Bucky se dejó llevar por el dulce beso que le era proporcionado por el rubio, sintiendo esa eléctrica sensación que le provocaba el rubio con sus caricias y lo recorría de pies a cabeza.
La danza de sus labios era dulce, disfrutaban saborearse el uno al otro. Bucky lentamente fue rodeando el cuello de Steve con sus fuertes brazos, pegándolo más a su cuerpo. El rubio empujó al chico contra la pared, subiendo la intensidad de sus besos, ahora eran algo más agitados, más pasionales. Subiendo de tono cada vez más, debiendo separarse de vez en cuando para recobrar el aire. Y en arrebatados movimientos, el rubio fue bajando por el cuello del castaño.
Besando y lamiendo su quijada, por debajo de ella y lanzándose a besar su cuello, toda esa zona ocupada por esa suave barba que Bucky llevaba, la sensación tanto para los labios de Steve como para una zona tan erógena para Bucky era un éxtasis para ambos.
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En la torre, Pepper buscaba escapar del enfurecido Tony, se tambaleaba, no coordinaba, una parte de su armadura había sido desactivada por la misma IA que había programado para proteger a la pelirroja. El castaño le dio alcance afortunadamente cuando la armadura terminó de desarmarse, tirándola al suelo solamente cuando ella intentó correr y el hombre de hierro la tomó por una pierna, cayendo casi encima de ella.
Tony era más pesado, a la chica le era difícil soltarse de su agarre. La volteó boca arriba y se lanzó de nuevo sobre ella tomándola de la mandíbula.
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Bucky comenzaba a gemir sin pudor, las caricias de Steve le excitaban y lo mismo que al rubio, pero no podía gemir y descuidar las atenciones que le proporcionaba a su chico, ahora era Steve quien había tomado el mando.
Tomó ambas muñecas del chico, abriendo sus brazos y pegando estas a la pared, teniendo un campo más amplio de su vista y de su acción.
Jaló la playera de manga larga, con cuidado de no romperla. Desnudando ese perfecto torso, admirando cada parte, cada centímetro de es piel perfecta y admirando también las cicatrices rojizas que unían su carne a ese reemplazo de extremidad hecho de metal. Todo, absolutamente todo de su Bucky era perfecto. Comenzó a lamer y besar cada centímetro de su piel descubierta.
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Tony apretaba las muñecas de Pepper fuera de si, no decía nada, solo la miraba con una ira jamás vista por la pelirroja, las lágrimas y los lloridos de la chica eran sonoros pero Tony no podía salir de ese trance.
Para suerte de Pepper, Clint había llegado a la torre y vio toda la escena desde el elevador, lanzándose sigilosamente contra el castaño.
Le golpeó la cara haciendo que soltara a Pepper de su agarre. El millonario se levantó desconcertado para recibir una patada en el estómago y otra más. Pepper se alejó llorando viendo como Clint le propinaba una paliza a Tony.
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Bucky no resistió más y jaló también la playera de Steve, admirando su esculpido y suave torso, ese perfecto y triangular cuerpo. Y ahí estaban ambos, sintiendo el calor del otro mientras se besaban con pasión y recorrían la piel expuesta al otro, con sus labios, sus manos, sus lenguas…
- Te amo Buck – casi suspiró el rubio sin aire.
- Soy tuyo… - respondió el castaño sensualmente – amo la forma en la que me amas – volvió a besarlo con pasión.
- Voy a enseñarte cuanto… - Steve lo miró de una manera seductora y sin avisar lo tomó en peso, llevándolo a la cama con suavidad y urgencia.
- Steve… - no pudo terminar la frase al sentir como el rubio fue directo a su ombligo y comenzó a besarlo y a introducir su lengua en él. Era una sensación tan nueva y deliciosa, al parecer Steve no era tan inocente como se podría pensar.
El rubio fue bajando y con manos ágiles comenzó a desabrochar el cinturón de su chico, mientras seguía besando y lamiendo no solo el ombligo de Bucky, si no su abdomen bajo, pasando la punta de su lengua por esa perfecta “V” que se formaba en el torso bajo del otro. Bucky se retorcía de placer, no había sentido algo así jamás en su vida, y para ser honestos, Steve tampoco lo había hecho jamás. Solo se estaban dejando llevar ambos.
Desabrochó el pantalón y comenzó a bajarlo, descubriendo la poderosa erección del castaño que ya manchaba la delgada tela del bóxer.
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Tony logró arrancarle la camisa a Clint en un intento por zafarse de su agarre. Pepper no podía creer que Tony fuese a reaccionar así. Era cierto, le había mentido. Pero Stark no razonaba, al contrario, lejos de hacerlo actuaba por mero instinto. Un golpe seco. Tony cayó al suelo noqueado, le dio buena batalla a Clint.
- ¿Estás bien? – El arquero se incorporó, dirigiéndose a la pelirroja.
- He estado mejor – lo miró con los ojos nublados y la mascara corrida.
- Tranquila – el rubio la abrazó protectoramente – todo estará bien.
- Cuando despierte… - Pepper escondió el rostro en el pecho del chico.
- Cuando despierte, todo problema habrá desaparecido.
- ¡Pero que diablos! – Natasha entró corriendo, asustada al ver a Clint sin camisa, a Pepper con moretones y a Tony inconsciente.
El rubio y la pelirroja la miraron sin expresión. Demonios. Las cosas estaban mal. Muy mal, y parecía a la percepción de Natasha, que se iban a poner peor.
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Steve se había desecho de toda prenda que cubriera a su chico, el castaño estaba ahí, completamente desnudo ante él. El rubio quemaba cada parte que tocaba de esa blanca y suave piel. Su lengua, sus dedos, todo lo que recorría al castaño.
Lamió cada centímetro de piel desnuda, desde los pies a la cabeza, subiendo y besándolo, bajando para detenerse exclusivamente en la entrada de su chico.
- Steve… Es… ahhh es sufí…cientee ahhh – entre gemidos y movimientos de placer, al castaño se le dificultaba hablar.
- Tú mandas mi amor – Steve se incorporó para deshacerse del calzado y los pantalones, quedando completamente desnudo, mostrando su palpitante erección, que también había mojado ya su bóxer.
- Steve… - Bucky se incorporó también para quedar de rodillas a la altura del miembro de Steve. El rubio lo jaló para besarlo y luego, sin más el castaño se dirigió a atender el firme miembro del capitán.
Subía y bajaba con esa lengua juguetona haciendo que todos los poros de Steve se erizaran, las succiones eran exquisitas, pero cuando el castaño decidió enredar su lengua alrededor de la punta de aquel mástil de carne Steve soltó el más sonoro de todos su gemidos.
- ¡Espera Buck! – Pero el castaño no esperó. Siguió con su deliciosa labor hasta que el rubio se derramó completamente en su boca. Era tal la cantidad que un poco de su esencia se asomó por los labios del soldado del invierno.
Steve le sonrió pícaramente y lo alzó por los brazos, para quedar a la misma altura y darle un profundo beso, pudiendo saborear su propia semilla de los labios de su chico, haciendo que la temperatura del otro aumentara mil veces.
Después del apasionado beso donde compartieron aquel elíxir hasta que no quedo más rastro de él, Steve volteó al castaño y se dejó caer sobre la cama, abriendo sugerentemente las piernas, indicándole con una mirada traviesa lo que estaba esperando.
El miembro de Bucky dio un respingo y comenzó a besar a Steve por los labios, por el cuello, repitiendo casi el mismo ritual que el rubio había comenzado, besándolo por completo, y de nuevo regresando a la entrada del rubio, donde comenzó a lamer con algo que podría llamarse hasta descaro, metiendo su lengua por ese rosado y suave pasaje, haciendo al otro comenzar a sudar de placer y desesperación.
Se separaron un momento, sus miradas se cruzaron, se sonrieron y Bucky tomó su miembro para masturbarlo un poco y extender su líquido preseminal.
- Te amo – Comenzó Bucky.
- Yo te amo más – respondió embelesado el rubio.
Se posicionó entre esas musculosas piernas y comenzó a rozar la entrada con la punta de su miembro, haciendo la entrada suave, aunque el tamaño no ayudara mucho, pues ambos en medida eran exactamente iguales, solo que Steve no estaba tan acostumbrado a la intrusión de Bucky en su interior como lo estaba el castaño a él.
El soldado del invierno comenzó a empujar poco a poco su masculinidad contra aquellos aros de carne. La sensación era más que divina, era el cielo para él. El interior de Steve era cálido y suave, la respuesta natural del cuerpo hacía que quedara apresado en aquel interior, causándole más placer a ambos.
El vaivén, lento, romántico, con un beso, con otro, así comenzaron. Cuando tomaron el ritmo, comenzaron a aumentar la velocidad.
Gemidos, alaridos, el nombre de ambos a todo volumen, gritos después de verdadero placer llenaron la habitación, así como sus cuerpos se perlaron de sudor.
Bucky estaba cerca, muy cerca, Steve pudo sentir como el miembro de su amante había dado en el punto clave, lo que lo hizo eyacular de nuevo, soltando enormes chorros de su esencia, obligándolo a tener contracciones que apresaron más el miembro de Bucky y ante ésta sensación, el castaño no pudo más, terminando de lleno dentro del interior del amor de su vida.
El castaño se retiró con cuidado, manchando las mantas de la cama, y besó de nuevo a su chico, para después recargarse sobre su pecho.
- Estás hecho un desastre Rogers – el castaño le sonrió y besó a Steve
- Y tú eres un chico bastante travieso – le sonrió de vuelta – vayamos a darnos una ducha.
Ambos entraron al cuarto de baño, abrieron la llave de agua caliente y el vapor rápidamente inundó el ambiente, los besos comenzaron de nuevo, por eso no pudieron escuchar el teléfono desechable de Steve…