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Escape por MrVanDeKamp2

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Notas del capitulo:

¡Finalmente y como nunca!

Sorry por la tardanza a esta hora pero he tenido un día medio loco.

¡Al fin, al fin! Llega el lemon 🙊 xD

Y sí, finalmente me ha salido un lemon largo y sexy. Bueno, al menos eso pienso yo, es como cuando uno prepara un postre y dice: me quedó mejor que el anterior, espero que les guste.

¡Mil gracias a todos por leer!

Athair, mi amor, al fin un lemon sin vergüenza, espero que te guste, ¡ya sabes que todo esto va dedicado para tí!

¡Scarlet_Rose, Rosi_Barton, Rossy, Anne_102, Louvalia, Ray, EloraP, Anónimos que olvidan firmar, y todos los lectores que hacen esto posible, todo esto es por ustedes también chicos! Desde México con amor.

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Fue un beso dulce e inocente, sintieron el calor el uno del otro. El brillo volvió a los ojos azules de ambos. Steve pegó su frente contra la de Bucky.


 


-No nos volveremos a separar jamás – Steve pegó sus labios de nuevo con los de Bucky – Estoy contigo…


-Hasta el final de la línea – los ojos de Bucky se nublaron.


-Es una promesa – Steve se lo dijo con seguridad y volvió a besar al castaño.


 


            El beso esta vez fue un poco menos suave, Bucky entreabrió los labios y Steve pudo sentirlo, no había dado un beso realmente, mas que aquellas veces en las que lo habían besado a él. Bucky por otro lado, sabía besar bastante bien. Fue el castaño quien guió el primero de muchos apasionados besos.


 


-Ven – le dijo el castaño con la respiración entrecortada y las mejillas sonrojadas y jaló a Steve a la cama – ¡ouch! – se quejó al ver que seguía conectado al suero pero la bolsa ya estaba vacía, así que Steve jaló el catéter con cuidado y besó el punto donde apenas una gota de sangre salió y la lamió sensualmente.


- Oh Buck… - Se abalanzó sobre el soldado del invierno, ahora él tomó la guía. Besó sin control a Bucky, sus gruesos labios devoraban los finos que le habían tomado el ritmo. La lengua del rubio invadió la boca del castaño, provocando un escalofrío de placer en él.


            El rubio no se dio cuenta, pero pronto tuvo una mano dentro de la camisola de Bucky. Estaba concentrado en sentir la suavidad de su Bucky, pero inconscientemente comenzó a desabrochar aquella prenda. El castaño se dejaba hacer, se derretía con el calor de Steve. Las caricias de sus enormes manos. El castaño abrazaba su espalda y poco le faltaba para arrancarle la camisa.


Steve fue bajando poco a poco de los labios de Buck, besó su barbilla y se dirigió al cuello, lo lamió sensualmente, para dejar un rastro de pequeños besos en aquel blanco cuello. Levantó a Bucky por la espalda con una sola mano y con la otra jaló la manga de la pijama, repitió la acción para deshacerse por completo de la tela que le estorbaba para llegar a toda la piel de Buck…


Cuando vio aquel torso descubierto, su excitación creció más, podría reventar el pantalón con un poco que se esforzara. Tomó con toda su mano uno de los pectorales de Bucky y comenzó a amasarlo con delicadeza.


 


-Buck… - seguía con el masaje al pectoral derecho del castaño y con la otra mano comenzó a desabrochar su propia pijama. Bucky ayudó a desvestir su torso jalando las mangas. Con algo de dificultad, el castaño logró quitar las mantas y las sábanas que los separaban y abrió un poco las piernas; Steve se posicionó entre el castaño y con su pie arrojó de la cama el rollo de mantas. Volvió a besar a Bucky con pasión, puso su cuerpo contra el castaño y las hombrías de ambos comenzaron a rozarse.


-S…Steve… - pronunciaba el castaño su nombre cuando el capitán separaba sus labios para tomar aire, entre gemidos silenciados por aquel beso. El rubio no había soltado aquel perfecto pectoral y seguía masajeándolo, atrapando de vez en cuando con sus dedos redondos el rosado capullo de Bucky.


-¿Si Buck? – lo miraba con deseo y amor.


- Hazme… hazme tuyo… - su dicho fue interrumpido por un nuevo y apasionado beso de Steve.


 


El roce de ambos cuerpos podría fácilmente encender en llamas el edificio completo, la temperatura de la habitación había subido, una fina estela de sudor comenzaba a cubrir ambos cuerpos, los pantalones de pijamas de ambos no tardaron en desaparecer gracias a torpes maniobras con piernas, pies y manos ya que los amantes rehusaban a dejar de besarse.


Quedaron solo en trusas que se pegaban a sus perfectos y redondeados derrières, delineaban con precisión sus esculpidos cuerpos. Las largas piernas enredadas de ambos, la fricción de sus miembros a través de las telas ahora húmedas, el roce de sus torsos y ese inviolable abrazo que era coronado por la desesperación de aquellos labios contrastantes transformaban en realidad los sueños y anhelos de ambos. Habían pasado 75 años desde que lo deseaban.


Steve en un rápido pero delicado movimiento comenzó a bajar la ropa interior de su castaño, haciéndolo gemir cuando la tela rozaba su delicada piel, tomó su erecto miembro y comenzó a masturbarlo levemente, haciendo retorcerse al castaño de placer, eran sensaciones tan nuevas para ambos, pero a la vez parecía que Steve tenía una maestría en causarle placer a Bucky.


El castaño tomó como pudo la ropa interior del rubio por el lado de las caderas y entre giros de placer, comenzó a bajarla lentamente, descubriendo la hombría de su amante, quien también se estremeció ante esas torpes caricias. Sus labios y sus cuerpos volvieron a hacer fricción, subiendo aún más la temperatura.


- Steve… Steve… - entre gemidos apenas podía decir el nombre del amor de su vida – hazme… hazme tu… tuyo…


- Siempre, siempre has sido mío… - Steve dejó de besarlo y de nuevo volvió a bajar por su torso dejando suaves besos a su paso, deteniéndose por un momento en ese plano y trabajado abdomen, llenándolo de besos y pasando su lengua por ese punto medio, que tanto volvió loco a Bucky de placer. Siguió bajando aún más, y se topó con la hombría del castaño, que también reclamaba atención. Lo introdujo a su boca con suavidad, utilizando sus labios y su lengua.


Los gemidos de Bucky llenaban la habitación, se retorcía de puro placer, lo que de verdad excitaba aún más a Steve.


El castaño no tardó demasiado en llegar al orgasmo, las caricias, los roces, los besos, Steve, todas esas sensaciones lo hicieron explotar de una manera increíble.


El rubio saboreó cada trago, cada gota de ese dulcísimo y adictivo elíxir. Levantó la mirada solo un segundo para ver las sonrojadas mejillas de su chico, sí, suyo, solamente suyo. Los ojos azules del otro le imploraban que siguiera, estaba preparado para el siguiente paso. Steve entendió cuando el castaño se mordió los labios sensualmente, se despegó suavemente de él y volvió a subir para besarlo de nuevo, en una danza tierna de labios, empujó sus caderas, haciendo que su miembro húmedo rozara con la entrada del menor. Comenzó a empujar suavemente, utilizando de vez en cuando su mano para poder posicionarse mejor. La intrusión en un primer momento resultó incómoda para Bucky, pero los besos que le propinaba el rubio compensaban el dolor inicial: Era su primera vez.


Steve se introdujo un poco más, recibiendo un pequeño espasmo, producto de la mezcla de placer y dolor. Pero calmó a su castaño con tiernos besos y entrelazando los dedos de sus manos. Cuando menos se dieron cuenta, el rubio estaba completamente dentro de Bucky. Decidió estar unos momentos quieto, quería acostumbrar al castaño a él. Se sentía tan bien aquél cálido interior.


Los movimientos de sus caderas comenzaron con suavidad, el placer los invadió a ambos, era una sensación indescriptible, tan nueva para ambos, tan placentera pero a la vez tan especial, casi espiritual. Eran dos cuerpos fundidos en una sola unión.


Besos, caricias, manos inquietas, sudor, aquél vaivén que los llevaba al cielo. Fueron minutos convertidos en horas. Finalmente un grito de placer escapó de la garganta de Steve, cuando reclamó al castaño con su marca indeleble en su interior. Fue un orgasmo tan intenso, que Bucky sin siquiera tocarse volvió a derramar su esencia entre ambos, el cual Steve recogió con los dedos y saboreó con gusto.


De nuevo aquella guerra de lenguas se hizo presente, Bucky lo excitaba, lo excitaba de sobremanera, se fue retirando poco a poco de su chico, pero no por eso bajaba la excitación de ambos. Se miraron cómplices y se sonrieron.


- Oh Steve – aún sentía escalofríos de placer por lo que acababa de pasar.


- Buck, Bucky, mi Bucky – lo besó de nuevo – quiero, quiero ser tuyo…


- Tú también siempre haz sido mío… - el castaño jaló al capitán para besarlo de forma intrépida.


Steve se acomodó al lado del castaño con suavidad, mientras éste se acomodaba para tomar la posición dominante ahora.


- Te amo Steve, eres mi vida entera – el castaño acercó sus suaves labios con los del otro – Desde que recuperé mis recuerdos, tú eres lo único presente.


- Yo solo podría vivir para ti Buck – le respondía entre el cándido beso – ahhh – soltó un alarido cuando el castaño se dirigió al lóbulo de su oreja.


Bajó por su cuello, casi imitando las acciones del otro, lo suave de sus pieles y el sudor que las perlaba hacía más fácil el deslizarse por aquél hermoso cuerpo de su rubio. Pasaba su lengua por cada lugar, disfrutaba ese salado sabor que invadía sus papilas. Era ten perfecto y sensual. Besó el amplio pecho del rubio con devoción, atendió con esmero aquel par de capullos rosados que se endurecían más y más con cada lengüetazo y con cada succión.


Los gemidos por parte del rubio tampoco se hacían esperar, y sin vergüenza y casi con orgullo, Steve los emitía, de saberse que el causante del placer del que era víctima, era su castaño.


Bucky siguió su camino al sur, lamió sensualmente las caderas afiladas del rubio, quien respondía con gemidos y sonrisas enormes, rodeadas de un violento rubor en sus pálidas mejillas.


Con cuidado, se dirigió a aquel sensible apéndice del rubio, erecto como un monolito, estaba sensible por los recientes roces y el orgasmo anterior, delicados lengüetazos ponían más aún en evidencia aquella sensibilidad y aquella vulnerabilidad. Podía saborear la esencia de Steve, su sabor era casi embriagante, estaba disfrutando tanto saborear a Steve como el rubio disfrutaba aquellas esmeradas atenciones.


Y era un hecho, el capitán se retorcía de puro placer, su espalda se arqueaba, los dedos de sus manos y sus pies se apretaban y aflojaban. Ya no eran simples gemidos, eran alaridos ahora.


El castaño bajó un poco más, atendiendo ahora los testículos del rubio, sensibles también, pero lo que casi mata a Steve fue cuando el castaño decidió atender con delicadeza la masculina entrada del chico.


Los alaridos se convirtieron en gritos, gritos descarados y sensuales, los movimientos se tornaron algo violentos, el rubio se retorcía sin control.


Cuando Bucky decidió que era suficiente, miró al rubio suplicante, no con la misma expresión sensual que el había puesto, sino con una expresión añorante, tierna, los ojos azules vidriosos le decían que debía seguir, aunque el dueño de esos orbes muriera de placer.


Volvió a atender el miembro de Steve, ya con un poco de desesperación, ya sin la ternura anterior, lo cual volvió loco al rubio de placer, de nuevo. Steve tampoco tardó demasiado en explotar, la previa manipulación, la sensibilidad… Y el dedo meñique de Bucky en su interior que había introducido el castaño con delicadeza. Todo eso contribuyó a que llegase a un orgasmo igual de fantástico que cuando estaba dentro de Bucky.


El castaño también bebió encantado aquel dulce manjar, todo, completamente, relamiéndose los labios para no desperdiciar nada. Con las yemas de sus dedos, esparció aquél líquido transparente que brotaba de su propio miembro sobre su glande, lubricándolo.


Comenzó a acercarse a Steve con movimientos igual de suaves, entrando de poco a poco. Veía como los colores subían a la cara del rubio y apretaba los dientes.


- Tranquilo mi amor – salió del rubio para besarlo y tranquilizarlo.


- Perdóname – Steve lo miró con arrepentimiento.


- No, no, mi amor, no tengo nada que perdonarte.


- Pero tú lo hiciste tan bien…


- También lo harás tú – le sonrió con confianza.


De nuevo comenzó a entrar, con más delicadeza, esta vez, Steve no sintió nada de dolor, solo placer, placer de ver que estaba entregándose al amor de su vida, placer de saber que iba a ser siempre de James Buchanan Barnes, así como el castaño había sido de él.


Bucky repitió las acciones del rubio, una vez dentro de él, se extendió hasta poder besar al rubio. El vaivén de nuevo comenzó, pero ahora no había tabúes, ninguno. Ambos gritaban el nombre del otro. Muchos “te amo” también se escucharon, hasta que un grito de culminación por parte de ambos y elíxires masculinos hicieron su aparición, llenando el cuarto con su característico aroma.


El castaño cayó rendido sobre su rubio, sintió la tibieza del semen de Steve entre sus abdómenes. Un beso más, una sonrisa, una risa cómplice y un “te amo” al unísono, fueron el final perfecto. El castaño salió con cuidado de Steve y se recargó en su fuerte pecho. El rubio rodeó a Bucky protectoramente. No faltó un último "te amo" por parte de ambos y otro tierno beso.


Y el sueño finalmente los venció a ambos, aunque el sol estuviera saliendo. 

Notas finales:

Bien, pues ahí está la continuación, lo prometido era deuda. Es la primera vez que manejo a una pareja inter, es decir, donde ambos cambian de roles; y les de he confesar algo: Me ha gustado. Las personalidades de ambos lo hacen posible, ninguno es aquí más femenino que el otro y eso es un súper plus. 


Espero que lo hayan disfrutado tanto como lo hice yo escribiéndolo. Ya saben que sus opiniones son más que bienvenidas y agradecidas. 


Mil gracias, de nuevo, por leer.


Px


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