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Awestruck por PanquequeS

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Notas del fanfic:

Disclaimer:

 
Ninguno 
de los hechos acaecidos en este relato ha ocurrido en la realidad; todo es puro y completamente ficticio.
La autora de este relato no posee ninguna clase de derecho ni propiedad sobre los artistas citados en él, ni está vinculada en modo alguno con ellos, sino que utiliza sus nombres sin su consentimiento explícito. Con su trabajo, no pretendeofenderlos o causarles perjuicio alguno, sino, simplemente, crear una forma de entretenimiento para ella y quien quiera disfrutarla, sin obtener beneficio económico de ninguna clase.

Notas del capitulo:

Un oneshot que he terminado hace poco y que le dedicaré a Ms_nalgotas que está de cumpleaños el día de hoy /no sé que hora es en Argentina/. Espero que te guste este oneshot que he escrito con amor para ti, Mariana y era esto lo que te iba a enseñar, pero que no encontraba según. En realidad lo estaba escribiendo apenas ya que ayer no lo había terminado y hoy me había tardado más en terminarlo bc me distraigo un montón. Como sea, disfruta este chanbaek tú y todos aquellos que deseen leer.
Pd: Texto sin betear.

 

 

PORTADA

Awestruck

 

Sus manos estaban húmedas debido al líquido que estaba siendo segregado de las glándulas sudoríparas. Lo había estado tratando de controlar, sin embargo, era imposible. Lleva desde muy temprano secándose las manos, pero estaba demasiado nervioso que seguían sudándoles sin parar.

Había estado intranquilo durante la semana pasada y, por supuesto, todo había sido culpa de su adorada hermana mayor. Bueno, tal vez su sobrino estaba lo suficientemente inquieto que, por su propia cuenta, decidió adelantarse una semana antes de la establecida por el médico.

Sus padres habían tomado un avión cuando su cuñado había llamado para avisar acerca de la situación. También había escuchado a su hermana decir algo parecido a quiero a ese idiota que se hace llamar hermano en Tokyo la próxima semana antes de que sus padres cortaran la llamada y corrieran a preparar su equipaje. Chanyeol, sin poder evitarlo, estaba totalmente estupefacto.

En primer lugar, nadie esperaba la llegada del pequeño MinKi y en último lugar, Chanyeol sufría de aerofobia. El especialista le había dicho que tenía relación con lo que había pasado muchos años atrás, cuando el avión en el que iban toda su familia había comenzado a tener problemas y eso había asustado a Chanyeol. Lo que había dicho Yoora entre llantos esa vez había sido la cereza del pastel. Por lo tanto, la culpable había sido su hermana mayor y la odiaba tanto por eso.

Era un arquitecto bastante reconocido y no sólo en su país, sino uno reconocido mundialmente. Eso conllevaba trabajos fuera del país, lo que significaba que debía tener que tomar vuelos hacía los destinos correspondientes varias veces al año. Con suerte podía mantenerse, a veces, por seis meses como máximo en cada uno de sus trabajos y eso era una gran ventaja para él.

Al principio, en su primer trabajo en otro país, lo discutió con su jefe, hablándole de su problema, pero el señor Kang, su jefe, había dicho algo parecido que lamentaba tanto eso, pero las circunstancias eran así y que podía darle tiempo, cosa que, por supuesto, tomó al instante, para poder manejar su miedo al subir un avión. Le había tomado tres meses su terapia, pero estaba seguro que iba a fallar, por eso había decido viajar con su mamá esa vez para luego ir poco a poco viajando por su propia cuenta.

Le era difícil todavía, pero podía manejarlo más que antes. Sin embargo, eso no significaba que su miedo por subir a los aviones se hubiese ido, no por supuesto que no. Por eso, durante la semana que había dado a luz su hermana, él se había planteado seriamente el ir, o no, a conocer a su pequeño sobrino. Luego recordó que no podía ser un mal tío ni un mal hermano y por eso estaba sudando frío, a la espera del llamado de abordaje.

Su teléfono vibró, apareciendo el nombre de mamá sobre la pantalla. Suspiró y respondió el llamado.

—Hola mamá —saludó.

—Hola cariño —respondió la dulce voz —. ¿Cómo lo estás llevando?

—Como siempre —murmuró —. Me siguen sudando las manos sin parar y los temblores aparecerán una vez suba al avión.

—Debes tranquilizarte, bebé —arrulló —. Sabes que lo más factible es tomar aire, tratar de relajarte y distraerte.

—Lo sé, mamá —suspiró —. Es difícil, lo sabemos, pero estaré bien.

—Sé que estarás bien, hijo. Pasará rápido y pronto estarás aquí, cargando al pequeño Minki.

Chanyeol sonrió.

—Estoy muriéndome por conocerlo.

Y Chanyeol esperaba continuar hablando con su mamá porque, de alguna manera, lo distraía, pero cuando se dio cuenta estaban anunciando su vuelo y debía ir abordar inmediatamente. La respiración se le cortó por un segundo antes de volver a respirar con normalidad.

—¿Estás bien, cariño?

—Debo abordar ya mismo, mamá.

—Correcto, ya sabes lo que tienes que hacer, cariño. Tomar aire, tratar de relajarte y distraerte.

Chanyeol asintió, aunque su madre no podía verlo.

—Lo tengo —sonrió ligeramente —. Te veo en un par de horas.

Chanyeol guardó su móvil una vez que había cortado la llamada y cogió su mochila antes de ponérsela. Si antes estaba medianamente bien, ahora ni por asomo lo estaba. Se limpió sus sudorosas manos en su sudadera durante todo el trayecto de abordaje. Incluso cuando llegó frente a la azafata, está le preguntó si se encontraba bien y él sólo asintió, ya se las arreglaría cuando estuviese en el avión.

Desde el gran ventanal del pasillo en el que pasaba podía ver el enorme avión en el cual tenía que montarse. Suspiró y continúo avanzando hasta que en un abrir y cerrar de ojos él ya se encontraba buscando su asiento. Su corazón bombeaba sangre muy rápido, las manos estaba más que mojadas por el sudor y respiraba irregularmente constantemente.

Chanyeol se acomodó en su asiento, suspirando una y otra vez. Las palabras resonaban en su cabeza. Debía tomar aire, relajarse y distraerse, sí, eso debía hacer. Comenzó con sus respiraciones; inhalaba, exhalaba y continuó hasta que su respiración era armoniosa y no descontrolada. Luego, se colocó sus audífonos y encendió el reproductor del móvil. La letra de Creep envolvió todos sus sentidos y disfrutó de ella hasta al final, sin darse cuenta que alguien había ocupado el otro asiento.

Chanyeol miró a su alrededor en el momento que la azafata llamó de su atención y le avisó que se abrochara el cinturón porque iban a despegar. Comenzó a sentir frío, las manos volvieron a ponérsele sudorosas y estaba inquieto en su lugar, sus piernas moviéndose descontroladamente y sus manos apretaban el reposabrazos con fuerza.

—Oye, oye —llamó alguien —, ¿estás bien?

Chanyeol hasta ese momento se percató de su compañero de asiento. Cabello castaño, piel nívea, pequeños ojos de iris café y labios rosáceos. Hermoso, eso era el chico que estaba a su lado.

— Y–yo soy aerofóbico —tartamudeó.

El chico se mordió inquietamente los labios.

—¿Tienes alguna forma de, no sé, no tener tanto miedo? —preguntó y consiguió un <<no>> por parte del asustadizo chico. Era la primera vez que encontraba a alguien con una fobia por los aviones, así que realmente no sabía que hacer —. Bueno, vamos a calmarnos. Inhala y exhala.

Chanyeol asintió. Comenzó a inhalar y exhalar, una tras otra y otra, sintiendo su corazón palpitar más mientras que el avión comenzaba a moverse. El chico a su lado le colocó sus audífonos y la melodía de teclado interpretando Nocturne op. 9 No. 2 de Chopin lo alejó de su realidad, llevándolo a la profundidad de la armoniosa melodía. Cerró sus ojos, concentrándose totalmente en la magnífica pieza y esperando que el sufrimiento del despegue pasara rápido.

Abrió sus ojos cuando sintió unas pequeñas manos sostener las suyas. Chanyeol no podía escucharlo, pero entendió lo que murmuró su compañero de asiento por el movimiento de sus delicados y finos labios; sólo mírame a mí y eso mismo hizo sin pensárselo dos veces.

Los segundos se hicieron eternos, volviéndose largos minutos de compartir miradas del uno y el otro, sin percatarse que el despegue del avión ya había pasado minutos atrás y que, por cierto, ninguno de los dos había sentido. El otro hombre fue el primero en parpadear y soltar lentamente las manos de Chanyeol cuando se dio cuenta y se acomodó en su asiento.

—Gracias —murmuró Chanyeol —. Eso fue de bastante ayuda.

El otro chico sonrió.

—Por nada. Por cierto, me llamo Baekhyun.

—Chanyeol.

El primer pensamiento de Chanyeol cuando lo conoció había sido que era hermoso y se convencía cada vez más cuando lo veía a su lado. Durante el viaje ambos habían entablado amistad, hablando de sus trabajos, aficiones, de música y es así como descubrió que Baekhyun había estudiado música en Francia.

Había sido la primera vez que había tenido un viaje a gusto, cómodo y sin tener ataques de pánico. Era increíble como por una persona y todos sus detalles lo habían distraído de todo durante el despegue y en el aterrizaje, porque sí, Baekhyun volvió ponerle sus audífonos, pero ahora con Moonlight Sonata de Beethoven y sujetó, una vez más, sus manos para que, finalmente, ambos se perdieran en la mirada de cada uno.

Cuando bajaron del avión, habían decido ir juntos a recoger sus respectivos equipajes. Está era la parte aburrida de los viajes. Esperar el equipaje cuando viajabas sólo era una gran tortura, pero en está ocasión había sido diferente.

—No lo he preguntado, pero, ¿por qué si eres aerofóbico tuviste que tomar un avión para Tokyo?

—Bueno, en primer lugar, mi trabajo requiere mi salida del país por dos o tres veces al año, así que por esa misma razón me ha permitido mantener en un grado menor mi miedo al subir a los aviones —explicó —. Y este viaje no es de trabajo, es más un asunto familiar. Mi hermana dio a luz la semana pasada y he venido a visitarlos y, obviamente, conocer a mi sobrinito.

—¿De verdad? —sonrió —. Eres un buen hermano y seguramente serás un espléndido tío.

—Sí, supongo que sí —rio —. ¿Y tú para qué has venido a Tokyo?, claro, si puedo saber.

Baekhyun rodó los ojos y asintió.

—No vas a creerlo —comenzó —, pero tengo un buen amigo que trabaja aquí y su esposa dio a luz la semana pasada, y él me dijo que tenía que venir a conocer a su hijo ya que, por asuntos de trabajo en ese entonces, no pude asistir a su boda.

—¿De verdad? —preguntó, sorprendido por el mismo motivo por el cuál había tomado un vuelo —. Es sorprendente que el nacimiento de un niño nos haya traído a Tokyo.

Baekhyun asintió. Ambos tomaron su equipaje una vez que había comenzado a salir por la cinta transportadora y caminaron juntos hasta la salida del aeropuerto. Chanyeol no quería despedirse, pero tenía que ir a la casa de su hermana ya mismo. También notó a Baekhyun indeciso.

—Bueno, yo debo irme.

—Ya —murmuró —. Tal vez te vea por ahí o en Seúl—dijo, encogiéndose de hombros. Ambos asintieron, pero ninguno hizo el amago de dar la media vuelta e irse —. Podríamos intercambiar números, si quieres —sugirió Chanyeol.

Baekhyun sonrió, pero asintió. Intercambiaron números y dejaron una promesa al aire. Chanyeol quedó totalmente sorprendido cuando fue el hombre más bajo quien se despidió poniéndose en puntitas para luego besar su mejilla. Y así, Chanyeol había visto como Baekhyun se alejaba más y más.

Sin que nada más lo retuviera en ese lugar, Chanyeol se guardó el móvil en el bolsillo y entró en unos de los taxis que estaban alineados sobre la acera. Cuando estuviera de vuelta en Seúl haría todo lo que estuviese en sus manos para volver a ver, una vez más, a Baekhyun. Lo había prometido y lo cumpliría a como dé lugar.

Cuando llegó a la casa de su hermana, su madre fue quien había abierto la puerta para luego lanzarse en sus brazos. Chanyeol sonrió con ternura por acción de su madre. Sabía que había quedado preocupada desde que habían cortado la llamada y él no le había llamado para avisarle que ya estaba en Tokyo por estar acompañado de Baekhyun.

—¿Cómo te ha ido, cariño? —preguntó la mujer —. ¿Lo llevaste bien?

Chanyeol besó la frente de su madre para tranquilizar.

—Conocí a alguien que me ayudó bastante durante el despegue y el aterrizaje.

Su madre lo retuvo por unos segundos hablando dela persona que había ayudado a su hijo, que había sido como un ángel caído del cielo y hubiese seguido hablando sin parar si no hubiese llegado su padre a llevarlo a la habitación donde estaban Yoora, su cuñado y sobrino.

Cuando entró a la habitación miró a su hermana, quien sostenía a Minki. Su sobrino era tan pequeño y le picaban las manos por sostenerlo sino fuese por la persona que se encontraba en el otro extremo de la habitación, a lado de su cuñado.

Sintió vibrar su móvil y lo sacó de su bolsillo, leyendo el mensaje:

Supongo que, ¿sorpresa?, gigante.


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