Comenzó su día rutinario una vez más, se levanto y después de un baño vistió sus medias negras a juego con su falda y blusa blanca, se coloco el saco y llevo su bata en la mano. Al salir de su edificio pudo ver como comenzaba a amanecer; esta vez, para variar un poco, decidió tomar el auto bus para llegar al hospital, batallo un poco para lograr ganarle al sueño y no dormirse en el camino. Toco el timbre y bajo con cuidado, miro el edificio con tristeza y comenzó su andar, mientras más se acercaba más crecía en su estomago un nudo de miedo y angustia.
Caminó directo a su despacho donde se retiro el abrigo y coloco su bata, escucho los leves toques en la puerta y los escandalosos tacones de su asistente aproximarse a ella a pesar de que no le respondió a su llamado, -Buenos días Doctora Gine, aquí esta su carpeta- la tomó y salió del despacho sin dejar salir ni una sola palabra de su boca. Ya en el pasillo abrió la carpeta que contenía los datos de todos sus pacientes: nombre, fecha de ingreso, enfermedad y progreso si es que había alguno; cada día debía atender aproximadamente a diez personas, todas con algo diferente y además diario debía ir con él.
Día a día esperaba que no llegara el final de su jornada, día a día esperaba que solo tuviera que atender a nueve pacientes sin importar la enfermedad mental que tuvieran con tal de no tener que llegar a su habitación. Llego al final de su ronda de trabajo, sus manos comenzaron a temblar cuando pasó la penúltima hoja de su carpeta y vio que era momento de ir a aquella habitación. Observo la parte del registro donde debían ser registradas las mejoras que se presentaran pero no había nada, desde hace años, desde el primer día en que aquel niño fue internado en aquel hospital psiquiátrico nada había sido escrito en esa parte; en cambio, habían registros de que el paciente había empeorado y atacado a varias enfermeras.
Desde hace mucho tiempo se había rendido con aquel joven, sin embargo no podía hacerlo de forma definitiva ya que el mismo jefe de la policía le había mandado a ser la única que se acercara y tratara a pesar de que desde un principio se negó por obvias razones. Se estremeció y comenzó un lento andar por los pasillos de aquel edificio, alargando en lo posible el tiempo entre ella y su cita con el joven incluso optando por subir por las escaleras y pasar del ascensor. Recordaba con tristeza como el pequeño había ingresado desde los ocho años, era un pequeño de aspecto adorable, cachetes que se inflaban mostrando inocencia y ojos que nunca revelarían su verdadero ser.
Mientras más se acercaba se preparaba mentalmente para responder a las preguntas rutinarias que ya sabía que el chico le haría. Se detuvo frente a la blanca puerta de seguridad y tomo aliento antes de usar su tarjeta que le permitía el paso, escucho el ruido de la cerradura y abrió lentamente la puerta dejando ver a sus ojos una habitación completamente acolchonada con blanca tela, ningún objeto que estuviera en esa habitación tenía la intención de ser peligroso para el paciente o el visitante; regados por todo el piso habían dibujos del joven que llevaba haciendo desde que llego. Sintió su pesada mirada y giro a verlo fijamente, se le hizo un nudo en la garganta en cuanto vio lo que el chico pintaba, -Hoy llegas tarde Gine… mira, así es como debería lucir Kakarotto ahora que va a cumplir 20 años… ¿cierto?-, cerró la puerta y se acerco lentamente al joven que seguía pintando el rostro del rubio.
Quería salir corriendo pero sus piernas solo se detuvieron frente a él y sus ojos no se separaban de aquella bella pintura, era increíble la exactitud con la que había hecho el retrato a pesar de que no había salido de aquella celda ni una sola vez desde que ingreso. –Dime Gine, ¿Cómo esta Kakarotto… o Goku?... me imagino que tu fracaso no es solo conmigo y con él tampoco has logrado progresar en su demencia- aquello fue un golpe bajo, no sabía ni quería responder, simplemente trago saliva con dificultad y respondió lo primero que le vino a la mente “ellos están bien” provocando que el ceño del menor se curvara en un gesto de frustración.
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Abandono el Hospital para Enfermos Mentales sin mirar atrás y con paso rápido, se arrepintió de haber cambiado la rutina ya que ahora tendría que esperar a que pasara el bus. Intentaba despejar su mente y olvidarse del trabajo, se distrajo tanto que apenas pudo reprimir el susto que el claxon del auto frete a ella le provoco, la ventanilla se bajo y pudo ver a un hombre bastante conocido para ella, se quedo pensando por un largo tiempo hasta que decidió aceptar la oferta del hombre, después de todo se dirigían al mismo sitio.
-¿Cómo estás Gine?- ahora resultaba que el jefe de policía, quien la había condenado a su pesadilla diaria se preocupaba por como estaba, “Estoy bien Bardock” soltó con fastidio y se dedico a mirar el camino por la ventana. –Entonces iré directo al grano, ¿hay mejoría con Kakarotto?- la mujer se cruzo de brazos cansada de esa pregunta, “Tienes dos hijos y sigues preguntando solo por uno” aquella respuesta devolvió el silencio entre los dos por un largo rato hasta que Gine se decidió por responder a la pregunta, “Vegeta está haciendo un excelente trabajo… pero sigo sin entender por qué seguimos ocultándole todo, su vida puede correr peligro”.
-Eso es mentira, además me has dicho que se enamoro de ese par y yo estaré ahí por cualquier cosa así que no hay porque decir algo innecesario Gine- estuvo a punto de comenzar otra vez, nuevamente estaba dispuesta a discutir pero se detuvo, hacía mucho tiempo que su relación se había roto y las discusiones eran lo único que gobernaba en ellos pero se contuvo por esa vez, no deseaba llegar con su hijo y lucir tan alterada y mucho menos en el día de su cumpleaños; se giro dándole la espalda al hombre y paso el resto del camino mirando como todo de desvanecía ante la velocidad del auto.
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Escucho la alarma del pequeño reloj en la cocina y se apresuro a buscar los guantes, miro a través del vidrio y admiro su obra de arte que probablemente no sobreviviría ni esa noche, había horneado un pastel especial para Goku o Kakarotto en todo caso, lo saco del horno con cuidado y comenzó a decorarlo finalizando por colocarle un par de velas con los números “20” que más al rato el azabache soplaría. Ahora solo quedaba esperar a que “cualquiera de los dos” saliera de la ducha para tomar su turno de arreglarse y así solo quedaría esperar las visitas para comenzar con la celebración.
Escucho rápidos pasos bajar y se alegro levemente de que fuera Goku quien entrara por la cocina, después de todo Kakarotto no era mucho de celebrar esas cosas, -¡Deja ahí! Aun no puedes comer- lo regaño con la cuchara con la que decoraba el pastel de chocolate y no cedió a ninguno de los pucheros que le hizo, se acerco y le dio en compensación la cuchara mientras se quitaba el mandil –voy a arreglarme, si vuelvo y falta algo no volveré a cocinarte ¿entiendes?- el menor asintió rápidamente con la cabeza varias veces mientras saboreaba lentamente el chocolate de la cuchara y antes de que se marchara el mayor lo tomo del cuello de su camisa, se acerco y retiro momentáneamente la cuchara de su boca para darle un pequeño beso –Feliz cumpleaños insecto- sonrió de lado y se marcho satisfecho al ver el rubor en las mejillas del menor.
“¡Espera, Vegeta! ¿Me das mi regalo?” se detuvo a media escalera y lo miro con ternura, definitivamente aquel cuerpo guardaba a dos personas completamente diferentes y lo peor es que sabía que amaba a ambas partes, regreso sus pasos y paro frente a un pequeño mueble con llave, saco de su pantalón todas sus llaves y de entre todas escogió la más pequeña, la introdujo en uno de los cajones del mueble y al abrirlo pudo ver varias cosas a las que Goku no debía tener acceso, un frasquito de pimienta, medicinas y varias cosas más que desatarían el caos, las revolvió un poco y saco un pequeño empaque. Volvió a acomodar las cosas en el cajón y lo cerró con llave, apenas pudo girarse cuando Goku ya le había quitado de la mano el video juego y festejaba como un niño. “¡Siii! Al fin te tengo” el cumpleañero volvió a besar al mayor y le dio un fuerte abrazo antes de correr a la sala a probar su juego.
Aquello hacía estremecer a Vegeta y le erizaba la piel, se dio cuenta de que se había quedado parado viéndolo de lejos empezar a jugar y se apresuro a ir a tomar un baño, todo ese domingo se la había pasado haciendo la limpieza de la casa y cocinando de todo, ahora su cuerpo reclamaba agua caliente y relajante. Se sumergió en las burbujas y antes de comenzar a tallarse decidió disfrutar y relajarse, ni siquiera presto atención cuando el timbre sonó varias veces, después de todo Goku estaba abajo y podía perfectamente atender la puerta. Miro al techo como si fuera lo más interesante que podía haber en aquel momento y por alguna razón comenzó a pensar en muchas cosas; era alguien suertudo en verdad, no se podía quejar, estaba a punto de terminar sus estudios, tenía una pareja que valía por dos y una bella casa…
De hecho, aquello era algo que le seguía intrigando en gran medida, se preguntaba porque el padre de Goku les había comprado una casa para ellos solos, estaba claro que el ser el jefe de policía del estado le daba bastante poder y dinero pero le parecía algo excesivo además de que su tarjeta de crédito siempre contaba con al menos cinco cifras. Nunca se atrevió a negarse o preguntar así que solo se dejo hacer cuando el padre de Goku se entero de su relación y les mando a vivir juntos como si fuera algo imprescindible. Miro a un lado en la pared llamado por el constante “Tic tac” que escuchaba y salió inmediatamente de la tina cuando vio que había pasado mucho tiempo pensando.
Apenas termino de arreglarse bajo rápidamente a la sala, pudo ver que varios amigos de Goku ya habían llegado y estaban jugando junto a él, escucho una risilla y se giro para asesinar con la mirada a la mujer que era dueña de aquel ruido, -Vamos Vegeta, no me mires tan feo ¿es que no te gusto mi presente?- volvió a reírse esta vez de forma plena –dime ¿A quién de los dos libere… al rubio lindo o a Goku?- resoplo resignado y se adelanto a recibir el regalo que Bulma le extendía y lo coloco junto a los demás “Gracias a tus tonterías se suma otro lugar al que no puedo volver”.
-Entonces fue a Kakarotto, ¡muy bien! Y… ¿cómo te fue?- contuvo un insulto bajo su sonrojo y desvió la mirada de su amiga cuando escucho nuevamente a alguien llamar a la puerta, lo más probable era que fuera Gine o el padre de Goku. Le dio un leve golpe en la nariz a su acompañante, quien se quejo, y se dirigió a la puerta, se asombro levemente de ver que ambos habían llegado al mismo tiempo, saludó a ambos con gran respeto y les permitió la entrada. Llamó a Goku para que también los recibiera, convencido de que, a pesar de ser su psiquiatra, se alegraría mucho de ver a Gine en su fiesta y así fue, lo miro correr hacia la mujer con los brazos abiertos y pasar de largo a su padre, después de todo Gine era lo más cercano que tenía a una madre y tanto Goku como Kakarotto la veían así.
Una vez recibió a ambos la cena comenzó y como esperaba la mayoría de lo que cocino murió a manos de su pareja quien devoraba con alegría todo lo que alcanzara a tomar haciendo un poco incomodo estar sentado a su lado, una plática animada creció entre casi todos los presentes cuando la comida se termino y después de un rato Vegeta se levanto para recoger todo e ir por el pastel, al mismo tiempo Gine se levanto y dijo que le ayudaría con los platos, acepto su ayuda comenzando a juntar todo y llevarlo con sumo equilibrio a la cocina.
-Tengo que hablar contigo Vegeta- aquello fue repentino, miro a la mujer y supo que se trataba de algo importante, disimulo su plática al ver que la mujer no deseaba darla a notar y comenzó a sacar platos limpios, -Es sobre Goku, Kakarotto y tú, tienes que saber que- escucho pasos cerca y detuvo su hablar, ambos se giraron y vieron a Bardock en la entrada de la cocina, “¿Necesitan ayuda?”, Gine pareció alterarse y su mirada hacia el hombre era de odio, se limito a pedirle que llevara el pastel mientras él y la mujer llevaban lo demás. –Dejare algo en el ultimo cajón de la alacena, debes esconderlo y por ningún motivo permitas que Goku o Kakarotto lo encuentren- la escucho susurrar y asintió levemente para no llamar la atención nuevamente de Bardock.
Avanzó lentamente con varias cosas alcanzando a escuchar a sus espaldas a la mujer guardar algo como le había dicho, no entendía lo que ocurría pero no quería arruinar las cosas, Goku ya había comenzado a emocionarse cuando vio el pastel y gritaba lo deseoso que estaba de devorarlo, apresuro el paso y se unió al coro del feliz cumpleaños.
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La reunión termino y en ningún momento se dio la oportunidad de hablar nuevamente con Gine, incluso cuando todos se retiraban Bardock se había ofrecido a llevarla a su apartamento; la mujer acepto de mala gana y cuando se marcho le dedico un abrazo a Goku y una mirada rápida pero llena de suplica a Vegeta. Una vez que todos se marcharon comenzó a recoger la mesa –Ve a recostarte, yo limpiare todo- vio en su rostro una pequeña sonrisa y como fingía sueño mientras aceptaba la oferta, lo miro subir las escaleras y solo fue a la cocina cuando escucho la puerta de la habitación ser cerrada. Rápidamente recogió todo y se acerco al último cajón de la alacena, movió varias cosas y pudo distinguir algo ajeno a todo lo que había en aquel cajón.
Tomo un pequeño trozo de plástico plano y le dio la vuelta, se trataba de una tarjeta de identificación, de hecho era la de Gine. –Tiene que ser una broma- no podía creer lo que estaba viendo o más bien no lo entendía, “¿Qué es una broma?” rápidamente guardo la tarjeta en su pantalón y cerro el cajón, -Se acabaron varias cosas y tendré que comprarlas mañana al salir del colegio- se levanto y mintió bastante bien ya que Goku no pregunto más, solo tomo un vaso con agua y se marcho sin decir nada más.
Vegeta pensó que lo que había dicho era perfecto, mientras Goku no estornudara y saliera Kakarotto, a Goku le aburría hacer las compras así que saliendo del colegio tendría la perfecta oportunidad de resolver todas las preguntas que tenía en ese momento. Nuevamente saco la tarjeta del bolsillo de su pantalón y la observo detenidamente, como esperando a que las letras cambiaran por otras y así todo estuviera normal; la guardo en su mochila y se preparó para irse a dormir, se cambio sus ropas y se recostó junto a Goku quien no tardo en abrazarlo y acurrucarse.
Al poco rato pudo sentir que su respiración se hacía más pesada al igual que su cuerpo que, abrazado, estaba casi encima de él; sentía envidia al verlo dormir tan plácidamente mientras él estaba seguro que no conseguiría dormir hasta muy tarde y todo era culpa de “ese par” y de Gine. Pensó que en verdad nunca se detuvo a pensar en Gine más a fondo, para él solo era la psiquiatra de su pareja y nada más, pero ahora todo había cambiado; estaba claro que no se podía tratar de una coincidencia, Goku y Kakarotto en verdad eran sus hijos y aquello respondía a las vagas preguntas por el parecido y el cariño entre ellos a las que nunca presto atención pero solo hacían que nacieran muchas más.
Para empezar se preguntaba por qué nunca se lo dijo a alguno de los dos y el por qué alejarse de ellos, permanecer alejada de ellos a tal grado que rompía las leyes ejerciendo su profesión sobre su familia. Quizás lo hizo para curarlo… quizás nunca los vio como sus hijos… quizás…