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Una vida en familia por Ellie Blanch

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Notas del fanfic:

Los personajes son propiedad de Fujimaki-sensei 

Notas del capitulo:

Este fic va dedicado a todas las personitas amantes del AoKaga, espero les guste porque es la primera vez escribiendo algo de ellos (Bueno algo finalizado XD)

Los primeros rayos del sol se colaban por la abertura de aquella cortina mal cerrada. Dando de lleno en el rostro del moreno que descansaba plácidamente en su cama, abrió los ojos; molesto consigo mismo, ya que había sido él quien cerró la ventana la noche anterior.

Bufó enojado por aquel error. Estaba dispuesto a voltear y abrazar el cuerpo que descansaba junto a él, pero al parecer existía una fuerza poderosa que se lo impediría a toda costa. Un pequeño ruido en la puerta lo puso en alerta.

Estaba seguro de quien se trataba, así que se levantó dispuesto a encarar al culpable, a paso silencioso llego hasta la puerta para luego abrirla de golpe, asustando en el proceso a la pequeña personita que se encontraba del otro lado.

Su pequeño hijo de tiernos cinco añitos lo miraba con temor, en sus hermosos ojitos color rubí habían unas pequeñas lagrimas que peligraban por salir.


— ¿Oto-chan se encuentra bien? — Fue lo único que logro escapar de los labios del menor, quien jugaba con sus manitas en el proceso, este pequeño acto hizo que al peliazul se le derritiera el corazón.

—Aún duerme — Explico observando hacia la cama, unos recuerdos del día anterior llegaron a su mente — ¡Hey! ¿Qué te parece si le hacemos el desayuno mientras despierta?

— ¡Si! — Exclamo el niño con todas sus fuerzas, pero casi inmediatamente llevo sus manitas hasta su boca — ¡Shh! Es un secreto — Susurro con un dedito sobre sus labios.

—Ok — Acepto resignado, obviamente no podría volver hacia la comodidad de su cama, estuvo tentado a tomar al pequeño y meterlo en ella para compartir un agradable momento en familia, pero realmente quería que su amado esposo descansara, el día anterior se había sentido bastante mal y bueno… la mitad de la culpa era debido a él.


Se dirigió hacia la cama para besar la mejilla de su pelirrojo y salir finalmente rumbo a la cocina junto a su hijo. Estaban cocinando animadamente, por suerte el pequeño Naoki heredo la pasión por la cocina de su Oto-chan y era el niño quien daba las instrucciones para hacer el mejor desayuno de todos.

Unos minutos más tarde se encontraban en la mesa esperando que el agua hirviera, mientras tanto Aomine revisaba su celular y el pequeño no paraba de mirar hacia la recamara de sus progenitores, luego observaba a su Oto-san.


— ¿Qué sucede enano? — Preguntó el moreno mirando a su pequeño quien era un libro abierto.

— ¿Oto-chan está bien? — Interrogo con temor — Ayer estábamos jugando cuando se sintió mal — sus ojitos se llenaron de lágrimas recordando que su querido Oto-chan se había puesto “blanco” de repente y si no hubiese sido por su tío Kise que se encontraba junto a ellos el pelirrojo hubiese caído de lleno al suelo.

—No te preocupes no ha sido nada grave…— Se quedó un momento en silencio mientras una gran sonrisa se dibujó en su rostro, recordando la gran noticia la cual no habían tenido el tiempo de contarla a su pequeño — Veras… lo que pasa es que…

—Oye no te adelantes, seré yo quien se lo diga — Se escuchó la voz del tigre desde el pasillo interrumpiendo la explicación.

— ¡Oto-chan! — Exclamo el niño al verlo, inmediatamente se levantó de su asiento y salió corriendo a su encuentro abrazando las piernas del mayor — ¿Cómo estás?

—De maravilla, pero un exquisito olor me hizo despertar — Mencionó mientras levantaba a su pequeño el cual aprovecho la situación, abrazando del cuello al pelirrojo y besando su mejilla.

—Te quiero mucho — Le dijo mientras frotaba su mejilla con la de su Oto-chan de forma cariñosa.

—Enano no te pases, sabes que es mío ¿Cuántas veces debo decirlo? — Hablo el moreno levantándose de su silla y dirigiéndose hacia sus amores, al llegar junto a ellos le arrebato inmediatamente el niño a Taiga — No debes hacer fuerza.

—Aún quedan meses para eso —Explico frunciendo el ceño, no le gustaba ser tratado tan delicadamente.

—No quiero que nada malo te pase, mejor evitamos los problemas — Dijo serio el moreno — Y tú me tendrás que ayudar a cuidar a Oto-chan ¿Qué me dices?

— ¡Yo ayudare! —Exclamó levantando su manita — Pero… ¿Cuidarlo de qué? —Ladeo su cabeza confuso por la orden entregada.

—Amor veras, en poco tiempo más tendrás un hermanito para cuidar — Aclaro el tigre mientras acariciaba la mejilla de su hijo.

— ¿Tendré un hermanito? —Dudo mirando a sus padres.

—Así es y cómo serás el mayor tienes la misión de cuidarlos a todos mientras yo no me encuentre en casa — Sostuvo a su hijo con una sola mano y la que quedo libre tomo la mano de su esposo entrelazando sus dedos — Seremos una gran familia.


Las miradas de ambos padres se cruzaron, la noticia los había tomado desprevenidos pero eran felices y un nuevo retoño no les venía para nada mal. Ambos sonrieron contentos, recordando cada uno por su parte como el día anterior Kise había hecho un escándalo cuando el pelirrojo se desmayó y lo llevo corriendo al médico, llamando a Aomine y diciéndole poco y nada que el chico se estaba muriendo.

Pero el enorme rugido de la tripa de Naoki los sacó de sus pensamientos, el niño había heredado el apetito de ambos.

—Bueno vamos a comer — Dijo Aomine bajando a su pequeño y acercándose hasta su esposo para darle aquel beso de buenos días que aún les faltaba — Ahora si a comer tú hermanito necesita alimentarse.

—Oto-san está equivocado — Hablo Naoki, con su ceño fruncido en una clara muestra de enfado.

— ¿De qué hablas? — Se extrañó el moreno.

— Sera una niña, si Naoki tiene el pelo de Oto-san y los ojos de Oto-chan ella será al revés — Explico convencido de sus palabras.

— ¿Por qué dices eso amor? —Esta vez fue el pelirrojo quien pregunto.

—Mmmm — Llevo la mano hasta su mentón en forma pensativa — Porque si…Ahora a comer ¡Vamos Oto-chan! Mi hermanita tiene que comer.


Tomo la mano del pelirrojo y lo guio hasta la mesa para servirle la comida que habían preparado, mientras el moreno los observaba feliz, solo debían esperar unos meses para saber si era cierto lo que su hijo les decía, en todo caso no venía nada de mal una pequeña princesa en casa, así que con ese pensamiento se dispuso a caminar hasta la mesa para compartir un delicioso desayuno en familia.

 

Notas finales:

 

Bueno no tengo mucho que decir, mas que agradecer a todos los que han llegado hasta aca.

Espero que nos encontremos en otra oportunidad :)

 

Un gran saludo 


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