—Capítulo Uno—
“Caos, multitud y ojos grises”
Lo vi cuando tenía 12 años, cantado con serenidad mientras que aquellos ojos plata rebosaban de sentimientos.
Tan rebelde, tan hermoso y sobre todo tan inalcanzable.
Mi madre me lo había dicho alguna vez cuando solía perderme en la eternidad del cielo: “Eren, no te enamores de las estrellas, la luz que emanan siempre es cegadora, puede que en instantes creas que podrás alcanzarlas, pero al final del día notarás que se han alejado más”
Pero… ¿Cómo evitarlo?
Si Levi se coló en cada espacio de mi alma, provocando estragos mientras pasaba por ella.
Aquellas noches compartidas, esas sonrisas dedicadas con una simple mirada, aquel carácter infantil y altanero, sus ojos grises empapados de seducción. Y su voz…
Oh, joder. Las palabras que me susurraba en los oídos, aquellas batallas fieras en la habitación, esos detalles… ¡como los iba a echar de menos!
Hoy era el último día que compartiría con el chiquillo mimado, y el tan solo pensarlo el pecho me quema.
Porque al final del juego, el único enamorado terminé siendo yo
Sí, dolía bastante.
.
.
.
.
.
—Hey Eren, céntrate. El asesino se encuentra en el ala oeste, prepárate para atacarle—.
Un hombre no mayor de 30 años surcó su labio superior con un gesto de suficiencia, se encontraba a unos segundos de atrapar infraganti a uno de los traficantes de joyas más importantes de Alemania, la paga que iba a recibir por ello iba a ser lo suficiente buena como para retirarse por algún tiempo, sonrió ante la idea y nuevamente se enfocó en su trabajo.
Quitó con cuidado el seguro de la pistola, cuando una luz azul proveniente del bolsillo de su pantalón le indicó que había problemas.
Una llamada de Armin Arlet en plena misión no profanaba nada bueno.
—Armin, joder. ¿Por qué siempre recibo llamadas tuyas en los momentos más inadecuados?
—Eren, necesitamos que regreses al centro de Investigación de inmediato—.
Como lo supuso y por el tono de voz de su amigo, no se trataba de algo bueno. Quizá sería buena idea argumentar que estaba en un momento culmine de la misión y así se libraría de él por un rato.
—No te preocupes por la misión, ya enviamos a Reiner a sustituirte—. Eren sonrió irónicamente, a Arlet jamás se le escapaba algo. —Ven rápido, el jefe esta histérico y necesita que llegues lo más pronto posible—.
Velozmente guardó todo su equipo y arrastrando los pies fue hasta donde dejó estacionada su moto. Ojalá a su jefe no se le hubiera matado otra idea loca a la cabeza, porque para su mala suerte siempre le asignaban las misiones más ridículas.
Suspiró cansadamente y arrancó la motocicleta.
.
.
.
.
.
Eren entró sigilosamente a una de las oficinas del Servicio Federal de Inteligencia, con pasos firmes y con los pensamientos nublados dentro de su cabeza, justo ahora, no quería que sus compañeros hiciesen un escándalo por verle ahí.
El ser nombrado “El mejor agente secreto de Alemania” era un título bastante problemático, y no estaba de humor para soportar tantas estupideces de sus pretendientes.
Al pasar por la puerta de su jefe y obsérvale con el entrecejo fruncido, supo enseguida que los problemas eran grandes.
— ¿Qué pasa? —. Preguntó al viejo Pixis, tratando de discernir un poco el ambiente extraño del lugar.
—Mañana partes a Londres a primera hora—.
Okey, Londres era un buen lugar, al menos no había decidido enviarle a una isla desierta a buscar un tesoro, como lo intento la vez pasada…
— ¿A qué iré? —. Eren se animó a preguntar, rogando que no le dijera alguna estupidez.
—Cuidaras de la seguridad de un chiquillo de 20 años, esa es tu misión Jaeger—.
Eren casi se atraganta con su saliva, no, eso definitivamente estaba mal, ¿acaso su desempeño era tan nefasto como para que lo degradasen a niñero?
El viejo Pixis estaba seguro que Eren se iba a negar, justo cuando vio que los labios finos de su mejor agente se abrían para protestar, refutó de inmediato.
—No tienes otra alternativa—. Dijo serenamente. —Ese chiquillo es hijo de alguien muy importante, de una persona a quien le debo mucho y tu obligación es obedecerme Jaeger—
Los ojos verdes de Eren desprendían furia, pero no podía hacer nada, salvo apretar los nudillos y guardarse sus palabras. Odiaba ser tratado como una mascota, esa era la única parte que detestaba de su trabajo.
—La información está en tu oficina, el vuelo sale a las 7:00 am, te encontrarás con el agente Smith alrededor de las 8:00 pm, él te dirá qué tienes que hacer—.
Suspiró en señal de derrota, salió azotando la puerta con un deseo intenso de romperle la cara a Pixis.
.
.
.
.
.
Nombre: Levi Kenneth Ackerman
Fecha de Nacimiento: 25 de Diciembre de 1996
Peso y Estatura: 75 kg, 1.75 m.
Tipo de Sangre: O+
Familiares: padre (desconocido), madre (Kuchel Ackerman)
Datos adicionales: no hay información.
Eren se quitó las gafas y se talló los ojos. Su vida era una montaña rusa, era bastante frustrante pensar que hace unas horas estuvo a punto de atrapar a un criminal famoso, y ahora, dentro de pocas horas más sería el niñero de un mocoso 7 años menor que él.
El estómago le dio vueltas de tan solo pensarlo, se acostó pidiendo que el día de mañana tardase en llegar.
.
.
.
.
.
A las 5:00 am su reloj biológico le avisó que se le estaba haciendo tarde para su vuelo.
Mientras se encontraba en el avión no pudo evitar sentirse nostálgico al dejar su vieja casa, después de la muerte misteriosa de sus padres, jamás se volvió a sentir cómodo ahí, tenía muchos recuerdos empolvados e historias que no le gustaba remembrar, pero que tristemente siempre que se separaba de ese lugar era imposible olvidarlos.
—Pasajeros, en menos de 5 minutos estaremos aterrizando en Londres, esperamos que el vuelo haya sido de su agrado—.
Al salir del avión y después de recoger su equipaje, fue al hotel que le habían reservado, esperando a que el agente Smith le llamara informándole acerca de su protegido.
El tiempo pasó volando y pronto dieron las 7:00 pm, su celular comenzó a vibrar.
—Ar, cuánto tiempo sin vernos, ¿no me extrañas por allá? —.
—No bromees Eren, tu protegido está en movimiento y el agente especial Smith te espera para presentártelo—.
El momento más indeseado de su vida comenzaba a surgir, suspiró cansadamente.
— ¿Dónde Ar? —.
—En London Apollo—. Armin rió ante la respuesta. —Ay Eren, al parecer el chiquillo es un caso imposible, te deseo la mejor de las suertes—.
Eren no sabía si reír o llorar ante el comentario de su amigo, solo se mantuvo mirando el azul de las paredes del hotel, rogando internamente que se acabara pronto la misión.
Cuando llegó al Apollo, lo que presencio ahí fue lo que menos se le ocurrió que pasaría, cientos de jóvenes sudorosos se empujaban y gritaban entre sí.
Era un concierto, tenía que ser eso.
Al entrar al lugar lo primero que notó fue que el agente Smith le estaba esperando, se saludaron con un leve asentimiento de cabeza. El rubio alto lo condujo a lo que parecía uno de los camerinos de los artistas que se presentarían. Eren fue invitado a sentarse en un mullido sillón, quedó admirado por todo, jamás había visto tanto lujo en su vida. Smith salió de la habitación sin informarle nada.
Sus ojos vagaron por todo el lugar, un televisor de plasma gigante se encendió de repente, mostrando a tres jovencitos con looks bastante inusuales. El llevar vendas enredadas en el rostro era algo bastante extraño para su persona, aunque tenía que admitir que ese detalle adjunto a los pantalones ceñidos y las chamarras de cuero les daba un aura muy interesante.
El gritó ensordecedor de la multitud erizó la piel de Eren, la juventud de ahora en verdad le faltaba un tornillo.
— ¡De rodillas cerdos! —.
Ese fue el peculiar saludo con la que esa extraña banda sacudió el escenario, Eren rió por eso, ¿Quién en su sano juicio saludaba a sus fans de esa manera?
Se mantuvo observando todo, esperando a que terminara el dichoso concierto para poder así encontrarse con su próximo dolor de cabeza. Eren no despegaba la vista del televisor, hubo un instante en que la cámara enfocó al vocalista justo en el momento que la venda descubría un poco sus ojos, unas atrayentes pupilas grises arrasaron con su cordura.
El pulso se le aceleró a mil por hora, un sentimiento de estupidez invadió su cerebro. Era bastante tonto sentirse atraído por ese chiquillo. Tenía que aceptarlo, el muy maldito estaba para comérselo entero y esa grave voz solo le provocaba que la piel se le pusiera como gelatina, ahora entendía porque el grupo tenía tantas fans.
Transcurrió un poco más de una hora, Eren no supo cómo, pero comenzó a disfrutar del concierto. Otro grito de la multitud lo sacó de sus pensamientos, el escenario se apagó de pronto para después iluminarse con luces tenues, hielo seco surgió del piso y la gente comenzó a volverse loca. El vocalista de los interesantes ojos hizo su aparición, esta vez se encontraba solo junto a una hermosa guitarra acústica.
El chico no le dirigió ninguna palabra a su público, solo se dedicó a concentrarse en las cuerdas finas de su guitarra.
“Quizás lo olvide, o quizás no,
estoy atascado en el presente
y tan lejos de casa.
Porque el no amar a nadie,
está rompiéndome el corazón.
Pero tú nunca sabrás de esto,
estés en donde estés”
Su voz grave y rasposa hacia un eco hermoso por todo el lugar, a Eren el corazón se le detuvo por un instante, se dejó redimir ante tal sonido tan sublime mientras un sentimiento de curiosidad le nació en el pecho. ¿Quién era ese chico?
“Tal vez no me rindo tan fácilmente,
sé que esto es difícil de ver, pero…
Me gustaría que el tiempo se frenara,
para poder así mantener cerca tu corazón.
Si puedo hacer que te quedes otro día,
esperaré otro día por ti”
Cuando Eren salió de su trance, notó que el concierto había finalizado.
—Hey enano, la canción que tocaste al final estuvo excelente, ¿andas enamorado nuevamente? Me alegra que ya hayas superado a…
Se quedó paralizado al ver que el famoso grupo por el que había perdido el control entraba al mismo lugar donde él se encontraba. Se sintió incómodo y quiso salir de ahí cuanto antes.
Cuando estaba a un paso de cruzar la puerta, Smith lo sorprendió tomándolo del brazo.
—Agente Jaeger, es momento de conocer a Levi—.
Caminaron hasta entrar a otra habitación dentro del mismo camerino, Eren se preguntó internamente por qué no había visto aquella puerta, hubiese podido husmear por ahí en lugar de alterarse al ver el dichoso concierto.
—Levi, el agente Jaeger quiere conocerte—.
Eren no escuchó ninguna respuesta del muchacho, solo miró como una silla con un enorme respaldo le daba la espalda y se balanceaba de un lado a otro.
Pasó bastante tiempo y el chiquillo ni siquiera se dedicó a mirarles, harto por esa falta de respeto, estuvo a 5 segundos de gritarle cuando la silla se giró mostrando a ese irrespetuoso individuo.
El piso se le movió, su cabeza dio vueltas arrancándole el aliento. Aquellos ojos rasgados color plata se hicieron presentes ante su rostro, de no haber sido porque Smith estaba a su lado, Eren pudo jurar que babearía ante la vibra atractiva del jovencito.
—No necesito una niñera, soy lo bastante grande para limpiarme el trasero solo—.
— ¡Levi! —.
Una voz femenina sorprendió a Eren, una chica pelirroja no mayor que él entró repentinamente a la habitación.
—Discúlpelo Eren, ¿te puedo llamar así? —. Los ojos verdes de Eren parpadearen en señal de afirmación, para después posar su mirada en el chiquillo malcriado. —Mucho gusto, soy Isabel Magnolia. Actualmente soy manager de No Name, al igual que de Levi—.
El mundo se paró de repente, ¿había dicho No Name?
No, eso no podía estar pasando, iba a llamar de inmediato a Pixis para renunciar a esa tonta misión, no iba a ser el hazme reír de ese chiquillo.
Estuvo a instantes de sacar el celular de su bolsillo, cuando notó esa mirada plata intenso observarle. Sus ojos verdes rápidamente hicieron contacto visual con Levi, su mirada reflejaba burla y lo retaba tajantemente, pero no solo había eso… un aire de coquetería también se vislumbraba en esos ojos magnéticos.
¿Acaso el chico intentaba seducirle?
Eren maldijo por lo bajo mientras se reincorporaba lentamente, si el chiquillo quería jugar, él no se iba a dejar ganar por nada.
—Mi nombre es Eren Jaeger. Mucho gusto en conocerte, Levi Ackerman—.