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Por tu vida por Ajja

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Notas del capitulo: Hola a todos, e.e no me maten por demorar tanto, el tiempo libre es lo que menos tengo, pero mejor mas vale tarde que nunca, y aquí está, creo que quedó un poquito más largo que otros capítulos anteriores lo cual sería bueno, ya el capítulo para no aburrirlos jejeje xD
El despertador sonaba a lo que daba y un molesto Afrodita estiraba su mano tanteando sin siquiera mirar hasta que logró apagarlo, Estúpido despertador.. Era su primer insulto del dia, ¿Alguna vez su primera frase del dia sería algo agradable? Afrodita lo pensó por un momento, era cierto, desde siempre solo maldecía.
Intentó abrir sus cristalinos ojos pero enseguida los cerró, un dolor agudo en su cabeza se presentó.
- No vuelvo a beber nunca..- Tras varios días de desvelos y vicios ya había llegado al límite, éste sería el último día Pues mañana tendría que volver a entrenar, su descanso expiraba dentro de 24 horas, y sabía que ya había sido demasiado, Saga no le concedería ni un dia más, le molestaba pues ya se había acostumbrado a el tiempo libre, pero sabía que por su bien era mejor que se acabara de una buena vez. No le hizo caso a su amigo y terminó haciendo lo contrario, tomar desvelarse y perder el control, hasta Death mask aguantaba más tiempo sin beber, pero, ¿Por qué lo hacía? Esa pregunta le venía dando vueltas desde hace días, ¿Por qué sentía la necesidad de salir del santuario y perderse de borracho? Debía haber una razón, ¿Cuál?.

- La culpa..- murmuró por lo bajo, eso era todo, la culpa no solo de lo que había echo con Milo, sino de todo lo que había echo en su vida, sus malas acciones su indiferencia su ego, todo, al fin salían a flote esos sentimientos de culpa, sentía que no merecía la nueva vida que se le había otorgado, es más sentía que no merecía nada, ni la compasión de los dioses, ¿tan malo habia sido? algun dia en algún lugar recibiría su castigo, pero por lo pronto la vida le estaba dando una lección.

Es un dia muy bonito, bueno me encantaría tomar mi último trago de un tiempo largo que estaré sin dias libres..- Afrodita tenía un último día de descansó y no lo desaprovecharía estando encerrado en su casa, y pese a las reprimendas del cuarto guardián sobre dejar el libertinaje y los excesos Afrodita más bien sentía que debía disfrutar ese dia, después de todo era el último.
Bajó todos los templos pasó por Acuario donde un inusual Camus pareciera que se escondió dentro de su recamara tras cerrar la puerta justo cuándo Afrodita iba entrando.. - ¿Que le pasará a Camus? hace días que está raro, ya no se parece nada al hombre que conocía desde siempre, aquel tipo frío y misterioso, definitivamente no le gustaba ese nuevo Camus.

- Habre ya ¿Que pasa?..- Afrodita estaba tocando la puerta de la recamara donde Camus había entrado, luego de un minuto se abrió la puerta.

- ¿Que secede?..- Camus se plantó frente a él con mirada sería, parecía frío pero tan solo era una máscara que intentaba esconder algo. ¿Incomodidad? ¿Nerviosismo? ¿Pena? Afrodita intentaba descifrarlo.

- Eso es lo que yo me pregunto, ¿Que rayos sucede?..- Afrodita y Camus se miraron fijamente, ninguno quería demostrar vulnerabilidad.

- No se de que me hablas..

- ah! No. Si sabes, haz estado muy raro últimamente, te saludo y apenas contestas y desvias la mirada, cuando te pregunto por Milo se nota que te incomoda, dime que pasó.

- Está bien Afrodita, tanto quieres saber te lo diré sin rodeos, ya se todo lo que pasó entre ustedes dos,, Milo me lo dijo todo,, ¿Entendido?...- Afrodita no podía creerlo, uno más que sabía de la situación.. ya lo sabían Kanon Camus, y también probablemente Saga por como lo había notado, aunque no estaba seguro al 100%.

- Y lo que es peor... Me dijo que te lo gritó prácticamente en la cara, que te amaba, que te asustaste y no querías saber nada de él.. Y ahora preguntas por él como si nada hubiera pasado, no entiendo porque si lo odiabas ahora quieres saber acerca de él..- Camus sonaban duro, pero al mismo tiempo honesto.

- Camus yo..

- Espera..- Interrumpió Camus para retomar la palabra..- Yo no estoy acostumbrado a esto, se me hace extraño que dos hombres se gusten, y se que tú lo rechazaste, Milo es mi amigo y me siento incómodo con la situación, pero me incomoda más que me preguntes por el. ¿Acaso no lo querías lejos? ¿Por qué te interesa saber de él?..- pasaron un par de minutos casi eternos hasta que Afrodita rompió el silencio.

- Porque le debo una disculpa..- Camus le Miró con semblante más sereno.

- Una disculpa...

- Si, como lo oyes, yo me porté muy grosero con él, no debi juzgarlo por sus sentimientos hacía mi, pero es que eso me hace sentir raro, me refiero a que nunca imaginé la posibilidad de que alguien sintiera en verdad algo hacía mi, y mucho menos Milo. Trate a Milo como a un enfermo, y él me salvó aquella vez...- Camus se mantuvo en silencio durante un tiempo largo, Afrodita creyó que estaría enojado y lo consideraría un hipócrita, pero al ver la sonrisa de Camus sintió gran alivio.

- Veo que ustedes dos se empezaron a conocer más, ahora veo por que Milo ya no pasaba tiempo conmigo, sea como sea que terminen yo estaré para ayudarlos..- Afrodita se sintió agradecido de que Camus fuera tan comprensivo, otra persona lo habría juzgado sin compasión, por algo siempre le había agradado Camus, aunque no fuesen muy cercanos..

- Bueno Camus, gracias por tu comprensión, hemos aclarado nuestras dudas, me tengo que ir, hasta luego...- Camus lo despidió, en su rostro se dibujaba una sonrisa, debe admitir que al principio no le gustaba la idea, pero se trataba de Milo, su mejor amigo y compañero, sabía que si Afrodita lo hacía feliz era por algo, después de todo Milo y no solo Milo, sino todos en el santuario merecían ser felices, y parte de la felicidad era el amor, no importaba con quien, solo importaba que se amaran y vivieran felices de ese modo el también podria ser feliz.

Afrodita se desapareció del santuario por horas, desde esa mañana hasta la tarde, Death mask lo esperó impacientemente pero no llegaba, ¿Acaso se le había pasado la mano, estaba apuntó de ir a buscarlo pero a lo lejos distinguió una silueta, al ver la larga cabellera se imaginó a quien pertenecía aquella silueta, sin embargo justo cuando estuvo a pocos pasos pudo distinguir a aquella persona.

- ¿Tú?...

EN RODORIO.

Afrodita tambaleante caminaba de regreso al santuario, sentía que se caería en algun lugar, pero ni loco se daría por vencido, en eso recordó una charla que tuvo hace unos días con Death mask, y uno de sus concejos fue.
Regla número uno, no quedarse tirado en la calle, o te pueden Violar....
De solo pensar que en verdad peligrara le daban escalofríos, y era absurdo, después de todo era más poderoso que cualquier humano común, pero dormido eso no importaba... continuó como podía, paso por paso, está vez si se le había pasado la mano, fue necio y bebió de más solo para aprovechar bien su último dia de descanso: estaba oscuro, se le había echo de noche.
Llegó al santuario, pasó por Aries Tauro y Géminis y afortunadamente no vio a ninguno de sus guardianes, pero temia encontrarse con el cangrejo, y efectivamente lo encontró.

- Hola peceseillo, cántame una canción de borracho, ¿cuál te sabés? a ver, yo empiezo. BORRACHOO!.

- Cállate idiota! Me duele la cabeza, no es momento de tus bromas, pasé por Géminis y me libré de Saga, espero también poder librarme del arquero..

- Bah! Tú te lo pierdes, tengo buena voz, en fin, dime una cosa.

- Estúpido..

- No esa cosa no, me refiero a que me explíques, ¿Por qué carajos vienes a está hora? Te fuiste todo el dia, y a juzgar por como caminabas pienso que se te pasaron las copas, ¿por qué tomaste tanto?

- Solo fue una copa de más, no pasa nada..

- Claro que si pasa, peligras de quedarte tirado a medio camino y que pase un afortunado, y digo afortunado porque eres lo más cercano a una mujer, que un vagabundo pueda encontrar.

- No me interesan los vagabundos en este momento, lo único que quiero es llegar y dormir, ya que mañana ahora si tengo entrenamiento, hoy fue el último dia de diversión...- Afrodita comenzaba a desesperarse y Death lo notó, sabía que era mejor dejarlo en paz o terminaría enojándose con el.

- Está bien, al menos no te sucedió nada...

- Si, al menos, bueno tengo que irme te veo mañana... En el entrenamiento...- Afrodita dijo lo último en tono aburrido, es difícil volver al hilo después de acostumbrarse a la libertad.

Afrodita subió los templos mientras pensaba en la excusa que daría al dia siguiente, obvio iban a notar que su nivel estaría por debajo cuando amaneciera con la cruda realidad, aunque su excusa podría ser que había perdido habilidad debido a la falta de entrenamiento. Si, eso era una buena justificación pensó.
Estaba por entrar a la casa de Escorpio aquella casa le parecía carente de vida desde que su dueño no estaba, cada vez que pasaba por allí sentía que ese lugar estaba más muerto que la casa de Cáncer, cuánta falta le hacía su dueño es lo que Afrodita se dijo, Milo era un hombre muy querido en el santuario prácticamente por todos, siempre le daba color al grupo y ahora que no estaba hacía mucha falta su presencia en ese lugar.
Afrodita se detuvo a medio templo, miraba el suelo cabizbajo, tenía ganas de llorar, ¿Por qué? acaso Milo no pensaba regresar nunca, pensaba Afrodita. de pronto.

- ¿Afrodita?.. el aludido volteó en la dirección de la voz, ese no era Kanon, era...

- ¿Milo?...- No podía creerlo, ¿Acaso era un fantasma? ¿en que momento llegó al santuario? Afrodita estaba atónito.

- ¿Q. Que haces aquí? ¿En que momento?..- Milo se acercó a Afrodita, pues lo notaba muy nervioso, quedó a menos de medio metro de distancia, sus ojos eran alumbrados por la poca luz que entraba al lugar, eran demasiado profundos, Afrodita sentía que no podía retener la vista. ¿Por qué Carajos Death mask no le mencionó nada acerca de su llegada?.

- ¿Que te sucede Afrodita? Estás muy nervioso...- Afrodita seguía allí de pié sin poder articular una sola palabra, Milo tenía ganas de removerlo un poco para ver si reaccionaba pero Afrodita recobró la postura.

- Milo. Yo..-

- Si...-

- Lo siento...- Una suave brisa y aire cubrieron la atmósfera del momento, el silencio era presente..

- ¿Como dices?..- Milo abrió los ojos sorprendido, de pronto sintió un olor inconfundible, Afrodita olía a alcohol, era evidente que había tomado.

- Afrodita ¿Estuviste bebiendo?..- …l mencionado solo asintió ante la pregunta y Milo suspiró.

- Ven te acompaño hasta tu templo.- Milo tomó la mano de Afrodita pero éste enseguida se soltó..

- No, yo puedo solo.

- No seas necio Afrodita, además yo voy a ver al patriarca, así que de todas maneras iba a subir...- Afrodita aceptó aún cuando no estaba de acuerdo, pero que podía hacer, estaba muy nervioso con la presencia de Milo.

Ambos subieron hasta la casa de Piscis, Afrodita casi tambaleando y Milo de reojo lo observaba, intentaba sostenerlo pero Afrodita lo detenía, el orgullo jamás lo dejaba. Al llegar a Piscis y ver que Afrodita se sentaba en la sala Milo pensó en seguir de largo pero Afrodita lo detuvo del brazo.

- ¿Que pasa?..- Milo se giró para.verle de frente.

- Te esperaré despierto, quiero decirte algo...


- Afrodita necesitas descansar, estás ebrio, ve a dormir..- Afrodita que no se rendía ante los efectos del alcohol se levantó tomando un mechón del cabello de Milo para sujetarlo firmemente y que éste lo observara, aquel se quejó un poco del dolor pero no le hizo caso, Milo estaba muy nervioso, tenía a Afrodita muy cerca, más cerca de lo debido.

- después de ir con el patriarca pasarás por aquí, demorarás como una hora con él, ya que te preguntará cosas y eso toma su tiempo, yo te esperaré aquí, estaré despierto, aunque bebí un poco no estoy borracho, solo mareado, así que se bien lo que te digo, tengo que decirte algo importante..- Milo no entendía la actitud de Afrodita, que sería lo importante que tenía que decirle, Milo también pensaba hablar con él cuando tegresara de la misión, mentiría si dijera que no extrañó a Afrodita y que quería llegar para poder verlo otra vez, además; queria arreglar los problemas que tenía con el guardián de Piscis.
lo meditó un poco, era verdad, no podían esperar más tenían que hablar ya.

- Está bien Afrodita, regresaré, y hablaremos, creo que se te pasará un poco el efecto del alcohol, pues somos Caballeros no nos afecta igual que a un humano normal, nos recuperamos más rápido, espérame aquí, Afrodita asintió y se volvió a acomodar en su sillón, Milo salió rumbo al Patriarca, Afrodita se quedó solo, esperaría, pero sin duda tenían que hablar.

- Date Prisa Milo........

Milo llegó con el Patriarca y se hincó como era la tradición, Shion lo recibió con un cosmos que se sentía cálido y Milo no sabía cómo tomar eso.

- Haz regresado Milo me alegra mucho, eres una persona especial para éste lugar, se te extrañó mucho..

- Gracias Patriarca, es un placer volver al santuario para servir como guardián de la octava casa..

- Por lo que veo la misión fue un éxito, haz regresado vivo, me interesaría que me hablarás de todo lo que sucedió, con detalles...- Milo hizo lo ordenado, comenzó a contar acerca de como fue su llegada a aquel pais, las personas que conoció y como se desarrolló la misión, más que relatar parecía una platica con el Patriarca, pues Shion parecía curioso y por momentos preguntaba, al parecer ver al Patriarca ya no era algo tam tedioso, pensó Milo, ahora era diferente, Shion era más amable y dejaba de lado la tradición de ser el típico y aburrido Patriarca, ahora parecía un compañero más, claro que con un cargo mayor.
Estuvieron platicando durante hora y media, ya eran la 12:50 A.m por lo cual Milo se inventó que tenía que descansar, Shion aceptó sin reproches le prometió que hablarían después. Milo bajó rápidamente las escaleras hacía Piscis, más parecía que corría, no podía esperar a llegar y hablar de una buena vez con el dueño del último templo, dueño de sus sueños y deseos también, entró desesperado se detuvo a tomar aire y camino con más calma hacía la sala de Piscis, sabía que si entraba corriendo el pez le reclamaría y él no quería al pez molesto. La sala estaba oscura así que se acercó con cuidado para no tirar algo que Afrodita apreciara o si no..- Vaya con éste pez todo es difícil, prácticamente todo lo hace enojar- en sus pensamientos pensaba divertido en como era que una persona que exteriormente mostraba belleza en realidad por dentro era un amargado, o eso creía Milo, o quizá solo sabía en que momento mostrar su faceta divertida, aunque Milo hasta el momento no había tenido la oportunidad de verle.
Milo llegó a la sala pero lo que vio lo dejó con varias sensaciones.
Afrodita se había quedado dormido em el sillón con ambas manos a un costado para hacerle de almohada, sus pies arriba flexionados para caber en el sillón, y su cara, ¡Dios! Su cara era la imagen de un Ángel caído desde el lugar más puro que existiera.

- Si asi de inofensivo fueras siempre hasta te llenarias de hormigas de lo dulce que te vez maldito..- Milo tenía cierto ataque de dulzura, estaba demasiado tentado a hacer lo que quisiera, si, tenía en ese momento pensamientos dulces pero también pensamientos maliciosos, podía imaginar abrazando a Afrodita y tapándolo con una cobija como si se tratase de un niño, pero por otro lado podía imaginar a Afrodita a su merced haciéndole lo que quisiera sin que el dormido se diera cuenta o pudiera protestar. Sacudió su cabeza para sacar aquellas malas ideas, pero ya que estaba allí tenía que aprovechar a observarlo, a comerlo con la mirada, no soportó más y se acercó hasta quedar inclinado a un costado, se acercó poco a poco a esos labios, Milo tenía más miedo que nunca, ni siquiera cuando había tenido que enfrentarse a un rival había sentido ese nerviosismo tenía miedo de ser descubierto, el corazón se le estaba saliendo, pero lo intentó, al fin, un pequeño roce era lo que quería se separó enseguida, pero después de sentir aquella sensación no quería alejarse nunca Más. Era lo mejor que había sentido en su vida, la mejor sensación, así que decidió hacerlo otra vez, volvió a unir sus labios con aquellos suaves, extremadamente suaves labios del sueco, era algo de otro mundo, una sensación hermosa como Afrodita, podría estar así para siempre, podía morir por quedarse prendado a aquellos labios, luego de un momento reaccionó y despertó de su trance. Lo había echo. Por fin.
Con mucho cuidado Milo tomó a Afrodita entre sus brazos para llevarlo a su cuarto, ¿Quien diría que aún siendo tan esbelto pesara tanto? Lo acomodó en su cama con cuidado, Afrodita hacía gestos muy graciosos que daban ternura, parecía un niño pequeño e indefenso, Milo estuvo un rato observándolo al poco rato el sueño lo venció se quedó dormido al lado de la cama.
No le importaba su templo ni nada por el estilo, decidió cuidar al último guardián en su propia casa.
Notas finales: Bueno eso es todo el capítulo final ya lo tengo pensado, muchas gracias por leer, ya tengo pensado mi próximo fic (aunque hay que acabar éste primero e.e) saludos a todos n.n nos vemos.

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