- El soldado del invierno escapó – se dirigió Fury a la rusa.
- ¿Qué has dicho? – se sorprendió de sobremanera, no podía creer lo que le estaba diciendo.
- Que el soldado del invierno escapó – la miró con su único ojo.
- Tal vez es hora de que lo digamos al comandante Rogers…
- Tal vez, no sería lo conveniente.
- ¿Cómo no lo sería?
- Se distraería de las próximas misiones, estamos rastreando a Ulises Klaw, Ultrón no fue lo suficientemente listo para esconder sus cuentas cuando hizo la transferencia a cambio de su mano, así que por lo pronto, nos lo quedaremos para nosotros.
- Pero… - la pelirroja frunció el seño, era cierto que nada era más importante para ella que una misión, aunque desde el asunto del Dr. Banner, su perspectiva había cambiado.
- Natasha, es una orden… después de Klaw, pueden dedicarse completamente a buscar al chico.
Ahí estaba Fury, interfiriendo de nuevo. ¿No le bastaba con absorber siempre a los súper héroes en misiones en las cuales, la agencia bajo su control debería intervenir? Pero no le bastaban las viejas glorias, necesitaba más. Aún cuando no fuesen por sus propios méritos.
Natasha entró a la sala de conferencias del cuartel de S.H.I.E.L.D., Steve aguardaba hasta nuevas órdenes.
- ¿Alguna novedad? – el capitán se encontraba de espaldas a la puerta, mirando una vieja fotografía de Bucky.
- Siguen rastreando a Klaw; Ultrón dejó un rastro de sus cuentas, aunque no sabemos si lo hizo a propósito o fue por un mero descuido.
- Sabemos que hoy en día, no existen los descuidos, Natasha – guardó la foto en su chaqueta de cuero y volteó a ver a la espía.
- Si… En eso – no pudo evitar hacer un gesto de culpa – en eso tienes razón, esperaremos nuevas órdenes, solo sabemos que se encuentra en Europa.
- Entonces iremos a Europa – el rubio suspiró – estaré en la torre.
La verdad, se dirigiría a la torre, pero más tarde, necesitaba un tiempo para pensar, necesitaba ordenar sus ideas. Y sabía cuál era el lugar perfecto: su viejo vecindario de Brooklyn, o al menos, lo que quedaba de él.
Subió a su motocicleta y se dirigió a la parte más marginada del barrio. A su paso veía como la mayoría de las cosas había cambiado: había algunos viejos edificios, donde solía ir al cine cuando ahorraba al menos tres semanas, o un helado si es que a Bucky le daban buena mesada y el ahorraba sus propinas como mensajero, así podían compartir un solo postre.
Se sonrió con amargura, aún cuando solía ser tan pobre, nada le faltaba, no con Bucky a su lado. Recordar cuando incluso peleaban por cederle al otro la cereza del dulce le estrujaba el corazón y al mismo lo tiempo lo reconfortaba. Nada le faltaba al lado de Bucky, aún cuando estuvieran rodeados de la nada.
Se detuvo en los terrenos donde solía estar el galpón en mal estado al que solía llamar casa. Ahora era un edificio de viviendas más moderno, pero sin ningún lujo.
Recordó aquel momento, cuando él y su eterno compañero regresaban del cementerio, después del servicio funerario de su madre.
Flashback
- He hablado con mis padres, y lo mejor será que vayas a vivir con nosotros.
- Muchas gracias Buck, pero debo de hacer esto solo – se buscaba la llave en la vieja chaqueta de tela gastada que traía puesta.
- Será como cuando éramos niños – Bucky se agachó y tomó una llave debajo de un ladrillo, el lugar secreto de Steve para guardarla – pondremos almohadas en el piso, y tal vez tengas que sacar la basura, y lustrar mis zapatos.
- Bucky, en verdad te lo agradezco pero… - tomó la llave que le era ofrecida por el castaño.
- Está bien, bromeaba con mis zapatos, pero si cambias de opinión, ya sabes donde encontrarme – rodeó al más bajo con su brazo – Porque estoy contigo, hasta el final de la línea.
Fin del flashback
No pudo evitar que sus orbes color cielo se nublaran y una indiscreta lágrima escapara rodando por su mejilla. Bucky había estado hasta el final de la línea. ¿Por qué demonios no había estado él, para el final de la línea de Bucky?
Si hubiera actuado con más astucia aquél día en el tren, Bucky estaría a su lado.
Se dirigió unas cuadras más lejos, donde solía vivir el castaño con su familia; sus padres habían sido un poco más adinerados y vivían en un modesto edificio, el cual ahora se encontraba en ruinas y asegurado con cinta policial.
- Lo derrumbarán en unos días – se acercó un niño de cabellos rojizos y enrulados – dicen que harán una tienda muy grande.
- Que lástima ¿no crees? – respondió el rubio, acuclillándose a la altura del pequeño.
- Está bien, algunas veces se meten vagos.
- Ya veo – acarició los cabellos del niño – mantente alejado lo más que se pueda, no es seguro, ¿está bien?
- Esta bien – le sonrió con ternura – mejor me voy, es hora de la cena – y salió corriendo el chiquillo.
Steve creyó ver moverse algo en la obscuridad, por una de las ventanas rotas, pero pensó que sería algún gato, o como dijo el chiquillo, algún indigente que quisiera cubrirse del frío. Era ya noviembre y los días eran demasiado frescos.
Subió a su moto, arrancó pero se siguió sintiendo observado. Era una sensación incómoda. ¿Cómo era posible que Fury lo mandara espiar hasta en sus escapadas?
Llegó a la torre con un humor de los mil demonios. Guardó su motocicleta y subió al salón. No solía beber, pero una ganas enormes por un trago se apoderaron de él. Tenía demasiado en la cabeza.
-Ahí estás – Natasha entró – Klaw está en Rumania, hace dos minutos nos informaron.
-Entonces salgamos de inmediato – bebió de golpe el bourbon – entre más pronto terminemos esta misión, mejor.
-Steve…
-Natasha – la interrumpió en seco – vámonos ya.
Partieron a Europa enseguida, haciendo un tiempo récord con la tecnología de S.H.I.E.L.D, tras una dura batalla, Klaw volvió a escapar, en parte, por su agilidad, en parte, por un importante descuido de Steve.
Flashback
-Steve, ¡a tu derecha! – gritó la rusa lanzando con todas su fuerzas el escudo al capitán.
-¡Alto ahí! – ordenó el rubio corriendo para darle alcance a Ulises, pero la batalla era en una plaza pública, y dos adolescentes estaban escondidos en una banca, directo en el paso de la persecución, el más alto y castaño abrazaba a uno de menor edad, de cabellos cortos y rubios, que lloraba asustado.
Natasha se le adelantó al capitán quien se quedó estático al ver aquella imagen.
-¡Natasha no! ¡No dispares! – brincó y desvió la mano de la pelirroja que apuntaba al sudafricano.
-¡Steve! ¡¿Pero que diablos haces?! – lo miró desconcertada.
-¡Cuidado! – un tubo de una construcción salió volando por una explosión que causó el villano a su paso, el rubio corrió para proteger a los adolescentes y golpeó la estructura metálica, desviándolo de la dirección de los chiquillos, pero que impactó contra el costado de Natasha.
Fin del flashback
-En verdad lo siento mucho… - Agachaba la cabeza mientras estaba sentado a un lado de la rusa.
-No tienes por que preocuparte – hizo una mueca de dolor – protegiste a los civiles. Era tu deber.
-De no haber sido por eso, ya tendríamos a Klaw.
-Ya habrá otra oportunidad.
-No creo que Fury me de otra – apretó los puños.
En Nueva york…
La hermosa mujer bajaba de la limusina. Le ordenó a su chofer y amigo que estacionara el Rolls Royce, llegaría solo a comprar un lápiz labial para no verse tan cansada por el viaje desde Hong Kong. Eran las 5:00 pm y la noche ya había caído.
-Muchas gracias – se dirigía al guardia de la tienda Dior cuando le abrían la puerta, saliendo, un vagabundo se abalanzó sobre ella.
-A…Ayuda… - la tomó de la muñeca y desplomándose.
La mujer gritó por el susto y enseguida los guardias y su chofer se acercaron, así como un montón de curiosos que pasaban por ahí.
Había caído junto con el otro cuerpo.
-¡Dios mío! Es… ¡Es usted! – una mueca de asombro apareció en su bonito rostro. Retiró los cabellos de la frente del desconocido y acarició su mejilla -¡Hoggan! ¡Necesitamos ir a la torre!
Una detective se acercó a la escena -¿Está usted bien señorita?.
-Sí… sí – recuperó el aire.
-Creo que necesitamos una ambulancia, Benson a central, una ambulancia en la 57, número 21.
-No no, no se preocupe señorita, él es… mi hermano.