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Cómo Mirarte por Elmi-chan

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Notas del fanfic:

-"Te amo, aunque ya no estás, te seguiré amando... Si me hubieran dicho que se iba a derrumbar cada pedazo de mi vida, de mi mundo con tu partida, igual te seguiría amando"

Notas del capitulo:

Hola hola, mis babus lindos, ¿cómo están? Espero que bien.

Ahora he venido con este one-shot que en lo personal es uno de los que más me ha gustado escribir. Quizás la pareja no sea del todo mi agrado pero en esta ocasión me ha encantado el resultado.

Espero les guste a mis señoritas hermosas, Cali y Caroline~

-¿Tienes que hacer esto?-preguntaba Shoya con diversión mientras veía añ menor concentrado en pintarle el pecho.
-Me llego la inspiración, cariño-replicó el peli verde con una leve sonrisa mirando por debajo al mayor y se dedicaba a pintarle con pincel en mano.
-Te llegó la inspiración en el momento en que te pusiste sobre de mí, o es qué acaso lo que hicimos anoche te inspiro-preguntó el moreno con una leve sonrisa, levantándose un poco cuidando que el trabajo de su pareja no se arruinase.
-Ay Shoya, pero si tú eres mi inspiración-respondió con una gran sonrisa, empujando levemente el pecho del ajeno, obligándole a recostarse en la cama.
-Soy tu muso, entonces-bromeó.
-Mi "muso", mi todo, mi universo entero-dijo acercándose poco a poco al rostro del ajeno, dándole un casto beso en los labios.
-Te amo tanto...
-Yo te amo más-río contra sus labios y daba una pincelada al rostro del contrario.
-Oye...
-Eres mi lienzo-siguió riendo ante el puchero gracioso que hizo el moreno.
-Y tú mi pintor, ¿no?
-Por supuesto-contestó con una leve sonrisa y se dedicaba a darle los últimos detalles a su pequeña creación.
-¿Puedo ver qué haces en mi pecho?
-Espera... Solo aplico algo de blanco por aquí-dijo mientras tomaba una pequeña botella de pintura que se encontraba en el buró de la cama.
-Siempre tan detallista-murmuró con una sonrisa.
-Y tú tan impaciente-soltó una risilla y aplicaba aquel tono en la piel ajena.
-Vamos, es una de mis cualidades.
-Si tanto quieres verlo, niño caprichudo, pásame mi celular.
-Tú eres el niño, mi amor-replicó dándole el celular.
-Soy "una muñeca viviente", que es diferente-mencionó al tomar la foto-no es tan mal siendo la primera vez.
-Me encanta...-dijo al ver a una versión de su pareja al estilo chibi, sentado en una rosa roja, abrazando a Ruana con una sonrisa amplia. Todo eso dibujado en donde se encontraba su corazón-debería de tatuarmelo.
-Tampoco exageres-replicó quitándole el celular de sus manos.
-Te amo...
******









 

 

 

 

 







-Esto es venganza, ¿no?-decía Meto mirando extrañado la peluca castaña que usaba y el vestido corto de manga larga en color negro, y unas plataformas.
-Para nada, cariño-dijo Shoya besando sus labios y sonrío con gentileza-luces precioso para mi nueva colección.
-Claro, te aprovechas de mí-replicó haciendo un puchero.
-De buena manera, anda, que quiero verte en acción-añadió el castaño tocando levemente el trasero del menor, haciéndolo sonrojarse.
-Cuidado en donde pones esa mano-recriminó el oji verde con una mirada asesina.
-¿Dónde?-preguntó sarcástico volviendo a tocar el trasero del contrario, ganándose una paliza en sus brazos-tranquilo muñeco.
*****






 

 

 

 

 

 

 






-Saliste bien en las fotografías-decía MiA entrando al estudio con los panfletos en mano con la imagen de Meto en ella.
-Adiós mi anonimato-replicó él concentrandose en un retrato al óleo.
-Vamos lindura, si te ves hermoso-comentó el rubio dejando sus pertenencias y acariciaba los mechones verdes del ajeno.
-¿Y eso?-preguntó extrañado por la acción del oji azul.
-Digamos que ando de buenas.
-Siempre andas de buenas, no es novedad, pero tampoco me acaricias de esa forma a menos que quieras un favor-declaró el menor mirándole de soslayo.
-Shoya te volvió observador o qué.
-Digamos que me volvió más despierto.
-Eso es una ventaja-comentó MiA revisando los trabajos hechos-pero admite que aún te gusto.
-Me gustabas, cariño-respondió ensimismado en el lienzo.
-Aún me gustas-soltó de repente el rubio.
-¿Te hago fiesta entonces?-preguntó con diversión. Era algo típico entre ellos. Pero no podía negar que su mejor amigo sintiese aún algo por él.
-Que sea en un neko café, por favor-contestó con una sonrisa.
-Permiso-dijo Shoya abriendo la puerta del estudio y entrando con una sonrisa amplia.
-Hola amor-saludó Meto aún concentrado con su trabajo.
-Hola muñeco-dijo el castaño acercándose hacia donde se encontraba el menor, tomándole de los hombros y besando su cabeza con cariño-he venido para llevarte de paseo.
-¿Ahora?-preguntó el oji verde mirándole fijamente.
-Ahora, mi amor.
-Ok, iré por mi chaqueta entonces-dijo el peli verde levantándose de su asiento y se encaminaba al fondo del lugar en busca de sus cosas, que no demoró mucho-nos vemos, MiA-se
despidió el menor con una leve sonrisa, tomando la mano de Shoya y se encaminaban juntos a la salida del estudio.






















 

 

 












-Parece que te ha gustado el frappé de Sakura-comentaba Shoya al ver a Meto disfrutando de la bebida mientras caminaban en la plaza Shinjuku-no has dicho nada-rió por un instante.
-Está delicioso, venga prueba un poco-le ofreció el contrario con una sonrisa, acercándole la pajilla a sus labios.
-Solo un poco-dijo con un guiño y le dio un gran sorbo, sorprendiendose del sabor-tenías razón, esta delicioso.
-Ya sabes mi amor, tengo un buen gusto-replicó mientras reanudaban su paso.
-Si lo dices por mí, entonces no lo dudo-añadió el castaño abrazándole por la cintura.
-Lo digo por todo-comentó volviendo a beber su frappé mientras que el mayor fruncía ligeramente el ceño-tonto...-murmuró levantándose de puntas hasta la altura del castaño, besándole en la comisura de sus labios-te amo.
-Yo te amo más-replicó besándole los labios con delicadeza.
-Eso sí que no-decía con una leve sonrisa separándose de sus labios, mirándole con picardía-Yo te amo más.
-Claro que no, yo te amo mucho más-comentó al momento de dar un gran sorbo a su café.
-Que yo.
-No.
-Sí.
-No.
-Sí.
-Vale, tu ganas-dijo Shoya levantando sus manos simulando rendición.
-Lo sabía-sonrió Meto con amplitud y besaba la mejilla del contrario.
*******

























 

 

 

 

 

 

 

 




-Ahh... Shoya... -gemía el menor siendo embestido de manera lenta y tortuosa por el castaño.
-Meto...-murmuraba contra su cuello, aferrando sus manos a los del contrario sin dejar de penetrarle.
-Ahh.. Ah...- las piernas del menor rodeaban la cintura del contrario, haciendo que los vaivenes fuesen placenteros.
Shoya seguía penetrándole más y más rápidos, sin soltarlo de su agarre. Meto arqueaba su espalda ante las sensaciones que su pareja le hacía percibir.
El castaño besaba su cuello, su mejilla, hasta llegar a los labios del menor, fundiendolos en un beso de pasión desmedida. El oji verde deshizo el agarre del contrario, abrazándole por el cuello, manteniendo aquel beso apasionado y ese vaivén placentero.
-Mhgn...
Aún besándose con ese desespero, cambiaron de posición, quedando el mayor debajo y veía con tal excitación al peli verde  moviéndose sobre de él, sintiendo las manos del ajeno recorrer su pecho desnudo y observándolo morderse el labio inferior.
-Shoya...
El castaño aferró sus manos en las caderas del oji verde, haciendo que las penetraciones fuesen profundas y constantes. Meto volvió a arquear la espalda y los gemidos no paraban de oirse. Shoya sonrió complacido ante la reacción del menor. Siguió en ese ritmo, los gemidos de este también se hacían oír.
-Ahh... Mi amor... -decía Shoya en un murmuro penetrándole con fuerza.
-Mhnn... Shoya...
-Te amo... -susurró acercándose a sus labios y besándole con sutileza. El menor le abrazó, profundizando el beso.
Ambos seguían disfrutando de aquel momento, los vaivenes no paraban, las caricias continuaban y los besos no faltaban. Siguieron por varios y largos minutos hasta que ambos llegaron al clímax.
******






 

 

 

 

 

 





-Te veo entretenido, amor-decía Shoya con una sonrisa mientras besaba el cuello del menor, sacándole una leve sonrisa.
-Me pongo a trabajar con un proyecto-replicó sonriente y se concentraba en pintar en el gran lienzo.
-Meto, el gran artista de Tokyo, ya quiero verte en tu primera exposición de tu trabajo-comentó el castaño buscando una hoja simple y tomaba uno de los tantos pinceles del botecillo que se encontraba al lado del menor.
-Ojalá y sea pronto... Hey, ¿qué haces, cariño?-cuestionó mirándole de soslayo y río levemente al verlo pintar.
-Trato de ser un artista como tú-comentó de igual forma sonriéndole y se dedicaba a trazar y pintar. Meto volvió a concentrarse en su trabajo hasta que...
-¡Shoya! No hagas eso-reclamó el menor al sentir una pincelada en su espalda baja.
-Shhh, ve amor-le mostró su hoja de papel con unos monitos que simulaban ser ellos con un gran corazón-ya soy una artista.
-Uno verdadero, mi amor-dijo al ver aquel dibujo y acarició su rostro tiernamente.
-Somos unos artistas, mi cielo-mencionó riendo al cargar al peli verde.
-Te amo mucho-añadió riéndose.
-Y yo a ti, muñeco-dijo al girar ambos y entre risas, ambos cayeron a la cama.
-Si algún día uno de tus trabajos llega a ser tan famoso y lo expongas, me gustaría presenciarlo.
-Y lo harás-replicó el menor besándole los labios.
*******




 

 

 

 

 

 

 












-Mierda que estoy muy nervioso-decía Meto paseándose en el gran corredor de mármol-¿Y si la demás gente no les gusta?
-Hey, Meto, tranquilo-decía MiA tratando de apaciguarlo palmeando su espalda-Si todo tu trabajo está aquí es por algo. Siéntete orgulloso de lo que haz logrado hasta ahora-dijo el rubio con una sonrisa.
-Tienes razón, gracias MiA-replicó abrazándole con cariño.
-Jeje, no hay de que-añadió correspondiendo aquel abrazo.
-Meto-san, el museo abrirá en unos cuantos minutos-decía una de las organizadoras con una amplia sonrisa.










 

 

 



-No me responde...-comentaba el peli verde con un semblante de preocupación.
-Ya aparecerá, quizás en su trabajo pudo estar algo ocupado-añadió MiA al dar un sorbo a su copa de Champagne.
-Tal vez pero no deja el celular apagado... Es extraño-murmuró esto último aún con aquella mirada de preocupación.

Pasó una hora, dos horas, tres horas y ningún rastro del castaño en el sitio. La preocupación de Meto se incrementó, aún no aparecía. Revisó su reloj y ya era más de las seis de la tarde. Conocía a Shoya, era puntual en el horario pero esta ocasión le era más raro.
-¡Meto! ¡Meto!-entraba Tatsuya exclamando el nombre del menor con apuro.
-Tatsuya...-murmuró sorprendido al verle acercarse hacia donde se encontraba-Tatsuya, ¿Shoya dónde está? ¿Por qué no vino contigo?
-Meto... Shoya está en el hospital-replicó el castaño con tristeza. Meto le miró perplejo. No procesaba nada de lo que le había dicho.
-¿Qué pasó Tatsuya? Dime-exigió el menor con desespero.
-Tuvo un accidente, está grave...-decía él con dificultad. El menor se sorprendió más, sentía como si un balde de agua fría le cayese sobre de él.
-Dime en qué hospital está, necesito verlo...




















 

 

 

 



Meto trataba de procesar todo lo que Tatsuya le había dicho. Sentado en la sala de espera trataba de calmarse, rogaba en su mente que esto era una horrible pesadilla y que todo estuviese bien, sin embargo, no fue así.
-Disculpe enfermera...-dijo el peli verde al ver pasar a una pasante enfrente de él.
-¿En qué puedo ayudarle?-preguntó ella educadamente.
-Necesito saber como está mi novio, hace unas horas lo hospitalizaron pero no me han dicho nada de su estado-respondió el menor de inmediato.
-Nombre del paciente, por favor-dijo la enfermera dirigiéndose a la computadora de la recepción.
-Shoya.
-Shoya... Terapia intensiva... Su estado se encuentra crítico. Al parecer el joven sufrió un accidente en la avenida principal de Shibuya. Un trailer que iba en sentido contrario impactó lo que los reportes indican en su motocicleta-explicó la enfermera sin inmutarse pero el oji verde sudaba frío. Lo que le había dicho le dejó atónito. Sin palabras.
-¿Puedo verlo?-preguntó con insistencia.
-Perdone, pero solo se le permite el acceso a familiares del paciente.
-Soy su novio, tiene que dejarme verlo, por favor... Soy lo único que tiene... Necesito verlo, déme unos minutos-suplicaba el menor con aquel semblante de tristeza.
-Solo unos minutos... Venga conmigo-le indico la enfermera llevándole al área de terapia intensiva. Tomaron el ascensor hasta el piso 4 del hospital, los segundos se volvían eternos para el peli verde, respiró hondo hasta llegar al área, donde las compuertas de metal se abrieron de par en par. Siguió a la enfermera en su andar y...
-Shoya...-murmuró con sorpresa al verlo en aquella cama de hospital, herido, conectado a una máquina para poder respirar.
******









 

 

 

 

 

 

 



Pasaron los días y los meses, Shoya no había reaccionado. Los médicos lo habían declarado en coma. Meto nunca dejó de visitarlo, todos los días iba a verle, a contarle lo que había hecho en el trabajo, le decía lo mucho que le extrañaba. Nunca faltó, ni un día. A veces se preguntaba rumbo a camino a casa cómo mirarle, le era inevitable derramar lágrimas.
Y así fue por dos largos años...
















-Venga MiA, esto hará que nuestro estudio de arte tenga renombre-decía Meto con mucho ánimo, jalando del brazo al rubio, llevándolo a su habitación de pinturas.
-Espero que sea bueno, no has ido al estudio por una semana-recalcó el oji azul con una leve sonrisa.
-Verás que mis faltas están totalmente justificadas.
-Eso espero-murmuró aún con esa sonrisa. Sin embargo, aquella sonrisa se esfumó al ver aquella pintura que tanto presumía el peli verde-vaya...-asintió el menor ante la reacción que consideraba positiva por parte del ajeno. El oji azul seguía mirando detenidamente lo que era el retrato de Shoya.
-Sabía que te encantaría-replicó con alegría.
-Es de los mejores trabajos que he visto. Ojalá Shoya estuviera aquí...
-Siempre ha estado aquí-señaló Meto en su corazón- y siempre lo estará...






















-Tengo que contarle las buenas nuevas a Shoya... Sin duda esto le...-Meto miraba atónito la habitación vacía de Shoya. La cama estaba ya tendida, las máquinas desconectadas, como si nadie estuvo en aquel lugar. Sintió que el mundo se le derrumbaría sobre si mismo.
-Enfermera, ¿qué ha sucedido con el paciente que estaba aquí?-preguntó el menor a una enfermera de paso.
-El joven Shoya dejó el hospital hace una hora-se limitó a decir la joven y siguió su recorrido. Meto volvió a mirar aquella habitación vacía.
-Entonces...-murmuró a lo bajo antes de marcharse a prisa del hospital.
Corrió por toda la ciudad, las lágrimas no dejaban de salir. Corrió y corrió por varios minutos hasta llegar a su departamento y fue ahí, en las escaleras de la entrada cuando lo vió, con aquella sonrisa ladina que le había conquistado desde el primer momento en que lo vio.
-¡Shoya!-exclamó el menor corriendo hacia sus brazos y llorando de felicidad.
-He vuelto-murmuró el castaño abrazándole.
-Bienvenido a casa...

Notas finales:

Espero les haya gustado esta historia, sobretodo a mis señoritas :)

No olviden dejar sus comentarios, rws, me ayudan mucho.

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Nos leemos en Arrullo de estrellas, cuidense mis babus~ :3


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