hubiese tenido a mi lado, yo habría caído en depresión… Eres como mi hijo, Min Seok, y te agradezco mucho que me aceptaras como tu madre…
— Es un honor para mí… Y soy yo soy el que debería agradecer…— habló con voz ahogada.
— Gracias también por ser como un padre y hermano para mi pequeño Se Hun. El te adora.
— Hunnie es como le hermanito que yo siempre desee tener.
— Lo siento, te hice llorar y me hice llorar a mí misma.
— Está bien, creo que lo necesitaba.
— Vendrás a pasar el sábado conmigo y Hunnie ¿no?
— No me lo pierdo por nada y lo sabe— sonrió a pesar de que ella no podía verlo.
— ¿Y para cuándo el novio?— lo picó— ¿Cuándo será el día en que me digas que no puedes estar todos los sábados conmigo porque debes salir con un chico?
— No estoy listo…— murmuró, incómodo.
— Te equivocas. El problema es que aún no has encontrado al chico con el que desees intentarlo. Y creo que también influye mucho el hecho de que evadas a los que están interesados en ti— lo regañó— Si Lulu pudiera abofetearte por imbécil, lo haría.
— Lo sé— dijo feliz, recordando— Es algo que Hannie haría.
— Nos vemos el sábado. Cuídate mucho.
— Usted también cuídese. Nos vemos.
— Te quiero, Minnie— se despidió afectuosamente— Y Se Hun te manda saludos.
— Igual yo, ma. Besos a Hunnie.
Cortando la llamada, se tiró a la cama y miró el techo de su habitación. Mañana era viernes e iba a ser un día muy largo y agotador. Debía descansar lo suficiente para tener la mente despierta y la fortaleza suficiente para aguantar a los reporteros entrometidos.
Nunca pudo entender por qué la gente de los noticieros, o de cualquier medio de comunicación, se las empeñaban para descubrir hasta el más sucio y mórbido detalle. ¿Acaso esa gente no entendía lo que era la privacidad? ¿No sentía un poco de respeto por las personas que perdieron tan cruelmente a un ser querido? Min Seok los odiaba, odiaba a cada uno de esos entrometidos sin corazón, esos desgraciados que solo se preocupaban por obtener la primera plana o ser el centro de atención. Todo era sobre dinero y reconocimiento, no sobre dar consuelo a una familia destruida o darle un buen adiós a una víctima.
Min Seok se dio vuelta en la cama, de nuevo, y abrazó al oso de peluche que Lu Han le había regalado el día de su cumpleaños número 20. Amaba mucho a ese peluche y dormía con él porque, de algún extraño modo, no lo hacía sentirse solo y, también, porque se relajaba lo suficiente como para dormir unas cuantas horas cuando lo abrazaba.
Cerrando los ojos, se dejó ir hacia el mundo de los sueños en donde, la mayoría de las veces, se encontraba con Lu Han y los buenos tiempos que habían vivido juntos. Los sueños eran solo eso, sueños, pero tenerlos era gratis, y Min Seok los aprovechaba cada vez que podía. Se permitía a sí mismo ser completamente feliz aunque fuera una mentira.
-----