El despertador empezó a sonar, una delicada mano buscó aquel reloj por un tiempo mientras la alarma seguía sonando por toda la habitación, en vez de apagarla la lanzó hacia la puerta; se dio media vuelta y continúo durmiendo.
Después de un par de minutos aquel chico se levantó asustado de su cama con los ojos bien abiertos y los labios entrecerrados, se dirigió hacia el baño y antes de tomar una ducha programó su listado de canciones para escuchar. Al salir se paró frente a su pequeño ropero y sacó un pantalón negro y un polo blanco demasiado ancho para su pequeño cuerpo, caminó hacia su cocina llevando consigo su móvil que reproducía la música.
Faltaba poco para lograr unos de sus objetivos, lograr ser la mano derecha del señor Jung y así poder percibir un poco más de dinero, necesitaba juntar un poco más para continuar con sus estudios. Se miró al espejo, pudo notar sus ojeras de tanto estudiar por las noches para dar el examen que pronto tomaría para obtener la beca en el extranjero.
Salió del pequeño cuarto que alquilaba desde hace dos años, no podía anhelar trasladarse a uno más grande debido a que con las justas lograría pagar el alquiler y para eso tendría que limitarse a comer; caminó directo al portón viejo y saludo al dueño del edificio quien solo lo miró y sonrió.
“i need you girl,
Wae honja saranghago
Honjaseoman ibyeolhae
I need you girl”
Mientras cantaba con los audífonos puestos no se percató que una persona alta se acercaba, cuando aquel joven intentó asustarle, nuestro pequeño Do Kyungsoo lo sostuvo del brazo doblándolo hacia atrás
- No te atrevas Park – le dijo mirándolo fijamente
- Auchhh… que fuerza enano – gritaba adolorido
- ¿Qué quieres? – pregunto el pequeño mientras lo soltaba
- Solo quiero saludarte, además voy a mi trabajo muy tarde… ¡mi muñeca me duele! Ahora no voy a poder atender a mis clientes como debe ser – hizo un puchero mientras se frotaba donde le dolía.
- Chan… ve a trabajar – se dio media vuelta para continuar caminando
Escuchó de lejos que su amigo gigante le gritaba un ¡hasta luego, pequeño dodito!, muy pronto ese joven las pagaría muy caro y se hizo una nota mental “venganza hacia el orejón”.
Llegaba a su centro de trabajo en el cual laboraba desde hace un mes, no le entusiasmaba mucho pero sonrió y se dió fuerzas a si mismo porque era el único trabajo que le pagaban un poco más a lo que normalmente ganaba como repartidor de pizza, caminó saludando a todos incluso a los directivos que pasaban apresurados, observó a su jefe Jung alistando todos sus implementos para empezar la limpieza en algunas oficinas.
- Buenos días jefe – saludo Kyung entusiasmado
- Buenos días pequeño – Jung lo vió y sonrió, ese pequeño trabajaba muy duro – Kyung, hoy te voy asignar a la limpieza de las oficinas principales, por favor solo acata orden de los directivos.
- Está bien – Kyung se dirigió a cambiarse al uniforme enterizo azul
Subía por el ascensor secundario que era solo permitido por el personal de limpieza, caminó a la sala de juntas y empezó a limpiar fue cuando un estrepitoso ruido provino de la oficina de la secretaria del jefe, aquel era responsable de la sucursal corea de la empresa “Kim”. Intento no prestarle atención pero unos ruidos extraños empezaron a retumbar, Kyung nervioso continuó con su trabajo ahora con los audífonos puestos; hasta que salió de aquella oficina el jefe cargando a la secretaria quienes continuaban con sus besos fogosos, con el cabello despeinado y las ropas hechas un desastre; no se dieron cuenta que eran observados por un Kyung petrificado con los ojos y boca abierta de no creer lo que veía.
Se agachó rápido debajo de la mesa de reuniones para que no lo vean, empezando a gatear lentamente con la respiración alterada, felizmente se le ocurrió dejar el carrito de cosas de limpieza fuera de la oficina, sólo intentó no hacer ruido con el palo de escoba que llevaba en mano.
Mientras estaba atravesando por debajo de la mesa, se dio cuenta que la mesa se movía frenéticamente, ahora él estaba totalmente traumatizado por lo que estaban haciendo encima de la mesa se alegró de llevar aun la música para evitar escuchar a aquellos dos amantes. En silencio llegó a salir, lo cual lo alivio e inmediatamente soltó todo el oxígeno retenido, a la próxima llamaría a la puerta para no tener ese tipo de “sorpresas”. Con sus mejillas rojas caminaba hacia otra oficina y mientras limpiaba escuchaba como las secretarias junto a los asistentes hablaban del dueño y los accionistas de la empresa que residían en Japón, se esperó escuchar halagos “dicen que el dueño es soltero, lo mejor que es joven y guapo” “sus accionistas principales son hijos de millonarios” “el dueño concurre fiestas elegantes, dicen que siempre se va con una mujer a casa”.
Mientras escuchaba se imaginaba que tipo de vida llevaría su hubiese nacido en un hogar adinerado sacó de su cabeza aquellos pensamientos absurdos, era suertudo de tener una familia que lo amaba y daba todo por él como el también daría su vida por sus padres.
Ese día fue agotador como siempre, a la hora del descanso notó como el señor Jung recibía una carta de la secretaria del jefe, en definitiva no podía verla a los ojos después de haber presenciado el tipo de acercamiento “intimo”; se dirigió al pequeño restaurante – café que tenía Chanyeol y que curiosamente sólo trabajaba como mesero.
- Hola dodito pequeñito – saludo el alto con su sonrisa clásica - ¿esa cara?
- Ni te imaginas lo que es mi trabajo – suspiró – hoy en la mañana presencie una especie de relación íntima entre el jefe de la empresa y la secretaria.
- Ahhhh te refieres a los besos – lo miro serio y volvió a sonreír – ¿no me digas que tuviste que ver sexo en vivo?
- Sí, son unos sinvergüenzas imagínate tuve que escapar lo más rápido que pude – se apoyó en la mesa – ahora por favor una orden de leche descremada y un par sándwiches.
- Jajaja que situaciones – anoto algo en su papel que llevaba en la mano – en un rato vuelvo señor cliente.
No estaba nada mal lo que había ordenado. Estaba muy pensativo por lo que el señor Jung recibió en la mañana, intentó relajarse en los últimos minutos que le quedaban de descanso. Regresó a su puesto antes que terminara la hora sin percatarse que a su lado pasaba un joven alto, moreno con el rostro sonriente; Kyung por un momento se sintió extraño ¿Qué pasaba? ¿Por qué su corazón dio un salto? Era muy raro, quizá estaría mal del corazón…
Se imaginó así mismo dando el examen de la beca y en pleno traslado de preguntas a la boleta que debía que entregar le dio un dolor inmenso en el pecho dándole un paro cardiaco… en definitiva debía de hacerse un chequeo antes, más por precaución para no preocupar a sus padres.
El día termino rápido y ya era hora de retirarse, el señor Jung lo detuvo haciendo que el pequeño pensara en lo peor…
- Kyung – pronuncio el hombre – quiero pedirte disculpas anticipado
- Señor ¿Qué sucedió? - estaba muy asustado - ¿hice algo malo? – se acordó lo sucedido en la sala de juntas, pensó que quizás lo habían visto y para evitar un escándalo lo echarían de la empresa.
- Sabes, eres un joven muy trabajador – continuo el jefe de limpieza – iba a proponerte ser el subjefe de limpieza mañana, sin embargo hoy me han entregado una carta de recomendación.
- ¿Me van a despedir? – se asustó el pequeño - ¿carta de recomendación?
- No te van a despedir niño, para nada Do – respiro – sucede que el joven es recomendado por el mismísimo Kim Jongin. ¿sabes quién es él? ¿no?
- Disculpe mi ignorancia pero en definitiva no sé quién es esa persona – respondió seguro.
- Bueno… es el mismísimo dueño de la empresa, el dueño de todas las sucursales.
- Oh no lo sabía, es que nunca lo eh visto
- El joven que recomendó, dice tener experiencia y bueno el representante me recomendó que le de dos días a que se acostumbre – dio otro respiro – y que lo coloqué como mi subjefe.
- Señor Jung – se aguantó el grito que iba a dar – sabe que siempre trabajo bien y usted mismo lo reconoce, ¿no sería injusto?
- Lo sé, por eso dije que los iba a poner a prueba un mes de esta forma quiero que le demuestres lo que puedes hacer, no quiero colocar en el puesto de subgerente a un chiquillo que ni siquiera eh visto su trabajo.
- Gracias, me esforzaré mucho – sonrió triste
- Kyung gracias por comprender – le sonrió amablemente.
Regresaba a casa hecho una furia, esforzarse tanto para que otro llegue por recomendación del dueño y le robe el puesto, en definitiva no se lo iba a permitir, había ahorrado para el examen, había estado estudiando todas las noches hasta el amanecer preparándose para tener la beca en sus manos y llega un desconocido a arruinar sus planes.
Para Do Kyungsoo sus planes ya estaban arruinados mientras para Kai sus planes iban en viento en popa.