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Escape por MrVanDeKamp2

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Notas del capitulo:

Okay. 

Lo sé, prometí que lo resubiría y aquí estoy, por mucho, de verdad, esta versión es mil veces mejor, y les diré porque: porque le hago bashing a Tony.

Sí, les había dicho que este capítulo no se centraría en el Stucky, sino en la explicación de lo que había pasado con Tony.

Espero que lo disfruten, que puedan apreciar el cariño que les transmito por medio de mis escritos y sobre todo, que me disculpen por ser tan inconstante, había pensado que por ser vacaciones tendría más tiempo libre, pero había olvidado también los compromisos sociales que se traen las vacaciones en sí.

Dedicado a Athair, que siempre me alentas a seguir, y que me dices lo que está bien y lo que está mal.

Anne102: ahora que empiezas a escribir, recuerda que siempre estaré apoyándote.

Anon11: hermanito, espero que te guste el capítulo.

Y a todos mis amigos, Rossy, Aranel, Rosi Barton, Ozkar... por ustedes chicos.

PD: Borré el capítulo y lo estoy resubiendo, pero no olvido los hermosos reviews que me han dejado.

Mil gracias a todos por pasarse a leer.

Dos semanas habían pasado desde el incidente en Nueva York; prácticamente vivían en el hotel, que en realidad era un motel no de muy buena monta, pero al menos era práctico, nada de cámaras ni Wi-Fi.


 


-       No puedo más – Bucky se levantó de la silla con fastidio – Steve, necesito, necesitamos salir de aquí.


-       Lo sé – Steve se levantó de la cama, estaba recostado con un dolor de cabeza terrible.


-       Es como si mis pesadillas nunca acabaran – se pasó la mano de carne por la cara.


-       Todo esto es culpa mía…


-       ¡Deja de decir eso! ¡Estoy tan harto de todo esto! ¡De Stark! ¡De que se nos persiga! ¡De HYDRA! ¡No es culpa de nadie Steve! – sus ojos turquesas comenzaron a nublarse.


-       Buck – en seguida el rubio corrió a abrazar al menor – todo va a estar bien… te lo prometo… Y sabes que nunca te he mentido.


-       Lo sé – hundió triste su mirada en el cuello del otro.


 


En Nueva York…


 


-       ¿Señor Stark? – el chico castaño se había adentrado a la torre. Ahora parecía todo tan diferente a como Tony era…


-       Chi…chicco ven… venaquí… - el hombre se balanceaba levantándose del sofá en la sala en la que alguna vez Loki fue azotado contra el suelo.


-       Señor… ¡Señor! – Peter corrió a levantarlo cuando pesadamente cayó al suelo, completamente inconsciente.


 


Sin mucho esfuerzo el chico llevó a Tony a su habitación, lo recostó sobre la cama y aunque se giró para dejarlo dormir, no pudo evitar detenerse y voltear… Stark dormía pesadamente y aún así, el menor se acercó a su rostro. Pudo oler el hedor a cigarrillos y alcohol de su aliento, pero eso no le impidió comenzar a desabrochar su camisa y meter su mano en el pecho agujereado por el inexistente reactor… Se reprendió mentalmente y en ese momento Anthony le dio un manazo.


 


-       Déjame…


-       Yo… lo siento… - el sonrojo violento lo atacó.


-       ¡Largo! ¡Largo! – el pelinegro se intentó incorporar para agredir a Peter,  pero lo único que logró fue caer al suelo.


 


El adolescente salió despavorido. Estaba realmente asustado, sabía que algo grave había pasado, pero no se imaginaba la verdad detrás de todo el actuar de Tony. Supo que fue una estupidez intentar aprovecharse del momento por sus tontos sentimientos hacia el moreno. Se engañaba a sí mismo. Antony Stark no era capaz de querer a nadie.


 


---


 


Fairview, días después


 


Bajaron del taxi, era la primera casa a la derecha. Ambos se quedaron impresionados, la calle parecía un chiste: casas con jardines perfectos, vecinos que parecían amigables y niños corriendo por la acera.


 


Ambos se miraron el uno al otro. Ellos eran Neoyorkinos, no estaban acostumbrados a ver ese tipo de ambiente y decidieron entrar a la que parecía, la más común de las casas.


 


-       No tenemos nada mas que una cocina completa con un refrigerador – Bucky se dirigió a Steve que recién entraba y ambos escucharon un sonido chispeante – Bueno, tenemos una cocina sin refrigerador.


-       Meh, entonces no cambiará mucho de los viejos tiempos entonces – se acercó y lo besó tiernamente.


-       Al menos deberíamos comprar una cama – se separó el otro divertido.


-       En los bosques de Austria no recuerdo que tuviéramos una y dormíamos bastante bien – lo tomó desde la parte de atrás por la cintura.


-       Rogers, no tienes remedio – le sonrió y lo besó de nuevo.


 


---


 


En Nueva York las cosas no mejoraban para Stark. Ni para Peter. El pobre chico se la pasaba pensando en la forma en la que había arruinado su “amistad” con Tony. Pero había algo que le intrigaba: Que había sido todo eso, la repentina desaparición de la Srita. Potts, del Capitán Rogers, y en general de todos los Avengers que solían acudir a la torre, pero sobre todo ese cambio tan repentino de Tony. Algo malo pasaba, estaba claro, pero le intrigaba bastante que había sido. Se decidió al fin, estaba determinado a saber que había sido todo eso, tal vez así podría entender a Tony, y buscar una forma de congraciarse con el empresario de nuevo.


 


-       F.R.I.D.A.Y.


-       Señor Parker


-       ¿Está el señor Stark? – el chico no se detuvo hasta llegar al ascensor que daba directamente al laboratorio de Tony.


-       Está en su piso, un poco indispuesto.


-       F.R.I.D.A.Y., llévame directo al laboratorio y prepara toda la información audiovisual de lo que pasó en la semana que desapareció la señorita Potts…


-       Señor Parker, no se lo recomiendo…


-       Es una orden F.R.I.D.A.Y. – tragó saliva poniéndose firme.


-       Preparando datos…


 


Peter se pasó al menos una hora viendo videos de la torre desierta, hasta que fastidiado ordenó a la I.A. que le mostrara solamente las grabaciones donde participan Pepper y el Capitán América.


 


Y por fin vio la verdad: el verdadero rostro de Tony. La verdadera conducta ególatra y sociópata del millonario, escuchó el cinismo en las palabras de Fury. Y vio, por un momento, que aún queda bondad y compañerismo en personas como Clint o Natasha. Pero lo que verdaderamente le horrorizó fue la golpiza que Anthony le propinó a Virginia, no podía creerlo. No lo esperaba de él.


 


Se sintió desilusionado, se sintió estúpido por un momento, reprimiéndose mentalmente por intentar tener una conexión más allá de la camaradería. Pero a la vez pensó bien las cosas: gracias a Dios que Stark no era homosexual, si había sido capaz de golpear a alguien tan frágil como Pepper, a él probablemente lo hubiera destrozado.


 


-       ¿Qué diablos estás haciendo aquí? – Tony se posicionó detrás de él.


-       Viendo al verdadero Tony – se giró sereno, pero con un miedo incontenible en los ojos.


-       Lárgate de mi torre.


-       Necesitas ayuda…


-       ¡Te he dicho que te largues! – alzó su mano pero el sentido arácnido de Peter actuó rápido, esquivando el intento de golpe.


 


El chico solo negó con la cabeza y comenzó a caminar con los ojos inundados de lágrimas. Se sentía mal por él, se sentía mal por Tony, se sentía mal por Pepper…


 


-       El monstruo no es Barnes… Eres tú – le dijo con voz baja pero clara.


-       ¡No! ¡Yo no soy un monstruo! – Le dijo el moreno apretando los dientes y sin moverse.


 


Peter siguió con su camino sin mirar atrás. Fue la última vez que hablaron y por el bien del chico así fue.


 


Sin embargo, quien siguió en un profundo torbellino fue Anthony. Esa noche bebió y fumó de nuevo sin control. Pasaban los días y su ira crecía, pero el estado deplorable en el que se encontraba no le permitía ni a veces llegar más allá de la barra. Al octavo día de la discusión con Peter, bebió tres botellas completas de vodka, y se quedó dormido en el suelo, comenzando a hacer lo que hacía tiempo evitaba: soñar. O al menos él pensaba que era un sueño, en realidad, era más bien una alucinación.


 


***


-       Anthony, despierta amor – una elegante mujer ataviada con Perlas y el cabello blanco recogido.


-       ¿Mamá? – contestó medio adormilado. Había despertado teniendo 19 años de nuevo.


-       Anthony, debes dejar de vivir de sueños – le añadió María.


-       Siempre tengo pesadillas, pesadillas donde ustedes…


-       No son pesadillas – Intervino un canoso Howard.


-       ¿Qué? – lo miró confundido.


-       No son pesadillas Anthony – le sonrió el hombre mayor - ¿Recuerdas la proyección que hiciste en el MIT? Tu sabes que eso es solo un sueño.


-       Debes de dejar de vivir de sueños – le repitió María.


-       Tu sabes que no quisiste despedirte de nosotros… - Howard le dijo amable – es un error que tienes que cargar por el resto de tu vida.


-       Y todos los asesinatos que cometiste inconscientemente – María habló.


-       Y de todas las vidas que arruinaste – Howard le acarició la cabeza – sobre todo la tuya.


-       Pero… - los ojos del hombre de hierro comenzaron a nublarse – ¡Pero yo no lo hice!


-       Si lo hiciste – su madre lo tomó de las manos – lo hiciste y lo sabes, causaste el desplome de la vida de Virginia, piensa en todos esos muertos que tu creación Ultrón causo, piensa en el dolor que le causaste a Wanda Maximoff, por tu culpa su hermano murió a manos de tu creación.


-       ¿Y tus amigos? – Howard apretó su mano – Ahora no tienes ninguno, todos se fueron por tu culpa.


-       ¡No! ¡Todo! ¡Todo esto es culpa de Barnes! ¡Si el no los hubiera asesinado! ¡Yo hubiera sido diferente!


-       Sabes que eso no es verdad – habló calma la mujer – sabes que nunca te importamos, ni te importó nadie…


-       ¡No! ¡No es cierto!


-       Sabes que sí – el cabello de María se desenredó y comenzaron a hacerse heridas en su rostro.


-       No tengas miedo Tony – añadió su padre con el rostro desfigurado y ensangrentado – Solamente tienes que aprender a ser responsable.


-       Algo que debimos enseñarte pero no lo hicimos – la sonrisa de la mujer se desfiguraba cada vez más y más mientras se convertía en el rostro de varias víctimas: Pepper golpeada, Pietro con heridas de bala, gente mutilada, Kilian ardiendo.


 


Los rostros comenzaban a darle vueltas mientras su propia cara se volvía a su verdadera edad mostrando los estragos de los excesos que había tenido en los últimos días. Arrodillado, se tapaba los oídos con ambas manos para no escuchar aquellas espectrales voces. Mientras chillaba una y otra vez que no.


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