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El manual del amor de Genos por MaryJane

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Notas del fanfic:

Cuando finalicé de ver el anime de One Punch Man, se me venían a la mente muchas situaciones extrañas entre Saitama y Genos y no pude evitar escribir de ellos.

Los personajes pertenecen al manga y anime de One Punch Man y está hecha por ONE y Yusuke Murata, pero la historia es mía.

Notas del capitulo:

Es así como empieza la historia de terror de Saitama >:D

El beso de Genos se hacía cada vez más apasionado e inquieto. Se podía sentir el calor del ambiente de la habitación. No se escuchaban gemidos, pero debido a la agitación, al menor le provocaba pequeño jadeos que hacían inquietar a su maestro. Lo que Genos desconocía era que, mientras él disfrutaba del mágico momento, el otro individuo que lo acompañaba estaba punto de sufrir una parálisis cerebral. El más preocupado en esa situación era el mayor, el calvo, el que tuvo cabello pero lo perdió por convertirse en un  súper héroe. Su nombre era Saitama, y lo único que rogaba era que Dios se apiade de él, si es que existía, era el preciso momento para aparecer y provocar cualquier tipo de circunstancia que detenga esa situación; podría imaginar a un monstruo atacando su casa, un terremoto de gran magnitud, un tsunami o cualquier otra cosa (bueno no, quizás exageraba) pero lo rogaba enteramente. Saitama era consiente que el rubio no lo besaba con maldad, si hubiese sido así, ya hubiera metido la lengua hace minutos. Genos era calmado, determinado y un gran escudero y eso a él le gustaba. Genos además de ser su discípulo, significaba su amigo, su compañero de vida, por eso, Saitama lo quería mucho, muchísimo, pero jamás tanto como para encontrarse en su cama a las 4 de la tarde y estar acostado con él y con este casi encima besándolo sin dejar que respire. El beso era intenso, pero no sexual, de eso estaba agradecido, pero ya habían pasado casi 2 minutos y Genos parecía  no tener la intención de parar, al contrario, el beso parecía complicarse y ser comprometedora si no lo detenía en ese instante. Tanta era la tensión que Saitama empezaba a sudar frío y su cuerpo a temblar “me dará fiebre” pensó, ya casi cumpliéndose los 3 minutos. Los segundos se hacían eternos, no tenían fin, como si Genos estuviera poseído y olvidándose de la realidad, todo su ser parecía que había viajado a otra dimensión y sin pretender regresar. “Cómo llegué aquí” se preguntó el calvo. Quizás era lo que siempre se preguntaba cada vez que Genos se acercaba a él con la intención de abrazarlo o besarlo. Saitama empieza a recordar con nostalgia lo tranquilo y feliz que era hace solo 2 semanas, no, mejor dicho 1 semana y media, pero es que ya ni tenía la noción del tiempo. Porque cada día era peor.

****

Todo empezó un viernes en la mañana, comenzaba la rutina. Saitama se cambiaba la piyama para hacer las compras del día, se estaba acabando el café, jabón y el papel higiénico, y mientras mentalizaba la lista de cosas por comprar, al fondo en la cocina estaba Genos preparando el desayuno. Nada fuera de lo normal, todo transcurría con naturalidad, hasta las noticias eran comunes, un monstruo atacando la ciudad A, pero por la forma en que narraban la noticia, parecía no ser tan alarmante, la periodista lo llamaba emergencia de nivel “tigre”, nada malo, nada que un héroe de clase B o A no pudiera controlar. Saitama había llegado de comprar los productos y mientras acomodaba los nuevos rollos de papel con el logo gigante de “extra grande y resistente”, y dejaba todo en su lugar, de pronto escuchó un estruendo en la sala, como si algo acabara de romperse. Inmediatamente se apresuró y fue directo hasta allí.

-¿Genos?

Cuando llega, baja la mirada y observa una taza en el piso hecha añicos y con toda la leche derramada, “maldición, esa es la más cara” dijo mentalmente Saitama, incluso tenía el dibujo de un panda saludando con la patita arriba.

-¡LO SIENTO SENSEI! -contesta Genos muy nervioso y con el cuerpo sacando humo- soy tan torpe, no puedo ni siquiera llevar un taza ¡ésta era su favorita! No se preocupe, yo le compraré otra y buscaré el mismo modelo del panda, creo que lo venden en el súper de aquí cerca...

-Ehm….

-…el otro día vi un modelo parecido y me recordó a usted, quería comprarlo pero como ya tenía una no lo hice y…

-Mhm... Genos.

-…pero ese panda mandaba un beso y no saludaba como este, pero descuide, me encargaré de buscarlo, por mientras tendrá que tomar la leche en esta otra taza blanca, pero si quiere la mía pueda dársela hasta que encuentre el reemplazo y…

-¡GENOS cállate! Fue un accidente hombre, no hay problema… a-además esa taza ya estaba bastante vieja- se excusó Saitama, pero en el fondo lo lamentaba, aquel panda era adorable.

-Pero Sensei…

Saitama se acerca lo suficiente para estar de frente a Genos y estira el brazo derecho y coge el hombre del menor para decirle un amable “no hagas un drama, no importa” y con una sonrisa reconfortarlo por la taza. Era sorprende este chico, pensó Saitama, se complicaba por cosas tan jodidamente sencillas, pero qué va… ya se había acostumbrado. Y es esa misma costumbre de estar juntos que Saitama conocía tan bien a su discípulo que sabía que algo lo estaba molestando hace exactamente 3 días. Aquella tarde había encontrado el cepillo de dientes de Genos en el inodoro,  él lo recogió y apartó para luego preguntar qué había pasado y cómo terminó eso allí, y Genos solo le dijo que en un descuido limpiando, empujó la cajita de los cepillos y el suyo cayó al inodoro pero que había olvidado de recogerlo.  A Saitama le pareció raro esa historia ¿qué se haya olvidado recogerlo siendo tan notorio que había un cepillo nadando allí toda una tarde? Cosas sencillas, pero raras estuvo pasando como aquel siguiente día en que Genos fue al supermercado a buscar un nuevo cepillo, pero al llegar a casa trajo chocolates y dijo que se había olvidado completamente de lo otro, pero luego añadió: “Sensei, el chocolate es bueno ¿lo sabía?” estimula la actividad cerebral y disminuye el riesgo de alguna enfermedad cardiaca”, a lo que Saitama respondió un “¿qué?… ehm, bien, mejor olvídalo” para luego no prestar importancia, creía que quizás tenía mucha hambre o debido a las constantes reparaciones que se sometía Genos en cada batalla, teniendo así nuevos complementos a su cuerpo y adaptarse a ellos quizás lo hacía torpe, y… “¿olvidadizo?” se preguntó el mayor “bueno, al menos lo último tiene más sentido” se dijo. Aunque le parecía extraño su comportamiento, no del dio importancia, hasta hoy, se había puesto tan nervioso cuando cayó la taza y no dejaba de hablar y hacer un mini drama usando ambas manos y exagerando sus gestos. Si algo lo estaba incomodando creo que era el momento de preguntárselo, pensó él.  Quizás él estaba haciendo algo malo y no lo sabía, tenía que hacer algo al respecto o un día se mataría de lo distraído y olvidadizo que estaba, y no quería sentirse culpable de eso, si podía rescatarlo, lo haría.

Saitama se puso enserio en ese instante y aprovechó la cercanía que estaba con Genos para así coger el otro hombro del rubio con su mano izquierda y así estar en un frente a frente con él. Inmediatamente Genos se puso más nervioso de lo que ya estaba y sentía como el cuerpo del androide se empezaba a calentar, ¿era idea de él, o Genos continuamente de recalentaba muy seguido? ¿Y si la última batalla dañó parte del cuerpo de Genos?” pensó muy preocupado.

-Genos…

-¡Sensei! Yo… yo lo siento! Como le dije antes, compensaré la taza y…

-¡Hey, ya basta! ¿Qué pasa contigo? Estas muy raro- Saitama fue al grano.

-…eh?

Saitama suspira y baja los brazos, se separa de él porque cree que tenerlo en esa postura lo hacía ponerlo más angustiado. Tenía que ser más amable y evitar que Genos se sienta presionado.

-Genos… -Saitama se dispone a sentarse en el suelo con las piernas cruzadas, como si de una rana se tratara, y piensa que una buena charla sería en una posición más amena, y no tan amenazante como hace unos segundos.

Genos capta el mensaje y suspirando, hace lo mismo que su maestro pero sentándose sobre sus talones, creyó que ya era el momento de decírselo, era inevitable, de todas maneras tenía que enfrentarlo y a pesar de que trató de evitarlo, sin darse cuenta estaba preocupando a su sensei con ese comportamiento tan obvio y tan ridículo, pero es que, ni él sabía cómo asimilarlo, era algo nuevo para él, mejor dicho, incluso cuando fue humano, jamás pasó por una situación parecida, y este tema tan extraño le viene a suceder, como si el problema de encontrar al cyborg que destruyó su pueblo no fuera suficiente, tenía que llevar con ese “otro” asunto también que incluía a su maestro. Lo tenía tan intranquilo pero era el momento de deshacerse de ese problema. Mira a su maestro a los ojos y deja escapar el aire que estaba conteniendo. Se sentía descubierto, parecía un niño pequeño que acababan de descubrir su travesura y alguien mayor que él  está apunto de regañarlo. Baja la cabeza, no podía evitarlo, se sentía vencido y derrotado, sin embargo, ya era un adulto y tenía que ser responsable de sus acciones, o en este caso, decirle la verdad al mayor.

-No  tienes que cohibirte nada, dime todo lo que necesitas decir, ehm… si algo te frustra puedes desahogarte conmigo- empezó Saitama, casi consolándolo.

Genos levanta la cabeza al escuchar lo último y lo mira fijamente. Su maestro estaba preocupado por él y él tan torpe de no ser capaz de afrontarlo. Enderezó todo su cuerpo y vuelve a suspirar, no lo podría evitar, estaba tan nervioso. Trago saliva.

-Sensei… -tenía la mandíbula totalmente endurecida- …siento-siento haberme comportado de esta manera estos días, yo… estuve haciendo cosas sin sentido y solo ocasioné que se preocupara por mí, lo siento mucho.

-Ehm… ya te dije que eso es lo de menos, está bien si me lo quieres decir yo te entende-…

-¡Sí, se lo diré!

-Ahm… ok, dale.

Genos empezaba otra vez con el nerviosismo, sus manos estaban empuñadas y su espalda muy recta, esos gestos parecían a los de un humano, hasta el mismo se había sorprendido, definitivamente convivir con un humano cambiaba su comportamiento y su forma de expresar.

-¿Estas bien? –dijo Saitama, tal parece que había percibido la angustia de Genos- ...ehm  ¿sabes? No es necesario que me lo digas si es algo que no me lo puedes contar, respetaré tu opción, pero… si me involucra directamente, creo que mejor me lo dices y yo haré algo al respecto.

Saitama comparte su sonrisa con él.

Fue en ese momento que Genos se sentía seguro, muy seguro de lo que sentía, esos ojos, esa sonrisa, esa forma de ser de su maestro es lo que lo tenía tan distraído, olvidadizo, y torpe, que hasta podrían matarlo ahí mismo y él no se hubiera percatado.

Genos se incorpora de su sitio inmediatamente y como si de un militar se tratara, se endereza de tal manera que parecía un tronco y mirando fijamente a su maestro respira muy profundo y…

-Ehm… me estas asustando… ¿es que es algo grav…?

-¡¡ME GUSTA!!

-…

 

Y todo terminó ahí, posteriormente se produce un silencio en toda la habitación.

-…

-…

-Mhm… eh?

-¡Sensei! ¡Me gusta! ¡Me gusta como ser humano, como hombre, como mi maestro, como conviviente, como amigo! ¡Me gusta todo de usted¡ me gusta cuando corre para alcanzar las ofertas de comida, me gusta la posición que usted tiene para leer manga en la sala, me gusta que me ayude hacer el desayuno, almuerzo y  cena, me gusta cuando vamos de compras, o vamos a un festival y compramos bocaditos, y cuando compra pollo para navidad, y cuando…

-ehm…

-…cuando pelea con los enemigos y con su fuerza increíble los derrota, me gusta verlo dormido y cuando se hace tarde para los llamados de la Asociación, y… y me gusta, me gusta todo de usted.

 

-Hace una semana fui con el doctor Kuseno y pregunté sobre este nuevo sentimiento hacia usted, y él me dijo que era casi imposible que eso sucediera pero al convivir  me hizo más humano y desarrollar ese sentimiento fue lo que quizás iba a suceder y…

Saitama había dejado de escuchar desde el primer “me gusta” de Genos, y había sentido como si el meteorito que casi cae en la cuidad aquella vez, fuera a caer justo sobre su cabeza. Había perdido la noción del tiempo y espacio y se encontraba flotando en una inmensa oscuridad. Cuando estaba a punto de imaginarse otra escena más aterradoras que esas,  Genos se acercó a él, tan pero tan cerca que a Saitama se le erizó la piel y casi cae de espaldas.

-…y me dijo que eso se llamaba amar, y que me había enamorado de usted- finalizó Genos arrodillado a solo centímetros del rostro del mayor.

-ah... - fue todo lo que pudo balbucear Saitama.

Genos se había acercado de esa manera con esa intención que él mayor le creyera que no estaba mintiendo y lo que decía era la verdad, y por si le quedaba alguna duda, agregó:

-Sensei, no crea que me he vuelto loco, no tengo fallado los tornillos ni nada parecido, todo funciona perfectamente en mí,  lo que siento por usted es verdadero, no piense que estoy jugando, jamás bromearía con algo así y menos con usted- digo Genos muy seguro.

-…

-Uhm… y bueno, eso era lo que estuvo en mi mente todo este tiempo, no quería decírselo porque no estaba convencido qué era esto que sentía, pero cuando el doctor Kuseno me lo aclaró, y pude comprobarlo ya que usted vino a buscarme al supermercado por el cepillo que debía comprar y se me había hecho de noche y no regresaba, entonces vino a mi encuentro preocupado, fue en ese preciso momento en que me di cuenta de lo profundamente enamorado que estaba de usted.

-…

-…Sensei?

Genos se aleja de él y se para en frente,  no entiende lo que su maestro quiere decir, bueno, mejor dicho adivinar, porque hasta ese momento no había soltado ninguna sola palabra.

-Sensei, yo…usted…- Genos no podía más, quería saber si era correspondido, total, la confesión ya estaba hecha, sabía que podría ser rechazado y quizás lo botaba de su casa pero sabía que si no lo intentaría, jamás hubiese sabido cuál era el sentimiento de su maestro hacia él. Muy expectante y con todos los circuitos a mil porciento preguntó:

-Sensei… ¿usted siente lo mismo por mí?

 

Saitama apenas estaba regresando a la realidad y lo estaba asimilando, es más, parece que aún no se lo creía. ¿Qué Genos gustaba de él? …¿eso era cierto? Imposible, o ¿es que era un broma? ¿Genos realmente estaba tan grave como para decir eso? ¿Será que el doctor que ve a Genos no hizo bien su trabajo la última vez? Mil preguntas carcomían su cabeza. Un cyborg…enamorado de él… y lo peor… de alguien como él, que vive tirado en su cama sin hacer nada y que eventualmente hace el trabajo de héroe, pero el resto día no hace nada más interesante.

Saitama cerró los ojos, tratando de mantener la calma y respira profundamente, vale, tenía 25 años, era muy infantil y torpe en algunas ocasiones, pero esta era una situación seria, Genos estaba grave y era momento de hacerle ver con un doctor que haga bien su trabajo y repare completamente a su discípulo, pero primero lo primero, hacerle saber que él no está interesado de esa “manera” con el menor, no sentimentalmente, solo amistad, de eso estaba seguro. “Esto será complicado”, se dice mentalmente.

-Genos…-abre los ojos lentamente- ehm… esta situación, es-es muy difícil para mí, la verdad es que jamás me pasó algo parecido y bueno…- se rasca el cuello nervioso, no sabe qué hacer.

Genos no dejaba de mirarlo intensamente, expectante, a punto de un cortocircuito, apunto de salir corriendo, pero quedándose para saber la respuesta de su maestro.

-Yo... –traga saliva- yo no puedo… yo no, no sé cómo decirte, quizás esto que te diré, no, no te gustará y pues yo-yo… - Saitama no podía evitar tartamudear.

Genos se quedó quieto, muy quieto, la postura de rechazo de su maestro, esa mirada perdida, esas ásperas palabras saliendo de su boca, tragó saliva por enésima vez. Sus ojos, por primera vez se sintieron extraños, empezaron a aguarse, pero era algo increíble, los cyborg no lloran, apretó el puño muy fuerte. Creía que no podía mantenerse de pie, sus piernas temblaban. “Qué ridículo me veo”, pensó, “un héroe de clase S, en una situación así, temblando por una declaración de amor” Suspiró agotado.

Saitama lo percibió, y se detuvo de hablar en ese instante, eso no era normal en Genos, esa actitud, ese lenguaje corporal era propia de un humano, no de él… ¿tanto había cambiado Genos y él no se dio cuenta? Genos permanecía parado allí frente a Saitama que aún se mantenía sentado. Vio bajar la mirada de su discípulo y decir:

-No es necesario que diga más, está bien, entiendo lo que quiere decirme.

-..eh? pero…

Saitama empezó a ser él el nervioso, se sentía fatal… ¿qué era eso que sentía? Era como si un puñal le clavaran en la espalda, y de pronto un relámpago lo partía en dos ¿Qué estaba haciendo? Era Genos y estaba a punto de romperle el corazón. Se sentía miserable y desgraciado ¿Cómo puede ser capaz de decirle algo como eso, después que su discípulo siempre lo apoyó en todo momento? Más que un discípulo, era su amigo, compañero, una persona que sería incapaz de traicionarlo, de llevarle la contraria, e inclusive, daría la vida por él. Le lavaba la ropa, planchaba, aseaba el baño, cocinaba, lo acompañaba en todas sus tontas compras de oferta en el mercado. Nunca se había quejado de nada, jamás le replicó su forma de pensar, Genos apoyando sus ideas por más estúpidas que sonaran.

Él jamás esperó compartir su rutina con un amigo, desde la llegada de Genos, por más raro que suene, le había cambiado la vida. Había dejado de sentir solo, tampoco era que le incomodaba la soledad, pero tener a su mejor amigo con él, lo había hecho cambiar de opinión, “no es tan malo tener compañía” pensaba en ese entonces y la química era tanta que rápidamente se volvieron buenos amigos. A pesar de que eran de una personalidad opuesta, eran muy unidos, quizás ese choque de personalidades hizo que se volvieran compatibles.

Saitama se encontraba allí, rechazándolo, diciéndole que no sienta nada por él porque el sentimiento no era el mismo… ¿sería correcto decirle algo como eso a Genos después de todo que hace por él? “Debo ser la persona más cruel del mundo” pensó en ese instante.

Allí estaba, un tímido, decepcionado y triste Genos, con la cabeza gacha, y solo deseando desaparecer y que el mundo acabara.

-Sé que esto lo incomoda de gran manera, y ya he ocasionado muchos problemas, creo… creo que lo mejor será que me vaya de aquí, usted estará más complacido sin alguien que lo moleste y tenga que estar preocupándose por las tonterías que hace, no le pediré que sienta lo mismo cuando no es así, respeto su decisión y como su discípulo haré lo que sea para que usted esté feliz. Por esa razón, sensei, me retiro.

Dicho esto voltea y se dirige al baño y lo primero que hace es coger su cepillo azul y su jabón especial antioxidante, y luego pasa a la cocina y vuelve a repetir la acción.

Saitama se queda ahí, en la sala principal sin mover un músculo, aún estaba sentado, más quieto que una piedra.

-Hmn… - fue lo único que salió de su boca. Tenía los ojos como platos, muy sorprendido por lo último que dijo el menor …¿se iría? ¿Era necesario que se vaya? ¿Por qué? ¿Por qué solo no se queda y siguen siendo amigos? pero luego piensa detenidamente en Genos… ¿cómo es posible que le pidiera quedarse aquí si acababa de ser rechazado? se sentía una basura en ese momento. Genos tenía razón, lo mejor que podría hacer era irse…pero ¿era eso lo que quería Saitama?

“Soy la peor escoria del mundo” dijo en voz baja. A su amigo, no, ¡a su mejor amigo! Rechazándolo y haciendo que se vaya de la casa… joder… ¿por qué siempre tiene que ser tan complicado? ¿Por qué simplemente no acepta sus sentimientos y son felices?

Ah…

Saitama, después de todo el ajetreo de su mente y por fin ordenando sus ideas se le ocurre algo fabuloso… ¿y si solo lo acepta? Aceptaba lo que siente por él y así estaría agradeciendo todo lo que Genos hizo por él, lo haría muy feliz, sería lo único humanamente posible que haga por el rubio, solo aceptarlo... ¿era tan difícil?¿Qué puede pasar? Todo seguiría igual, vivirían allí sin hacer mucho, limpiarían la casa, se ayudarían en las compras, y Genos es tan frío y reservado que el máximo contacto que tendrían sería... ¿un abrazo?, sí, estaba convencido que eso sucedería. ¿Qué hay de malo con un abrazo? Además, Genos estaría inmensamente feliz… la vida perfecta y sin dañar a Genos. “Genial” se dijo.

La incertidumbre se esfumó, sabría lo que hacía, estaba seguro que era la mejor decisión que tomaría en su vida, estaba plenamente convencido. “¡Que tonto soy!, solo acéptalo y todo regresará a la normalidad”.

Genos ya había cogido la maleta de tamaño abismal, no dejaría nada de él, no haría que sus cosas estorbasen en el departamento de su maestro, la casa ya era bastante pequeña como para que sus cosas ocuparan todo el espacio. Aún con los sentimientos a mil, y sintiendo un gran vacío en su alma, alistaba sus cosas, sabía que eso podría pasar, y días antes ya lo había anticipado, si era rechazado se iría, era lo correcto. Su mente le decía que se quedara, que no importase si lo rechazaba, que no podía estar separado de su maestro, pero su lado lógico le decía que era lo mejor, alejarse antes que ese sentimiento incrementara y solo sufriría el rechazo constante de Saitama, además que tenía planeado encontrar a ese cyborg que había matado a todo su pueblo, solo concentrándose es eso podría olvidar a su maestro.

Muy sumergidos en sus pensamientos, sintió una cálida mano sobre su hombro izquierdo, cuando voltea a ver, inesperadamente se encuentra con el mayor, su querido maestro. Lo notaba algo extraño, tenía un ligero rubor en las mejillas y en su rostro reflejaba inquietud, como si lo que va a decir a continuación, no se la creyera. Con fuego en la mirada, y con una cara como si le urgía ir al baño, Saitama abre la boca apunto de decir algo, pero es interrumpido por el menor.

-…qué, qué sucede sense-, digo Señor Saitama.

Saitama casi cae por segunda vez al suelo con ese “Señor Saitama”, otra vez ahí, el relámpago partiéndolo en dos, “mejor en cuatro” pensaba, fija la mirada, agranda los ojos y dice firmemente:

-¡TU!

-…¿yo?

-Tu-tu… estás equivoca-equivoca…

Genos no tiene ni la más remota idea de qué quiere decir su maestro, pero lo notaba bastante nervioso, parecía que sus ojos saltarían en cualquier momento, empezaba a preocuparse por él.

-Saitama… ¿está bien?

Saitama jamás hubiera imaginado estar en esa situación, pero basta de balbuceos y palabras sin sentido, era ahora o nunca o lo perdería, y Saitama estimaba mucho a Genos, y lo que menos quería era que se vaya solo porque él no podía aceptar su corazón. Exhala e inhala aire repetida veces y tropezándose con sus palabras dice:

-¡ESTAS-EQUIVOCADO-QUÉDATE-TU-ERES-VALES-MUCHO-ME-TU-ME-TAMBIÉN-ME- TAMBIÉN-GUSTAS!!- fue todo lo que su cerebro dio, pero ya está, lo dijo, sintió como su corazón casi sale de su garganta y soltó todo el aire que había contenido.

Baja el brazo del hombro del menor, y agacha la cabeza retrocediendo unos centímetros y se apoya en la pared para después respirar agitadamente, toma una bocanada de aire y sube la cabeza orgulloso de que fue capaz de decir algo tan loco como eso. “Por el bien de Genos” se repetía uno y otra vez.

Frente a él estaba Genos con los ojos como platos, era de esperarse, le acaba de confesar que siente lo mismo por él. Pero Saitama no sabría explicar lo que vio en esos segundos, los ojos habitualmente inexpresivos de Genos, lucían como si tuvieran vida propia y fueran capaz de salirse bailando, el clásico color dorado, se tornaron rojizos, eso lo asustó, pero creía que sabía lo que sucedía, era Genos a punto de estallar de felicidad pero conteniéndose y manteniendo su usual comportamiento frío.

Genos tenía la cabeza hecho un caos total, creía que en cualquier momento iba a explotar de la sobrecarga de nuevas emociones que contenía, como si acabara de subirse a una montaña rusa y pasara del estático suelo, al cielo en un rápido y brusco movimiento, tenía ganas de vomitar, ¿era tanta la mezcla se sensaciones que le causaba su maestro? ¿Cómo fue que todo pasó? era algo que jamás entendería, mucho menos un androide como él. Pero antes que esa montaña rusa se desbordara debido a la fuerza de este, quería tener la certeza que estaba a salvo y seguro, por eso pregunta a continuación.

-Sensei…

Saitama se siente aliviado para sus adentros, volvió a llamarlo “sensei”, eso era bastante bueno.

-¡Sensei! sé que usted es una buena persona, quizás la mejor… pero estoy seguro que usted no jugaría con algo como eso, y aunque este cyborg le dice que lo ama, usted sería incapaz de jugar con sus sentimientos, ¿verdad?

Lo último que dijo Genos hirió mucho más a Saitama de lo que pensaba, había una verdad que se podía leer entre líneas y estaba más claro que el agua: “Si estás jugando a que me amas, no lo hagas”.

“Definitivamente matar y golpear monstruos era mucho más sencillo que pasar por todo esto” se dijo y  lo anotó en su libreta imaginaria de “cosas que tienes que saber para sobrevivir”

Saitama incorpora el cuerpo, lo mira detenidamente, por un lado estaba su cerebro apuntándole con una pistola a su sien diciéndole que comete una locura, por otro, estaba su corazón diciéndole que era Genos, su amigo, su fiel compañero, y lo quería, claro, no como a Genos le gustaría, pero al fin de cuentas lo quería.

-Genos… no soy la mejor persona en el mundo, no soy esa perfecta persona que crees que soy, soy perezoso y distraído, pero solo estate seguro de esto, yo jamás te haría daño, eso tenlo en cuenta siempre.- dicho esto Saitama le lanza una sonrisa tímida y transmite una expresión de confianza en su rostro (o eso intentaba, tanto así que solo le salió un mueca extraña). Él estaba 100% de acuerdo con lo que dijo, él no haría algo que perjudicase a Genos, él sabía que corresponderle era hacerlo feliz, era una forma de agradecer por todo el apoyo y no pensaba que estaba haciendo algo incorrecto, claro que no, Genos estaría feliz, por supuesto que sí.

Genos escuchó atentamente cada palabra de Saitama, le creía, creía en todo lo que decía, si le decía que las gallinas vivían en luna, le creía, era así de fiel e inocente, quizás no era una buena cualidad en él, pero así de embobado estaba por su maestro, estaba feliz, una sonrisa de tonto enamorado apareció en su rostro, con los circuitos latiendo a mil por hora, y sin más con un simple “¡Sí!” de parte de Genos finalizó la conversación.

Ambos sonreían, nada salió mal, nadie quedó herido, nadie se fue de la casa, seguirían viviendo juntos, evitando el fin del mundo y salvando personas, nada cambiaría, Saitama en sus adentros estaba más que contento, estaba orgulloso de sí mismo que supo  manejar la situación como un adulto, y Genos estaba feliz, se sorprendía de lo que había hecho, creía que todo saldría mal, pero fue lo contrario.

-Ehm... bueno, ¿desayunamos?- dijo un avergonzado Saitama, cogiéndose la nuca con la mano, ya el tormento había pasado, la vida seguía, pero después de esa declaración no podía evitar sentir algo de vergüenza.

-¡Sí, sensei!

-Bien.

 

Fue así como se dispusieron a sentarse a la pequeña mesa de la pequeña salita, así empezaban todo, Saitama comiendo sus huevos sancochados con un pan integral, y Genos con una juego de manzana y tostadas. Ambos en un completo silencio, sin ninguna sola palabra que decir, total, ya todo estaba dicho y sinceramente, ninguno de los dos quería decir algo. Estaban contentos, uno acababa de ser correspondido, y el otro se salvó de un problema mayor, desayunaban como si dispusieran de todo el tiempo del mundo, cada uno muy concentrado en comer, tenía todo el día para luego ver cómo manejaban esta “nueva relación”, sin embargo, Saitama estaba seguro que todo seguiría como antes, como si nada hubiera pasado, bueno tampoco nada, un Genos romántico apareció, pero nada que él no pudiera controlar, por otro lado estaba el rubio, muy listo, preparado y totalmente dispuesto a seguir con el plan. ¿Qué plan? Una lista de cosas que Genos se encargará de hacerlo al pie de la letra, hecho por él y con un poco de ayuda cde una web de amantes. Una web especial denominada: “Club de enamorados”.

Genos tuvo que hacer una previa investigación sobre la sensación extraña que le ocasionaba su maestro, fue de inmediato a buscar en internet, encontrar “algo”, una respuesta, algo que sirva para descifrar ese sentimiento, y así pasando mucho tiempo en internet, y con la gran ayuda del Doctor Kuseno, fue como a dar con la respuesta que esperaba, tan fácil de entender el significado, pero tan difícil de estar en esa situación y no saber qué hacer. Genos ya lo sabía, su investigación había dado con un tema que el desconocía, pero al fin sabía qué era, sin embargo, aquella tarde también se había enterado de otras cosas más. Bien, él comprendió que estaba enamorado de su maestro, menudo caso pero así era, ¿y luego qué? ¿Qué haría después? ¿Cómo lo manejaría? Leía los comentarios de esas mujeres muy temerosas diciendo: “¿…y si no me quiere y me rechaza? ¿Qué puedo hacer? Temo hacer el ridículo, y ¿si mejor solo quedamos como amigos? Si soy rechazaba cambiará toda la situación, quizás se aleje de mí y me desprecie, ya no saldremos juntos, si el no siente lo mismo todo acabará, no puedo hacer algo así, mejor me conformo con solo verlo todos los días, ¿qué más puedo pedir? él siempre me ayuda como la novata que soy en la oficina, cualquier duda él me lo aclara, ¡ay…lo amo tanto! ¡Él es tan especial! me dolería tanto que se alejara de mí solo porque yo una tonta novata se enamoró de él.

Leer el comentario de esa joven mujer enamorada de su jefe, reveló algo en su interior, se imaginó esa misma situación pero con otros protagonistas, en otras circunstancias, en otro ambiente, pero al fin de cuentas, era la misma historia de él y su maestro. Allí estaba la pregunta... ¿él también se arriesgaría? No, definitivamente no, no lo haría, mejor todo se quedaba así, estaba bien, era muy afortunado, ¡vivía con Saitama! Qué más podía pedir, si una persona los viera hasta dirían que están casados. Él viviría feliz con eso, hasta que él o Saitama dejen de existir, era todo lo que necesitaba, no sumaba ni restaba decirle lo que sentía, estaba bien, perfecto, todo muy bien.

Esa fue la decisión de Genos, y nada lo haría cambiar de idea. No fue hasta que volviendo a entrar a la misma página, vuelve a ver un nuevo comentario de esa misma mujer. Pero había algo diferente, leía muchos comentarios de chicas felicitándola y agradeciendo de haberlas hecho caso. Genos no entendía ¿qué paso? se preguntaba cuando revisando los comentarios, se percató del nuevo comentario de ella 1 semana después y decía:

“Fue como si volviera a nacer, fueron los segundos más difíciles y felices de mi vida, se lo dije, le dije que lo amaba, desde el primer momento que lo vi, con esa cabellera perfectamente peinada y con ese perfume delicioso, cuando le dijeron que esta novata será la nueva asistente y el sonriendo me dio la bienvenida, y yo casi moría de amor, pero luego morí, literalmente, cuando salimos a comer después del contrato del proyecto y me pidió que lo acompañara, ya que su asistente había enfermado y  necesitaba a alguien con urgencia, al regresar juntos en el auto no pude más y se lo dije, a pesar de que las relaciones de trabajo no eran permitidas, a pesar que podría perder mi trabajo, pero le dije, nunca hago algo bueno en mi vida, quizás esto era lo peor que haría, pero lo dije, le dije cuan era importante para mí, incluso que no me importaba si estaba divorciado y con un juicio por la tenencia de su hijo, yo lo quería, y así el muy quieto y gallardo, me sonrió y me dijo, “tu eres bella, la más hermosa que he visto en mi vida, quiero que sepas que te amo mucho.” Fue muy corto, pero mi jefe me decía que me amaba, a mí, a una novata ¿qué más le puedo pedir a la vida? ahora somos pareja, y no puedo más con esta felicidad, muchas gracias a todas por darme el ánimo y sus palabras de motivación, si no fuera por ustedes, yo seguiría siendo un tonta novata enamorada que se sonroja cada vez que veía a si jefe pasar.”

Genos sintió cada palabra, si no tenía vellos que se le erizaran, podía percibir como su cuerpo desprendía una sensación de calor. Se imaginó a él es esa situación, confesándose a un Saitama de jefe con terno amarillo y corbata roja, en la puerta del departamento, después de la reunión de héroes, llegando a casa en un coche negro, siendo atento con él y abriéndole la puerta del lamborghini con el escudo de la asociación en el capó, sin ganas de ser protector, pero lo cuidaba, y él cabizbajo, sonrojado, apretando los puños, con los nervios de punta, y con el corazón acelerado.  Ahí, a su costado estaba Saitama refinado y atractivo, correspondiéndole y diciendo que lo ama, era lo mejor, el sueño perfecto, no había nada más magnífico que eso. A Genos podrían decirle que el cyborg que estaba buscando estaba detrás de él, y él ni se hubiera enterado.

El sentimiento de enviada se hizo presente, quería y anhelaba ser ella, sentir lo mismo que ella sintió cuando le dijeron que la amaban, en ese mismo instante, si Saitama estaría en casa, hubiese corrido a decírselo, qué bueno que estaba de compras porque hubiese hecho cualquier papelón. Pero lo pensaba seriamente, si quería ser ella, tenía que hacer lo mismo, y aunque las probabilidad de que salga rechazado son del 97% (dejemos que los otros 3 % eran por que 1.-es con el que mejor se lleva y el único que lo compaña en sus locas ideas 2.- sabría que Genos nunca lo engañaría y le sería fiel hasta siempre 3.-y porque a este paso se quedaría solo, soltero y viejo), pero allí estaba, ese 3% de esperanza, y como dicen “la esperanza es lo último que se pierde”, una frase muy común pero tan cierta.

Fue así como se animó a decírselo, era terco, necesitaba algo más que solo verlo todos los día, quería poder abrazarlo y decirle cuanto lo ama, quería involucrarse en todo con él, deseaba que Saitama lo viera solo a él y nadie más, suspiraba, realmente era testarudo, pero eso era lo que más anhelaba, y esa fue su decisión, con ese 3% lo haría, y aunque tenía 97% pateándole al trasero y volverlo a realidad, iría pateado en el culo con orgullo de haberlo intentado.

Y con toda la esperanza de que quizás sea aceptado, hizo su propio manual llamado “El manual del Amor”, escrito por él en su cuaderno, con todas esas recomendaciones (mayoría de mujeres), que aconsejaban desde “cómo declararse”  hasta “qué hacer después para que no te deje de amar”. Genos sabía que las experiencias de esas mujeres era todo, podía aprender de ellas, él desconocía todo ese mundo completamente nuevo  pero investigaría todo, buscaría tesis psicológicas, investigaciones sobre las relaciones humanas, todo, y estaría más que preparado para enamorar a su maestro, o bueno, en el caso que lo correspondiera, enamorarlo más. No podía esperar a que llegara ese día, estaba ilusionado, claro, también sabía que podría perder, pero qué más da, él lo quería, y deseaba que lo supiera. Los apuntes, cada uno con su número despectivo, explicado al detalle, los acercamientos, insinuaciones, salidas de paseo, el contacto y los besos. Genos estaba nervioso con eso último, ¿besos? Uhm… definitivamente él no sería capaz de eso, pero lo haría en su respectivo momento, tenía ganas de besarlo y hacerle sentir que lo amaba, quería demostrárselo. Por el momento, solo tenía apuntado eso, pero lo inquietaba algo, había un tema más en la charla de la página web, un tema que restringía a las menores de edad, con un título un poco confuso para él que decía: “Hacer el amor enamorado”, él no lo sabía, sabía lo que significaba la palabra amor, pero eso de “hacerlo” sonaba un poco extraño, vale, conocía las relaciones íntimas sobre mujeres y hombres y la procreación, pero él no podía hacerlo, era un cyborg, y además era hombre… ¿ellos no pueden… o sí? más adelante investigaría, pero por ahora tenía lo necesario, revisaría el tema cuando su maestro lo acepte, porque si no es así, de nada serviría el manual. Lo dejó allí, hasta que tenga la fuerza de voluntad necesaria para decirlo, por ahora el manual estará ahí, listo para usarse cuando llegue la oportunidad, con 4 meses de datos y planes para aplicarlo en la relación, ahí estaba y así lo guardó. ÉL estaba seguro que lo usaría, o quizás nunca o quizás sí, pero ahí estaba y sin más, se dispone a guardarlo en el único cajón de la sala apartado para él, no era necesario esconderlo, Sensei no revisaría, él no es de esos. Pero por si las dudas o casualidades de la vida, estaban debajo de todas sus herramientas de reparaciones. El rubio contaba con otro cuaderno, uno que llevaba a todos lados para anotar todas las enseñanzas de Saitama, entontes si llegase a encontrar el manual, pensaría que se trata del cuaderno de notas. El otro cuaderno del “manual”, era en realidad, el repuesto del principal, pero había pasado a convertirse en casi un diario personal, se sentía como una niña de 10 años, pero era necesario, allí estaba toda la información que necesitaba.

-¿Se le antoja algo más, sensei? -preguntó Genos levantándose de la mesa para llevar los trates al lavadero.

-Ehm… no, gracias.

-Bien.- y se retira hacia la cocina con una pequeña sonrisa, pero, sin darse cuenta, detrás de él estaba Saitama mirándolo pensativo y con la misma pregunta en su cabeza durante todo el desayuno: “¿hice lo correcto, cierto?”.

****

Se iban a cumplir 4 minutos desde que comenzó el beso de Genos “DIOSMIO DIOSMIO” gritaba Saitama para sí mismo, si no lo detenía definitivamente esa tarde no iba a terminar bien, pero ¿Cómo? ¿Qué podría hacer para que se detuviese? Genos estaba con todo el cuerpo encima de él, lo tomaba del brazo muy fuertemente, como si percibiera que Saitama se le escaparía corriendo de la habitación. Saitama había olvidado respirar, su cuerpo no respondía, sus manos sudorosas temblaban y los dedos de sus pies se apretaron con mucha fuerza.

“Ya no puedo más” dijo otra vez para él, incapaz de detener a Genos, creía que Genos no estaba ahí, que era otro, ese no parecía él, ¿Dónde estaba el Genos frío, reservado y calmado? Se extinguió, desapareció y se fue cuando le dijo esa maldita frase “también me gustas”.

Saitama lo había decidido, en 20 segundos saldría despavorido, “sí, eso”, ahora 19 segundos, no aguantaba más, no quería rechazarlo, menos lo golpearía para que se alejara, solo se iría corriendo, sí, ya después vería qué le diría, pero con su cerebro a punto de estallar, era la única solución que se le cruzaba por su mente, “sí, ahora solo 10 segundos, no falta nada, solo levántate y sal corriendo” se dijo. Giró ligeramente la cabeza para divisar la puerta, nada estaba obstruyendo el paso, bien, podría salir sin tropezar, salvo la mesa del centro, pero saltaría en un segundo, nada difícil, más difícil sería quedarse allí por más tiempo junto a Genos. Solo segundos y sería libre, iría a la montaña más lejana por si al menor se le ocurre seguirle, y quizás regresaría en 3 días, no mejor en 4, o bueno ya un mes, claro, y viviría en las montañas cazando jabalís para sobrevivir, bebiendo agua del río más cercano, ahora vestía la indumentaria precisa para aguantar el frío, una sudadera con capucha y jeans, bien 5 segundos, la cuenta regresiva empezaba…

4

3

2

1

 

-¡OH SENSEI, EL ARROZ!- ágilmente se levanta Genos de su posición y corre apresurado y llega casi tropezándose a la cocina, cuando entra, percibe el fuerte olor a quemado, ¡menudo problema! Se ha calcinado el arroz, Genos se maldice a sí mismo, “¡Qué tonto! ¡¿Cómo se me pudo olvidar!? ¡Sensei, lo lamento mucho! ha dejado que se quemara el arroz! Lo siento! Tendré que gastar en otra porción más- avisa el rubio desde la cocina muy avergonzado por lo sucedido, su maestro ha de estar odiándolo ahora, pensaba.

Al otro lado de la habitación estaba Saitama, tieso, muy tieso, y con la cara inexpresiva, recostado en el piso sin mover ningún músculo, y se queda así, hasta las noche, incluso cuando Genos le informa que irá al supermercado para comprar más arroz, porque lamentablemente no había para mañana y aprovecharía en comprar otras cosas que faltan y Saitama respondiendo un simple” ok” y el cyborg saliendo de la casa veloz antes que se acabe alguna oferta.

Saitama giró la cabeza lentamente, y observa la ventana… vaya, ya había anochecido.

-Oh…

Regresa a mirar el techo.

-¿Por qué… por qué presiento que se vendrán cosas peores?

 

Notas finales:

El el próximo capítulo se verán envueltos en nuevas situaciones y la aparición de nuevos personajes, habrá uno en especial que descubrirá algo que nunca hubiese querido saber.


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