Miraba la ciudad de noche a través de la gran ventana que comenzaba del suelo de su oficina hasta el techo algo que le gustaba contemplar el joven Kim, para él era un día más en su trabajo, se dio media vuelta y observó los papeles que debía terminar de firmar, los papeles de autorización para la construcción de un museo en Tokio.
Kim Jongin era un joven de 23 años, hijo único del matrimonio Kim dedicados a la arquitectura y por lo tanto heredero de una gran fortuna, desde pequeño disfruto el privilegio de haber nacido en un buen hogar; sin embargo nunca obtuvo la atención correcta de sus padres que para ese tiempo siempre estaban pendientes del trabajo. Jongin poseía un atractivo único que hacia delirar a las hijas de los socios de su padre, tenía la piel un poco morena, sus labios gruesos hacían juego a aquellos ojos atractivos, poseía una altura considerable (gracias a su padre) y un cuerpo bien trabajado.
Tuvo muchas relaciones, era un casanova que salía de noche a cazar a su próxima presa o eso es lo que él creía porque al final de la noche se aburría de aquella jovencilla conquistada y salía del club aburrido, antes no actuaba así…antes era más energético, se despertaba con una mujer diferente en la semana, ahora estaba aburrido de su rutina tan solo quería cambiar un poco su día a día.
Se sentó en su cómodo sillón mientras daba una mirada a los contratos, le encantaba su trabajo y saber que el gran estudio de arquitectura y diseño, la más importante en Japón empezaba a expandirse en sucursales en china, corea y pronto en estados unidos lo hacía sentirse satisfecho en lo laboral, todos los esfuerzos de él y el personal ya estaba dando frutos. Bebió un poco de su taza de café mientras se concentraba en el siguiente proyecto. Una llamada y eso bastó para que ingresara a su oficina Irene trayendo consigo más papeles, estos últimos días había más movimientos en la empresa y empezaba a estresarse.
Un apuesto hombre ingreso a la oficina sin permiso alguno, observo a Irene de manera coqueta mientras se sentaba en unos de los sillones haciendo un ademán a Irene de que saliera del despacho. Su mejor amigo desde que tenía 6 años era Oh Sehun, era alto de piel blanca sus ojos expresaban seriedad pero a la vez hacia estremecer de temor, rara vez sonreía y como siempre era tan sólo para llevarse alguna chica a la cama.
- ¡Hey! ¿Por qué esa cara? – Sehun me observó con una mueca
- Mucho trabajo supongo – le contesté mientras di una vuelta en el sillón giratorio.
- Creo que nos falta relajarnos y… ¿Por qué no ir a un club elegante?
- Oh, tendrás que ir solo – me levanté caminado hacia el pequeño bar para servirme un trago, lo necesitaba en serio.
- ¡Mayday! – gritó – ¡estoy perdiendo a mi hermano, mi amigo de travesuras!
- Querido socio principal, déjame tranquilo – le dije un poco molesto.
- Hermano…vamos levántate, no vamos a ir a ningún lugar lleno de música te lo prometo
No era necesario decir que si pues Sehun me sacó de la oficina sin esperar mi respuesta, se colocó el abrigo negro y me dio el beige a mí con una sonrisa deslumbrante, tomo las llaves de su auto, me empujó al asiento del copiloto y arrancó colocando música jazz a alto volumen. El camino a dónde íbamos se me hacía familiar entonces me di cuenta que habíamos llegado al antiguo parque en donde jugábamos de niños.
No espere mucho en salir del auto, caminé algunos pasos acercándome al estanque que siempre estuvo ahí, vi algunos nenúfares flotar y me recordó a mi madre. Me relaje por un momento y entonces percibí la presencia de Sehun a mi lado y sucedió algo inesperado… se arrodilló frente a mi diciéndome “Kim jongin, te amo con locura… ¿deseas casarte conmigo?”, el shock que tuve en ese instante hizo que se formara una mueca extraña en mi rostro.
- ¿en verdad pensaste que me estaba declarando? – me dijo Oh explotando en una carcajada.
- ¡cállate! – grite – me asusté mucho – me agarré el pecho a la altura del corazón – casi me da un para cardiaco, ¿Cómo fuiste capaz de hacer ese tipo de broma?
- Fácil, estabas muy callado y con rostro de preocupación, ¿Qué mejor que una broma pesada a tu mejor amigo? – empezó a buscar en uno de sus bolsillos riendo – mira… eso te iba a dar si reaccionabas pero como pensé que en cualquier momento me iba a caer un puñete entonces decidí en no darte esto.
Me tendió una caja azul aterciopelada, estaba muy asustado ¿Qué clase de locura se atrevía hacer “yehet”? Apodo que le decía cada vez que me molestaba, era gracioso ver como se molestaba al mencionarle su apodo frente a chicas que el coqueteaba. Bueno… sostuve la cajita asustado y al abrirla me empecé a reír como nunca, sin duda alguna la chica que contrajera matrimonio con él, lo dejaría por esta clase de regalo: un anillo de caramelo.
Caminamos por media hora riéndonos acerca de las cosas que nos pasaban, fue cuando él me dijo:
- ¿Por qué no cambiar de vida? – se acomodó en el asiento del piloto mientras encendía el auto.
- Sería una locura – le dije suspirando – sería difícil fingir ¿no crees?
- Pero así sales de la rutina ¿no?
- Sí.
Mientras el manejaba, se me había ocurrido una idea loca, ¿Qué seria experimentar como la vida de uno de los empleados de la compañía? ¿Qué se sentiría ser una persona normal?, recordé que mi mansión siempre permanecía en silencio, solo con los sirvientes de aquí para allá, siempre estaba en la biblioteca ó en el extranjero de viaje en viaje rodeado de mujeres interesadas en mí y en mi fortuna.
Miraba a través de las lunas del carro la ciudad, que tipo de persona seria… ¿oficinista? No, los trabajadores de administración me reconocerían, ¿el área legal? Tampoco era una buena idea siempre me reunía con ellos a tratar situaciones que se presentaban a diario, ¿secretario? Eso sería mi fin si le comentaban a mi padre, ¿limpieza? Sonaba interesante, pocos trabajadores del área de limpieza me reconocían. Por un momento dude, si era correcto ser otra persona en Japón, en mi propia cadena empresarial.
- ¡lo tengo! – grite – Sehun me vio de reojo sonriendo
- ¿Qué lo tienes? – pregunto curioso.
- Me iré a corea, seré Kai y trabajaré en el área de limpieza en mi propia sucursal de la empresa “Kim”
- ¡QUEEEEE! – grito haciendo frenar el auto bruscamente a mitad de la carretera, estaba aliviado que a esas horas de la noche no habían autos – Kim jongin ¿Qué te sucede? ¿estás loco? ¡no debí darte esa idea!
- Oh estoy decidido a esto y nada ni nadie me va a cambiar de idea – le dije sonriendo – además quiero ver como es el movimiento de los trabajadores en la empresa, me sería muy útil.
- Estás loco hermano, te afecto mucho estar trabajando como maniático si sabes que tu deber es solo supervisar y tomar las decisiones correctas - suspiro volviendo a poner en marcha el auto – “Kai”, estás volviendo a usar tu apodo de adolescente hormonado
- “yehet” te advierto que estoy hablando en serio – le dije riéndome
Llegue a mi casa subiendo automáticamente a mi habitación, observé la gran cama y el balcón, en serio iba a extrañar un poco esta comodidad, me bañe y con solo un pantalón de tela negro me acosté en la cama mirando el techo … sí, estaba loco.