XIUMIN:
El domingo era un día que para mí siempre pasaba muy lento, el fin de semana me la pase escribiendo en mi blog acerca de la biología, me gustaba ayudar a aquellos estudiantes que no entendían muy bien; tan sólo faltaba poco para que regrese a la universidad a terminar el año que me faltaba para culminar mi carrera luego ya pensaría si dedicarme a enseñar o simplemente a investigar ¡quería viajar por el mundo!
Como un domingo cualquiera en mi vida, Salí a correr en la mañana con música. Amaba salir a correr en la madrugada debido a que podía ver el amanecer dándome la bienvenida a un nuevo día… ahí es donde pensaba en lo cuan agradecido estaba por mi psicólogo Kim Jondae, él me había salvado para que pudiese ver las amanecidas, para que pudiese tener amistades que ahora valoraba.
Llegue a casa para limpiar, mantener el orden era esencial para mí; hace meses que había cambiado el departamento por uno más grande y cómodo eso era el motivo por el cual me encontraba con muy buen humor; anote la lista que debía comprar para cocinar así que fui en busca de mi billetera para poder salir al supermercado.
Salude a los vecinos quienes ya me conocían, camine por las calles distrayéndome con algunos productos en el camino. Todo de mi estaba cambiando, mi forma de ver la vida incluso mi forma de vestir, siempre quería verme bonito pero no tan exagerado.
Ya en el supermercado miraba que productos llevar, mientras colocaba un paquete pretzel a la canasta escuche a alguien llamarme por detrás.
-¿Minseok? – era aquella mujer…mi hermana
La mire atentamente mientras veía como ella me sonreía con una mirada triste, necesitaba irme, no quería estar en el mismo lugar que ella entonces recordé las palabras de Jondae “necesitas perdonar”
- Sohee – pronuncie su nombre respirando pausadamente
- Min – sus ojos empezaron a aguarse mientras intentaba acercarse
- No llores frente a mí, menos intentes abrazarme – le advertí por miedo
- Min – volvió a pronunciar
- Soy Xiumin para ti Sohee – le dije mirándola – ya no soy min ni Minseok
- Mamá, papá te extrañan, nunca vienes a visitar – me dijo
- Este no es lugar para hablar, si quieres hablar como se debe – respire profundamente – vamos a un café por aquí cerca
- Está bien – me dio una sonrisa triste
Pague mis productos, estaba tan concentrado pensando en que diría ella; se suponía que la bebe ya tenía un año… un año de toda aquella traición, no debería desquitarme con la pequeña “mi sobrina”.
Caminamos en silencio hasta la cafetería más cercana, nos sentamos en un lugar alejado de las demás mesas, pedí un café al igual que ella
-¿Qué quieres decirme? – le pregunte
- Minseok – volvió a llamarme así – nuestros padres están muy preocupados, nadie sabe de ti, del cómo te encuentras.
- ¿importa acaso? – le conteste mientras tomaba el café – mis padres también me traicionaron al igual que tú.
- No es así, yo rogué para que me perdonaran – suspiro – te hice daño
- Mucho daño, hasta el punto de matarme – sonreí – no te salió tu plan
- No era mi intención, siempre te admire – vi como temblaba su mano – quiero explicarte todo ¿podrías escucharme?
-Creo que es tiempo – mire por la ventana – es hora de escucharte Sohee
- No fue mi intención arruinarte todo, lo conocí a él desde la escuela; él era mi primer amor y que cosas por el destino él tuvo que viajar hasta que me lo volvi a encontrar – me miró – nunca te lo dije por eso me siento culpable
- Deberías sentirte culpable por haberte acostado con él en todo el tiempo que estuve organizando la boda – le dije ácidamente
- Sí, también eso me está matando – hizo una pausa - cuando regrese para tu boda lo encontré…las cosas sucedieron rápido. él quería hablarte, decirte que quería cancelar la boda no quería lastimarte, él te quiere porque eres aquella persona que también formo algo importante en su vida –su mirada estaba decaída– min, ninguno de los dos quisimos eso para ti – empezó llorar – ninguno quería lastimarte tanto, cuando intentaste el primer suicidio me sentí tan mal, me sentí una zorra que era egoísta… peor aun cuando me entere que estaba embrazada, pensé en interrumpir mi gestación me sentía tan mal
- Ya veo – la mire serio
- Nuestros padres me culparon por un buen tiempo, padre lo quería matar a él; peor aun cuando se enteraron que estaba embarazada – tomo el café – pedí de rodillas que no me alejaran de ellos, los amo tanto a nuestros padres tampoco quería que rechazaran a mi hija – intento sostenerme la mano lo cual se lo impedí – cuando la bebe nació madre se encariño mucho con ella, me dijo que no me perdonaría totalmente por el bien de la pequeña
- Muy bien – seguí tomando el poco café que me quedaba
- Es ahí en donde intentaste otra vez el suicidio, en aquella fecha que me vistes con él conversando – lloro – esa vez te seguí y cuando te encontré desangrando en la habitación pensé que ya no volverías – se secó las lágrimas – no solo te recuperaste, volviste a hacerlo de nuevo en el baño del hospital , mamá y papá estaban muy tristes porque ya no querías hablar con ellos, dejaste de visitarlos, sabían que estabas resentido
- Lo estoy – le dije
- Desde que vi como el doctor Kim te apoyo siempre estuve pendiente de ti, del como estabas
- Escúchame ahora tu – me acomode – eh sufrido tanto por la culpa de ambos, eh tomado decisiones tontas por decirlo – suspire – ambos me hicieron lo que soy ahora, ya no creo en el amor, ya no creo en la fidelidad, ya no creo en el amor de familia – la mire – me han hecho frio en el aspecto de encontrar a alguien que me ame.
- Minseok perdóname – me dijo
-Te perdono Sohee – la mire mientras veía como de sus hermosos ojos empezaba a salir lagrimas – te perdono porque quiero sentirme en paz – me levante – diles a nuestros padres que iré mas tarde a verlos
- Minseok – se acercó - ¿puedo abrazarte? – me preguntó, lo cual me recordó cuando era ella pequeña y peleábamos “min, puedo abrazarte…me siento triste cuando te molestas conmigo”
Me acerque a ella y la abrace, ella rompió en llanto, no debía demostrar debilidad alguna, me quede ahí abrazándola, cuando la alejé de mí, ella me miro más aliviada; me despedí para luego irme a mi departamento.
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Llegue apresurado, coloque las bolsas de comida en la cocina para luego dirigirme hacia la sala, me senté en el mueble rompiendo en llanto, lloraba como si mi vida terminara… hipaba y llamaba el nombre de mi mamá, también la lastime a ella… “eres un mal hermano Minseok”, lastime a mis padres de alguna manera olvidándome de ellos por el hecho de perdonarla, ella también era su hija, como padres no podían colocarse en favor de uno solo, debían amarlos a ambos sobre toda las cosas que ocurrían.
Lloraba abrazado de un peluche de perro que tenía, de nuevo los pensamientos de muerte invadían mi mente… necesitaba buscar las pastillas para dormir, las necesitaba urgentemente. Corrí hacia el baño buscando como loco hasta encontrarlas, saque una píldora y la mire en mi mano, no, no quería sólo una… mi cuerpo actúo inconscientemente, cuando me di cuenta que en mi mano tenía unas 10 píldoras ¡no Minseok, no lo hagas! ¡Te estabas recuperando! ¡Eres débil! ¡La perdonaste, ella debería arrodillarse frente a ti! ¡Ódiate, eres peor que ella! ¡Eres un mal hijo! , tire las pastillas al inodoro para luego salir a buscar mi móvil.
- Chen – llore – por favor…
- ¿Qué sucede Xiumin? – me contesto asustado
- Ayúdame – llore – necesito que vengas antes de que cometa algo que no quiero
- Min, escúchame – suspiro – voy a ir a tu departamento ahora mismo, siéntate en el sofá respira e intenta alejarte de cosas que podrían hacerte daño
- Ven – seguía llorando
Esos momentos al inicio de mi tratamiento eran seguidos así que chen, como lo llamaba a Jondae que era mi psicólogo y un amigo, ya conocía mi departamento. Espere sentado intentando alejar las imágenes cuando los descubrí en mi habitación, estas venían una y otra vez a lo cual intente pensar en otras cosas.
Escuché como alguien abría la puerta, ahí estaba chen con una sudadera verde y un jean clásico, despeinado con la respiración acelerada; se agacho a mi altura para sostenerme de mis mejillas
- Minseok, escúchame – me hablo – escúchame por favor
- Chen – lo abrace
- Estoy aquí, yo no te voy a dejar – me susurro – nunca lo hare, te escuchare cuando quieras hablar, te comprenderé.
Lo abrace tanto que no me di cuenta que me había quedado dormido en sus brazos.
Chen era muy especial, cada vez que estaba cerca de él… me hacía creer una vez más en el amor.